Capítulo 4
Jun no es bueno para cargar objetos, no es bueno para cocinar, limpiar o cuidar niños, de hecho todas esas actividades se le dan nefastas y siempre intentaba mantenerse lejos de ellas, porque es malo en todo que no sea reparar o crear maquinas, o hacer planos, él es bueno para construir y poco más, por eso cuando llegó a la ciudad diecisiete y le dieron la triste noticia de que tenía que aprender a ganarse la vida de otra forma su mundo se cayó a pedazos.
Resulta que en su ciudad natal; 17 no necesitan personas que creen armas genocidas o artículos de espionaje o destrucción, lo que necesitan son gente para servir, para ayudar y para cuidar de las personas, cosa que Jun no sabe hacer. Y lo detesta, detesta ver cómo pasó de tener un buen estatus a ser como cualquier otro. Las cosas buenas se dan en rasiones pequeñas y se dan a todos por igual, nadie menos ni nadie más, tampoco puede ser el primero en tenerlas, tiene que ser justo y esperar que el abecedario llegue a su nombre.
—No se barrer.— Dice observando la escoba que le entrega Woozi, su mirada molesta y su estatura bajita haciéndolo sentir incómodo. —En serio, no se barrer.
—En serio, si no tomas la puta escoba te golpearé con ella hasta que aprendas.— Amenaza el enano entregándole el objeto con brusquedad. —Me canse de ti, Wen, desde que llegaste a la ciudad diecisiete no has hecho nada más que lloriquear, tus gastos los ha cubierto Hoshi y la manutención que recibes por tus dos hijos, y tú solo extiendes la mano y recibes.
—¿disculpa? Cuido a dos niños, claro que trabajo.— Deja caer su mano derecha con la escoba, le parece indignante que su trabajo como papá de dos niños sea ignorado por un enano que se cree la gran cosa por ser doctor. —Y es un trabajo muy complicado ¡soy padre soltero!
—Jeonghan cuida de Hansol y Sofía se cuida por sí sola, tú no haces nada. Mejor barre antes de que te saque de aquí, si no fuera porque Jeonghan me pidió que te diera un empleo no tendrías esta oportunidad.
Jun suspira con fuerza cuando Jihoon decide dar la pelea por finalizada y desaparece de la oficina. Claro, Jun tiene que barrer, no puede tener un puesto digno de trabajo a pesar de que es magnífico creando y arreglado armas. Él podría reparar cada parte inteligente del edificio en cuestión de semanas, pero no, tienen a un viejo inútil que tarda tres horas en arreglar el aire acondicionado, y a él lo ponen a barrer. No había recibido tal humillación antes.
Golpea la escoba contra el suelo y empuja el polvo con coraje, lo levanta y quizás esa sea la forma correcta de barrer. O, como sea ¿hay forma correcta de barrer? Comienza a menear la escoba de un lado a otro haciendo que la suave capa de tierra de levante. Y estornuda. Sacude su cabeza y vuelve a su trabajo. Pero vuelve a estornudar. ¡él no puede barrer! ¡Es alérgico al polvo! Toma la escoba con una mano y camina con pasos fuertes buscando a Woozi para darle la noticia.
—¡Woozi, yo...— Entra casi gritando a la pequeña habitación donde el enano trabajo, pero se detiene a mitad de la frase cuando se encuentra con Jeonghan sosteniendo un pequeño sobre y una gran sonrisa. —Yo regreso despues.
—Lo que tengas que decirme, Wen, dímelo rápido. — Dice Jihoon acomodando algunos papeles sobre su escritorio mientras que Jeonghan espera tranquilamente.
—Creo que Jeonghan te tiene que decir algo mejor.— Sonríe tomando asiento.
Debería darles espacio sabiendo la noticia que dará Jeonghan, pero al demonio, ese enano no merece nada de espacio para sí mismo, es tan insoportable y enojón que solo los niños lo aguantan. Sabe que no molestará a Jeonghan, a este no le importa quien este o no presente, y Jun admira eso, el hecho de que Jeonghan actué como se le da la gana cada que se le de la gana es algo de admirar en una sociedad donde las apariencias lo eran todo.
—¿listo?— pregunta Jeonghan. Woozi lo mira y el menor extiende el sobre, cuando este pasa de manos Junhui no puede evitar sonreír porque él sabe la noticia que Jeonghan tanto espera revelar.
Woozi no habla por unos segundos observando la carta blanca y dándole vueltas antes de abrirla. Junhui no deja de sonreír, y quizás por eso Jihoon se demora más en desdoblar el papel y leerlo, hasta el aire se vuelve pesado por la espera. Lo peor del enano no es su mal carácter, tampoco es el hecho de que es un anciano en el cuerpo de un chico, sino que es el hecho de que su mirada no puede ser descifrada, su expresión se mantiene intacta conforme va leyendo. Cuando baja la carta él sigue igual que antes de leerla.
—Tienes buena puntería ¿verdad?— se burla Jun esquivando el objeto que sale volando en su dirección. —Si, si la tienes.
Jihoon suspira.
—Dos...— Dice Woozi. Jeonghan asiente.
—Es una linda sorpresa ¿no crees?— pregunta Jeonghan deshaciéndose por fin del abrigo que había estado acompañándolo por los últimos dos meses. —Dos bebés.
—Dos.— repite Woozi. —Dos aparte de los otros dos que tenemos.
—Sí, dos.
—Dos.— Aclara Jun. —Dos en uno, dos por uno, uno y llévate otro. Dos. Felicidades por los nuevos bebés.— Dice con alegría para salir de ahí, no quiere saber más de la tensa situación.
Jun camina por los pasillos, la gente lo saluda con amabilidad aunque él apenas responde, y es que hay gente que nunca había visto y que por una razón conoce su nombre, quizás es porque siempre está alrededor de Woozi y Jeonghan, quizás es porque lo han visto en las noticias y como estas hablan de su supuesta traición a su antigua ciudad. O tal vez sea por los cargos en su contra por crear un arma homicida que terminó por destruir a personas inocentes.
Si, Jun tiene un poco de fama, alguna buena y otra que lo hace quedar como el malo de la historia, pero ha aprendido a vivir con ella y a aceptar que sus acciones no pueden ser olvidadas, que no puede seguir adelante sin mirar atrás ni una sola vez para darse cuenta de que algunas cosas lo siguen para atormentarlo. Pero está bien, porque a pesar de no tener su genial y cómodo departamento si tiene un pequeño lugar donde vivir con sus hijos. Tiene una casa.
Su pequeña familia puede vivir en paz aun si el mundo está acabándose, y eso le basta para sonreír y decirse a si mismo que no se arrepiente de una cosa en específico.
—Pero Minghao está muerto.— Dice en voz alta, quizás sin pensarlo, de cualquier modo sabe que nadie lo escuchó más que sí mismo.
Es gracioso, al principio el chiquillo con ansias de ser adulto no le provocaba más que ternura, y pensó que todo acabaría cuando este desapareció. Entonces Minghao egresó a él de forma inesperada y con un hijo suyo, y Jun no supo bien que pensar, la idea de una familia aun no se formulaba en ese entonces en su cabeza. Y al final Minghao murió, en el peor momento en el que una persona puede morir; Jun lo amaba y quería tener una cursi vida con él, pero en cambio tuvo una pequeña familia que apenas y puede cuidar.
Despues de dos años no es más fácil de recordar, solo es algo con lo que ha vivido diciéndose que el amor que sentía por el niño-adulto no era más que algo pasajero, algo que fue y no volverá, aunque es absurdo pensarlo cuando sabe que es mentira. ¿Qué tan miserable se tiene que ser como para mentirse a si mismo?
Se detiene en medio del pasillo pesando en lo que hubiera pasado si Minghao siguiera con vida. Una casa y dos niños a los que cuidar suene como una vida tranquila, una vida que le hubiera molestado años atrás pero que ahora no le parece tan mala idea. Se burla de mismo recordando cuantas veces les gritó a sus padres que no quería una jodida aburrida vida como la de ellos, que su camino no era tener una casa sencilla y trabajar varias horas para despues llegar y que su esposa le tuviera preparada la cena. Su vida iba a ser mejor.
Su vida iba a estar llena de lujos por su trabajo, iba a vivir solo o con quien quisiera por largo tiempo y despues seguiría su camino hasta donde el viento lo llevase, porque una familia en ese momento sonaba aburrido, sonaba tonto y cliché. Y siguió con ese pensamiento justo despues de irse de casa y explorar sus oportunidades. Era estúpido. Sus padres le habían dado todo y Jun solo los rechazó. Y ahora que no los tiene y que ve a Hansol siente el miedo de no pasar suficiente tiempo con él, o de no comprender a Sofía.
Ser padre es complicado porque Jun no sabe que hacer la mayoría del tiempo. Sofí quiere salir y hacer su vida, quiere estar de un lado a otro y vestirse como ella quiere, ya no usa el uniforme escolar, y tampoco usa la ropa que Jun solía comprarle, ella quiere comprar su propia ropa y accesorios. Aunque su relación padre-hija sigue siendo buena con los nuevos cambios hacen que Jun se atemorice un poco del futuro.
Hansol es un caso distinto, es un niño adorable que sigue aprendiendo de su entorno. Y dejó de preguntar por Minghao un año despues de que este se fuera.
Si Jun hubiera sabido que tan difícil es ser padre entonces jamás hubiera tratado tan mal a los suyos. Pero un adulto arrepentido no arregla lo que hizo un niño tonto. De cualquier forma no sirve de nada recordar, no sirve arrepentirse y vivir bajo eso cuando puede seguir quejándose de las cosas actuales; como el hecho de que Woozi es un mandón, los Seungkwan, Dino y Hansol hacen demasiado ruido cuando están juntos, el mundo está contra de su triste ciudad y hay una posible guerra por venir. Si, su vida va perfecta.
La cena siempre ha sido un poco caótica, entre Sofía no modulando el tono de su voz y Hansol queriendo gritar en cada momento Jun se pierde en intentar controlarlos, y es casi incomprensible que siendo solo dos niños y un adulto causen que sea tan ruidoso que el vecino tenga que ir a callarlos. Sin embargo es un lindo momento para Jun, pasar tiempo con sus hijos lo ayuda a distraerse de las cosas que ocurren afuera.
—Seungkwan va a tener más hermanos.— Habla Hansol mientras que picotea un pan sobre la mesa. —Me dijo que si quería uno solo tenía que pedirle uno a Jeonghan... ¿le puedo pedir un bebé a Jeonghan?
Sofía se ríe en voz alta y Jun solo pude soltar una pequeña sonrisa, la inocencia del niño es adorable en todo momento, pero esas preguntas no son típicas de él, Hansol es demasiado inteligente como para preguntar algo así. De cualquier manera los tres saben que la respuesta es un "no".
—¿para qué quieres más hermanos, Vernon?— pregunta Sofí con un tono de ternura. —¿no te gusta tener la atención de papá y la mía todo el tiempo? Eres el bebé de la casa.
—No soy un bebé.— murmura el niño empujando el pan con el tenedor. —Solo quiero ser un hermano mayor, como Kwannie, él es un hermano mayor aunque siempre se pelee con Dino.
—Ser un hermano menor no está tan mal.— Dice Sofía. —Eres mi consentido, si hubiera otro bebé ya no podría traerte regalos todos los días ¡Tendría que comprar para dos personas o no comprar nada!
—Puedo compartir mis cosas. Papá ¿puedo ser un hermano mayor?
—supongamos que te vuelves un hermano mayor. —Habla Jun inclinándose sobre la mesa para ver a ambos niños. —¿Cómo cuidaríamos de él? Serían tres bebés más y Jeonghan no puede con todo eso. Yo tengo que trabajar, no podría hacerme cargo, y Sofí aun es muy joven como para cuidarlo.
—Yo lo cuido, con Seungkwan.— Dice con un pequeño puchero.
—¿Seungkwan está de acuerdo con esa responsabilidad?— pregunta como broma y Vernon asiente. —¿y que pasará con tus estudios?
Hansol piensa por largos segundos en los que Sofí y Jun solo observan.
—No me gustan mis estudios, son aburridos.— Hansol dice con simpleza pataleando en el aire. —Woozi deja que Seungkwan vaya a jugar cada que quiere ¿porque yo no? — El niño suspira. —Sé que quieren que sea inteligente, pero soy un niño y quiero jugar, y quiero ser un hermano mayor. Puedo ser inteligente despues.
—Ah, Vernon, sabes que no puedes tener un hermano menor.— Dice Jun intentando ser comprensivo con el niño.
—¿Es por qué Minghao no está?
La pregunta hace que Sofía casi escupa el agua, por suerte ella logra contenerlo y su mirada viaja rápidamente hacia Jun. Aunque la mirada de Hansol quiere decir algo más el niño se mantiene con los labios cerrados, sus ojos grandes ya abiertos puestos en su padre que aun no consigue repuesta de como debe reaccionar. Pasan un par de segundos en silencio esperando alguna respuesta del mayor.
—¿Lo recuerdas?— Pregunta Jun con tranquilidad, aunque sus ojos se clavan sobre la mesa aun cuando se lleva el vaso de agua a los labios.
—Su nombre.— Responde Vernon acomodándose sobre la silla con un pequeño puchero. —Seungkwan tiene un montón de recuerdos, pero yo no tengo muchos ¿eso es normal?
—No lo sé. ¿quieres preguntarle a Jihoon?
Hansol asiente.
Jun da una ultima sonrisa intentando hacer que Sofí quite el rostro de sorpresa, ella es la única alarmada ahí y Jun puede entenderlo. Hansol no recuerda del todo a Minghao, despues de seis meses el niño dejó de preguntar por él, dejó de llorar en las noches y comenzó a dormir y a vivir su vida como si nada hubiera pasado. Hansol es un niño feliz que no se detiene por los recuerdos, quizás porque estos se encuentran bloqueados de alguna forma. Jun no puede saberlo a ciencia cierta.
Ellos no hablan de Minghao, y nadie lo hace.
Seungkwan solía preguntar incluso despues de que Hansol dejara de hacerlo, y Jeonghan de vez en cuando mencionaba pequeñas cosas de él, pero nunca en presencia de los niños, solo de Jun, y con el tempo esos pequeños comentarios se fueron agotando gracias a la mirada dístate y fría que Jihoon siempre le dedicaba a Jeonghan en esos momentos. Entonces el nombre ni la persona tuvieron lugar en la ciudad diecisiete.
Jun puede culparse por ello.
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