27: Sin retorno
—¿Qué has dicho? — preguntó sorprendida.
—Quiero probar— acerqué mi lengua y la rocé entremedio de sus labios, y sus piernas temblaron.
No me equivoqué, su sabor sí era dulce y muy delicioso. Mi descubrimiento la hizo tratar de cerrar las piernas.
—Te prometí que te detendría si algún día pierdes el control, pero si sigues de esta manera, no sé si pueda hacerlo— su respiración estaba entrecortada, y se escuchaba muy tierna así.
—¿Cómo podría arrepentirme de algo que sabe tan bien? — abrí sus piernas, y me adentré a continuar mi recorrido con la lengua.
Nunca había probado algo tan exquisito y adictivo en mi vida. Era como si lengua estuviera experimentando un cosquilleo en la punta de ella. Escuchaba sus dulces gemidos y como su mano se entrelazó en mi pelo. Entre más probaba, podía percibir más de sus dulces fluidos. Iba percibiendo el calor que brotaba de su interior, y deseaba con todas mis fuerzas poder experimentar más con ella. Mi lengua se iba guiando por el sabor, la suavidad y calor de su vagina. Estaba hechizado, loco, perdido, no quería despegarme. No, hasta que pudiera saciar esta sed y ganas de hacerla sentir bien. Sus gemidos eran constantes y fuertes, estaba sintiéndome extremadamente satisfecho con oír esa voz que me derrite.
No sabía con exactitud cuánto tiempo había pasado entre sus piernas, solo sé que percibí unas palpitaciones muy intensas en mi lengua y un escalofrío recorrió por todo mi cuerpo. Quise mirarla mientras continuaba mi recorrido, y ella estaba mordiendo fuertemente sus labios. Pude percibir una presión en mi lengua, acompañada de más humedad. Sus piernas no dejaban de temblar y sus gemidos se habían vuelto más intensos. Su respiración agitada me llevó a pensar que había llegado a las estrellas. No podía creer que realmente yo había logrado eso. Solo me dejé llevar por las ganas del momento. Mentiría si digo que no me sentía satisfecho, orgulloso y afortunado. Para mí fue una experiencia que jamás olvidaré y que cada vez que pueda repetirla, sin duda la repetiré.
Regresamos a su casa y me permitió utilizar el baño para bañarme. No podía dejar de pensar en lo que había ocurrido entre los dos, es algo que no creo poder olvidar nunca. Mientras me bañaba Mónica deslizó la cortina y me asusté porque no esperaba que lo hiciera. Contemplé su desnudez mientras entraba a la ducha conmigo. Estaba embobado como para cuestionarle sus razones. Algo en ella había cambiado, no sé qué traía su mirada, pero fue imposible apartar la mía de ella.
—Estaba luchando conmigo misma allá fuera, pero las ganas pueden más que el arrepentimiento que pueda tener después— su mano acarició mi torso, y no pude evitar estremecerme—. Te necesito, y sé que tú a mí también. Entonces, ¿por qué alejarnos, si los dos queremos estar así de cerca? Por favor, no me apartes de ti. Hazte cargo esta vez y déjame sentirte— su pedido me erizó la piel, pero no más que su repentino beso.
¿Cómo podría rechazarla, sí más que nada deseo esto? Hemos llegado a un punto donde no creo que haya retorno, tampoco quiero que nada nos frene.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro