Capítulo 02
Las miradas de los chicos pasaron de acusadora a asqueadas. Noah sabía que aquello podría suceder, aún así, esperaba que no lo rechazaran... Pero a quién quería engañar, sería mucho pedir que le perdonaran una mentira tan grande...
—¿De qué rayos estás hablando, hyung? Esto no puede ser cierto —gritó Aiker afligido.
—Lo es —se apresuró a decir Aisha, asumiendo que el novato se refería a su nueva condición—. Comenzarás a sentir una sed inmensa, imposible de saciar con nada. Serás muy peligroso para los que amas: tu familia, tus otros amigos. Lo mejor es que vengas conmigo. —Se acercó a él mientras hablaba y acarició su rostro.
—¡No me toques! Si lo que quieres es darle celos a Noah, tendrás que buscarte otro idiota —espetó el tigre apartandola—. Y no me refiero a esta mierda que me hicieron. Sé perfectamente que es cierto, mi cuerpo esta cambiando, lo noto, y también... sé que ya no tiene remedio. —Su mirada se dirigió al líder, sus ojos inquisidores clavados en los suyos—. Lo que necesito saber ahora es... si lo que dijiste de que eres el rey, es cierto.
—Nosotros también. Necesitamos tomar una decisión cuanto antes —añadió Joss.
—¿De qué decisión hablas?
—Es lógico, Noah, nos engañaste todo este tiempo, te burlaste de nosotros.
—No, Xiang, yo jamas me burlaría, no lo tomen de ese modo. Yo...
—Es justo de ese modo —lo interrumpió Kenji—. ¿Esperas que te perdonemos y ya?
—Las cosas no son tan sencillas, mi querido líder —puntualizó Eider—. ¿Cómo se supone que actuemos si la persona en quien único confiabamos, nos traicionó?
—No los traicioné, yo... iba a decírselo. Se los juro, solo... Solo no había encontrado el momento.
—Hyung, nos unimos a ti porque estabas solo —explicó Gael con pesar—. Queríamos ser parte de tu mundo, pero tu mundo, está más que completo... y nosotros no encajamos ahí.
—Yo no quiero ese mundo, lo aborrezco y por eso huí, ¿no lo entienden? No tengo nada por lo que volver allí, ustedes son mi única familia.
—¡No puedes estar hablando en serio! —gritó Aisha con sus ojos llenos de rabia—. ¡Kim Noah, eres el maldito rey de todos los vampiros del oriente! Tienes un deber con tu raza, ya han pasado casi quince años, ¿no crees que es hora de regresar?... Y si no es por ellos... hazlo por mí, por favor. ¿No te importo aunque sea un poco? Puedo entender que no los veas como familia, pero ¿y a mí? ¡Diablos, Noah, soy tu esposa!
—¡Lo sé! ¡Rayos, lo sé! Pero asumir esa responsabilidad significaba, quedarme allí, aceptar que era un monstruo como ellos y no podía, ¡no puedo!
Aisha se acercó con lentitud y Noah no se atrevía a mirarla. Estaba más hermosa de lo que recordaba y temía que le hiciera tambalear en su decisión de alejarse.
—Para mí... siempre fuiste diferente —susurró la chica muy cerca de su boca—. Te admiraba. Llegué a quererte y hasta a enamorarme de ti, de verdad, y no solo porque se suponía que estábamos destinados... —Su mano acarició la mejilla del hombre y él sintió que se derretía bajo aquel tacto—. Pero en el momento en que me abandonaste, te odié como al peor de los monstruos, te convertiste en el ser más vil y rastrero que existe... en un cobarde.
—No quería seguir en ese infierno. Sabes muy bien como era todo para mí, pero tú, tú eras lo único bueno que tenía. —Sintió la necesidad de tocarla, el impulso de hacerla suya de una vez y para siempre. Su mano acarició la de la mujer, todavía sobre su rostro—. También llegué a quererte... y me dolió dejarte. Créeme que es lo más difícil que he hecho en mi vida...
—Entonces vuelve... No me dejes de nuevo.
Su tono suave y dulce casi logra confundirlo, pero su convicción era más fuerte.
—¡No! —gritó apartandola de la manera más brusca—. ¡No puedo volver! En cambio, tú si puedes quedarte conmigo. Si en realidad me quieres...
—¡Ah, no, Noah, eso no! —también gritó ella y el ambiente en aquel salón comenzó a sentirse otra vez demasiado pesado—. No voy a renegar de los míos, no pienso dejarlos a su suerte sin nadie que los dirija y los proteja. Quédate aquí si te da la gana, pero yo me iré y por supuesto que tu amiguito vendrá conmigo.
—¿Empezamos otra vez? —Yirem torció los ojos resignada.
—No intentes seguir por ese camino, darme celos solo sacará de mí, una bestia que no te gustará ver.
—¡Ja! ¿Pretendes asustarme con ese estúpido cliché? No hay nada que puedas hacer que logre espantarme.
—¿Estas segura? —preguntó el rey con sarcasmo y Aisha asintió con sonrisa cínica—. Tú lo pediste. —El hombre se volteó para hablarle a los demás. Todos todavía con expresiones confusas—. Sé que no merezco su perdón, pero por lo menos, en honor al tiempo que llevamos juntos, como familia, les ruego que me esperen. Que no tomen ninguna decisión apresurada. Les explicaré absolutamente todo como se merecen, pero primero... tengo que cumplir con un deber que he estado retrasando por casi quince años.
Los chicos observaron a Aisha que arrugó las cejas, al parecer sin entender. Todos asintieron, algunos incluso ahogando una risita pícara.
—¿A qué te refieres? —cuestionó ella dubitativa—. ¿De qué deber hablas?
—Me extraña que tengas quinientos años y aun no lo sepas. —Se burló Yirem entre dientes.
—¡Ah!, casi lo olvido chicos... —Noah miró con repugnancia a la morena que había acabado de hablar—. No dejen que esta asesina de sueños se le acerque a Aiker —explicó y ella hizo una mueca odiosa—. Al ser la que lo mordió tendrá demasiada influencia sobre él. Vigilen muy bien el proceso de adaptación, las primeras horas de un novato son muy peligrosas e impredecibles. No queremos que se convierta en un vampiro irresponsable y seguro que él tampoco.
—Como digas... «Rey» —se burlaron algunos y él agradeció internamente que al menos, por el momento, pareciera que hubieran decidido aceptarlo.
Que se lo estuvieran tomando a manera de broma, significaba que en su interior, parecían ya haber decidido darle una oportunidad. Tras una rápida ojeada al salón, su mente encontró tranquilidad. Solo atinaba a pensar en que «su familia» al fin estaba completa. En que Aiker por fin era parte de su mundo, y eso para él, si bien no le podía llamar paz por completo, era lo más parecido que había sentido en mucho tiempo.
Obligó a su mente a volver a la realidad, tomó a Aisha del brazo con cierta rudeza y ella emitió un grito.
—¡Suéltame!... ¿Qué rayos vas a hacer?
—Pronto lo veras —susurró en su oído. La pegó a su cuerpo y ambos desaparecieron.
—¡Sueltame, Noah! Me haces daño —gritaba Aisha mientras intentaba, como podía, golpear el pecho del mencionado.
El hombre agarró más fuerte sus muñecas y sonrió. Ella miró a su alrededor y se estremeció sin poder articular nada coherente. Suspendidos en el aire, la reserva natural bajo sus pies se veía impresionante y el cielo nocturno, les servía de manta aquella noche.
—Quita esa maldita sonrisa de tu cara.
—Sé que tu también lo estas deseando.
—No sé de qué hablas.
—¿Crees que no me doy cuenta de lo que quieres? Te conozco demasiado, Aisha. ¿Piensas que no sé lo mucho que anhelas esto? Incluso más que yo...
—Si no me dejas ir, no respondo. No tienes ningún derecho a... a... secuestrarme de esta manera —balbuceó nerviosa, con los ojos centelleantes.
Noah podría jurar que era deseo, que la chica sabía a la perfección lo que pasaría, pero disfrutaba de hacerse la inocente, provocando que él la ansiara más.
—Tengo todo el derecho de los dos mundos. Eres mi esposa, ¿lo olvidas?
—Solo porque se celebró una estúpida boda, pero no soy realmente tuya.
—Eso se puede resolver ahora mismo —dijo Noah y acarició el rostro femenino mientras descendía para tener más estabilidad. Sintió como ella tembló—. Sé que no merezco tu perdón por haberte abandonado... y mucho menos la noche de nuestra luna de miel, pero... te prometo... —Se acercó a su oído y susurró—. Que voy a recuperar el tiempo perdido. —Ella ahogó un jadeo—. Con el doble de ganas.
