
Capítulo 33: La promesa
OCTAVIA
Unos segundos después de tocar a su habitación, me pregunto si estaré haciendo lo correcto.
No es la mejor idea estar aquí cuando aún debo ver que haré con Caden y pensar en la forma en que hablaré de esto con Blair sin que piense que lo estoy inventando, pero entonces Jesse abre la puerta y me deja a pasar a su habitación.
Me costó un poco salir de casa, porque aún estaban los padres de Jason, así que dije que pasaría la noche en casa de Tessa. Pequeñas mentiras piadosas que no dañan a nadie.
–Me alegra que hayas venido, ya estaba pensando que me dejarías plantado
–Dije que vendría y eso hice. ¿Tan desesperado estabas por verme?
Jesse sonríe divertido y yo a pesar de todo, también lo hago. Esto puede venirme bien, puedo distraerme un poco.
–Seguro es eso... Eh... espero que no te moleste, pero justo ahora estaba comiendo algo –dice señalando la mesa en donde veo que hay dos platos y vasos –Estaba pensando que quizás podrías acompañarme...
Intento pensar que esto no es una cita, aunque lo parece y Jesse se está esforzando por no parecer tan inseguro como debe sentirse.
Veo la mesa con los dos platos y luego vuelvo mi vista a Jesse, termino cediendo.
Esto de comer con alguien que no sean las chicas o mis amigos, es raro, pero puedo hacerlo.
–Creo que me vendría bien una comida
Jesse se ve mucho más tranquilo y me pide el abrigo para luego dejarlo en uno de los sillones.
Es casi cómica la manera en que me queda observando porque debajo del abrigo ando con un vestido plateado, demasiado corto.
La verdad es que creí que Jesse me había llamado para continuar con lo que empezamos en los baños, no para comer. Así que el vestido me pareció una buena opción.
–Bien, creo que casi te prefiero con el abrigo... Como sea, vamos a comer antes de que se enfríe la cena
Yo camino detrás de él y una vez más me digo a mi misma que esto no es una cita. Es una comida entre conocidos. Sólo eso.
–A mí me encanta como me veo con el vestido –comento una vez que nos sentamos en la mesa y lo tengo frente a mí
Jesse vuelve a observarme y casi sonrío por la manera en que aparta su mirada rápidamente.
–No estoy diciendo que te veas mal, de hecho es todo lo contrario... y eso supone un problema para mí
Asiento con la cabeza como si lo comprendiera, esto está siendo más divertido de lo que pensaba.
–Creí que me habías llamado para tener sexo y este vestido es práctico, ni siquiera llevo ropa interior –mi sonrisa se amplía al ver su reacción
Sí, esto será divertido.
– ¿Tenías que ser tan directa? Me pude haber atorado con el pollo. Ahora me has complicado un poco más las cosas.
–Así es más entretenido –respondo empezando a comer en silencio
Jesse retoma su cena y yo sonrío divertida cada vez que lo noto mirándome más de la cuenta.
Una vez que ambos terminamos de cenar, veo que también pidió postre. Deja frente a mí una porción de duraznos con crema.
–Jesse, ¿puedo hacerte una pregunta? –intento no sonreír al verlo
–Adelante, muero por saber que me preguntaras
– ¿Por qué decidiste quedarte aquí? Sé que los chicos ya se han ido a Toronto y tú por algún motivo decidiste quedarte, ¿por qué?
Él me observa unos segundos en silencio y luego responde:
–Hay cosas que debo hacer aquí
– ¿Cómo que cosas?
–Cosas Octavia, las personas tenemos que hacer ciertas... cosas
–Esa respuesta apesta Jesse, puedes hacerlo mejor. No me digas que te has enamorado de mí y te diste cuenta de que no puedes vivir sin mí –las palabras las pronuncio sin ninguna malicia más que querer molestarlo
–No, puedes estar tranquila. No se trata de ti. Vine a conocer a una amiga
– ¿Otra amiga? –no puedo evitar decir
– ¿Celosa? –contrataca él divertido
Me llevo una cucharada de postre a la boca, mientras pienso en una respuesta
–Creo que ya te he dicho que no siento celos. Es sólo que... ¿desde cuando tienes tantas amigas?
–Eso suele pasar cuando eres una persona tan amable y divertida como yo. Además cuantas amigas tengo no es asunto tuyo. Tú eres quien más me ha dicho que no quieres serlo. Para ti solo soy un desconocido con el que tenías sexo de vez en cuando
No puedo negar lo que dice porque es verdad, pero no es que a mí me interese saber cuántas amigas tiene, es ridículo.
Su vida privada no es asunto mío.
–Entonces cambio la pregunta a una más interesante, ¿por qué querías que viniera aquí si tienes más amigas con las que pasar el rato?
Mi pregunta debe de haberlo pillado con la guardia baja, porque parece pensarlo mucho antes de darme alguna respuesta:
–Porque quería estar contigo
No esperaba una respuesta así de sincera, por lo que permanezco en silencio unos segundos
–Supongo que ya te diste cuenta de lo encantadora que puedo llegar a ser. Las chicas me lo dicen a menudo –sonrío un poco para sentirme menos abrumada y quitarle importancia a sus palabras.
No sé cómo sentirme al respecto.
Jesse solo asiente con su cabeza y vuelve a haber silencio en la mesa. Me obligo a comer el postre un poco rápido y evito como puedo el contacto visual.
Luego de unos segundos de pensarlo, decido compartir un poco de sinceridad para estar en igualdad de condiciones:
–A mí me alegra que me hayas invitado. Aunque quiero pensar que habrá sexo, de lo contrario me sentiría estafada
Entonces finalmente consigo hacer reír a Jesse. Es una risa fuerte y ronca. Tal vez haya valido la pena ponerme en evidencia de esa forma.
Y para dejar de sentirme así de extraña, decido levantarme y llevar la loza a la cocina y lavar. Mi manicura quedará arruinada, pero eso es mejor que quedarme ahí sentada y embobada viendo a Jesse reír.
–No es necesario que te pongas a lavar
–Lo hago cuando estoy nerviosa, es una manía que me pegó mamá –no me doy cuenta del error que cometo hasta que nuevamente hay silencio
– ¿Acabas de admitir que estás nerviosa? ¿Tú?
–No, se me olvidó decir que también lo hago cuando hablo con idiotas, por ejemplo tú
Aunque por supuesto que Jesse no se lo cree, si ni siquiera yo lo hago. Estoy empezando a pensar que quizás deba irme e inventar alguna urgencia o algo así. Esto no está saliendo como esperaba.
–No me creo que tú estés nerviosa, de todas las personas que conozco no lo imaginaba de ti. Espera... ¡No me digas que descubriste que estás enamorada de mí! –dice divertido
Entonces tomo la copa que estaba lavando y le arrojo el agua que contenía. Ahora me siento mucho mejor. Como aun con zapatos con tacón soy más baja que él, sólo le mojo la camisa que está usando, pero me sirve.
Jesse se mira su camisa que ahora se encuentra mojada y no encuentra nada mejor que quitársela.
Sé que debería intentar ser más disimulada, pero me cuesta quitar mi mirada de su torso completamente desnudo.
–Sólo quiero decir dos cosas –pronuncio acercándome a él –La primera y la más importante, no estoy enamorada de ti...
– ¿Y la segunda?
–Creo que ya la olvidé...
No estoy segura de quien de los dos se movió más rápido, pero en cuanto nos besamos olvidé si estábamos discutiendo o no por algo.
Ahora sí me gusta el rumbo que están tomando las cosas.
Seguimos besándonos mientras Jesse intenta bajarme el cierre del vestido y finalmente debo hacerlo yo, no permitiré que lo destruya más que nada porque no tengo más ropa que ponerme cuando me vaya de aquí.
Siento mucho frío en cuanto quedo desnuda frente a él, salvo por mis zapatos. Aunque todo me lo compensa con la mirada voraz que me está dando justo ahora. Soy consciente de que no es un cuerpo perfecto, pero a mí me gusta y por lo que puedo ver a él también.
–Eres preciosa
–Lo sé –le sonrío en respuesta y él me devuelve la sonrisa
–No haremos nada aquí, en la cocina. Está todo sucio y...
–Bien, vamos entonces a tu habitación –respondo tomándolo de la mano para que se mueva rápido, enserio me está dando frío estar así
Entonces Jesse me sorprende cuando me carga y estampa su boca con la mía en un gesto tan brusco que me hace jadear. Y a una parte de mí le encanta que sea así. Mis piernas se enroscan en su cintura mientras mis manos empiezan a acariciar sus brazos y espalda desnuda. Incluso estoy bastante segura de que lo araño en cuanto siento que sus dedos se enredan en mi pelo y empieza a jalar de él.
Aun así nunca dejamos de besarnos y en algún momento dejo de sentir frío al sentir todo el calor de su cuerpo cubriendo el mío.
Sin duda había olvidado lo bien que se siente todo esto, es sin duda una de las mejores sensaciones que he experimentado. Sobre todo cuando por fin consigo deshacerme de sus pantalones y me toma ahí mismo contra la pared.
Porque ambos estábamos tan desesperados que ni siquiera llegamos a su habitación.
(...)
– ¿Piensas marcharte a esta hora? –pregunta Jesse a quien creí que estaba dormido
– ¿Y qué esperabas? ¿Qué durmiéramos abrazados toda la noche? Ya sabes cómo funciono, no me gusta quedarme a dormir –me levanto de la cama desnuda y trato de recordar en donde pudo haber quedado mi vestido
–Podrías dormir aquí y yo duermo en el sillón. Me dejarías mucho más tranquilo, no sabes a quien te puedes encontrar por la madrugada y esas cosas...
Ni siquiera sé qué hora es, creí que estaba durmiendo y creí que no haría ruido al irme de su habitación de hotel.
– ¿Lo harías por mí? ¿De verdad? Acepto. Aunque creo que puedes quedarte aquí. No me gustaría echarte de tu propia habitación y la cama es grande. Supongo que sobreviviremos a lo que queda de madrugada aquí
Enciendo la luz de la lámpara que está a mi lado y ahora puedo verlo con mayor claridad.
–Tienes razón, podemos sobrevivir a compartir la cama... ¿Quieres algo de ropa? No creo que sea cómodo dormir con ese vestido –dice a la vez que se levanta y busca algo en su bolso
Yo prefiero mantenerme en silencio y aprovecho de admirar las vistas que me da Jesse, él ya se puso ropa interior y una polera. Aun así puedo apreciar sus piernas largas desnudas y su trasero. Es más que suficiente para mí.
–Ten, creo que esto te servirá –dice lanzándomela
Es una polera blanca que seguro me quedará grande, que al medio tiene una imagen de Michael Jackson haciendo uno de sus pasos de baile. Y luego me entrega unos shorts, que en mi caso muy bien podrían ser pantalones.
–Le estás haciendo honor a tu apodo, ¿eh? –comento divertida y luego me pongo su polera
Trato de no pensar que estoy usando su ropa, sé que para algunas personas es significativo, pero para nosotros no. Esto no significa nada.
–Supongo que sí –dice volviendo a la cama, a mi lado –espero que no intentes matarme cuando duerma. Ahora que lo pienso, tal vez mi vida corra peligro
–Ja, ja, ja... –debo admitir que me siento mucho mejor ahora que estoy algo abrigada –gracias por la ropa y por permitirme dormir aquí
Jesse voltea a mirarme y estoy a instantes de acercarme un poco más.
–Son casi las cuatro de la madrugada. Deberíamos descansar un poco –es su única respuesta
Yo asiento con la cabeza en su dirección y me digo a mi misma que es mejor darme la vuelta e intentar dormir un poco. Aunque dudo que pueda hacerlo si sé que Jesse está en la misma cama que yo.
–Sí, deberíamos descansar
–O tal vez no...
–Será mejor que te decidas, ¿quieres o no quieres descansar? –pregunto con humor al notarlo así de indeciso
Acerca su rostro al mío y su mirada se detiene unos segundos en mis labios. En cuestión de segundos empezamos a besarnos con una lentitud que me hace perder la poca cordura que me va quedando.
Es increíble la manera en que mi cuerpo reacciona a su toque y sus caricias. Siento como una de sus manos se cuela bajo la polera y empieza a acariciar mi piel desnuda hasta que llega a uno de mis pechos.
Cierro los ojos disfrutando de la sensación de sus manos en mi cuerpo y me digo que esto sigue sin significar nada.
–Creo que me gustas
Sus palabras me toman por sorpresa y no puedo hacer otra cosa que observarlo. Nuestras respiraciones son un desastre justo ahora, así como nuestros cabellos. Aun así su mirada oscura tiene atrapada la mía, como si no pudiera apartar los ojos de él.
Siento algo raro en el pecho, no sé qué decir ni cómo actuar ahora.
Aun así no encuentro las fuerzas para apartarlo.
–Te dije que suelo gustarle a todo el mundo –respondo intentando sonar divertida, como si sus palabras no hubieran tenido efecto sobre mí
–Claro, eso debe ser... Ojalá me hubieran preparado para conocer a alguien como tú, no estaría metido en este lío de ser así...
Quisiera preguntarle a qué lío se refiere, pero aún no estoy preparada para hablar de ese tema. Todo lo que tiene que ver con Jesse y lo que me hace sentir es nuevo para mí y tal vez me esté precipitando a darle un nombre.
Aunque una voz en el fondo de mi cabeza me dice que esto es lo más cerca que he estado de romper mi promesa. De sentir algo por alguien más.
Jesse me observa unos segundos más y luego su boca acaricia la mía en un suave y corto beso, que luego vuelve a repetir.
Y yo dejo que haga lo que quiera, porque en este momento mi cerebro está nublado por sus palabras y las que yo no tuve el valor de pronunciar.
Tal vez tú igual me gustes Jesse.
No pienso darle voz a mis pensamientos, pero puedo hacerle saber con mi boca, mis manos y mi cuerpo como me siento y eso es exactamente lo que hago.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro