Capítulo 13
El centro comercial de la ciudad diecisiete parece sacado de una película, o de todas las películas. Minghao no estuvo en lugar así antes, tampoco le interesaba realmente, pero ahora al estar de pie en medio de pequeños puestos con letreros fluorescente y mucha gente caminando a su alrededor puede reconocer que tiene un encanto. Toma la mano de Jun para no perderse, sin embargo el pequeño niño irritante se atraviesa entre ellos y lo obliga a soltarlo.
—Papá ¿podemos ir a los juegos?— pregunta Hansol tomando la mano de Jun y jalándolo hacia una pequeña zona en especial.
—¡Yo también quiero ir!— grita Kwannie tomando la mano de Woozi. —Danos dinero.—Le dice a su enano padre extendiendo su brazo. —Queremos jugar.
—¿no querían ir al cine?— Habla Jeonghan justo antes de que Woozi comience a buscar el dinero. —Dijimos que no íbamos a separarnos, y yo realmente quiero ir al cine, Jihoon. Dino también quiere ir.
—Dino es un bebé, apuesto a que se pondrá a llorar toda la función.— interrumpe Hoshi haciéndole mimos al bebé. —¿verdad que llorarás y vas a irritar a todos en el cine?
—Sip.— responde Dino.
—No va a llorar...— Murmura Jeonghan. —Quiero ir al cine, le prometimos a Minghao que lo llevaríamos ¿verdad, Hao?
Minghao apenas y sonríe, realmente no le preguntaron a donde quería ir, ellos solo llegaron y dijeron que darían un paseo todos juntos para levantar un poco los ánimos. Y eso es realmente bueno, porque despues de estar varios días atrapado en el hospital y despues atrapado otros varios días en la casa de Jun Minghao realmente necesitaba aire fresco, un momento para salir y poder respirar lejos de cuatro paredes. No le importa a donde ir, solo quiere despejarse de todo.
—¡Queremos ir a jugar!— Grita Seungkwan abrazando la pierna de Jihoon. —¿podemos?
—Jeonghan quiere ir al cine.— Dice Woozi intentando mantenerse al corriente de la conversación.
—Que vaya solo.
—No va solo, lleva a dos bebés con él— Hansol se entromete señalando el estómago de Jeonghan.—Ahí.
—¡Entonces puede ir con las gemelas!— Grita Kwannie, de nuevo.
Hansol es irritante y molesto, Seungkwan es adorable y ruidoso, Minghao no puede encontrar un equilibro entre esos dos, todo es un caos para él en el que no puede respirar. Ni siquiera puede pedirles que se callen porque no son sus hijos, aunque si lo fueran no les permitiría ser tan ruidosos y hacer un caos por cualquier cosa. Desecha la idea tan pronto se consolida ¿Quién quiere hijos? Son molestos, no los aguanta y no sabe cómo es que Jeonghan puede soportar cargar con un bebé dentro suyo, parece incómodo y cansado.
De solo ver a Jeonghan caminar ya le duelen los pies. No quiere hijos, y menos tener que llevarlos por largos nueve meses dentro suyo, la sola idea la causa un escalofrió. Aunque sea un binario.
—Vayan al cine ustedes.— Dice Sofía tomando a Hansol y Kwannie de las manos. —Hoshi y yo podemos quedarnos con los niños.
—Pero dijimos que no íbamos a separarnos, nunca podemos salir juntos porque Seungkwan y Hansol siempre quieren hacer algo diferente.— Se queja Jeonghan torciendo los labios, Minghao apenas sonríe. El que ellos se sientan como una familia es lindo, pero Minghao no puede dejar de sentir que no encaja.
—Deja que los niños vayan.— Dice Woozi con un largo suspiro tomando al bebé de los brazos de Jeonghan. —No vas a ganarles y no quiero escucharlos llorar durante toda la película.
—Si, si nos llevas vamos a llorar mucho.— Añade Kwannie.
Jeonghan parece pensarlo por largos segundos, su rostro con una mueca que se deshace poco a poco a una de resignación. Deja caer sus brazos y suspira.
—Bien. — Pasan diez segundos antes de que la mirada de Jeonghan caiga sobre Minghao, y con ella todas las demás. — ¿o a donde quisieras ir, Hao?
Minghao comienza a negar levemente, se siente apenado de ser el centro de atención, y más cuando Jeonghan le pregunta con tanta amabilidad y comprensión. No conoce el lugar así que no le importa a donde vayan...Es solo que sentarse por dos horas en una sala con una pantalla gigante no llama su atención, tampoco jugar con niños en un lugar lleno de tantas luces que lo marean desde donde está.
—Lo llevaré a ver el lugar.— Responde Jun tomando la mano de Minghao, ignorando que el niño estuvo a punto de intentar separarlos, de nuevo. —Ustedes vayan, no creo que Minghao quiera estar encerrado por dos horas en una sala oscura, y tampoco creo que le gusten los videojuegos. Así que me quedare con él.
Antes de que las miradas regresen a Minghao él decide asentir.
—Me quedaré con Jun
—La ciudad diecisiete tiene algunos centros turísticos— Explica Jun despues de largos diez minutos caminando. —Pero ahora están cerrados por seguridad, muchos de los refugiados los ocupan.
La ciudad diecisiete es la ciudad natal de Jun, en la que él creció y se crio hasta convertirse en la persona que es. Minghao no sabe casi de eso, no sabe acerca de los padres de Jun o de si tuvo o no amigos, no sabe donde estudió o vivió, no sabe de las cosas que otras personas saben acerca de quienes...están interesadas. Se pregunta si el Minghao anterior habría sabido del pasado de Jun, si ellos habrán compartido un momento para hablar de sus familias o su niñez.
Se detiene en un pequeño lugar, las plantas parecen formar parte del local que también tiene un letrero fluorescente con letras desconocidas. El aroma a café es inconfundible y le trae recuerdos a Minghao acerca de su tiempo con Joshua. Quizás Jun puede notarlo, porque se detiene y lo guía hasta uno de las mesas cuidadosamente ubicadas entre las flores y plantas.
—¿tienes hambre?— pregunta Jun señalando la pequeña pantalla adherida a la mesa de vidrio. —Woozi nos dio permiso para pagar con su tarjeta, así que no te preocupes por el dinero, Woozi invita.
—¿me lo dices a mi o te hablas a ti mismo?— pregunta Minghao con una pequeña sonrisa a lo que Jun asiente. Se inclina un poco para poder leer el menú, sin embargo se encuentra con algo que ya esperaba antes; no comprende las letras. Decide basarse solo en las fotografías.
—Woozi cree que sería bueno comenzar con tus estudios, entre más rápido puedas reintegrarte a la sociedad será mejor.
Jun no aparta la mirada de la mesa. Bien, a Minghao no le mencionaron nada sobre estudios, ni siquiera Joshua lo hizo, para él todo eso de las clases y asignaturas llegarían con sus recuerdos, y aunque estos no llegasen ¿realmente lo necesita? Cuando vivía con Joshua no, Minghao ya contaba sus pinturas como un posible trabajo del que podría vivir si Joshua lo dejara, pero duda que Jun o Woozi tomen su arte como tal. Ellos ni siquiera lo han dejado tocar un lienzo.
—No quiero.— Responde. No quiere estudiar, es aburrido, incluso los canales en la tv donde educan a los niños es aburrido. —¿Cómo se ordena aquí?
—¿Qué?— La semi risa nerviosa de Jun no alarma a Minghao, no importa lo que diga, si quiere lanzarlo al mundo para que trabajase entonces Minghao volvería a las brochas y pintura, no hay de que preocuparse en realidad. —Hao, es algo bueno, podrás estudiar y...
—No quiero.— Repite. —¿puedes ordenar por mi? Creo que esto está averiado.
—¿Cómo que no quieres? Es importante, aprenderás a leer, aprenderás biología básica al igual que matemáticas y física.
—No voy a hacerlo.— Comienza a frustrarse buscando el botón para ordenar, pero siempre que oprime algo lo regresa al menú. —Si quieres que trabaje entonces trabajaré como yo quiera, y yo ya sé pintar, no necesito aprender más cosas.
—¿no te gustaría aprender más? Eres un binario, pasan cosas en tu cuerpo y ni siquiera sabes porque.
—No quiero saber nada de los binarios— hace una mueca de desagrado.
La idea de ser un binario le causa escalofríos ¿Qué se supone que debe de hacer? ¿Tener hijos? ¿Eso que importa? Minghao no está pensando en ser padre, y su cuerpo se encuentra completamente bien por lo que no tiene que preocuparse, él no hará ningún cambio al respecto.
—Tienes que saber cosas de los binarios si eres un binario...
—¿Por qué?— Levanta la mirada encajando sus ojos sobre Jun. —No me importa ser un binario, mi cuerpo funciona bien y no busco tener hijos, no necesito saber nada acerca de los malditos impuros.
La palabra pesa en su boca, como si fuera algo incorrecto. ¿Por qué acaba de llamar impuros a los binarios? Es como pensar a Jun como un sucio, en su mente no tiene explicación, pero es algo que ha estado ahí escondido por un tiempo. Sus mejillas se tiñen rosas cuando la mirada sorprendida de Jun no desaparece varios segundos despues, como si realmente hubiera insultado a alguien con decir aquella palabra. ¿o fue toda la frase? Quiere ocultar su rostro y no mostrarse.
—Impuro...— Dice Jun. —Minghao, no es la forma correcta de referirse a un binario.— Bien, ahora se siente tres veces más avergonzado. Jun desvía su mirada a la mesa. —Ordenaste siete veces el mismo café.
Vaya mierda.
—Jun...— Murmura sin saber bien que decir.
—También odiaba estudiar.— Interrumpe con una pequeña sonrisa. —Les gritaba a mis padres que yo ya sabía lo que tenía que saber, y que iba a concentrarme solo en lo que me gustaba, pero ellos insistían...No lo comprendí hasta que Sofí y Hansol comenzaron sus clases.— Jun suspira y Minghao se pregunta si alguna vez él se ha enojado. —Si ellos conocen el mundo entonces pueden protegerse de él.
Decide no discutir más, si quiere o no ir a la escuela es algo que puede hacerlo parecer infantil, y no quiere que Jun lo vea como un niño. Minghao es un adulto capaz de tomar sus decisiones, y eso también quiere decir que se comporta como tal.
Una pequeña pregunta llega a su mente varios segundos despues. Vuelve a levantar la mirada justo cuando llega la joven que deja dos cafés sobre la mesa y un pequeño pastel, ella se va y regresa con otros dos cafés más y Minghao en serio quiere esconderse del mundo. No sabe cómo le va a explicar a Woozi que ordenó siete veces la misma cosa. Cuando por fin está todo sobre la mesa puede suspirar y dirigirse al mayor.
—¿Dónde están tus padres, Jun?
Cuando Jun lo encara parece un poco confundido, pero no molesto, así que Minghao no retira su pregunta, se mantiene a la espera mientras que el mayor comienza a beber el líquido caliente.
—Supongo que en casa—Responde. —Viven en el centro de la ciudad desde que era pequeño.— Jun hace una pequeña pausa, como si estuviera pensando que decir. —No hablo con ellos, así que dudo que sepan de mí, o de Hansol, o de Sofía.
—¿peleaste con ellos?
—No...Creo. Cuando cumplí veintiuno solo me fui a la ciudad nueve, sin decirles nada. No he vuelto a hablar con ellos desde entonces, a pesar de estar en la misma ciudad.— Jun sonríe. —Es mejor así, si no hubiera tomado las decisiones que tomé jamás hubiera tenido la familia que tengo ahora. Creo que hice todo lo correcto para llegar hasta ti.
Minghao tarda varios segundos para asimilar el pequeño coqueteo de Jun, y quizás nunca se hubiera dado cuenta de ellos sin el gesto de este. Siente sus mejillas calentarse un poco y desvía su mirada. La sensación familia comienza desde su estómago, como si ya hubiera pasado por eso en una especia de Deja vu incompleto. Pero está bien, cree que si Jun no quiere profundizar más en el tema es correcto que desvía la atención hacia otro lado.
Tarda en darse cuenta, o es porque quizás no tenga importancia, pero están rodeados de parejas, y no parejas de amigos o algo así, realmente parejas que murmuran y se besan como en las malas películas que veía con Joshua, y no importa a donde mire, no puede escapar de las escenas románticas. Así que terina con la mirada puesta en Jun y en como este parece ser consciente de las cosas, porque su estúpida y hermosa sonrisa podría enamorar a cualquiera.
Minghao no quiere estar enamorado, y cree que es culpa del Minghao anterior que se sienta tan atraído por Jun, o tal vez es solo culpa de Jun, o son sus gustos. Minghao no puede entender porque malditamente le gusta tanto Jun. Tal vez es por la amabilidad que muestra, o por el aire paterno que siempre tiene, o por parecer siempre calmado, o por... por cualquier cosa, incluso por los coqueteos que a veces lanza ¡Y eso es culpa del Minghao anterior! Porque Jun apenas y ha coqueteado, él no parece tener más intenciones que no sea de cuidar a las personas.
Siente la mano de Jun sobre la suya y se encuentra con que ellos fácilmente podrían parecer una pareja como todas las demás, tan acaramelados y tontos que son el perfecto panorama. Lo peor es que Minghao no quiere apartarlo.
—¿sabes? Esto puede contar como nuestra primera cita.— Dice Jun.
—No es una cita.—Responde Minghao.
—¿quieres que te traiga flores para que lo sea?
Ah, detesta a Jun.
Hay un pequeño dolor naciendo en su cabeza, no sabe exactamente en donde porque se extiende por todo su cuerpo. Es apenas una molestia, pero está ahí.
—No es una cita.— Repite restándole importancia al dolor. —Solo...
—¿entonces tengo que invitarte formalmente a una?— Jun le vuelve a sonreír. —¿Qué te parece mañana? Dejare que Jeonghan se encargue de los niños mientras yo me encargo de ti.
—Deja de ser tan tonto.— Murmura con las mejillas rojas. Pero tampoco se niega a la idea de Jun.
—Podríamos quedarnos en casa, yo prepararía algo para ti, no se cocinar muchas cosas pero Jeonghan me regaló un libro de recetas...
Minghao sonríe. Claro que le gusta la idea, porque sencillamente le gusta Jun. ¿para que ocultarlo? Si a lo único que engañaría sería a si mismo, su mano sosteniendo la de Jun y su tonta sonrisa junto con su tonto sonrojo se habían encargado de mostrárselo a todos. Le importa poco la frase que ronda en su cabeza, aquella frase sin dueño que se golpea contra las paredes. Cuando alza la mirada y encuentra la de Jun no puede evitar acercarse a él.
Quizás Minghao no sea bueno besando, pero mientras que Jun lo acepte no le importa. Es la primera vez en todo lo que recuerda de su vida en ser el primero en dar un paso. Encuentra a Jun.
¿Se puede ser más feliz?
—¡Cuidado! —Apenas puede escuchar el grito cuando todo se viene abajo.
Literalmente.
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