—No se-seas idi-idiota... yo... yo no quiero que recuperes nada.
—Fuiste consagrada a mí hace quinientos años, mucho antes de que nacieras ya eras mía, Aisha... Solo falta el pequeño detalle de lo físico.
—Pero yo... yo no necesito de ese «pequeño detalle». Solo quiero ser reina y a ti no te interesa el trono. Así que de nada me serviría que vinieras ahora a cumplir tu papel de esposo, no voy a obtener beneficios de eso. Por mí te puedes quedar con tus «ganas» para otra cualquiera que...
El chico besó con suavidad sus labios. Aunque fué corto, logró dejarla sin habla.
—Repítelo... —dijo separandose un poco—. Esta vez, asegúrate de que te crea.
—Y... si no me crees... ¿qué?
—Te voy a arrancar ese vestido a mordidas.
—¿Qué rayos te ha hecho el vestido?
—Ahora mismo... estar acariciando lugares de tu piel que solo yo debería disfrutar.
Y no pudo más. La besó sin pausa, salvaje y rápido. Temiendo que escapara, que se arrepintiera, o que tenerla así, solo fuera producto de su imaginación. Dejó su boca impaciente y recorrió con su lengua desde su mentón hasta su cuello, clavó sus colmillos en su clavícula, y su pálida piel, quedó marcada de pura lujuria, ego. Quería que todos supieran que al fin era de él. Ella no se resistió, al contrario, le dió más acceso. Enroscó sus piernas en la cintura de su esposo y gimió cuando sintió su sexo palpitando cerca del suyo. Metió sus manos por debajo de su camisa, acaricio su pecho, arañó sus costillas, mientras se volvían a besar con tanta pasión que casi se ahogaban. Noah sentía que se volvería loco antes de probarla completa, ya no había punto de retorno para sus ansias, sería capaz de cualquier cosa por tenerla; y ella lo sabía...
—Noah... —lo nombró entre los chasquidos de sus labios y él gimió a modo de respuesta. Ella interrumpió el beso en contra de su voluntad y lo miró por unos segundos. Sus ojos grises queriéndole hacer mil preguntas, más sus labios, al parecer, no se atrevían—. Ven conmigo —susurró con cierto temor—, salva nuestro mundo... te lo suplico...
El rey apareció de nuevo en la sala de la mansión, llevando a su esposa en brazos. Las miradas incisivas no cesaban aquella noche.
—¿Alguna novedad? —indagó mientras bajaba a Aisha.
—Eso deberíamos preguntar nosotros —dijo Yirem con sarcasmo—. ¿Cómo estuvo la luna de miel?
—¡Yirem! —gritó avergonzada Aisha.
—Lo siento su alteza, pero es algo que me incumbe. Si por fin consumaron, todo va a cambiar, ¿no? Y así también olvidas esa idea loca de casarte con mi amado.
—Me encanta oírte decirme así —comentó Aiker y se mordió el labio con lujuria—. Repítelo.
—Mi-a-ma-do —acentuó Yirem en un tono demasiado sensual.
—¡Pero ¿qué carajos...?! —espetó Noah incrédulo.
—No y eso no es nada. Te has perdido lo mejor —explicó Joss.
—Sin duda lo del beso a lo sadomasoquista fué épico —dijo Xiang entre carcajadas.
—Yo diría que tenerlos que separar porque si no tenían sexo aquí mismo, delante de todos nosotros, fué más épico —rio divertido Kenji.
—¿Pero qué rayos hicieron en mi ausencia? ¿No les dije que los vigilaran? ¡Qué no la dejaran acercarse a él!
—Y eso hicimos, hyung —replicó Eider—, si no, creenos, hubiese sido peor.
—No sé qué clase de hechizo es ese, pero Aiker no puede resistirse a esa loca —comentó Gael enojado.
—Es el vínculo de la primera víctima —explicó Aisha—. Solo sucede cuando «el depredador» por así decirlo, escoge a su primera presa humana, y esta es del sexo opuesto. Automáticamente se crea lo que llamamos «efecto imán». La víctima siente tal atracción por su conversor, que está dispuesto a hacer todo lo que este le pida en absoluto. Fue algo que los ancestros crearon hace milenios, imagino que para asegurarse de que los novatos no se quedaran solitarios para toda su eternidad. Es también una manera fácil de escoger pareja.
—Es cierto, sabía que los conversores tenían cierta influencia sobre sus víctimas, pero había olvidado el efecto imán. Es mucho más fuerte de lo que imaginaba —recordó el rey como para sí mismo.
—¿Y la víctima no puede negarse de algún modo? —indagó el propio Aiker.
—Nope —se apresuró a contestarle Yirem—. Solo si es la voluntad del vampiro dejarlo «en libertad»... —Se acercó con lentitud a él y este cayó sentado en el sofá—. Pero yo te escogí mi amor... —Se sentó a su lado, abrazándolo, y el tigre tragó duro—. No pienso dejarte libre... nunca.
—Noah, haz algo por favor —suplicó Gael.
—Noah, esa mujer no puede llevarse a Aiker —exigió Eider.
—Sí, sí que puede... Y deberían dejar de llamar Noah a su rey. Por esa falta de respeto les podrían cortar la cabeza a donde vamos.
—¡Aisha, todavía no!
—Pero, ¿qué esperas para decirles? Debemos irnos cuanto antes.
—¿A dónde van? —inquirió Kenji preocupado.
—Pues a casa, a nuestra verdadera casa. Al bajomundo —informó la reina dejando a todos boquiabiertos.
—Entonces... sí te iras al final —dijo Xiang con tristeza en sus ojos.
—Debo hacerlo, las cosas allá se han salido de control... Pero podrían venir conmigo, si quisieran. Aunque solo sea unos días, pueden volver después.
—¿Y tú?, ¿no volverás?... —La voz de Joss sonó con demasiado dolor—. Quieres decir... que dejas la banda.
—¡Olvida la banda!, ¿dejas nuestra familia? —cuestionó Aiker con ira—. ¿No es esta la familia que tanto dices amar?
—Tendrá que ir —explicó Yirem—. Los clanes están descontrolados y aprovecharán para abolir la monarquía... o peor, poner a cualquier esclavista en el trono. Morirán muchos inocentes... Pero claro, todo sería más fácil para el legítimo rey con ustedes de su lado. Juntos tienen los poderes del vampiro original, serían el mejor ejército... Sin embargo, sé que no aceptarán porque solo son una banda de egoístas.
—¿Eso es cierto, Noah? —preguntó Joss un tanto confundído—. ¿Podrías ganar con nosotros a tu lado?
—Es una posibilidad.
—Una muy alta según veo en mis predicciones —recalcó Kenji.
—Entonces, no se hable más, debemos ir —puntualizó Xiang.
—¿Cómo pueden decidirlo así, tan rápido? Si hasta hace un segundo era un mentiroso que no merecía su perdón.
—Y todavía no te hemos perdonado —replicó Eider—, pero no somos tan egoístas como afirma esta... ¿señorita? —Miró con desdén a Yirem e hizo una mueca de desprecio.
El timbre sonó y era fácil adivinar el miedo que corrió por las venas de casi todos los presentes. Aunque Noah quiso impedir el caos que se avecinaba, todo sucedió demasiado rápido. Los colmillos de Aiker salieron en segundos y cualquiera reconocería en sus ojos rojos, las ganas incontrolables de probar sangre humana. El novato, tan ágil como fuerte, consiguió llegar a la puerta pese a que le obstaculizaron el paso. La abrió, y con velocidad y precisión impresionantes, clavó sus incisivos en el cuello de una joven repartidora de pizzas. El grito de la chica hizo eco en el lugar, taladrando los oídos de todos los presentes y Noah solo alcanzó a ver cómo su sonrisa y el brillo de su tierna piel, se desvanecían mientras se desmayaba entre los brazos de Kim Aiker.
¿Acaso puede ocurrir algo peor...? La respuesta es sí.
Hola mis cerezos :) Como están? Espero que bien y maravillosamente.
Aquí vengo con otro capítulo (super largo me salió, sorry i'm not sorry, jjj) completamente nuevo y salidito del horno.
Recuerden que esta historia está siendo reescrita y aunque no pienso cambiar su esencia (solo pretendo mejorarla) hay muchos diálogos, nombres y actitudes (por así decirlo) de los personajes, que están sufriendo una reestructuración a fondo... Espero sinceramente que les esté gustando esta versión de PETB.
Leerlos es lo que más disfruto en la vida. Los amo y los vuelvo a amar. Kim kisses para todos.
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