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Capítulo 10

—¿te gusta más las de fresa o las de manzana?— pregunta Seokmin escogiendo sobre las galletas esparcidas en el plato sobre la camilla.

—Me gustan ambos.— Responde tratando de ignorar los murmullos que hay fuera de la habitación.

Tan pronto Seokmin y Mingyu tomaron toda su atención los demás huyeron dejándolos ahí, cambiando de cuarto pero discutiendo tan fuerte que era fácil saber que estaban hablando de él y Hoshi y del porque no debían dejarlo salir. Y Minghao esta arto de eso, no quiere ser tratado como un niño porque no lo es, y tampoco necesita de una niñero que lo vigile 24/7. Aunque seguramente ellos ya lo saben pero lo ignoran.

—Nos tratan como niños— Mingyu se burla tras escuchar un poco de la pequeña pelea que trascurre a lado, sin ellos presentes. —Me alegra no haberte encontrado aquí cuando llegue, Hao.

—¿Por qué?— Minghao alza la vista separándola de las galletas que Seokmin estaba organizando por color, creando torres.

Mingyu sonríe. A pesar de que Minghao solo ha dicho que sabe sus nombres y donde se conocieron ellos no han preguntado nada más, tampoco hablaron del pasado o mencionaron historias de las que Minghao nunca escuchó, ellos solo están ahí; creando torres con galletas y escuchando las discusiones de los demás tal como lo harían los niños pequeños.

—Nunca fuiste un chico obediente.— Responde Seokmin. —Detestabas estar en un solo lugar, siempre tenías que ir a algún lado hasta que decidieras regresar. Por eso cuando nos dijeron que estabas en una habitación de hospital siendo vigilado por Jun y Jihoon esperamos que hicieras algo así. Que no pidieras permiso para irte.

—Solo nos alegra que seas el mismo a pesar de no recordarnos.— añade Mingyu justo antes de tirar su torre de galletas. —Ah...Tengo que empezar de nuevo.

—Los sucios son un poco obsesivos. Quieren saber dónde estás, con quien, a donde vas, y quieren que les pidas permiso para todo.

Sucio Desde hace tiempo que no escuchaba esa palabra, quizás porque nadie la mencionó, ni siquiera Joshua, Jun o Jihoon, o Jeonghan. Solo Seokmin y Mingyu, pero sabe que hay algo detrás de esa palabra, en especial porque sabe a lo que se refieren ellos al decirlo. Suspira un poco notando que su pequeña torre está a punto de caerse.

—¿Qué les dijeron sobre mí?— pregunta sin mirar a ninguno. —Sé que les dijeron que no mencionaran cosas en especial, algo que no quieren que yo sepa.

—Nos pidieron que no te contáramos nada del pasado.— Confiesa Mingyu sin titubear. —Jihoon cree que puedes llegar a sufrir algún tipo de estrés si no consigues recordarlo. Poco a poco.

Minghao suspira. Está empezando a detestar un poco a Jihoon.

—Sufro más estrés si no me cuentan las cosas. Vine desde tan lejos para descubrir el pasado y cuando lo encuentro resulta que siguen escondiéndolo de mi. — Tira su torre cuando ve que esta es imposible de sostenerse por si sola. —Todos quieren ocultarme la verdad.

Seokmin y Mingyu no dicen nada más, aunque ellos parecen darle la razón tampoco confesarán lo que saben, es como si todos se pusieran de acuerdo para jugar con su mente, burlándose de su amnesia y manejándolo a su antojo. Minghao no puede soltar los veinte años que no recuerda, no puede decir; bueno, ya se fue como un parpadeo, a seguir. Y no entiende porque todos esperan que lo haga.

—Es lo que hacen, Hao— Dice Mingyu apilando sus galletas— Wonwoo tampoco suele decirme nada al respecto de cosas importantes, dudo que me hubiera dicho de ti si Seokmin no me lo hubiera dicho antes. También estoy cansado de que quieran ocultarnos cosas.

—Y estamos cansados de ocultarte cosas.— Seokmin derrumba su torre. —Pero Woozi tiene razón en algo; si te contamos todo lo que pasó puede ser muy pesado para ti. No queremos dañarte.

Observa por largo rato las galletas antes de empujar un poco el plato y bajarse de la camilla, ya ha escuchado suficiente de lo mismo como para darle más tiempo, así que sale de la habitación sin escuchar las palabras de disculpas que lanza Seokmin o el quejido de Mingyu. No tiene por qué ocultar su molestia, tienen que verlo así para entender que no ayudan en nada ocultándose su propio pasado, como si fuera un niño pequeño que no fuera a entender una historia.

A lado de su habitación hay un pequeño cuarto donde los sucios siguen discutiendo acerca de lo que pasara con él, acerca de que no tienen que decirle nada del pasado y como Hoshi es un idiota que no debe de acercarse. Minghao no quiere saber de sus absurdas peleas así que camina lejos de ahí, por suerte ni Seokmin ni Mingyu lo siguen, al parecer ellos comprenden que eso solo empeorara las cosas.

La puerta se abre justo detrás de él lo que lo hace girar, y para su mala suerte se encuentra con Jun. Solo Jun.

—¿A dónde vas?— pregunta y Minghao ha tenido suficiente de él.

—¿Qué importa?— Se da la vuelta, lo que menos quiere es darle explicaciones al sucio que no deja de seguirlo.

—Minghao...— Jun lo toma del brazo, su agarre es tan débil que Minghao solo se aparta de él caminando de nuevo hacia las escaleras. —Te estás comportando como un niño.

—Claro, porque ustedes me tratan como uno. —Responde sin detenerse. Jun lo está siguiendo. —Estoy cansado, Jun, vine hasta ustedes por respuestas y lo único que tengo son pedazos de verdades. Lo que me contaste no tiene sentido, le faltan partes, partes que sé no me contarás.

—Son partes que debes de saber poco a poco.— Jun llega hasta las escaleras, por suerte no intenta detenerlo, deja a Minghao seguir su camino a pesar de ir tras él. —Te conté lo fundamental.

—Me contaste sobre Jeonghan, sobre Seokmin y Mingyu, sobre Jihoon, sobre todos menos sobre mí. Dices que no nací en este país, que mi ciudad fue destruida por una guerra y que estuve rescatando gente por un tiempo ¿pero que más hay? Mis padres murieron ¿pero como? ¿no tengo derecho a saber como murieron? ¿o eso solo deben de saberlo otros?

Jun se detiene cuando Minghao se gira para confrontarlo. Un pequeño destello de culpa nace en el pecho de Minghao, realmente no quiere tratar tan mal a Jun, no quiere reclamarle y gritarle, pero no puede ignorar el hecho de que hace exactamente lo mismo que Joshua hacía, solo que al parecer Joshua está mal y ellos bien, al parecer Joshua es una mala persona por encerrarlo en un lugar abierto y con comodidades que en un hospital dentro de una habitación. ¿Quién es el malo entonces? ¿a quien debería de culpar Minghao?

Jun se queda unos segundos en silencio, sus lindos ojos puestos sobre los de Minghao, incluso sus dos manos estaban levantadas levemente en símbolo de rendición, pero a pesar de todo esto sus labios se mantenían cerrados, tan fuerte que nadie podría sacar ni una palabra de él. Está decepcionado, pero ya esperaba que sin importar lo que hiciese o dijese no recibiría respuesta. Suspira dándose la vuelta y siguiendo su camino a pesar de no saber a dónde ir.

—Minghao.—Lo llama Jun pero él decide ignorarlo. —¡¿crees que es fácil para nosotros?!

No iba a detenerse, él en serio no iba a girar y a enfrentar a Jun, pero tan pronto lo escucha siete sus brazos enredándose en él, abrazándolo con fuerza para no dejarlo ir mientras que oculta su rostro entre el cuello y su espalda. Siente su rostro enrojecer, por suerte Jun no puede verlo, pero sabe que siente sus latidos porque él siente los de Jun. Sus piernas tiemblan un poco pero consigue mantenerse de pie.

—Jun...— Murmura dispuesto a decirle que lo suelte, pero sus labios no consiguen abrirse despues de ello.

—No es fácil para mí, Hao— La voz de jun se escucha quebrada, demasiado triste como para creer que es él. —todos queremos que recuerdes, queremos protegerte y que seas feliz, pero no sabemos como...No sabemos si vas a querernos despues de recordar— Jun hace una pequeña pausa antes de continuar; —No se... Si vas a amarme cuando recuerdes, porque sé que no me amas ahora.

La voz de Jun se quiebra en llanto, su bello rostro oculto de los ojos de Minghao mientras que él no sabe qué hacer, Jun lo sostiene tan fuerte, como si fuera a ir y perderse entre las escaleras.

¿Puede sentirse peor que ahora?

Por un segundo olvida como respirar, quiere desaparecer del mundo y nunca haber existido. Pero no puede, está aquí y a la vez no está, el Minghao que ama a Jun se encuentra perdido en el tiempo, escondido de sí mismo y de sus seres queridos. Por un segundo quiere llamarlo, decirle que deje de esconderse en alguna parte de su cabeza y que venga a consolar a la persona que llora por él, que lo ama y busca con tanta insistencia.

Entonces comprende como se siente Jun. Minghao lo buscó por tanto tiempo en sus pesadillas, sintiéndolo inalcanzable, tan desesperado por quererlo tener de frente y descubrirlo. Jun busca a su Minghao, al que ama y al que lo amo con tanto cariño que lo hace sufrir.

¿Por qué no puede ser ese Minghao?

El Minghao que todos quieren, el que todos aman y buscan proteger.

—Jun...—Lo llama con la voz temblorosa, pero Jun no responde. —Lo siento...

Ambos brazos que lo sostienen caen de su agarre, lo sueltan rindiéndose por fin y Minghao puede dar un par de pasos para girar. Jun oculta su rostro, apenas sus lágrimas son visibles como pequeños brillos resbalándose de entre sus mejillas. Minghao no puede sentirse peor que ahora, y se arrepiente de no poder recordarlo por completo, de no saber si amaba tanto a Jun como para merecer su llanto. Lo único que sabe ahora es que no puede ser esa persona. Aunque quiera aliviar el llanto del sucio no puede hacerlo, porque él no es la persona por la que llora.

De cualquier modo pone sus manos sobre el rostro de Jun y lo levanta, lo obliga a verlo y le limpia las lágrimas con los pulgares. Le sonríe un poco, solo lo que sus labios le permiten despues de temblar. Jun se ve tan pequeño y frágil que Minghao quiere abrazarlo y protegerlo del mundo, esconderlo en un lugar donde nadie lo encuentre y lo dañe.

—Soy una persona horrible, Hao— Murmura Jun tomando la mano de Minghao. —Pero aun así quiero que me ames, quiero estar contigo y tener una familia, no me importa lo vintage que sea, quiero ser feliz de esta forma.

Minghao no sabe que decirle, a pesar de que su corazón amenaza con salirse de su pecho si no corresponde cada una de sus palabras. Sabe que no puede ser cruel con Jun y fingir que lo ama, decirle que recuerda todo y que quiere estar con él, sabe que eso no es correcto a pesar de hacerlo con los demás. Jun terminaría por dándose cuenta tarde o temprano, y Minghao no quiere lastimarlo más de lo que se encuentra.

—Lo siento, Jun.

—No recuerdas nada aún ¿verdad?— pregunta con el rostro decepcionado, Minghao en serio quiere mentirle, pero él niega con honestidad. Jun sonríe. —¿quieres que te cuente algo del pasado?

—¿lo harás?

Jun asiente.

—No me importa que Woozi se enoje...Quiero decírtelo. Pero no aquí.



La casa de Jun es pequeña, tan solo tres habitaciones distribuidas en dos pisos que fácil podrían ser uno y volverse más amplio, pero Minghao decide no decir nada, solo se dedica a observar el entorno y el montón de fotografías colgadas en la pared; tanto de Hansol como de otra chica que jura haber visto antes. Jun no lo deja explorar demasiado, tan pronto entran a la casa lo guía hasta la habitación en el segundo piso y lo sienta sobre la cama.

—Mi casa es demasiado pequeña, lo sé.— Dice Jun pareciendo algo apenado. —Es lo único que Woozi nos dio, dijo que no necesitábamos nada más.

—Es linda.— Se apresura a decir notando las piezas metálicas sobre una mesa, hay montones de papeles y planos que no logra entender. —¿Qué hacemos aquí?

—Quiero que conozcas a mi familia...nuestra...o algo así. Es algo complicado de explicar.— Jun sonríe un poco saltando a su lado para sentarse en la cama, toma un álbum de la mesita de a lado y lo abre en cualquier pagina. Hay dos fotografías. —Ella es Sofía, quizás no la recuerdes, pero es tu hermana, Hao, la persona por la que arriesgaste todo.

Minghao la observa por varios segundos sin poder recordarla. Ella es una chica bonita, y no se parece en nada él, su cabello lacio y claro junto con su piel blanca y ojos claros jamás podrían ser comparados con los de Minghao que era demasiado distinto. Ella es mucho más bonita que él, o que cualquier otra chica que antes haya visto.

—¿mi hermana?— pregunta examinando cada parte de ella. —¿Qué edad tiene?

—Trece, la cuidaste desde que nació hasta que cumplió siete. Ella te adora, y tú la adorabas también.

Minghao cambia de pagina encontrándose con más fotografías de Sofi, ella se ve feliz, en algunas parece más pequeña, como de diez o nueve años, pero no deja de ser linda. Minghao sonríe, quizás no la recuerde, pero sin duda siente un cariño por verla feliz, algo que ya es natural y que su cerebro parece asimilar poco a poco.

—Sofía...— Menciona su nombre para averiguar si hay algun rastro de él en su poca memoria. Pero no hay nada. —No la recuerdo...

Jun suspira cerrando el álbum de fotos y dejándolo a un lado.

—Pero ella a ti si, y...Quiero que le hagas creer que si la recuerdas, al menos por ahora. Te perdió dos veces, Hao, quiero que al menos te recupere ahora.

Minghao toma aire. Quiere hacer lo que Jun le dice solo para hacerla feliz, pero las mentiras se vuelven numerosas conforme pasa el tiempo, al principio pensó que estaba bien, pero ahora son tantas que las siente encima. Por otro lado; es su hermana, si no puede hacer esto por su hermana y hacerla feliz ¿entonces que puede hacer? Mira a Jun a los ojos y asiente con timidez.

—Puedo hacerlo.

Jun le sonríe.

—Lo sé, Hao...Lamento pedirte esto, pero es la única forma para que puedas volver a verla ahora.

Minghao aparta por un momento sus ojos de Jun y los encaja en cierta fotografía que está sobre un espejo. Es Hansol, el pequeño y molesto niño que no deja de demostrarle su desagrado cada vez que lo ve, por suerte esos últimos días no ha estado pegado a la pierna de Jun.

—Hansol es tu hijo...— Dice más como una afirmación que como pregunta. —¿Qué pasó con su madre?— Jun no responde. —¿está muerta?

—No hablamos de eso, Hao. Es mejor para Hansol.

Minghao asiente, porque puede ser un poco perseverante con su pasado, pero la vida de Jun es algo que no puede tocar si él no quiere.

—Jun... ¿Por qué la gente te odia?— pregunta por fin sabiendo que quizás no obtenga una respuesta. La duda había estado ahí desde el primer día que lo encontró. —Estaban a punto de golpearte.

—Te lo dije, Hao, no soy una buena persona, he hecho cosas malas de las que me arrepiento, y he hecho cosas malas de las que no me arrepiento.— Jun sonríe un poco. —Esa gente tiene todo el derecho de odiarme.

—Aun si tienen derecho... Llevabas a un niño, no debieron de acorralarte así.

—Fue mi culpa. Fui hasta allá con Hansol aun sabiendo que podía pasar.— Jun suspira. —Suelo cometer muchos errores. Por ejemplo, me acosté contigo cuando tenías quince. Debí de haber esperado un poco más...

Si Minghao hubiera estado tomando algo en definitiva lo hubiera escupido. Tose sin saber por que, quizás es la sorpresa que lo hace confundirse y no poder respirar por unos segundos. Gira hacia Jun y este se encuentra tan despreocupado y con una sonrisa que puede imaginar lo ha dicho a propósito. Pero sabe que no es mentira, porque la mirada de Jun lo dice todo. Puede sentir sus mejillas arder.

—¡¿quince?!— Salta de la cama apartándose un poco de Jun, quizás su sorpresa es un poco más grande de lo que imagina. —¡Era un niño!

—Ah ¡ahora sí eras un niño! ¡Cuando tenías quince estabas convencido de que eras un adulto!— Jun se pone de pie también encarando a Minghao. —Abusaste de mi pobre amabilidad, Minghao, yo solo quería mostrarte como se usaba un condón.

—¡No te creo!— grita dándole un pequeño golpe en el pecho. —¡Eres un...! Ni siquiera se me ocurre una palabra para decirte.— suspira llevándose una mano al rostro intentando bajar el sonrojo, no podía tornarse peor.

Excepto que si puede tornarse peor; recuerda exactamente a Jun sobre él, sudando, desnudo y abriendo un preservativo justo en sus ojos. Recuerda desviar la mirada a cualquier lado, y por ultimo recuerda su voz;

"Eres un binario, lo soportaras"

Despues recuerda las manos temblorosas de Jun tratándolo con tanta delicadeza como si se fuera a romper. Y por ultimo recuerda el beso que le dio, quizás recompensando algo que hizo antes y dañó a Minghao.

—Fue en los túneles...— Murmura apartando su mano del rostro y mirando a Jun. —Me dijiste que era un Binario, y que lo soportaría...

El rostro de Jun cambia poco a poco a sorpresa, sus ojos tan abiertos que Minghao puede examinar cada uno de sus matices. Ambos se quedan en silencio. Algo tan pequeño e insignificante no debería ser razón para alegrarse tan temprano, Minghao apenas y recuerda cosas así, diminutas y sin importancia. Pero es algo. Jun extiende sus brazos atrapándolo con fuerza.

—Hao...No sabes lo feliz que me haces.

Jun lo besa, y aunque es raro Minghao le corresponde. 

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