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Capítulo 03

Noah sabía que esa noche iba a ser demasiado larga, pero nunca imaginó que Aiker mordería a su primera víctima tan pronto. Siquiera había tenido tiempo de recordarle su código de subsistencia. Aunque de poco hubiera servido ya que sabía muy bien lo inconscientes e insaciables que son los novatos. Jamás aceptarían alimentarse de enfermos o criminales y mucho menos, de animales, como habían decidido los chicos tiempo atrás. La sangre humana, inocente y joven, era irresistible para un recién convertido y para desgracia de la repartidora, cumplía con todas las condiciones.

—¡Yirem, ¿por qué lo permitiste?! —cuestionó Aisha alterada.

—¿De qué hablas? Yo no hice nada.

La mencionada corrió al lado de Aiker, quizás intentaba refugiarse detrás de él, pero este estaba demasiado ocupado cargando a la repartidora desmayada, para llevarla al sofá.

—A eso mismo me refiero. No soy idiota, podías haberlo detenido pero te convenía que comiera y que se fortaleciera antes de llevarlo a nuestro mundo. ¿Qué estás tramando? ¿Revelarte?

—¡No!, no tramo nada, lo juro. Yo... Yo...

—¡Wo, wo, wo!, ¿siguen con eso de llevarse a Aiker? —Gael jaló con fuerza el brazo de la vampira para exigir su atención—. No lo permitiré, no me importa qué tanta influencia tengas sobre él.

—¡Gael, sueltala! —exigió Joss y el menor obedeció a regañadientes—. No es a la fuerza que resolvemos las cosas... —Se dirigió hacia Noah y respiró profundo antes de hablar—. Te lo preguntaré de otra forma: Si vamos contigo, ¿qué función cumpliríamos nosotros allí?

—Yo le explico —se adelantó Aisha—. Hay dos clanes importantes y cada dos mil años nace un rey. La reina es escogida del clan opuesto y así mantenemos lo más parecido a la paz que pueda existir en nuestro mundo. Pero cuando se supo que Noah era el escogido, a mi querido hermano no le cayó bien la idea de ser solo un conde de la corte. El quería más y Noah le dió el gusto cuando huyó hace más de una década. Yirem y yo lo hemos buscado por todo el mundo y resultó estar más cerca de lo que pensabamos. Ahora que se ha fortalecido, toca volver y luchar por el trono.

—Perdona, pero la historia de sus conflictos familiares no contesta a mi pregunta.

—Joss, lo que Aisha quiere decir es que... como técnicamente debo ir a dar un golpe de estado... y ustedes, juntos, tienen los poderes del vampiro original... —La inseguridad lo detuvo. No quería influir en su decisión y mucho menos que se sintieran obligados a acompañarlo, pero la desesperación que se escapaba por su voz, demostraba justo lo contrario—. Me serían de gran ayuda... como mi ejército.

—¡Ejército! —exclamó Xiang—. Suena impresionante. Ahora estoy más convencido que nunca de que debemos ir.

—¿Qué... qué pasó?

El tenue susurro de una voz entrecortada los hizo a todos mirar al mismo lugar: el sofá. La repartidora había despertado y ahora los miraba con una mezcla de miedo y confusión.

—Esa pregunta se repite mucho esta noche —dijo Kenji torciendo los ojos.

—¿Tu nombre, preciosa? —Le preguntó Aiker con mirada hipnotizadora y la chica se removió incomoda en el asiento.

—Kri-Kri-Kristal...

—¡Qué poético! —exclamó el novato y acarició el rostro de la joven—. Sabes, Kris, ¿puedo llamarte Kris? —La chica no respondía pero miraba aturdida todo a su alrededor—. Según las leyes vampíricas ahora me perteneces.

—¿Va-va-vam-píricas? ¿Eres vampiro?

—Todos lo somos. —La voz de Eider resaltó y la chica dio un respingo.

—¿Todos lo somos?... Yo... ¡¿Yo también?!

—Acabadita de nacer —agregó Aiker con voz sensual y demasiado cerca de Kris.

—¡Kim Aiker! Según esas mismas leyes, también eres mío —recalcó Yirem con mirada asesina—. ¡Ten mucho cuidado!

—Solo estaba resumiendole a la chica su nuevo status. —Se apartó con sonrisa socarrona y se levantó del asiento para ir al lado de su conversora.

Su semblante y actitud habían dado un cambio radical. Definitivamente ya no era el Aiker que todos conocían, pero seguía siendo como un hermano para ellos y debían velar por su suerte. Quizás, él no creía que esa mujer fuera peligrosa, mas a los demás no les gustaba nada la manipulación con la que la vampira lo manejaba.

—Las cosas se siguen complicando —habló el líder decidido a llegar a un acuerdo—. No me agrada la idea de ponerles un ultimátum pero si seguimos aquí, Aiker no podrá controlar su hambre y la chica menos. Puede que se arme un caos mayor, es suficiente con dos novatos en una noche, así que decidan: ¿se van o se quedan?

—El lado bueno es que en el bajomundo nadie podrá impedir que utilicemos nuestras habilidades, ¿o sí? —indagó Gael y los ojitos le brillaban.

—Claro que no, al contrario —explicó Aisha—. La idea es que entrenen hasta perfeccionarlas antes de enfrentarnos al enemigo. No existe ejército sin armas y en este caso, sus armas son ustedes mismos.

El rey chasqueó la lengua incrédulo. No cabía duda de que aquella mujer había nacido para ser líder. Siempre tenía las palabras precisas y podía convencer a cualquiera de hacer lo que a ella le diera la gana.

—No sabemos cómo estarán las cosas allá —balbuceó Yirem—. Cuando Aisha y yo nos fuimos, su hermano ya tenía a medio reino de su lado y habían muchos con poderes magníficos y muy bien entrenados.

—¡¿Tienen poderes?! —gritó Kristal asombrada y la mayoría reprimió una sonrisa—. ¡¿Yo también?!

No se podía negar que para un novato, lo de los poderes siempre resultaba lo más «cool» , pero aquella niña había gritado con demasiada alegría. Parecía que se le había olvidado el hecho de que había sido mordida en contra de su voluntad, y convertida en lo más parecido a un demonio, que podía existir en la tierra.

«¿Por qué aceptar tan rápido una cosa así?», se preguntaba Noah sin dar crédito.

—Calma niñata, no quieras correr sin siquiera haber aprendido a gatear —espetó Yirem algo enojada.

Era obvio que la nueva adquisición de su «amado», le incomodaba. Y es que la chica no estaba nada mal: labios pronunciados, ojos grandes color café. Cabello largo, ondulado, y muy negro. Figura atlética y demasiado joven. De seguro no llegaba todavía a los veinte.

—¿Qué edad tienes? —le preguntó el rey para salir de dudas.

—Diesiocho —respondió inquieta con los ojos destilando impaciencia, en espera de que alguien decidiera matar su curiosidad. —Y bien... ¿qué poderes hay? ¿Puedo escoger o me lo dan ustedes? ¿Tengo que hacer alguna prueba? ¿Pueden mostrarme los suyos...?

—Mostrarte no, pero decirte sí —interrumpió Gael acercándosele—. Soy Gael, Gael Matsuo, el menor de la banda, pero eso ya lo debes saber. —Hizo una pequeña reverencia y le guiñó un ojo—. Super fuerza, a tu servicio.

—Eider Park —anunció el rubio dando un paso al frente—. Control mental: puedo obligarte a que hagas todo lo que quiero con solo verte a los ojos.

—Kenji Haru: telepatía y también puedo ver el futuro... —El de la sonrisa amplia y el rostro ahumado se le acercó—. Bueno,. Algunas veces algunas... No sé bien como lo hago, solo sucede y ya... Pero no sé cuándo... Ni con quién...

—¡Ay, ya, para! La vas a volver loca —lo calló Xiang dándole un empujón—. Me apellido Min y mi nombre es Xiang, señorita. Perdone que no continúe como mis hermanos pero esto es Asia y soy muy apegado a las costumbres: el apellido siempre delante. —Kristal asintió conforme con una sonrisa—. Cambio de forma: me convierto en todo lo que toco sea humano o animal.

—Yo soy Joss, el más hermoso, you know. La chica negó con la cabeza y el idol se fingió ofendido—. Lee Joss: regeneración y curación rápida.

—Y yo nací con todo eso además de teletransportación y por supuesto, una belleza digna de un rey.

—Muy cierto —afirmó la chica ocacionando una rara sensación en el interior del líder.

—Esta niña quiere morirse el primer día de su inmortalidad —habló la reina.

La soberana quería clavarle una estaca en el corazón a la chica. Cualquiera podría darse cuenta al mirarla a los ojos, pero reina al fin, su elegancia le permitió contenerse y le hizo una seña a Noah para que prosiguiera.

—Es probable que tarden en descubrir sus poderes... Y eso va para los dos. —Miró a Aiker, pero este no podía lucir más desinteresado en el asunto, su expresión era exactamente todo lo contrario a la de Kristal, y eso le preocupaba—. Bueno, basta de pláticas. Es hora de irnos, ¿vienen o no?

—Ya está decidido. ¡Vamos contigo!

Aunque todos hablaron a coro, la voz del mayor sobresalió y Noah respiró aliviado. No podía engañarse, sentía que solo no lograría nada, pero con sus hermanos... con su familia, todo le parecía posible.

Los chicos miraron nostálgicos alrededor, comprendían de sobra la tristeza que los invadía. El hogar en donde habían vivido por tanto tiempo quedaría atrás y ninguno estaba seguro de cuándo volvería, o siquiera si podría volver. El rey quería consolarlos, pero no era capaz de decirles lo que les esperaba, porque ni él sabía con totalidad en qué condiciones estaría el lugar al que se dirigían. Y quizás estaba siendo egoísta, pero separarse de ellos le era sencillamente imposible. Siempre les iba mal cuando no estában juntos. «La familia debe estar unida, así es más fuerte», escuchó varias veces en su viaje por el mundo, sin embargo, aquella pequeña fórmula tenía efectos secundarios que Kim Noah, no conocía...

La familia unida también puede desenterrar secretos, ocasionar envidia... y causar sanguinarias luchas por el poder.


                             


—Bienvenidos a mi mundo... su mundo —anunció el líder cuando al fin pudo divisar la entrada.

Habían llegado al bosque de Danyang en segundos, pero con el pasar de los años, todo había cambiado y al rey le costó un poco encontrar la boca de Gosu: la cueva que servía de entrada al bajomundo. Aisha se negó a ayudarlo, alegando que un rey debía conocer la entrada de su reino, mas la muy traviesa estaba disfrutando de la desorientación de su compañero de inmortalidad. Pronto el olor inconfundible a muerte y un ligero viento gélido lo condujeron a «la puerta».

—Esto tiene que ser una broma —declaró Gael furioso—. ¿Me estas tomando el pelo, hyung? He venido cientos de veces con mis padres a Gosu. Si hubiera un mundo vampiro al final de esa cueva lo hubiera encontrado.

—No estés tan seguro —replicó Aiker—. Sé por experiencia que son muy buenos camuflándose.

—En efecto —concordó Eider—, y para quitarnos la duda solo tenemos que avanzar.

—¡Eso! —gritó Kenji con su característica alegría—. Veamos qué hay al final de ese túnel que gracias a las excursiones escolares, todos hemos visitado, al menos, una vez. Puede que siempre estuviera ahí, pero solo fuera visible para los ojos correctos.

—Eso es lo que iba a explicarles, pero nunca me dejan terminar de hablar —comentó Noah intentando no enojarse—. Es imposible que un simple «normal» pueda ver lo que hay al final. De hecho, su final ni siquiera existe, es solo un espejismo.

—Hay todo un mundo dentro de esa cueva —agregó Yirem.

—Y es nuestro, ¿no? —quiso saber Xiang.

—Por supuesto —afirmó Aisha—. Fue creado por nuestros ancestros. Un lugar donde no tuviéramos que escondernos, una tierra sagrada y mágica.

—¡Pues andando! —animó la pequeña Kristal—. Ya era maravilloso que me trajeran a Gosu, que por cierto, ¡es mi primera vez! No todos tuvimos padres dedicados que nos llevaran a vacacionar, ni pertenecímos a colegios de élite que realizaran paseos a lugares como estos.

Había un profundo odio en su voz. El rechazo hacia su vida humana era evidente. Quizás, eso fue lo que la hizo aceptar con tanta rapidez su nueva situación.

«Pero, ¿qué era lo que tanto aborrecía? ¿A ella misma, o a las personas a su alrededor?», se continuaba cuestionando el rey. «Supongo que tendré que investigar sobre su pasado si quiero entenderla. Después de todo, ahora forma parte de mi familia», concluyó con su análisis mental.

—En fin... —La chica volvió a recuperar su amplia sonrisa y prosiguió sin darle tiempo a los demás a reaccionar—. Mi primera vez en Gosu será el doble de genial que la de ustedes, porque podré ver el mundo que se oculta en su interior... ¡¿No es super cool?!

En lugar de molestarse, todos se rieron de la ocurrencia de la chiquilla y enseguida se pusieron en marcha hacia el interior de la caverna, como era el plan del rey desde el principio. Podría haberlos teletransportado al centro del bajomundo en lugar del bosque, pero quería que vieran el camino por ellos mismos. Quería que se enamoraran de las maravillas de su mundo desde el inicio, como alguna vez también, él se enamoró. Y quería además recuperar ese amor.

—Noah... —Joss le susurró mientras lo tomaba por el brazo y lo jalaba un poco, haciendo que se alejaran de los demás.

—¿Qué sucede? —indagó el mencionado un tanto extrañado por el tono bajo del otro.

—¿Estas... estas seguro que nadie que no fuera vampiro... podría ver la puerta?

—También las brujas y los licantropos pueden. En general todo tipo de seres mágicos, pero nunca los que llamamos normales: los humanos. ¿Por qué?

—No... No es nada.

—Algo te preocupa, Joss, te conozco. Dime qué es.

—Es solo que... tengo un recuerdo extraño de este lugar. Como si ya hubiese entrado antes al bajomundo. Y eso es imposible, ¿no? Puede que haya sido un sueño, uno muy vivo, y ahora lo confunda con la realidad.

Un pequeño escalofrío recorrió la piel del líder y el recuerdo nítido, aunque fugaz de la infancia de su amigo, le llegó a través de su tacto. Noah se soltó del agarre de Joss, desconcertado, e intentó parecer lo más tranquilo posible, pero sentía que su sangre se había helado más de lo normal.

«¡¿Cómo rayos no lo vi antes?!», comenzó a preguntarse para sus adentros. «Tal vez entrar en tierra encantada haya intensificado mis habilidades. Debo tocar también a los demás. Así sabré cuántos más tienen un pasado oculto del que ni siquiera ellos mismos están enterados. Pero por el momento, no conviene que Joss conozca la verdad. No soportaría que eso lo apartara de mí».

—Sí..., eso debe ser... Un sueño —articuló Noah después de unos segundos evitando la mirada del otro—. Puede que... hayas escuchado alguna leyenda de esta cueva. Hay muchas y todas están bastante cerca de la verdad. Quizás de niño jugabas a ser algún personaje mitológico de cuentos y ya sabes, la imaginación puede hacerte pensar que estuviste aquí, y hasta que... viste cosas...

—Claro, tiene sentido. ¡Soy un tonto! ¿Cómo podría haber venido antes al mundo vampiro?

—Claro...

—Gracias, Noah.

El rey no pudo decir más. Se sentió un hijo de perra que engañaba vilmente a su amigo, a quien llamaba hermano, y que confiaba tanto en él.

«Sólo espero que pueda perdonarme».

¡Vaya, vaya, hermanita! Pensé que te rendirías pero aquí estás, lo encontraste y viene con manada incluída.

La voz al final del túnel le fué inconfundible al rey, e imaginaba que a sus acompañantes también le sería conocida. Pero no pensó que se atrevería a recibirlos, por lo que no estaba preparado para responderle. El asco se reflejó en el rostro del monarca e hizo hasta lo imposible por no escupirle la cara al muy maldito. Noah sabía muy bien que tuvo la mayor parte de culpa por abandonar a su pueblo, pero aquel tipejo que ahora tenía delante, no tenía el derecho de esclavizar a quienes habían nacido libres...

«Soy un demonio, sí, pero jamás un tirano. Y ahora he vuelto para rescatar al bajomundo de ese cruel destino».

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