24: Real
—¿Te he dicho lo especial que eres? Cada segundo que pasa, siento que me enamoro más y más de ti, Steven. Jamás había deseado algo con tantas fuerzas, a como deseo que seas solo mío. No sé qué me hiciste, pero no paro de imaginar un futuro contigo. Lo nuestro fue tan repentino, que muchas veces tengo miedo de que esto solo sea un sueño— sus ojos se veían llorosos, y realmente no me gustó para nada verla así.
No pensé que ella se estaría sintiendo de esta manera. De haberlo sabido a tiempo, hubiera hecho todo para evitar que esa mirada tan serena y dulce que siempre tiene perdiera ese brillo, así fuera por una fracción de segundo.
—Oye, mírame— acaricié sus mejillas con ambas manos, y la miré tratando de mostrarle la seriedad y seguridad detrás de mis palabras—. No es un sueño, Mónica. Todo lo que ha pasado entre los dos ha sido real. Desde el momento que te conocí, hasta este momento en que estoy delante de ti diciéndote esto. Tu llegada a mi vida para mí ha sido algo mágico e increíble. Muchas veces me pregunté si realmente podría existir alguien tan maravillosa, que hiciera de mi monótona y aburrida vida, una mejor. Y ahí estabas tú; entre mis brazos cuando estamos cerca, y entre mis pensamientos cuando estás lejos — la besé por esa necesidad que me estaba quemando por dentro—. ¿Esto te parece lo suficientemente real, Mónica?
—Tus palabras siempre son tan bonitas y reconfortantes.
—¿Te sientes mejor?
—Sí— sonrió, y al notar que ya no se veía afligida, pude sentirme más tranquilo.
Al cabo del rato, su mamá nos llamó para la mesa. No puedo negar que me sentía nervioso todavía con su presencia, por lo que no encontraba qué decir.
—Tu papá y yo tenemos pensado acampar en el fin de semana. ¿Por qué no nos acompañan y así tú papá conoce a tu novio?
—Él tiene que trabajar, mamá.
—Es solo en el restaurante, así que puedo pedir libre el sábado.
—¿Trabajas en un restaurante?
—Sí, soy cocinero.
—Eso es muy bueno saberlo, al menos ya sé que mi hija y mis nietos no van a morir de hambre.
—Cocina muy delicioso, mamá. De hecho, es muy bueno con las manos y en todo lo que hace — casi me ahogo con lo que estaba tomando—. ¿Estás bien, cariño? — asentí con la cabeza, y ella sonrió.
—Veo que en muy poco tiempo ya se conocen bien. Se ve que tienen buena comunicación. Debo avisarte que esa niña que ves ahí se distancia mucho de nosotros, así que espero que esta vez nos permita ser partícipes en esta gran noticia que me han dado hoy. Si lo del matrimonio está en lista y las cosas van en serio entre ustedes, me pongo a su disposición. Quiero ser parte de esa ese momento tan especial en la vida de mi hija, como también en la suya. No quiero morirme sin lograr ver a mi hija casada con un buen hombre, que la valore, la respete y la quiera aún con lo necia que es; ni mucho menos irme de este mundo sin tener un nieto, o tal vez una nieta.
—Mamá, deja de presionar con eso, por favor.
—¿Eso le haría feliz y la llenaría? — le pregunté a su madre.
—Por supuesto, después de todo ella es mi hija.
—Me gustaría planificar las cosas bien entonces. ¿Qué le parece si en el fin de semana hablamos mejor sobre el tema, mientras esté su esposo presente?
—Steven...
—Ya se lo había dicho a su hija, y como quiero hacer las cosas bien, más no quiero perder esta oportunidad que me ha dado la vida de conocerla, quiero que ella y yo nos casemos. Aunque claro, ella es quien decide cuándo lo haremos.
—Ella no parece que tenga alguna objeción, ¿o sí, hija?
—No, no tengo ninguna.
—Bueno, no se diga más. Le daré la sorpresa a tu papá tan pronto llegue del trabajo. Estoy segura de que se va a poner muy feliz.
—Sé que así será. Creo que nos iremos despidiendo, mi novio tiene trabajo hoy en la noche y quiero que descanse un poco.
—Les agradezco la visita. Espero que de ahora en adelante vengan más a menudo— ella se levantó de la mesa, y yo hice lo mismo—. Te enviaré la información del lugar donde nos encontraremos el sábado, linda.
—Fue un placer haberle conocido, Sra. Carmen. Por cierto, muchas gracias, estuvo muy buena la comida.
—Igualmente, joven. Espero para la próxima probar la tuya.
—Así será.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro