Capítulo 42: Lo que quiero
OCTAVIA
Jamás había estado tan agradecida con el cinturón de seguridad.
Seguramente luego de esto, mi madre no me deje conducir más, pero al menos pudo haber sido peor.
Ya estoy fuera del auto, contemplando todos los daños de ambos vehículos. Choque con un hombre que aparenta tener un poco más de cuarenta años que no perdió el tiempo en insultarme apenas me vio bajar del auto.
Reconozco que fue mi culpa por no haber parado a tiempo, aunque tampoco me quedé callada escuchándolo. Sino que intenté hacerle entender que fue un simple accidente y que yo lo pagaría todo.
Aun así estamos provocando tráfico en las calles y el hombre parece cada vez más irritante. Algunas personas se están bajando de sus vehículos y tomando algunas fotografías.
Saco mi celular y casi al mismo tiempo recibo una llamada de mi madre.
–Hola...
– ¡¿Me puedes decir dónde estás?! Porque según yo, estarías haciéndole compañía a Jesse, pero acabo de recibir una fotografía de una chica que se parece mucho a ti. Por favor dime que no tuviste un accidente...
– ¿Cómo se te ocurre que tendría un accidente? –respondo con el sonido de varias bocinas de fondo
– ¡Octavia! Dime en donde estás y te iré a buscar, ¿estás bien? Quiero que sepas que estarás castigada de aquí a la...
–Disculpe, señorita pero acaba de llegar la policía –me anuncia el hombre cortando la conversación que tenía con mi madre
– ¡La policía! –responde mi mamá sonando preocupada –dime de inmediato en donde te encuentras. No dejaré que te lleven detenida
–Mamá no iré detenida... no iré detenida, ¿cierto? –le pregunto al hombre que ya creo que me odia
Él me responde con una expresión de desdén y me obligo a cortar la llamada telefónica y enviar de manera rápida la dirección para que vengan a buscarme.
La policía nos pregunta qué es lo que pasó y el hombre que ahora sé que se llama Henry empieza a relatar que iba manejando tranquilamente para ir a una reunión hasta que chocó con mi auto por conducir cuando el semáforo estaba en rojo.
Yo doy mi versión de los hechos y cómo puedo trato de salir de esa vergonzosa situación, porque sí reconozco que fue mi culpa.
Finalmente luego de varios minutos, llegamos a la conclusión de no llevarlo hasta el extremo con la condición de que yo me haga responsable de la reparación de ambos vehículos. Algo que ya le había repetido varias veces a Henry, pero que recién ahora parece estar un poco más tranquilo.
Los autos los deben llevar con una grúa y yo debo esperar a que mi madre me venga a buscar. En casos así, agradezco que mis padres tengan un auto y yo poder tener uno propio. Gabe aún no tiene porque suele usar el mío, con los viajes constantes casi no le doy mucho uso.
Cada vez hay más personas y para mañana ya sé que habrá fotos de este momento.
Me digo a mi misma que no pasa nada y saco mi celular, como imaginaba tengo varios mensajes de las chicas preguntando como me encuentro.
Les respondo de manera rápida, intentando dar los detalles necesarios y les digo que más tarde les contaré con más detalles.
En cuanto mi madre me ve, viene casi corriendo en mi dirección y eso que en esos tacones es difícil, pero ello lo hace ver sencillo.
– ¡Octavia! Mi niña, ¿cómo estás? ¿Te golpeaste muy fuerte? –empieza a tocarme la frente y a mirarme como si no me hubiera visto en semanas
–Estoy bien, supongo que debo darle las gracias al cinturón de seguridad, pero el auto está con varias abolladuras y hay que cambiar el parabrisas, se quebró un poco en esa parte
Mi madre suelta una exclamación en cuanto lo ve, pero no le da tanta importancia como creía que lo haría.
–Disculpe señorita, pero ya debo irme... Aquí le dejó mi número para que me llame y se haga cargo del...
–Oh, así que fue usted el que chocó con mi hija –dice mamá observándolo con molestia –y luego tienen el descaro de decir que son las mujeres las que no saben manejar, cuando por hombres como usted... pasan estas cosas
Oh, por Dios. Mi madre cree que el hombre tuvo la culpa. La verdad es que me resulta bastante divertido escuchar como lo reta y maldice por haber chocado con su querida hija, mientras que el hombre que hace poco parecía molesto, ahora solo se queda callado observándola.
– ¿Y...? ¿Acaso no dirá nada al respecto? –suelta ella molesta
Henry la observa apenado y con lo que creo que es vergüenza.
–Tiene razón, señorita. La próxima vez tendré más cuidado. Lamento las molestias que le he causado
Espera... ¿está pidiendo disculpas? ¿A mi mamá?
Entonces me doy cuenta de qué es lo que pasa.
–Mi madre es una mujer felizmente casada –respondo yo, porque mi madre también parece haberse quedado en un tipo de trance
La expresión de Henry nuevamente cambia y ahora parece mucho más avergonzado que antes.
–Oh, por supuesto que sí. No me malinterprete. Es sólo que me pareció una mujer demasiado joven para tener una hija. Parecen hermanas...
No puedo creer que esté viendo como el hombre cuarentón con el que choqué esté intentando coquetear con mi madre.
–Mamá basta, vámonos –digo sintiéndome como una niña pequeña
–Le agradezco sus halagos... pero me interesa saber cómo se solucionará esto –dice ella señalando los autos
–Yo debo repararlos...
–Creo que ha quedado claro que tuve parte de la culpa, así que me parece bien que cada uno se haga cargo de las reparaciones de cada auto. Si es que a la señorita le parece bien –habla Henry está vez mirando en mi dirección
–Bueno... creo que está bien. Ahora es hora de irnos...
–Disculpe las molestias, pero le quiero entregar mi tarjeta de presentación. En caso de que requiera de mis servicios –Henry se mete una mano al bolsillo y saca una tarjeta pequeña que le extiende a mi madre
Una vez que se va, ambas vemos lo que dice y descubrimos que es un abogado especialista en divorcios.
–Creo que voy a vomitar
–Oh, vamos. No estuvo tan mal... Ahora sí nos vamos, te tengo una sorpresa en casa
(...)
Durante todo el camino a casa no dejé de pensar en el hombre que le coqueteó a mamá y que le ofreció sus servicios como abogado.
Lo único bueno es que al menos ya no lo veremos, porque él solo dijo que se haría cargo de su auto. Así que solo debo hacerme cargo de mi pobre auto, todo magullado.
La grúa ya se lo llevó a un taller y mañana debo ver qué es lo que haré con él.
Cuando finalmente entramos a casa, me doy cuenta enseguida de cuál es la sorpresa a la que se refería.
Están las chicas aquí, pero eso no es todo.
Veo que hay un hombre muy parecido a papá sentado entre las chicas. Es mi primo Adam.
– ¡Enana! ¡Me alegra saber que estás viva! –dice Gabe acercándose a mí
–Gabriel, con eso no se juega –lo regaña mamá
Mi padre es el siguiente en venir a mi encuentro y me revisa al igual que lo hizo mamá.
–Me alegra saber qué estás bien –dice en cuanto me tiene en sus brazos
–Sí, ya sabes... eso de usar el cinturón es cierto. Previene accidentes y todo eso
–Luego conversaremos tu castigo
–Papá, ya soy grande
– ¿Y? Sigues viviendo con nosotros. Serás muy famosa y todo lo que quieras, pero sigues viviendo con tus padres
– ¡Octavia! No sabes cuánto me asusté cuando me enteré del choque –dice Tessa a mi lado –creí que perdería a mi mejor amiga
–Ya deberías de saber que no te desharás de mí Tess. Gracias por venir, gracias a todas de hecho, pero no era necesario... No perdí el conocimiento ni nada de eso, así que...
