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Capítulo 14

Es difícil respirar, aunque intenta mover sus piernas y brazos estos no responden, ni siquiera su mirada es capaz de aclararse, y el pitido en sus orejas no le da una respuesta clara. Su mente está en otro lado menos con él, pero el sabor metálico en su boca la trae de regreso. Sangra, puede sentirlo, y no solo entre sus brazos, el calor humado que hay en su hombro extendiéndose por su pecho también confirma lo último.

Con dificultad mueve una de sus piernas, el dolor agudo aparece de inmediato en su pantorrilla pero es capaz de ignorarlo, así que se anima a mover los brazos. Todo está bien, no hay nada que pueda sentir roto y su vista comienza a aclararse. Lo primero que ve es el polvo gris y el suelo junto con los escombros, está recostado sobre los fragmentos de la mesa de vidrio, razón de la sangre en su hombro en boca, pero quizás tuvo suerte, porque hay un escombro demasiada cerca de su cuello.

Intenta levantarse. Por suerte hay pilares que sostienen partes del edificio que no consiguieron aplastar a Minghao, aunque hay una grieta enorme justo a su lado. Alza la mirada por fin, todo es borroso gracias a las virutas grises, al polvo que se eleva unos metros más allá de Minghao. Su mirada vuelve a caer y Jun está ahí, inconsciente sobre el suelo y sangrando de quien-sabe-donde.

Se deja caer sobre sus rodillas para alcanzarlo.

—Jun...— Su voz apenas sale. —Jun...

No puede pensar, no sabe que pensar, de hecho, su mente es tan caótica que decide quedarse en blanco, por ahora solo está consciente de que necesita salir y llevar a Jun, de que él sigue vivo porque su pecho se mueve con lentitud de arriba abajo. Entonces está bien, él está vivo aunque sangrando y Jun igual, todo por ahora se encuentra en orden.

¿Qué demonios pasó? Todo son escombros y el continuo pitido que parece querer desaparecer pero que no hace, los vidrios, las paredes, el local, todo está destruido como si se hubiera venido abajo en cuestión de segundos ¿eso fue lo que pasó? ¿las cosas simplemente cayeron y ya? No, debe de haber una razón que Minghao no puede encontrar, algo lógico que su mente no asimila por estar concentrada en Jun.

—Hansol...— Menciona en cuanto recuerda al niño.

Si todo el edificio se vino abajo entonces significa que también la parte donde ellos se encuentran, tanto Sofía, Hansol y Seungkwan, ellos también... De pronto se vuelve difícil respirar, sostiene la mano de Jun intentando despertarlo pero nada ocurre, no puede moverlo, pero tiene que ir por sus niños, tiene que buscarlos y asegurarse de que estén bien. Pero dejar a Jun tampoco puede ser una opción viable.

Coloca su temblorosa mano sobre la mejilla de Jun y lo mueve un poco para mirar su cara, él no despierta, y hay sangre en una parte escondida entre su cabello, eso es lo suficiente malo para Minghao, no puede dejar a Jun. Pero tiene que hacerlo, tiene que asegurarse de que sus niños se encuentren a salvo. Respira con fuerza antes de tomar una decisión, y justo despues besa la frente de Jun y se arranca un pedazo de la ropa para cubrir la herida.

Va a volver, lo más rápido que pueda, pero tiene que buscar a los niños.

Se pone de pie con dificultad y nota lo grabe del panorama; las luces cuelgan de lo que queda del techo y hay cables que hacen chasquidos, y mucha agua que Minghao no sabe de dónde vino. Da el primer paso con miedo, aun dudoso de dejar a Jun ahí, lo mejor sería llevarlo a un lugar seguro, uno donde no corra peligro y pueda respirar bien, pero Minghao ni siquiera sabe dónde está la salida del lugar.

El segundo paso le da impulso para comenzar a correr, no piensa demorarse más, y aunque su hombro comienza a arder no le importa, abe que entre más rápido encuentre a los niños y regrese con Jun todo estará bien. Así que deja de pensar, solo intenta recordar el camino pidiéndole a su caótica mente que no lo haya olvidado. No sabe si todo estará bien, pero quiere creer en eso, por un segundo ignorar la realidad y confiar que todo estará bien.

¿Cómo pueden cambiar tanto las cosas? En solo un parpadeo pasó de besar a Jun a estar bajo escombros. Las personas que antes estaban caminando y riendo alegremente ahora estaban pidiendo ayuda, ayuda que Minghao no puede dar. Todo es demasiado, demasiado para su cuerpo, para su mente, es demasiado para él que tan solo recuerda días soleados y montañas. Todo se parece a sus pesadillas.

El mismo gris desolado y olor a muerte ¿es normal? ¿es normal para él? Las pesadillas que había dejado de tener vuelven, tan nítidas que puede tocarlas. Y lo detesta. Por un segundo desea volver al momento en el que Joshua le pidió dejar de buscar respuestas, decirle que lo hará, que se dedicará a ser feliz con él y no pasar por todo esto, no sentir que su corazón duele de tan solo pensar en la posibilidad de que Sofía y Hansol...

Su bebé. Su Hansol.

Cuando llega por fin al lugar las cosas no parecen muy distintas a donde él estaba, por lo menos no hay tantos escombros, tan solo el mismo polvo gris y el techo junto con las luces cayéndose a pedazos. Y las grietas en las paredes que amenazan con caer. No se detiene a observar mejor el panorama, decide entrar escuchando un par de voces que no puede reconocer. Y maldice tan pronto entra, porque aunque el lugar es pequeño hay un montón de máquinas que se encuentran destrozadas a su paso.

—¡Sofía!— Grita tan pronto se da cuenta que no puede seguir avanzando. —¡Hansol!

Nadie responde, y eso es suficiente como para que su corazón comience a latir con fuerza. Lleva una mano a su hombro gracias al dolor y busca una manera de pasar. Con tantas maquinas amontonadas parece casi imposible.

—¡Minghao!— Escucha el grito de Hoshi y de inmediato gira, puede ver como lo que parece una placa se tiembla y corre directamente a eso. —Ayuda...Con esta...Mierda...Porfis...

Empuja la placa con tanta fuerza como puede ignorando el dolor agudo de su hombro, y tan pronto lo lanza a un lado puede ver a Hoshi, y él abraza a Sofía protegiéndola. Hay un pequeño pinchazo en su pecho que le hace querer abrazar a Hoshi con tanto cariño como le sea posible.

Se arrodilla y toma a su hermana quien permanece inconsciente, ella parece no estar herida y puede verla respirar. Es un alivio.

—Gracias.— Murmura a punto del llanto. —Gracias, gracias. Sofí...

—¿Dónde está Jun?— pregunta Hoshi haciéndose paso para poder ponerse de pie. Él no sangra, pero parece lo suficientemente herido como para no mover uno de sus brazos.

—Yo...Lo deje.— admite. —Respira, está vivo, pero inconsciente. Lo deje en...no lo sé.

—¿lo dejaste? Dios, serías el peor novio que ha tenido Jun si no fuera porque realmente necesitaba tu ayuda. —Hoshi extiende el brazo hasta alcanzar a Sofía. —Busca a los niños, deben de estar por aquí, yo me encargo de Sofí. Buscaré a Jun, creo saber por dónde se fueron.

Minghao asiente notando la pequeña abertura entre las máquinas, decide arrastrarse por ellas sin importar que hay vidrios rotos en el suelo, sabe que Sofí se encuentra bien y con eso siente alivio. Su cuerpo duele, por suerte él está más determinado a encontrar a los niños de lo que siente. Conforme se adentra es más difícil respirar.

No es un buen momento, pero recuerda cuando su Hansol nació, recuerda su pequeño cuerpo siéndole arrebatado a Minghao, recuerda que Woozi lo apartó porque el bebé no respiraba. Esos segundos angustiantes donde no podía sentir y solo se concentraba en su bebé. Y aunque Jeonghan le dijo claramente que estaba muerto Minghao no le creyó. Su Hansol no podía estar muerto, su bebé no. Y recuerda escucharlo llorar, un llanto que pudo hacerlo entrar en sí, aquello que le dijo que todo iba a estar bien. Y ahora espera que Hansol vuelva a hacer lo mismo.

Que su bebé pueda vivir.

—Hansol...— Lo llama entre los escombros, todo se volvió más pequeño en un punto.

—¡Hao!— Es Seungkwan.

—¡¿Kwannie?! ¿Dónde están?

—¡Aquí!

Cuando Minghao encuentre a Seungkwan se asegurara de darle un pequeño y amable golpe en su linda cabecita. Seungkwan vuelve a gritar y eso ayuda a Minghao a orientarse, no le da la ubicación exacta, de hecho, duda si va por buen camino, pero empujando cosas puede divisar ese pequeño espacio que hay en una esquina.

Cuando puede verlos por fin respira.

—Kwannie...— Lo llama Minghao extendiendo el brazo hacia ellos. —Ven, bebé...Trae a Hansol.

—Es muy pesado...— Mentado niño débil.

—Lo sé, pero debes de traerlo.

Escucha los pequeños quejidos de Seungkwan mientras que este intenta arrastrar al otro niño. Hansol se encuentra inconsciente, bien, puede solo estar desmayado, si está con Seungkwan entonces... No sabe que pensar, solo quiere que ambos niños salgan de ahí.

—¡Me duele mi brazo!— Grita Kwannie. —¡Tengo sangre, Hao!

Minghao está a punto de llorar, el niño está tan asustado y seguramente herido que no sabe si puedan salir los tres de ese lugar. Quiere tenerlos en sus brazos para protegerlos y alejarlos del lugar, pero no puede, Seungkwan tiene que hacerlo solo porque Minghao no puede alcanzarlos, el espacio es pequeño.

—Kwannie... puedes hacerlo, bebé.— Dice con dificultad. —Todo va a estar bien, solo tenemos que salir.

No escucha más al niño por un par de segundos, su cabeza comienza a pensar, y es absurdo porque de nada le sirve hacerlo, si Seungkwan no puede salir por si mismo con Hansol entonces él no puede hacer más, si se mueve e intenta entrar solo va a empeorar las cosas. Sus manos tiemblan tanto que necesita concentrarse para que dejen de hacerlo.

En un abrir y cerrar de ojos Seungkwan está casi con él, y arrastra a Hansol.

Bien, el niño realmente es fuerte.

Extiende sus brazos para recibirlos y cuando puede tocarlos siente el mismo alivio que siente el mismo alivio que sintió con Sofí. Entonces todo estará bien, mientras o suelte a los niños y pueda regresar afuera todo estará bien.

Salir se vuelve más fácil, sabe por dónde pisar y por donde no, sabe el camino que hace un par de minutos recorrió y Seungkwan hace mucho más fácil el recorrido. En serio adora al pequeño, tan valiente como ningún niño. Y en un abrir y cerrar de ojos por fin están afuera. Se levanta y toma a Hansol en brazos justo despues de ayudar a Kwannie a ponerse de pie, el niño tiene manchas de sangre por la ropa.

—Déjame ver.— Murmura revisándolo de pies a cabeza. Hay una herida en su brazo, y Minghao no sabe como tomar el hecho de que Seungkwan no llore por el dolor. —Kwannie...eres un grandioso niño.

Seungkwan sonríe. ¿Qué clase de niño puede sonreír incluso en esta situación? Sin duda es hijo de Jeonghan. Se arrodilla al no poder aguantar más su peso y el de Hansol, examina al niño justo ahí, asegurándose de que esté respirando.

—Hansol...Despierta.— Murmura Seungkwan agitando al niño. —Tu papá está aquí.

Así es. Minghao es su padre y está feliz de por fin recordarlo. No importa todo lo demás, no importa el pasado, solo quiere estar con su familia. ¿eso es mucho pedir?

Hansol abre los ojos y Minghao le sonríe.

—Hola bebé...—Lo saluda.

—Si me recuerdas...— El llanto de Hansol es una señal de que está vivo ¿no es así? Minghao aun lo recuerda.

Respira profunda sabiendo que su pequeña familia está bien, incluyendo a Jun... Con el que debe de regresar. Deja a Hansol en el suelo y este se pone de pie tomando la mano de Kwannie, entonces Minghao puede ponerse de pie. Respira un momento más examinando todos los escombros a su alrededor, Hoshi ya no está ahí.

—Niños...— murmura. —Tenemos que ir con Hoshi y Jun ¿de acuerdo?— Ambos asienten. —Bien...

—Realmente me sorprendes, Hao.— E la voz de Joshua.

Gira tan rápido que incluso se marea, y jura haber escuchado mal, quizás confundiendo voces o escuchando alguna que realmente no está ahí. Pero no, tan pronto se gira puede verlo de pie, a pocos metros y tan pulcro como siempre. Lo único que atina a hacer es poner a los niños detrás de él.

—¿Qué haces aquí?— pregunta aun con sorpresa.

—Te encontré por tu localizador. Estuve realmente preocupado.— Joshua se acerca con pasos firmes. —Hao, te fuiste sin decirme nada...

Cuando están a un par de metros Joshua extiende sus brazos y quizás es porque Minghao ha salido del shock momentáneo que corre hacia ellos. Despues de todo Joshua siempre lo ha cuidado, aun si le esconde secretos. Lo abraza con cariño esperando a que Hansol y Seungkwan se queden donde están.

—¿Por qué nunca me lo dijiste?— pregunta Minghao separándose. —Mi hermana...Mi hijo. ¿Por qué mantenerme lejos de ellos?

Los labios de Joshua dejan de sonreír, sus ojos castaños puestos en otro lugar que no es Minghao.

—Te lo dije, Hao, nunca fuiste feliz.— Responde Joshua. —La única manera de cuidarte era separándote de lo que fuiste, aun si tenías que dejar personas atrás... Pero siempre quisiste volver. Fue un error no dejar que recordaras.

—¿Qué?...

—Papá...— murmura Hansol tratando de acercarse. —Ese señor tiene...

Joshua lo encara sonriéndole.

—Te dejare recordar Hao, para que puedas entenderlo... ¿esta bien?

—¿entender qué? ¿Cómo vas a dejarme recordar?

—Quizás recordándolo te des cuenta de que esto no nos llevara a ningún lado, y quizás puedas detenerlo. Con todo lo que pasó dudo que lo niegues.

Minghao no puede estar más confundido. No tiene tiempo para más preguntas, la mano de Joshua se alza y muestra una jeringa que antes no estaba ahí, quizás la sacó de entre su ropa, o no sabe, no tiene tiempo de pensar ya que justo segundos despues la aguja es encajada en su cuello. El ardor se mueve tan rápido que ni siquiera puede quejarse.

El líquido recorre su espina dorsal de alguna manera hasta llegar a su cabeza. Y duele. Duele pero lo recuerdos comienzan a azotar con fuerza.

El Minghao de antes y el de ahora por fin se encuentran. 



.

Así que... ¿quien quería que Minghao recordara? 

Adoro esta historia, es como si estuviera escribiendo un fanfic para mi misma, yo soy feliz haciendolo.

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