Recuerdos Mortales
—Hola —saludó el demonio—.
A Sam, que había estado de espaldas acomodando unos papeles antes de salir, casi le dió un infarto por encontrárselo tan de golpe:
—Solo vine para advertirte que la pared en tu cabeza es inestable... ayer Castiel provocó una fisura al tocarte con su gracia y los recuerdos se filtraron, si despertaste en la biblioteca fue gracias a que conseguí pararlos, así que te recomiendo que empieces a tomar distancia por tu propia seguridad —después de haberlo dicho, el trajeado sólo desapareció—.
"Sabía que habías sido tú Crowley..." —pensó en vos queda—.
Poco después salió de su cuarto. Dean que estaba viendo la computadora, levantó la vista cuando lo sintió llegar:
—Buenos días, hay café recién hecho —lo saludó—.
—¿Te quedaste despierto toda la noche? —quiso saber el más pequeño—.
Sin Cass para vigilar alguien tenía que quedarse de guardia, estabas muy cansado y yo ni pizca de sueño.
Dean era un verdadero experto cubriendo sus propias huellas, nunca le dejaría saber a su hermano que él lo cuidaba de esa forma, entendiendo que Sam podía ponerse incómodo o aún peor agresivo y mal predispuesto.
—Bien, ahora estoy despierto, así que es tiempo de que te vallas a descansar... tienes aspecto de manicomio, estás necesitando mucho desconectar de este mundo por un rato.
—Cass debe estar por llegar, no quiero perderme las novedades.
—Haré que te grave un mensaje, lo prometo, te estás quedando dormido, no seas necio, ve a descansar —dijo acercándose por detrás y haciéndole un breve masaje en los hombros que se sintió delicioso en contra el cuerpo contracturado del rubio—.
—Está bien, me convenciste —se desperezó lenta y profundamente el mayor antes de ponerse de pie— pero no veas mi porno.
Sam no supo si se estaba refiriendo a la página del FBI o si en verdad hablaba de las pelis condicionadas, pero de todas formas no pensaba ver ninguna de las dos por lo que cerró todo, bajó la pantalla, la acomodó en un rincón más resguardado y se sirvió de la jarra de café sobre la propia taza de su hermano mayor.
En la heladera había un envase descartable con media porción de pastel de chocolate que decía en letra de Dean: "no tocar", esto hizo sonreír a Sam que tomó la opción light, previamente haberse preguntado si debía comerse el pastel. Había terminado la segunda rebanada de pan tostado integral cuando el ángel llegó apareciéndose a su derecha con esa gabardina que le daba aquel atractivo aspecto de detective, realzando los atributos naturales del apuesto y encantador Jimmy Novac, el humano cuyo cuerpo había poseído como vehículo en el mundo de formas.
-—¿Cómo estas? Te pido perdón por el retraso —saludó el alado— dijiste que necesitabas pedirme un favor, espero que no se trate de alguna locura.
—Dime... ¿sería posible que Metatrón tuviera conocimientos de magia? ¿brujería china o cualquier tipo de hechizos antíguos?
—Brujería china... —volvió a repetir el ángel sorprendido y pensativo—.
—Sé que era un apasionado de los libros... tal véz halla leído algunos muy raros... ¿puedes buscar en tu mente y ver si recuerdas algo? Tiene que haber alguna forma de quitarle a Dean ese demonio...
Al ver la súplica en los ojos verdes supo que tenía que esforzarse seriamente.
—Dame un momento... tengo que relajarme para poder tener acceso...
—Tranquilo, tómate el tiempo que necesites... puedo ayudar a que te concentres si lo deseas... —le ofreció el joven guiarlo en un proceso hipnótico—.
—De hecho parece... que ha leído bastantes libros interesantes ... al parecer tuvo acceso a la biblioteca de Alejandría, incluso libros en Sumerio y Atlante... espero que sean de ayuda... —Cass levantó su mano dispuesto a tocar la frente del muchacho en pos de traspasarle a su propia consciencia el conocimiento adquirido. Pero Sam retrocedió y como entretenido con el tema explicó— lo siento, es que Dean va a matarme si hacemos eso... dijo que me rompería todos los huesos si se me ocurría ocultarle algo ¿sería demasiado pedir que fuera un manuscrito? ¿O algún libro que pudiéramos leer juntos? Quiero decir traducciones... Ya sabes...aún no leemos en chino o Atlante...
—¿Estás nervioso...?
—Demasiado café... pocas horas de sueño... nada grave, valdrá la pena...
Detrás de Castiel Sam vio aparecer de golpe el fantasma de Adam, su medio hermano muerto a quién Michael había querido poseer para tener su pelea con Lucifer en el cuerpo de Sam. (presentaba una imágen cadavérica, no como había sido en vida).
El espectro le clavó la mirada de forma intimidante y desapareció segundos después.
—Entiendo...
—¿Cómo hacemos con el tema de las traducciones? —trato Sammy de ir coordinando la entrega—.
—¿Quieres que las cargue en tu computadora? —ofreció Castiel—.
—Eso sería estupendo, vamos por ella...
—¿Porqué china? —preguntó el ángel intrigado mientras iban avanzando-—.
—Es complejo, prometo explicártelo cuando tenga que explicarle a Dean.
—Me preocupa que estés pasando tu límite, intenta tomar las cosas con más calma... descansa tu mente de esto al menos por unos días... te prometo que todo ira bien.
—Sé que tienes razón —dijo el joven— a Dean no le sería de ayuda que me diera un acv en este momento... voy a bajar un poco la intensidad en estos días...
Ni bien terminó de decirlo volvió a ver al fantasma por unos segundos en el descanso de la escalera. Su mirada lasciva y psicópata lo hacía entender que se trataba de Michael. Parecía más aterrador a cada aparición. Pero si Castiel no lo estaba viendo entonces no era real. Y si no era real se iría luego de que durmiera un poco.
Castiél le apoyó una mano en el hombro dedicándole una tierna mirada de aprobación.
Cuando llegaron al cuarto, Sam cerró la pantalla de su portatil que descansaba en el escritorio, con el "Pen Drive" enganchado al puerto, y se lo entregó procurando que no se tocaran sus manos, y él pudiera percibirlas húmedas y heladas, por el temor que le corría por la espina causándole palpitaciones, resequedad en la boca y aquella sensación de encontrarse ante un verdadero monstruo que lo hacía sentir pequeño y amedrentado.
Sabía que aquel hombre era su amigo, sin embargo una parte de él parecía no poder reconocerlo como tal.
—Te avisaré ni bien termine las traducciones.
—Significa mucho... sé que estas realmente ocupado...
—Sé que he estado un poco inaccesible últimamente —le puso una mano en el hombro—... pero no quiero que lo dudes, ustedes son y siempre van a ser lo más importante -—en su mirada profunda y transparente se reflejaron la ternura y la gran preocupación que sentía—.
—Lo sé, además ya no somos unos niños —le sonrió el menor instándolo a que no sintiera ninguna culpa por hacer sus cosas—.
—Hasta pronto —se despidió con una sonrisa, y al siguiente pestañeo había desaparecido—.
Sintiéndose mareado y confuso, Sam soltó el aire y se sentó en la cama, mientras su corazón palpitaba cada vez más fuerte.
Hubiera esperado sentirse mejor sin embargo estaba aterrado, tenía la certeza de que no se encontraba solo, una presencia invisible acechaba, algo que lo hacía sentirse en verdadero peligro.
Pronto sus temores se hicieron realidad, la entidad lo atacó en los ojos nublándole la visión, en medio de la nebulosa distinguió una sombra moviéndose velozmente a poca distancia.
Antes de que pudiera reaccionar el enemigo lo embistió manteniéndolo paralizado en su cama. Podía sentir el peso del cuerpo del atacante, la presión enorme que mantenía sus brazos inmovilizados contra el colchón, el fuerte y desesperado latir de su pecho, y comenzó a forcejear para tratar de quitárselo de encima y correr.
A pesar de su robusta contextura física no fué capaz de zafarse y la sombra informe comenzó a hacerse nítida al ir recuperándose sus ojos.
Quien lo tenía apresado no era ni más ni menos que quien lo había estado observando en todas partes, su sonrisa de satisfacción era absolutamente perversa. Sam aún luchaba por enderezarse cuando la criatura sin apartar los brazos movió por medio de telequinesis su cremayera hacia abajo.
—¡No! —gritó el castaño, entonces el arcángel, cansado de sus forcejeos le propinó dos salvajes y rápidos puñetazos en la naríz que lo dejaron tan aturdido que apenas pudo volver a moverse. Acto seguido lo paralizó para poder ahogar los gritos en su garganta, dando a continuación rienda suelta a sus despiadados actos—.
A la humillación, se sumaron pronto los dolores más agudos e insoportables, Michael sabía como hacer que el proceso fuera lo más doloroso posible y lo ejecutó con maníaca precisión.
Cuando lo juzgó prudente Crowley volvió a bloquear ese horrible recuerdo de la Jaula una vez más.
Michael desapareció y se trocó por el rey de los demonios.
—Está bien, tranquilo —le dijo el recién llegado apoyándole una mano suavemente en el pecho y otra sobre la frente bañada en sudor frío, el dolor desapareció, más no así la angustia— a esto me refería... lo que crees haber vivido hace un momento no ocurrió aquí, ocurrió en la jaula. Esos horribles recuerdos también son peligrosos porque afectarán directamente a tus células, debido a que durante la filtración tu actividad cerebral se incrementa hasta alcanzar el setenta por ciento de su capacidad, contra el diez que los seres humanos tienen disponible, cada neurona y célula de tu cuerpo revive el momento de una manera tan fiel y perfecta que termina siendo afectada del mismo modo que en el pasado... como prometeo ellos te destrozaban y luego regeneraban tu cuerpo para seguir torturándote... la pared que colocó Castiel después de derribar el verdadero muro siempre estuvo destinada a volverse obsoleta, está perdiendo densidad y éste es el resultado, los ángeles se han vuelto potenciales disparadores de recuerdos que se han vuelto mortales, esta es tu situación... y yo el único que puede cerrarle el paso a este infierno y por ende a tu muerte prematura, así que no olvides a quien debes de mantener contento —dijo sugestivo, y el castaño lloró en silencio por una humillación más—.
Cuando el demonio empujó el mal recuerdo hacia lo profundo y reforzó las defensas que le impedían recordar, la frecuencia vibratoria de Sam se incrementó automáticamente, con lo que supo que al despertar el chico se encontraría bien.
A las tres de la tarde abrió los ojos, sabía que había tenido un episodio, sabía que Crowley había tendido que asistirlo pero no recordaba qué le había sucedido exactamente.
No tardó en darse cuenta de que era hora de comer y tenía hambre así que fué en busca de Dean y al encontrarlo aún dormido decidió tomar el mísmo las llaves del auto y salir de compras.
Para cuando el rubio se despertó cerca de las seis de la tarde encontró a su hermano viendo la pantalla con un helado de dulce de leche granizado y frutilla al agua con tóping de chocolate blanco y chocolate negro más una montaña de crema batida a medio terminar. El envase más grande que existía en el mercado de alitas rebozadas estaba abierto sobre la mesa y Dean notó que se encontraba hasta la mitad.
Sam que absorto en la computadora no había notado la presencia de su hermano, tomó la salsa de frutilla que tenía a un costado desparramándola abundantemente sobre su helado para, acto seguido, meterse una generosa cucharada de crema batida en la boca.
Dean carraspeó para anunciar su presencia.
—Hola, hay pizza en el refri —volteó el menor y lo miró para luego volver a centrarse en la pantalla—.
—¿Poniéndote al día con la serie? -—comentó Dean al reconocer un episodio de Games of Thrones—.
Seguidamente sacó la caja de pizza de la heladera colocando en el hornito eléctrico las cuatro porciones.
Como el episodio había terminado Sam fue a sentarse con él a la mesa aún con el helado en mano. Por un momento lo dejó abandonado en virtud de agarrar una nueva alita del balde de cartón.
—¿Y toda esa comida? ¿Estas embarazado? —preguntó curioso y divertido—.
—Aún no me hago el test —respondió entre mordisco y mordisco—.
—¿Quieres que hablemos de eso?...
—Nop, estoy bien —fue la vaga respuesta del chico—.
—¿Helado con crema batida y pollo frito? Eso es un grito de auxilio desesperado —volvió a inquirir el rubio—.
—No había notado que pidieras ayuda seis de siete días a la semana, ¿sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea ¿verdad?—le hizo notar con humor lo poco saludable de su estilo alimentario y el ofrecimiento de brindarle apoyo si fue cien por cien verdadero—.
—No es eso—respondió el rubio con un sentimiento cálido y una sonrisa tímida—.
A partir de entonces dió por terminado el tema y fue por la pizza. Ni por un momento dejó de notar que Sam estaba lidiando con algo, probablemente deprimido por que Caín se hubiera bajado del juego. En su fuero interno, esperaba que pudiera superarlo antes de que su cuerpo explotara, ya que el castaño había llevado los desórdenes alimenticios al siguiente nivel.
Con una cerveza fría y la comida en un plato se sentó junto al castaño, elogiando su gusto por las anchoas.
—Me gustaría ir al cine... ¿vienes o ya tenías planes?... —preguntó de pronto el comedor compulsivo de helado tras haber echado un vistazo a la internet en su celular—.
—Mi único plan era darme una ducha... —respondió Dean como una forma más creativa de decir que aceptaba salir con él y darle gusto—.
—Y yo iré primero así terminas eso tranquilo —agregó Sam— nos vemos en media hora.
—Espero que la comida en tu estómago sepa nadar... —bromeó—.
Y el menor meneó la cabeza sonriendo antes de desaparecer.
Dean comió bastante menos que su hermano, y cuando fue a su habitación, a ver si ya había dejado el baño libre, sus ojos notaron, el portaretratos con la foto de ellos dos, que descansaba en la repisa, con el vidrio roto justo sobre la imagen del menor, y recordando perfectamente que la anterior no había estado roto, comenzó a entender la tensión que el joven había intentado disfrazar, algo fuera de este mundo lo acechaba, probablemente en soledad...
Cuando salió de la ducha el castaño fue directo a su cuarto a cambiarse, allí al poco apareció su hermano, apoyándose sobre el marco de la puerta y lo enfrentó con la verdad:
—¿Buscaste ayuda en el más allá?
Por un instante volvió a la memoria del castaño su reciente insinuación a Crowley para que le permitiera ver algunos textos de magia negra y finalmente respondió:
—,¿Qué? -preguntó el menor sin saber de qué hablaba-.
Tu espejo está rajado —le señaló con un movimiento de cabeza—.
—También esto —dio vuelta el portaretratos que tenía apretado contra él, y en el cual Sam no había reparado, para mostrarle la foto— y ayer no estaban así, la rotura del vidrio es muy sugestiva, casi una promesa de que las vas a pagar, y es obvio que algo te preocupa... ¿ya vas a aflojar con tu papel ahora?
—Sólo estuve leyendo en silencio, no invoqué nada, esas cosas no siempre necesitan invitación... ¿Además la marca de Caín no pudiera ser que atraiga seres del bajo astral?... —intentó hacerle entrar en razón—.
El mayor conocía cada tono y sabía que era sincero.
—Ok, sí, no es fácil para mí —continuó el castaño— tenemos que desarmar una bomba sin el p*** manual de instrucciones y conozco lo suficiente de demonios para saber que estamos jodidos, pero es demasiado pronto para entrar en desesperación así, planeo mantener mi mete fría un poco más.
—Entiendo, y de verdad que espero no ser la puta caja de Pandora de las almas perdidas, pero si algo está yendo en tu contra, quiero meterle la sal por el culo tan pronto me sea posible.
—Ok ¿quieres comprobar debajo de mi cama mientras reviso el armario? —intentó hacer un chiste para relajarlo—.
—¡Ya revisé todo —le respondió y Sam pensaba que ya debería haberlo imaginado— voy a ir a tomar mi ducha ¿estarás bien?
—Pondré sal bajo la puerta —le sonrió mostrándole el paquete de sal gruesa en su mano para probarle que hablaba en serio (la había sacado de debajo de la almohada)-—.
El resto del día transcurrió de un modo tranquilo y distendido. Hubo risas, buena comida y bastante cerveza.
Al día siguiente, una psíquica se había hecho presente por pedido del mayor, tocó el espejo, luego el portarretratos finalmente a ellos dos, siendo Sam el último y entonces comentó:
—Es un espíritu masculino... le ha hecho cosas pero no le permite recordar —el castaño se puso rojo como un tomate— tiene una herida de la infancia, un recuerdo al que no puede acceder y es una de las razones por las que el espíritu puede aprovecharse... es como una puerta que quedó abierta dentro de él...
Eso es lo último que el menor pudo escuchar antes de caer inconsciente. Su hermano que estaba cerca lo atrapó en sus brazos y tras la primera emoción del susto puedo notar que se encontraba en un estado completamente relajado.
De este modo Crowley lo salvaba de un recuerdo absolutamente destructivo para él, nuevamente.
—¿Qué herida, a qué te refieres? —le preguntó el rubio con el corazón latiendo desesperadamente—.
—Fue abusado por un hombre vestido de payaso a la edad de once años.
Oír esto fue lo más difícil que el rubio tuvo que escuchar en su vida. Lo había dejado en ese complejo de juegos para poder salir con unos amigos como cualquier adolescente normal y creyó que también acabaría pasando un momento divertido.
Sus ojos terminaron llenándose de lágrimas:
—¿Qué puedo hacer?... —preguntó en llanto—.
—Estuvieron involucrados recientemente en la liberación de una casa donde el espíritu principal había sido un satanista productor de adenocromo... tienes que encontrar en ese lugar, en el jardín un objeto que está enterrado y quemarlo para que el espíritu deje de tener influencia en este plano.
Crowley, con ellos en la habitación, en estado inmaterial, le había entregado a la psíquica la mayor parte de sus visiones telepáticamente, a fin de ponerse a salvo de toda sospecha dándole al rubio la solución para el acoso del supuesto fantasma.
Y si bien el abuso por parte del payaso sí había sido real y el joven Winchester no podía recordarlo, la limpieza en casa de los Mc Cormick había sido un éxito y el medallón de bronce que pensaba materializar, la única opción para engañar al mayor y que dejara de estar adherido a su hermanito 24/7.
Íntimamente se sentía feliz por el golpe que le había dado, como paga por haber estado aprovechándose de él todo ese tiempo tomándolo por idiota.
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