Capítulo 01
Después de presentarse al casting, ser calificado con honores y contratado para formar parte de una Boy band de K-pop, su vida se volvió... ¿más vida? Tenía que entrenar día y noche, y compartir un pequeño hogar junto a otros seis chicos de varios paises de Asia oriental: Joss, el mayor en edad humana, bien parecido y algo introvertido a pesar de lo que todos creían. Xiang, a quien desde la primera vez que lo vio, le apodó «gato arisco», calificarlo como un simple humano no le haría justicia. Kenji, el tercero de los mayores, el ser más positivo que había visto en su larga existencia, aunque demasiado miedoso. Luego podría decirse que por la edad que aparentaba, estaba él, seguido de los tres más jóvenes: el tierno Eider, el apasible Aiker y el tímido Gael.
Lidiar con el estrés de no hacerle daño a ninguno era agotador, pero evitar que lo descubrieran, lo desgastaba. No sabría qué hacer si lo hacían, ¿huir de nuevo?, ¿convencerlos de aceptarlo? ¿Convertirlos?
El tiempo pasó y al contrario de lo que creía, la convivencia se le hizo muy amena. Poco a poco fue olvidando sus temores. Sus compañeros se metieron en su corazón, derritiendo aquel duro hielo que su familia se había encargado de crear en su pecho. Comenzaron a llamarle hermano y a tratarlo como tal. Se sentía tan bien, que otra vez fue demasiado descuidado y después de un par de años, lo descubrieron.
Recordaba como si fuera ahora la primera vez que tembló de impotencia. No quería separarse de ellos, no quería ser rechazado otra vez, pero mucho menos, podría soportar que le temieran. Sin embargo, sus acciones de nuevo lo sorprendieron. Lo acogieron con más amor del que le habían demostrado y se interesaron demasiado por su mundo, sus costumbres. Aquello que él odiaba tanto, a ellos les parecía perfecto...
Tenía por regla no darle a nadie su mismo destino, de hecho, nunca antes había convertido a un ser humano. Pero después de que le rogaran tanto, pensó que no había mejor forma de tenerlos para siempre consigo. Podría parecer egoísta, pero no quería que se fueran jamás de su lado, y terminó accediendo a morderlos. Desde ese momento, se convirtieron en verdaderos hermanos de sangre, menos uno: Aiker. El chico de la sonrisa cuadrada y el alma pura, el primero que dijo que le amaba, sin embargo, odiaba la esencia de lo que era. Le dolió, pero lo entendió, cómo no hacerlo, si él mismo se sintió así por siglos. Resultó una tortura no morder a aquel ángel en cuerpo de veinteañero, pero pudo respetar su decisión y ayudó a los demás a hacer lo mismo.
No obstante, las cosas cambiaron un poco después de probar la sangre humana. Como los ancestros decían, era fácil volverse dependiente de ella, más casi imposible deshacerse del vicio que provocaba su sabor. Querían cada vez más, pero se negaban a ser recordados solo como los simples chupasangre de los cuentos de medianoche. No querían ser los villanos de la historia y con esa meta en mente, lograron contenerse.
Así llegaron hasta hoy, decidieron ser famosos y lo fueron, querían ser los mejores y también lo fueron. Eran irresistibles y adictivos, por eso se mezclaban poco con los que llamában «normales», los humanos, para no tentarse. Los chicos lo reconocieron como líder y lo secundaban en todo. Gracias a ellos, conoció lo que era vivir en familia realmente...
—Apresúrense, ya es hora —ordenó Eider inquieto.
—No entiendo por qué debemos ir a comer siempre juntos —dijo Joss por décima vez en la noche.
—Ya hemos hablado de esto, no debemos separarnos —explicó Xiang como si fuera la primera vez que lo hiciera—. Excepto por Aiker, claro.
—Hasta un día —puntualizó Kenji—. No puede resistirse tanto tiempo.
—No empieces con tus bromas —pidió Noah en tono autoritario—. Sabes que no me gusta que lo asustes.
—Descuida hyung, sé que nunca va a hacerme nada sin mi consentimiento —explicó Aiker para tranquilizar al líder.
—Pero a veces se nos hace bien difícil —comentó el pequeño Gael, acercándose con mirada asesina.
—¡He dicho que basta! —centenció Noah y desafíó al maknae con la mirada—. Ya vámonos.
Todos corearon un sí y fueron saliendo del apartamento, algunos con normalidad por la puerta, y otros simplemente desaparecieron ante los ojos del líder. Este le hizo un guiño a manera de despedida a Aiker y también desapareció. Noah intentaba no preocuparse mucho por la seguridad de su hermano, sabía que a pesar de confiar en ellos, el tigre, como le gustaba llamarle, siempre estaba a la defensiva. Los amaba, y hasta un punto respetaba su decisión y entendía sus razones, pero para él, solo éran «demonios que convirtieron su vida en una eternidad maldita». A Noah le incomodaba el término, como siempre, pero Aiker era uno de los humanos más tercos que había conocido en su existencia, e intentar que cambiara de opinión, era tiempo perdido...
En pocos minutos los chicos llegaron a su lugar favorito para cazar: la frontera de las Coreas. Hacía algunos años y por el poco tránsito humano, se había creado una mini reserva natural en la que aprovechában cada noche para comer tranquilos. En el siglo veintiuno, nadie creería que un grupo de vampiros andarían alimentándose de animales, y mucho menos en el Paralelo 38.
—Hoy tengo ganas de un buen ciervo —comentó Xiang relamiendo sus labios.
—La semana pasada comimos ciervo, ¿qué tal un oso? —propuso Joss.
—No me gusta mucho la sangre de oso, prefiero la de leopardo —replicó Kenji negando con la cabeza.
—Pues suerte con eso, hace meses que no encontramos uno —recordó Eider.
—¿Se habrán extinguido? —cuestionó Gael olfateando el aire.
—¡Shh! —Todos callaron y observaron a Noah que cerró los ojos intentando concentrarse—. Escuché algo extraño, como si Aiker estuviera pidiendome ayuda.
—¿Por qué estaría tu «tigresito» pidiéndote ayuda? ¿¡Porque no puede abrir la caja de la pizza!? —indagó Joss con sarcarmo—. Son ideas tuyas. —Y le dio una palmadita en el hombro al líder intentado quitar importancia a su preocupación—. Dices que no, pero te preocupas demasiado por él.
—Lo sobreprotege —puntualizó Xiang.
—No es eso, se los juro sentí su miedo y un grito interno de dolor.
—Chicos, no quiero alarmarlos pero... —susurró Kenji y todos lo miraron a la expectativa—, yo también lo sentí. Creo... creo que...
—¡Habla ya! —gritó Eider asustado—. ¿Le sucedió algo a Aiker?
—Creo que ha sido mordido.
Todos negaron con un grito y volaron a casa a la velocidad de la luz...
—¡Maldita! ¿Qué has hecho? —gritó Noah al tiempo que entraba por la ventana, seguido de los demás, y veía a aquella morena limpiando con su antebrazo los restos de sangre que quedaban en sus labios. Hermosa, pero con la mirada fría, como si la muerte misma estuviera posada en sus pupilas.
—Lo siento mi rey, pero ya estamos hartos de esperar que vuelvas —explicó la chica de cabello negro y piel cobriza—. Y él... —Señaló a Aiker desmayado en medio del sofá y el líder se estremeció al ver los dos orificios en su cuello—, dice la profecía, que será el mayor de todos los tiempos.
Sin darle tiempo a responder, otra vampira a la que Noah miró con odio, apareció en medio de la sala.
—¡Tú!... Debí imaginar que estabas detrás de esto.
La pálida chica de sonrisa cínica, hizo una pequeña reverencia ante el asombro de todos. Noah tuvo que sujetar a los chicos que ya estaban eufóricos y con ganas de arrancarle la cabeza a la mujer que para ellos, había cometido el crimen más imperdonable de la historia.
—Alteza, no tenía que haberse molestado, lo tengo todo bajo control —explicó la morena a la recién llegada.
—¿En serio? Pero si se te cae la baba por él —repondió la otra con burla—. Estabas loca por morderlo y cuando despierte, serías capaz de olvidarte de todo y seguirlo a donde te diga. No puedes convencerlo.
—¡Aisha, basta! —ordenó el líder intentado parecer calmado, en vano—. Si hiciste esto para que volviera pierdes tu tiempo. Es más, me ahorraste el mío, intenté convertir a Aiker por años y ahora ya mi familia está completa.
—Tu familia está en el bajomundo y si no vuelves, desposaré a tu mejor amigo para que me sirva de «rey payaso». Veremos quién puede más.
—Pe-pero... no te casarás con él en realidad, ¿o sí? —tartamudeó la pelinegra en tono bajo y preocupado.
—Por supuesto que sí.
—Dijiste que solo lo utilizarías para darle celos a Noah, que después podría quedarme con el chico.
—Ay, Yirem, cariño, ¿te lo creiste? Aiker no está nada mal y yo necesito de un vampiro para ascender al maldito trono. Sabes que nuestras leyes nunca me permitirían gobernar sola y ya estoy cansada de esperar que mi marido se sobreponga de su crisis existencial, y se decida a ocupar su lugar. Con, o sin él, seré la reina.
—Ese no fué el trato, Aisha.
—¡Qué rayos me importa el trato! ¿No estas de acuerdo? Atrévete a desafiarme entonces.
Aquellas dos locas estaban a punto de irse a las manos, cuando Aiker emitió un quejido que indicaba que comenzaba a despertar de su letargo...
—¿Qué sucedió...? —indagó, todavía somnoliento, mientras se acomodaba en el sofá—. La cabeza me da vueltas y me duele el cuello como si me lo hubiesen cortado.
—¿Qué recuerdas? —preguntó Noah rápido, evitando las miradas acusadoras y fulminantes de sus compañeros.
—No mucho, estaba como siempre sumergido en mis pensamientos mientras esperaba al repartidor de pizza, y comenzé a sentir como los párpados me pesaban —explicó el chico al tiempo que daba una ojeada por toda la sala con lentitud, deteniéndose en cada uno de los presentes como si los estuviera reconociendo—. ¡Oh, Dios!, comienzo a recordar... —gritó y Noah llevó una mano a su frente, atemorizado, anticipandose a lo que el chico diría—. Me fue inevitable cerrar los ojos y sentí mucho miedo. Ustedes me habían contado como actúan los de su clase y sabía que había uno cerca. Fue como si mi cuerpo presintiera el peligro, sin embargo, no pudiera hacer nada para evitarlo. —Su mirada se encontró con la de Yirem y todo su cuerpo se tensó—. Fue entonces que la vi. —Sus ojos se llenaron de odio cuando señaló a la morena—. «Demasiado hermosa por fuera, pero de seguro, podrida por dentro», pensé mientras se acercó a mí ya que aunque lo intenté, no pude hablar... Con sus ojos azules me recorrió completo y me sentí desfallecer, rogué porque vinieran a salvarme..., pero nadie llegó... Esa arpía sacó sus colmillos, se acercó a mi cuello y...
—¡La voy a matar! —gritó el impetuoso Gael y se abalanzó hacia Yirem.
—¡No! —Con un ademán, Noah lanzó al menor contra la pared, evitando que cometiera una locura. Muy a su pesar, no podía permitir que alguien más terminara dañado aquella noche, era su deber—. Aunque nos duela, el crimen ya está hecho y no ganaremos nada con matarla, excepto sumir a Aiker en una profunda tristeza.
—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Eider alterado—. La muy perra lo mordió contra su voluntad y eso merece un castigo, es la ley.
—¿De dónde te sacaste esa ley tan estúpida? —Rio Aisha a carcajadas.
—Pues de las vampíricas, ¿de dónde más? —aseguró Kenji.
—Vaya, vaya, veo que has jugado a tus anchas con tus soldaditos, cariño. Te has inventado un nuevo mundo, donde todo sea exactamente lo contrario al nuestro.
—¡Aisha, cierra la boca!
—¿Por qué, Noah? —indagó Xiang en cierto tono acusador—. O debería decir, «rey».
Su mirada escrutadora calaba hasta los huesos del líder. Noah esperaba que no se hubieran percatado, pero era demasiado pretencioso de su parte pensar que eran tontos y que su secreto seguiría oculto por siempre.
—¿Pensábas que lo pasaríamos por alto? —indagó Joss—. ¿Qué no nos daríamos cuenta?
—No estoy preparado para explicarles todavía.
—Es ahora o nunca, Noah, cuentales por qué los engañaste todo este tiempo. Dile a tus «hermanitos», quién eres en realidad... y de qué has estado huyendo por casi quince años.
—No he estado huyendo... y... no los engañé.
—¿Cómo se llama ahora? ¿Ocultar información, mi rey?
—Yirem te agradecería que te marcharas, no es asunto tuyo.
—Te recuerdo que ahora soy la dueña de tu protegido, si me voy, me lo llevo conmigo, mi rey.
—¡Ey, ey, un momento!... ¿Dueña? Noah, ¿de qué carajos está hablado esta loca?, yo no le pertenezco a nadie.
—Técnicamente... sí...
—¡Esto es el colmo!, no solo me convierten en un demonio en contra de mi voluntad, sino que también ahora soy una especie de esclavo o qué. ¡¿Y por qué te siguen llamando rey, maldita sea?!
—Porque lo soy —soltó cortante ante las miradas confusas de todos. Ya no podía más—. No soy Kim Noah, el vampiro sencillo y solitario que les hice creer... Soy... Kim Noah, el rey perdido del bajomundo, el monarca que huyó de su propia tierra porque no soportaba a los suyos. El que abandonó a su raza y a su esposa... la misma noche de su boda.
Hola, hola, ¿cómo nos va por aquí? :) Espero que muy bien. Ojalá le esté gustando la nueva versión que con tanto amor estoy haciendo. Sin más, muy buenas noches y Kim kisses para todos.
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