– ¿Nos estás echando? Porque eso sería de muy mala educación –dice Barbara llegando hasta mí
–Sobretodo conmigo que acabo de llegar –dice Adam –ahora sé que eres mi prima más dramática. El día que se me ocurre venir a verte y tú armas todo este escándalo –dice con un toque de diversión
Adam es casi tan alto como Gabe, pero a diferencia nuestra tiene los ojos verdes y el cabello castaño claro. Ya tiene veintisiete años y lo último que supe de él es que consiguió empleo como profesor en una universidad y ni idea de qué hace aquí.
–Claro, seguro yo planeé todo esto Adam... por cierto, ¿Qué haces aquí?
–Bueno, estaba preocupado cuando me enteré de lo que te ocurrió. ¿Estás bien? ¿Ese loco de verdad está muerto?
Enseguida entiendo que se refiere a lo ocurrido con Caden. Y escuchó la exclamación se sorpresa de Blair.
Me siento enseguida mal por ella, porque en algún momento ella si lo quiso.
– ¡Adam! No te preocupes, él ya no podrá molestarnos y a pesar de todo, no le digas loco
– ¿Qué? ¿Por qué? –pregunta confundido
–Porque Blair estuvo enamorada de él... –respondo lo más bajo que puedo
–Oh, vaya eso es... Blair, mereces a alguien mejor que esa basura. Lamento que hayas tenido que presenciar algo así
Blair asiente algo incomoda con la cabeza, Adam se tendría que haber quedado callado, pero bueno... al parecer viene de familia esto de decir lo que pensamos en el momento menos oportuno.
Me acerco hacia las chicas y les cuento con más detalle como fue el accidente y como el hombre coqueteó con mi madre. A las chicas les causa gracia, a mí me dan ganas de vomitar.
Luego de un momento, mamá dice que ya tiene todo listo para comer.
Nos levantamos de los sillones y antes de ir a la mesa, me dirijo al baño.
Me duele un poco la cabeza, supongo que pasaron muchas cosas el día de hoy y estoy algo estresada.
Sé que por la hora que es ya no podré ir a ver a Jesse, así que supongo que mi visita queda para mañana.
Hay varias cosas que quiero decirle, así que le envío un mensaje a Connor para que sepa porque no fui y aprovecho de decirle que iré mañana temprano.
Necesitamos hablar de muchas cosas, así que una vez que envío el mensaje y me arreglo un poco, salgo al comedor en donde están todos.
Me alegra que las chicas hayan venido y supongo que más tarde descubriré porque Adam decidió aparecerse por aquí.
Es todo tan precipitado que supongo que tiene un buen motivo por el cual venir.
Llego a la mesa y no me pasa desapercibido que Gabe y Barbara se hayan sentado juntos. Cada vez que creo que entre ellos hay algo, Barbara lo niega. Pero supongo que más tarde que temprano lo sabré por parte de alguno de ellos.
–Octavia siéntate, te estábamos esperando –dice mamá al verme parada
Tomo asiento al lado de Tessa y de Blair y me ponen al día de lo que estaban hablando. Al parecer estrenaron una nueva serie de romance de época que les ha encantado.
Yo me conecto casi enseguida con su conversación hasta que un pensamiento cruza por mi cabeza y es que me he imaginado a Jesse estado conmigo.
Estoy bastante segura de que se haría amigo de mi hermano o al menos se llevarían lo suficientemente bien como para considerarse amigos. Yo jamás había tenido un pensamiento así, pero sé que no estoy muy alejada de la realidad.
Jesse sí podría estar en la mesa con nosotros. Ya conoce a mi familia y a las chicas... Al igual que yo conozco a la suya. No es que lo hayamos planeado, pero así es...
De algún modo nosotros siempre terminamos encontrándonos. Esa noche en el club, en la gira... incluso Lili y James en realidad éramos nosotros. Mi amigo en verdad era él. Aun se me hace extraño ese contraste de personalidad, pero era... él.
Pienso en la conversación con Matt y en lo que Jason querría para mí... Y entonces luego de lo que me parece una eternidad, lo veo todo más claro.
Al fin sé que es lo que quiero.
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