Marcado para morir
Travis fue visitado con posterioridad a la muerte de Anathema, por su hermano Ghados, quien había tomado su lugar como deidad de venganza.
Al seguir pendiente la promesa que le había sido hecha por su hermana, el Orco Arcano apareció trayéndole una atroz propuesta, que daría finalmente muerte lenta y horrible, al menor de los Winchester, en pos de cumplir con el mal pactado.
Eufórico y embriagado de siniestra alegría, Travis no dudó en poner pronto manos a la obra, para conseguir los materiales necesarios y elaborar el compuesto, cuya receta, el hada oscura le había entregado.
Serían tres dosis de veneno, las dos primeras asintomáticas, en cambio la tercera, activaría el proceso que culminaría su acción en veintidos minutos. El vómito cargado de sustancia que Sam expulsaría de sus entrañas, esa sería la ofrenda por parte de los Orcos.
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En el ala abandonada del hospital cinco días después de haber ocurrido el milagro:
-Dice Mamá que sabe que eres un hombre muy importante y ocupado, pero no pierde las esperanzas de que puedas venir a casa en su cumpleaños -anunció Harry a su hermano en un momento de calma en que pudieron estar a solas-.
-Por supuesto tengo apartado ese día desde la semana pasada... -se sonrió Lucian-.
-...Es su forma de decir que hace mucho que no apareces por casa -sonrió también el más pequeño y por un momento quedaron en silencio hasta que Harry lo rompió diciendo-...si sigues así ellos se van a dar cuenta de que algo te ocurre y no van a parar hasta saber qué...-.
Lucian tomó asiento en el camastro mas cercano... su mano diestra apretó con nerviosísmo el brazo contrario y su mirada fijó un punto sin ninguna relevancia en el suelo, entonces tomando asiento junto a él, el menor dijo con cariño:
-No tienes que decirme nada, tus razones tendrás para no hacerlo pero cuando lo necesites... lo que sea que necesites estaré ahí... -le palmeó la pierna y se levantó-.
-¡Harry...! -lo tomó del brazo el mayor para suplicarle que se quedara- no sé que es lo que voy a hacer, tengo miedo... -soltó y sus ojos se cristalizaron de lágrimas aglomeradas-.
El más pequeño lo envolvió en su abrazo para reconfortarlo y en sus brazos le preguntó-
-Tranquilo, ¿qué ocurre?
-Hace unos días tuve un mareo muy fuerte -le contó el mayor- y Jasón se dió cuenta de que no me había tropezado a pesar de que le mentí... me hicieron sentar, me alcanzaron un vaso de agua, él se encargó de que pudiera tomarla del vaso porque estaba realmente débil, y entonces... pasó lo que jamás tendría que haber pasado, se apagó mi sed... con ese simple vaso de agua, cómo si hubiera... vuelto a ser humano... pero sigo siendo un vampiro... -se hizo un corte que rápidamente sanó para mostrarle- ¿te das cuenta de lo que implica? -las lágrimas se agolpaban más y más en sus ojos claros-.
-Jason es un santo... y los santos... poseen una energía tan pura que pueden llegar a manifestar milagros -cayó en la cuenta el joven-...
-Jace no lo controla... él no tiene idea es sólo un canal...
-Haber hecho que te abras a la posibilidad de amar después de veinticinco años de depresión... que dejaras de matarte de hambre y de sed y haber hecho que volvieras a sonreír... Dios este chico sólo a sabido hacer milagros desde que llego...
-Tendría que ser muy tonto para que pasara pero y si alguien se diera cuenta, si llegaran a notar algo... - se pasó las manos por el pelo- ¡maldición!... no puedo seguir así... -los ojos se enrojecían y cristalizaban y su cuerpo temblaba histéricamente- pero tengo miedo... el podría perder su libertad... podría desatarse una verdadera guerra en torno a él -se desesperaba-.
-Es natural que tengas temores -le respondió el menor hablándole calmado para transmitirle seguridad- sólo no debes hacer caso de esas voces, nadie tiene forma de conocer lo que estás sintiendo por dentro, nadie tiene porqué sospechar lo que ha pasado, y aún si llegara a ocurrir... si tuviese que haber una guerra nos encargarémos de ganarla y Jace va a estar a salvo... este va a ser nuestro secreto y nunca jamás volverá a salir de este cuarto ¿te parece? -le dijo Harry con muchísima convicción-.
El mayor aferró su mano tan fuerte como si fuera su única tabla en el medio del océano, y asintió sin posibilidad de emitir palabras, inmerso aún en la conmoción.
-Incluso cuando su cabello se halla vuelto de plata se que voy a amarlo más que ahora... no puedo permitir que nada malo le pase... no puedo permitirme ser débil -soltó el mayor-.
-Y para eso sólo tienes que aceptar tu situación -insistió su hermano pequeño- puedes navegar entre dos mundos, los conoces a la perfección por igual, la vida te preparo para esto, puedes ser vampiro, y humano a la vez -le dió ánimo- además de eso... se ven muy lindos juntos... -agregó secando el rostro húmedo de su hermano- así que en cuanto a mí respecta, estás de novio y mamá va a tener que aprender a aceptarlo y darte tu espacio.
Pronto estuvieron llendo a tomar unas cervezas para acabar de volver a la normalidad.
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Esa misma mañana en la guarida de los hombres de letras, después del desayuno, Sam dejó una nota y se marchó, no sin antes programar una alarma extra en el despertador del teléfono de su hermano, a fin de procurar que no se quedara dormido.
Travis lo esperaba afuera en la camioneta para llevarlo al bosque, en donde los wiccas estaban teniendo una jornada de preparación para el rito más importante del año en el que harían ofrendas a la tierra, en agradecimiento por la vida, el alimento y también el alimento espiritual.
En la cabaña que usaban de sede, perteneciente a la familia de Travis, se reunieron todos los jóvenes practicantes. Meditar juntos era una parte importante de la preparación.
Gray tenía una energía muy amable y alegre y hacía que todos se sintieran felices y parte de un proyecto muy especial.
El pentáculo y otros símbolos trazados en el suelo de madera del vestíbulo (preparado especialmente para recibirlos) los había realizado en dorado y las escencias frutales junto a las notas frescas de los jazmines y canela, dispuestos en distintos puntos de la sala... constituían un ambiente maravilloso, y agradablemente climatizado.
En cada ceremonia, los cuatro elementos estaban siempre presentes.
Cuando se acercó a sus amigos Gray y Tyler para saludar, el rubio le presentó a unas personas que no tenía ni de vista:
-Te los presento Samaél, son mis primos, Peter, Lars y Sera...
-Seraphine Summers a tu servicio, cuando necesites apoyo angelical pídele a Gray mi número.
Sam no desconocía que había ángeles llamados serafines, y con este solo nombre un frío le recorrió la espina crispando sus nervios, más como no podía hablar del tema solo tendría que aguantarse y así respondió:
-¿Eres canalizadora, como Missy Tarly?...
-No al mismo nivel que ella, ya quisiera... -respondió alegre- pero sí recibo ciertos mensajes.
Luego de que se sentaran en ronda al rededor del símbolo de la diosa tripartita cargado de pequeños objetos que representaban a los elementos (entre ellos un vaso de agua y una vela, que representaba el fuego) el rubio fue guiando la meditación, cuando repentinamente un espíritu oscuro lo atravesó violentamente afectando su sensibilidad natural, Gray sintió el impacto y abrió los ojos para descubrir que ya no estaba viendo la energía al rededor de los presentes.
Sam también sintió el espíritu pasar a gran velocidad como una ráfaga helada, abrió los ojos pero no vió nada, excepto la mirada de su amigo. Su corazón brincó horriblemente creyendo que se trataría de un ángel.
Gray no interrumpió la meditación y procuró hacer pasar a través de él la luz brillante lo más posible, para así lograr desbloquear su glándula pineal que había sido deliberadamente afectada por algo oscuro.
Al ser sensible a las energías Gray resultaba particularmente peligroso para la concreción de su plan, Travis lo sabía y el rey Orco también, por lo que se habían encargado de neutralizarlo.
Con el correr de los minutos, Sam comenzó a sentir piquetes como de mosquito por todo el cuerpo, a pesar de que no había ningún insecto en donde se encontraban, procuró rascarse discretamente, y para cuando llegó a su casa al término de la jornada ya se sentía terriblemente molesto.
Esa noche no consiguió dormir, y aún sobre la madrugada recordó que Lucifer lo había amarrado a un árbol dejando que los mosquitos lo torturaran libremente. A partir de entonces los zumbidos se instalaron en sus oídos permanentemente multiplicando por cientos lo terrible de aquella situación que iba minando sus nervios poco a poco.
Para el mediodía cuando Dean ya estaba despierto, lo encontró lleno de puntitos por todos lados y algunas ronchas, y Sam hacía surcos rozados en su piel al deslizar sus uñas.
-¡Buen día!... ¡¿de verdad? ¿se olvidaron el repelente?! -exclamó el mayor al caer en la cuenta-.
-No, no lo olvidamos, creo que és una reacción alérgica aunque no sé a qué... eh estado en contacto con muchas cosas el día de hoy... -mintió el pequeño para no preocuparlo-.
-O tal vez te picó algo... -reflexionó el mayor-.
-Esta vez la reunión será de noche... ya tuvimos la de día... hoy será de noche y pasado mañana a la tarde... -le comentó entonces Sam-.
-¿No estás harto de estar con las niñas exploradoras?... no eres un Wicca Sammy, no eres ni de cerca así de virgen.
-Es una buena forma de entrenar, aunque no lo creas... -volvió a rascarse-.
-Lo que harás será venir conmigo a la guardia para que te controlen esa erupción, ¡deja de rascarte así, te vas a lastimar, hazlo con la yema de los dedos!
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Lucian le aplicó corticoides para hacerle pasar los síntomas, pero Sam no paró de rascarse y retorcerse en la camilla y el zumbido lo estaba enloqueciendo más que los pinchazos.
Finalmente en los análisis no encontraron alergenos, por lo que el médico concluyó que la afección cutánea revestía carácter psicosomático. Lo envió a su casa con un blister de pastillas para conciliar el sueño.
Sam sacó el blister para examinarlo y leer el nombre de los comprimidos y alguien que pasaba lo empujo haciendo que el blister cayera de su mano al interior de una boca de tormenta que estaba próxima.
El joven se disculpó y siguió su camino, al doblar la cuadra volvió a su verdadera forma, un orco, y desapareció tras sonreír maliciosamente a la luz de la luna.
Travis lo saludó al otro lado de la calle, donde lo esperaba para llevarlo a la nueva reunión con el grupo.
Dos noches sin dormir y bajo ese cotorreo infernal Sam ya empezaba a tener arritmia respirtoria, se preguntaba si alguna vez ese ruido insoportable se iría pero no quería preocupar a sus amigos ya que después de todo no había nada que pudieran hacer por él.
Esa mañana tras ser devuelto a su casa por su chofer, Sam se quedó tres horas bajo la ducha caliente, era lo único que lo hacía sentir reconfortado. Pero sus oídos estaban comenzando a doler por los interminables zumbidos y poco después vomitó solo por los nervios, se tapó los oídos con desesperación pero no dejó de oírlos inflamando sus membranas auditivas, eran un maldito violín del demónio interpretando la pieza de una locura inminente.
-¿Quieres que salgamos a comer Sammy? -oyó la voz de Dean tras la puerta del baño.
-Claro... -le respondió- enseguida salgo... -pondría algo de música en sus auriculares para aquietar los zumbidos ya que los piquetes resultaban por sí mismos lo suficientemente insoportables.
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Tras la reunión de la tarde y de haberse despedido, Sam se alejó del grupo en dirección al bosque, bajo un árbol se quebró y rompió a llorar completamente destrozado entre la molestia y el cansancio.
Esa amarga desdesperación era música en los oídos de Travis, quien luego de dejarlo desahogar un poco, se dejó ver por él:
-¡Samaél, ¿qué tienes? ¿qué te pasa?
Entre cansancio, temblor, rasqueteo histérico y lágrimas el más pequeño quizo explicarse.
-Hace un tiempo fui hecho prisionero por un demonio... el me torturaba, me hizo cosas horribles que quiero olvidar y no puedo detener mi cabeza... no duermo desde hace tres noches... siento que me pinchan con agujas todo el tiempo, quiero que pare!...
-¡Dios, porqué no dijiste nada! -lo tomó entre sus brazos- vamos a mi casa, tengo algo que podrá ayudarte a descansar...
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En el auto frente a la esquina de la casa de Travis:
-Espérame, voy a buscarlo
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-Es bastante fuerte... será mejor que lo tomes cuando estemos llegando tu casa -le aconsejó luego de haber regresado al auto-.
Así lo hizo, era un poco amargo el sabor y adormecía un poco la lengua pero pronto sintió el poderoso efecto.
Tras girar la llave y entrar, su alter ego se hizo presente muy cerca suyo para cuidar que no cayera por las escaleras.
Despacio consiguió llegar al vestíbulo y cuando entró en la habitación, se tiró de lado sobre el suave colchón y de una vez por todas cayó en la inconsciencia.
Por la mañana las marcas rojas en su piel habían desaparecido y no volvió a tener molestias.
Nota de la escritora:
Esa tortura se me ocurrió la semana pasada, una mañana que me levanté toda picada.
Espero que les guste. Mucha gracias por seguir mi historia.❤
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