La casa viva
Dean le dió los buenos días a su hermano en Mandarín, Sam le respondió en el mismo idioma, cayendo un segundo después en la cuenta de lo que acababa de suceder. Alguien había estado escuchado su música sin permiso.
Ya habían pasado tres días desde que bajara los archivos, y en todo ese tiempo los había estado escuchando intensamente.
-Y yo que creí que era música -lanzó Dean de repente-.
Sam no estaba seguro pero estaba tan acostumbrado a sus controles permanentes, que el haber tardado tres días en meterse había sido la mejor prueba de su buena voluntad.
-También estoy procurando tener la mejor caligrafía posible ¿Te gustaría dibujar un rato? -lo invitó-.
-De hecho ya sé hablar y escribir Mandarín a la perfección, así que con gusto te hago de profe -le sonrió-.
-¿Hiciste que Cass te programara desde la Matrix? No aprendiste nada de "Indiana Jones y la calavera de cristal ¿cierto? -volvió el menor al ataque-.
-No pretendo albergar la totalidad del conocimiento del universo en mi cerebrito -le replicó su hermano- sólo la parte que pueda ayudarme a fines prácticos, mira, esto es muy sencillo, puedes elegir si vas a tomar la pastilla azul o la roja... -dijo para mediante esta metafora, aconsejarle que tenía la posibilidad, por esta vez, de tomar un atajo en lugar del camino trabajoso, a la vez había tomado de la mesa unos mini cupcakes que había comprado en una pastelería, casualmente rojas y azules las cubiertas-.
-Y seguiré eligiendo la azul -se quedó Sam con el panquecito de este color-.
De este modo, volvía a insistir en su negativa a utilizar el método de aprendizaje instantáneo, ya que no era una alternativa para él a fin de mantenerse emocionalmente estable.
-Smith sí que no tiene que esforzarse contigo -concluyó Dean aceptando resignado su derrota-.
Sam sonrío y le envadurnó la mejilla con crema azul por toda respuesta.
Después del desayuno se pusieron manos a la obra, el mayor estuvo puliendo las habilidades de su alumno durante algo más de dos horas y de pronto mencionó pensativo:
-Me pregunto cómo será nuestro primer día en Howarts... -antes de darle cabida a una tostada con manteca de las que había preparado-.
-Espero que no tan complicado... -le respondió el castaño-.
Tenía un sentimiento amargo, de saber que en su momento debería explicarle a Dean porqué no podría acompañarlo a las reuniones como él quería, salvo esperarlo en el coche hasta que hubieran terminado.
Castiel mandó un mensaje al teléfono de cada hermano avisando que en una hora estaría allí con el encargo. Sam rogaba que Dean se interesara por la lectura ya que comenzaba a actuar como gato enjaulado.
-No se tú pero yo comenzaré con mi rutina de ejercicios... mi intuición se ha incrementado considerablemente en estos días -no tardó Sam en admitir sus planes-.
-No viste venir lo de Tween Peaks... - lanzó entonces su hermano queriendo poner en entredicho sus habilidades, a lo que el menor le recordó:
-¡Eso fue antes!
-Eres un idiota... -se explayó cariñoso- ¿no ves que ahora voy a tener que pedirle a Cass que les fría el cerebro a esas personas? -referiéndose a la necesidad de borrarles sus memorias acerca de lo ocurrido para no privarse del deseo de estar allí con su mejor amigo-.
-Dame un respiro... -fue la expresión de Sammy. Era obvio que no se sentía cómodo con la idea de volver- vamos este es el momento perfecto para hacer los ejercicios -agregó y Dean lo siguió-.
Fueron hasta una de las habitaciones que tenía dos camas separadas y nigún ventanal, y se tiraron mirando el techo.
Con sus brazo extendidos habían formado dos "Eles", una derecha y la otra invertida, con los dedos índice y pulgar de cada mano, superponiéndo las dos "Eles" a través de la unión de los pulgares que debían colocar uno debajo del otro, los índices delimitaban un arco, la idea era que fijando la vista en el centro del arco, ellos comenzarían a notar como un tercer dedo fantasmático aparecería en escena, ese tercer dedo, decía la teoría, lo estarían observando con su tercer ojo y mediante ese ejercicio el sexto chakra comenzaría a activarse.
Estuvieron cuarenta minutos concentrándose. Dean notó que Sammy tenía una asombrosa habilidad para entrar en estado de trance. Él con un poco más de esfuerzo consiguió concentrarse por unos minutos.
Cuando Castiel llegó Dean se enderezó hasta quedar sentado en la cama, saludándolo con una sonrisa.
Durante todo ese tiempo, el menor había seguido en su puesto, abandonándolo de forma completamente natural segundos más tarde.
-¿Y?... ¿ cómo te fue? -le preguntó el pequeño a su hermano mayor-.
-Voy mejorando definitivamente -respondió sinceramente el rubio-.
Entonces finalmente reparo en el ángel:
-¡Hola, ¿que tal?! Estabamos practicando abrir nuestro tercer ojo -lo saludó-.
-Lo estan haciendo estupendamente, ya deben haberse anticipado a varios acontecimientos cotidianos...
-De hecho, supe que el cartero iba a tocar nuestra puerta equivocándo el último número, quince o veinte minutos después fue justo lo que ócurrió -le confirmó-.
-Y yo hice mucho dinero en el Black Jack la otra noche... Y... en la ruleta -enfatizó el "Y" Dean, mostrándose alegre y a la vez orgulloso de su logro-.
-Un poco más de suerte y los administradores nos hubieran caído encima -le reclamó su hermano que procurara ser en el futuro más discreto-.
-¡Qué exagerado! ¡¿Tienes idea de cuantos ricos pierden sus millones descuidadamente por noche? Lo que me llevé fue sólo una propina que había sobre la mesa.
-No creo que podamos volver a entrar ahí, pero... sí que estoy impresionado de cuánto has avanzado en tan sólo un par de días...-se sinceró él-.
-Bueno, no quería desepcionarte y no lo hice -sonrió su hermano mayor-.
Castiel se acercó, se sentó en la cama, y le devolvió a cada hermano su respectivo pen drive.
-¿Porqué tanto tiempo fuera? ¿Has tenido que reunirte con cada trasero emplumado en éste maldito universo o qué? -preguntó el rubio-.
-Algo así ... por el momento logramos que la mayoría de mis hermanos regresen a sus tareas habituales, pero las oscilaciones del Karma y el Darma están aún muy lejos de alcanzar estabilidad y armonía.
-Bueno... a veces han salido cosas realmente maravillosas del caos... como las ojuelas de maíz -agregó Sam y el ángel pensó que aquello había sido muy dulce de su parte-.
-Tienes razón -le respondió-.
-Todo irá bien -hubo de reiterarle el castaño-.
-Lo mismo digo, ningún espíritu aguantará a Dean y no lo digo del modo en que creés -le respondió mirando enseguida al aludido- hay más luz en tí de la que podrías imaginar -le sonrió enseguida, y el rubio no estaba seguro de entenderlo-.
-De eso no tengo dudas... -soltó Sam sintiéndose en gran parte reconfortado-.
-Cualquier problema que tuvieras con el proyecto "cielo", te mataré si nos toca enterarnos por alguien más... ¿Lo entiendes? -lo amenazó el mayor por su parte como una forma de expresarle cuánto le preocupaba su prolongada ausencia-.
-Sí, pero quiero que te concentres en tí... también por el bien de Sam ¿des acuerdo? -le sonrió el alado y en su voz se notaba cuán enamorado y conmovido estaba, por el amor tan genuino que los hermanos le expresaban siempre-.
El ángel hubo de quedarse un rato más y luego se despidió.
Mientras el castaño lavaba las vajillas que habían quedado del desayuno, Dean decidió interferir el radio de la policía para entretenerse.
Entonces, de repente entró la llamada de una mujer que se oía asustada y desesperada.
-Hola, soy Amber Kelly, de la esquina de Main y Léxington, Main 362 frente a la panadería... nos quedamos atrapados en la casa, no podemos abrir la puerta, por favor ¿podrían enviar ayuda?...
-Claro... le enviaré un cerrajero lo antes posible -le respondió el oficial tomándole el pelo-.
Sam y Dean se miraron y el menor dijo alarmado:
-Se oía muy asustada...
-Te apuesto a que se trata de un fantasma... -agregó Dean quién ya estaba más que acostumbrado al tono particular de voz de las personas que eran acosadas por entidades-.
Sam escribió su dirección en la sección "notas" de su teléfono antes de olvidárla. Él pensó, y no se equivocaba, que Dean había captado el pedido de auxilio vía "tercer ojo", ya que hacía largo que no intervenía dicha línea policial.
Cargaron entre sus dos mochilas todo lo necesario: mucha sal gruesa, puñales y baras de hierro, osito y luna, bastante agua bendita, una biblia, un crucifijo de plata tamaño mediano y un libro antíguo para realizar exorcísmos. También la notebook, no salían jamás sin ella, y algunas cosas más como por ejemplo mini linternas.
Sammy también tomó una ouija portátil por las dudas, aunque ni él ni su hermano tenían intenciones de usarla, solo la contemplarían como último recurso.
En una hora llegaron a la casa, el más pequeño se acercó a tocar el timbre con su hermano pegado inmediatamente detrás. No había timbre, no había picaporte, ni siquiera una mirilla ubicada en la puerta, simplemente la tabla de madera con los detalles, ni bién notar esto, también notó, que la puerta había empezado a abrirse sola sin ningún esfuerzo, al parecer dispuesta a dejarlos pasar.
Dean se aferró un poco más a él, temeroso de que la entidad pudiera querer separarlos. Y Sam procuró terminar de empujarla, cuando esta volvió a cerrarse, escuchándose el quejido femenino ante la situación .
-No... -la dueña de casa casi se había echado a llorar-.
-Traquila señorita Kelly... vinimos a ayudar, trabajamos para el departamento de asuntos especiales de la policía...-mintió- apártese de la puerta por favor... -le pidió amablemente el menor de los Wincheter- todo va a salir bien, confíe... -agregó-.
Era evidente que la joven había accedido a su petición, ya que, la misma había comenzó a abrirse otra vez lentamente.
Cuando la apertura ya era la adecuada como para que las personas atrapadas en el interior pudieran transponerla, Sam antepuso un pie y se apoyó rápido en el dintel y procuró impedir que volviera a cerrarse.
Al ver la oportunidad surgir, los chicos no tardaron, con la arenga del castaño, en ganar la salida. Rogan empujó suavemente a su novia hasta asegurarse de que estuviera del otro lado y Dean la recibió con sus brazos rodeándola y aferrándola por la espalda, luego lo ayudó también a él y cuando estaban afuera . Una vez que los aferró a ambos todos fueron arrastrados nuevamente hacia adentro por una fuerza invisible, Sam el primero, terminando desparramados en el suelo del hall.
Cuando pudo levantarse, Sam se se desconcertó de ver a todos los demás adentro. Y más grande y peor fue su sorpresa al notar que las paredes estaban llenas de ojos marrones observándolo y pestañeando cada cuál a su tiempo.
-¡¿Qué es esto...?! -sollozó la joven aterrada-.
-Actividad demoníaca... -le respondió algo desalentado mientras acopiaba fuerzas para terminar de ponerse en pié-.
El mayor también notó los inquietantes ojos, al igual que su hermano, e internamente sintió que jamás había estado más cerca de una pesadilla que en ese día.
Así mismo Sammy ayudó a una desesperada Amber a levantarse y a su vez Dean ayudó al joven, a quien tenía cerca, a incorporarse-.
-No puede ser... Jamás había ocurrido nada, ¿porqué ahora? -soltó Rogan sin poder evitarlo-.
-Tiene que ser algún aniversario.... -agregó Sam pues la idea había aparecido en su mente repentinamente- o un conjuro con fecha de inicio-agregó- deberíamos investigar la historia de la casa y ver que podemos averiguar.
-¿No estuvieron jugando a la copa o algo así? Preguntó Dean para descartar y el joven no tardó en reaccionar respondiendo:
-Tuvimos una cena familiar, el cumpleaños de mi novia, después nos fuimos directo a la cama.
-¡Bueno! Una ex despechada o una suegra demasiado celosa de su único hijo, también son lugares comunes en este tipo de pesadillas -reflexionó el Wincheter-.
-Mamá y papá la adoran, y mi ex... -titubeó- terminamos de común acuerdo hace cuatro años, un poco antes de que la conociera...
-¿Común acuerdo?... pronto lo veremos -agregó el mayor y mirando entonces a su hermano, que portaba la computadora en su bolso y en ese momento la estaba sacando soltó- manos a la obra...
Dean se sentó en la sala en uno de los dos sillones individuales que hacían juego con su par de tres cuerpos. Y poniéndola sobre su falda, abrió la notebook, la prendió y pidió el wi fi.
Cómo respuesta se fue la energía en toda la casa cuando consiguió acceder a la página que necesitaba.
Esto provocó un sobresalto generalizado y Dean se sintió molesto, pensando en que debía haberlo imaginado y que a ver si también podía "tragarse" la función modem Wi fi de su teléfono.
Sam se puso a recitar de memoria en vos alta el "Exhortatio", una oración en latín para expulsar espíritus malignos y Dean consiguió al poco acceder a la página del registro de propiedad inmediata del estado en cuestión. Luego buscó diferentes archivos de la hemeroteca.
Mientras su hermano mayor trabajaba en eso el más joven recordó el detalle y le preguntó a Rogan:
-Dijiste que vivías con tus padres... ¿estan trabajando? ¿Llegaron a comentarles algo de lo que pasó?
-Cuando nos despertamos esta mañana no estaban... suponemos que tienen que haber ido de compras porque ninguno de los dos trabaja fines de semana, Intentamos llamar para pedir ayuda cuando nos quedamos encerrados pero no aparecen nuestros teléfonos... el único que funciona es ese -señaló un aparato telefónico que descansaba en una pequeña mesita de madera- pero no conozco sus números de memoria...
-Bueno... supongo que encontraremos sus teléfonos cuando ellos intenten llamarles... -agregó y un segundo después algo le dijo que aquello era una esperanza vana-.
A pesar de estar en pleno verano, el ambiente comenzó a tornarse, antinaturalmente frío en la sala.
De repente comenzaron a oír en un primer momento tibio, y luego perfectamente, el sonido de la marcha de un reloj, crispando los nervios de los chicos, más no de Dean que se encontraba absorto y concentrado en la pantalla.
Su atención fue arrancada cuando sonó en medio de la oscuridad la gritería de un gato y luego el llanto del felino. Un segundo antes, Sam había recibido detrás de su oído el pedido de una psicofonía, "salva a mi hija".
La sombra de una niña se acercó a él tomó su mano y la mente de Sam se trasladó hacía otro momento del tiempo. Su cuerpo se desplomó en el suelo.
Al oír el desmayo, el rubio que ya estaba terminando de bajar los archivos, enfocó desesperado en esa dirección y descubrió a su hermano sin conocimiento y a un espectro sobre él.
-¡Quítale las manos de encima! -le gritó yendo directamente hacia ellos-¡Qué lo sueltes, zorra maldita! --gruñó pegándole furiosamente con una barra de hierro en la muñeca espectral.
El hierro provocaba un robo de carga eléctrica que provocaba una interrupción de la permanencia del espíritu en la realidad física.
Si el desgaste era lo suficientemente grande, podías conseguir que deje de interactuar.
El mayor consiguió alejarla y acto seguido arrojó al castaño sobre el sofá principal de la sala junto a los chicos que ya se encontraban abrazados en él, vió en la mochila entreabierta del joven asomar dos bolsas con sal gruesa y veloz dibujó un círulo de Sal al rededor del mueble, ingresando inmediatamente dentro para poder sentarse al lado de su hermano que se veía un poco aturdido después de haber comenzado a reaccionar trás el alejamiento de la enidad.
--¡Sammy! ¡Háblame, ¿estás bien?! -le dijo tomándole la cabeza con ambas manos y procurando el contacto visual-.
-Katie... se llamaba Katie... Loki era su único amigo...
-¡Por favor, dí que me reconoces... -le pidió su hermano preocupado-.
-No te preocupes Dean no perdí la consciencia, yo sólo... ví y sentí tantas cosas... -le respondió-.
-Se metió en tu mente... -soltó el rubio-.
-Ella estaba paralizada... -describió Sam- el pecho le dolía... y ese monstruo sonrió con cada tortura que le hacía a Loki delante de sus ojos... ¿porqué? ¿porqué no estaban sus padres en casa? ¿porqué? -comenzó a llorar desesperado-.
-No lo sé... no lo sé cariño... -lo arropó en su pecho- nada pudo hacerse, ocurrió hace tiempo atrás-.
A Sam le costó un poco dejar de llorar, pero la cálida contención de Dean consiguió que poco a poco se tranquilizara.
-¿Estás mejor? -preguntó el rubio después de verlo más calmado-.
-Sí... creo que el contacto con Katie me dejó un poco cansado... tal vez una bebida azucarada ayude.
-Lo sé, y por favor no te fies de ella, no sabemos cuales puedan ser sus intenciones...
-Por cierto ¿Quieren saber lo que encontré? -dijo a Rogan y Amber- Tiffanny katie Roberts fue una niña de siete años víctima de asesinato y la causa estaba catalogada como homicidio por ajuste de cuentas. Su padre estaba involucrado con el narcotráfico local... eso fue hace 11 años. La madre se suicidó el año siguiente en el cumpleaños de su hija, en la habitación de la niña y precísamente ayer la pequeña Tiffany hubiera cumplido sus diesiocho años.
--Igual que Amber --respondió su interlocutor encontrando en ese instante la conexión-.
-Tevaseguro que el espíritu de esa mujer quedó en la casa, perdida --siguió explicando el rubio- y al ver a Amber recordó a su hija y esas memorias son contra lo que estamos combatiendo.
-Sarah está aquí y Katie también... -soltó Sam en ese momento- las dos están atrapadas en la casa pero jamás pudieron volver a verse... una muerte traumática si no consigues superarla la vives perpétuamente... Katie vive en el miedo... Sarah en la soledad y en la culpa...
-Aquí hay más que dolor Sam, hay maldad... puedo sentirla desde el primer instante que entramos.
-Había un hombre en la sala... me pidió que salvara a su hija...
-¿Amigo me estás escuchando? -hizo que lo mirara a los ojos -te dije que aquí se percibe maldad y sé de lo que hablo, no te dejes arrastrar por esos cantos de sirena o estarás perdido. Lo único que resta hacer es encontrar la puerta abierta del infierno y cerrarla... pareces un cadáver... vallamos a la cocina a prepararte un té bien dulce.
-Queda pastel de mi cumpleaños... -ofreció entonces Amber y guiaron a los Wincheter hacia su cocina.
Mientras Rogan ponía la pava con agua a hervir, Amber abrió la heladera y cortó el pastel sobre la mesada.
También sacó cuatro vajillas de porcelana y siete platitos de postre, cuatro cucharas de té, cuatro tenedores y preparó todo para un tardío desayuno a pesar que por la oscuridad parecieran cerca de las tres de la madrugada.
-Sam... este es el tuyo, Dean... aquí tienes... que lo disfruten -agregó con una sonrisa-.
-Muchísimas gracias -le respondió el rubio-.
-Feliz Cumpleaños por atrasado Amber -le deseó Sam-.
-Sí, Feliz Cumpleaños -respaldo su hermano-.
Rogan colocó los saquitos en las tazas y luego el agua caliente.
Todo el rato estuvieron en silencio. Dean leyendo la nota para saber los pormenores del hecho.
Afuera, cada tanto se oían sonidos fuertes que indicaban que podían encontrar el más completo desastre al salir.
Amber pensó que Sam se veía triste, Dean también lo notó:
-¿Qué ocurre?...
-Se que crees que Katie es un demonio... -le respondió el menor- pero es una niña inocente y está asustada... está sufriendo y nos necesita, tiene mucho miedo del hombre malo... creo que todo esto acabará cuando logremos tranquilizarla... sé que no me crees y que piensas que me engaña, pero los demonios reaccionan al agua bendita así que podrás comprobarlo la próxima vez que haga contacto.
-Esta bien, puede ser, pero aún si tiene algo para decirnos o si necesitara de tu guía y de tus palabras cálidas, puede escribir, hablar o hacer un dibujo... no hay ninguna necesidad de que te toque, te hace daño cada vez que lo hace... te deja sin energías...
Dean estaba preocupado de ver a Sam tan involucrado afectivamente en el caso, rezaba para que no estuviera completamente controlado por el espectro.
Y el menor por su parte tenía el presentimiento de que al entrar en la casa todos habían quedado atrapados en la mente de katie.
El frío... la sensación de estar atrapados sin salida, la falta de aire que a veces sentían y los espantosos llantos del gato... eran las sensaciones que ella había experimentado durante su última media hora de vida. Era evidente que Katie no podía controlar sus emociones, ni borrar de su mente aquellos recuerdos.
Esos ojos eran para él, una manifestación de su conciencia, omnipresente en cada punto de la casa. Y la única forma en la que se iría y dejaría libre el lugar sería trayéndole paz... pero ¿cómo?... Sammy pensó que en el momento indicado sabría que hacer.
Por el momento rogaba que Dean no intentara nada en su contra, pues desde hacía horas podía percibir otra presencia y casi podía jurar que se trataba del padre de la niña.En eso se sobresaltó porque algo invisible jaló de su camisa:
-Algo acaba de tocarme! -le indicó a Dean- justo detrás... creo que quiere que la siga...
-¿Volvió a hacerlo? -preguntó el mayor-.
-Está jalando mi ropa -le respondió Sammy-.
-Bien... veamos hacia donde nos lleva.
Sam se levantó de su silla y Dean al mismo tiempo. Un nuevo tirón comenzó a darle dirección al joven. Dean le tomó la mano entrelazando sus dedos y le pidió que por ningún motivo lo soltara, en la otra llevaba el agua bendita.
Tuvieron que subir las escaleras hasta el primer piso, y en el largo corredor, silencioso y frío como cualquier noche en el cementerio, repentinamente se abrió la puerta de una de las habitaciones, con un chirrido inquietante y aterrador.
Avanzando con algo de precaución, en parte desconfianza, hicieron un trecho hasta que de la nada un tipo tomó ha Sam por los hombros y lo estrelló contra la pared, sin hacerle daño, solo mirándolo fijo con sus ojos inexpresivos, sus manos estaban heladas.
A los pocos segundos el chico tuvo una visión, un reloj marcando las cuatro y cuarto.
Dean no pudo ver la cosa que los había interceptado pero sí la cara de estupor del joven, como si una ola de treinta metros estuviera a punto de caerles encima.
En cuanto sus brazos cayeron por inercia hacia adelante supo que lo que sea que fuera lo había soltado.
--¡¿Sammy, qué tienesl? ¡¿qué fue eso?!--preguntó al ver que el más pequeño se apretaba entre medio de los ojos-.
-No te preocupes... tuve una visión, creo que era ese hombre... el que nos estuvo observando la primera vez... me mostró el reloj de la sala... marcaba las cuatro y cuarto... supongo que ese momento debe ser importante por alguna razón...
Algo volvió a tirar de la camisa de Sam, y ahora también de la remera de Dean.
Los chicos se miraron como interrogándose mútuamente por un momento, y esta vez fue el más pequeño quien buscó la mano de su hermano para asirla firmemente, como una silenciosa promesa de que no permitiría que nada los separara.
Con otra mirada los dos se confirmaron que seguirían adelante y caminaron hasta la puerta que seguía abierta hacia la mitad del pasillo.
Apenas entraron vieron un placard con espejo en una de sus puertas, el espejo los reflejó a ellos y a la puerta que había comenzando a cerrarse y cuanto más se acercaba la tabla al marco se vió el cuerpo de la niña como colgando de un perchero invisible, colocado en un punto alto. Ella clavó repentinamente sus ojos en los dos, Sam ahogó un grito, se tapó la boca con ambas manos, flexionó un poco las rodillas y cerró los ojos por unos segundos apretándolos, Dean lo sujetó cuando su cuerpo por inersia se fué un pocó hacia adelante.
-Tranquilo, ya pasó... -cuando el menor abrió los ojos nuevamente ya no había nada detrás de la puerta- ¿esa es tu niñita dulce... ? yo la encuentro bastante aterradora, creo que voy a ponerle uno o dos clavos más por si acaso.
-¡Dean cuidado! -gritó el menor al ver un par de estacas de madera volar hacia su hermano, cuando se interpuso las mismas se le incrustaron en la espalda-.
Temblando de nervios el mayor se las quitó teniendo que jalar porque estaban bastante profundas:
-¡Mierda! ¿Estas bien? -quiso saber inmediatamente-.
-Sí -le respondió el más pequeño y se encontraba adolorido-.
-¡Lo siento, esto es mi culpa, me pasé de la raya!... escúchame ¿sí? tienes que irte de aquí ahora, tienes que correr y prometerme que te vas a defender de ese monstruo.
-¡¿Qué dices, porqué quieres que corra, acaso piensas morir aquí intentando cargártela?! -preguntó Sam asustado-.
-Me hizo algo Sam, sentí su toque en mi cabeza y en mi espalda, y ahora, no puedo controlar mi cuerpo, no puedo moverme... es muy peligroso este espectro -dijo con un poco de dificultad-.
Dos heridas como los estigmas de Cristo aparecieron en las palmas de las manos de Dean haciéndolo gritar y sangrar.
Lo mismo que le había sucedido en las manos también le ocurrió en los pies:
-Es todo, derriba esa puerta como sea, tienes que salir de aquí no hay tiempo ... ¿me escuchas? no puedes entrar en shock, tienes que correr, ya... -intentó comunicarse con él que parecía en estado catatónico-.
En realidad Sam no estaba en shock sinó tomando conciencia de que Dean tenía una remera blanca con detalles en café, y que blanco y café eran precísamente los colores del pelaje de Loki.
También tenían similar color de ojos, y las heridas de sus manos, también probablemente de sus pies, coincidían con las torturas infligidas al gato, incluso la parálisis-
Entonces en lugar de correr, se abalanzó sobre él quitándole lo más rápido posible la remera. Para cuando lo logró, un corte ya había empezado a efectuarse en su frente, que si Sam no hubiera actuado rápido se habría extendido todo a lo largo.
Lo que hubiera seguido a eso habrían sido fracturas expuestas en manos y pies, ya que el perverso psicópata le había quebrado las cuatro patas al animal, que había muerto, al cabo de un doloroso sufrimiento, desangrado.
A partir de que Sam lo dejó con el torso desnudo el mayor recuperó la movilidad inmediatamente, pero el perdió las fuerzas, su vista se tornó borrosa y poco después perdió el conocimiento.
El joven cazador vió con horror como la niña había aparecido para aferrarse a su enorme hermanito menor como una garrapata gigante, lo había abarcado en un abrazo y se aferraba a él del mismo modo que si fuera su única tabla en medio del océano.
-¡Quítale las garras bruja! -le gritó desesperado echando mano a la barra de hierro con la cual pretendía separarla de él-.
Espantado comprobó como esta vez el hierro no consiguió afectarla.
-¡Sammy, por favor despierta! -intentó hacerlo reaccionar inútilmente- ¡Vamos, no me hagas esto, quédate conmigo! -le rogó-.
Al tocar su cara comprobó que estaba frío, desesperado tomó el puñal hecho con sal del Himalaya para incrustárselo en el cráneo a la pequeña perra, cuya cabeza reposaba entre el cuello y el hombro de su hermano, pero fue como apuñalar el aire.
Entonces de repente vió unas babas colgando desde la espalda de la figura espectral hasta el techo, salían de la boca de una inmensa araña peluda de color negro de tamaño descomunal y exagerado.
Era una incubadora, Dean la reconoció de inmediato, horribles criaturas de pesadilla, autóctonas del inframundo, que se podían encontrar regularmente en parajes infestados de almas perdidas, pues ellas gestionaban la transformación de las mismas en nuevos demonios.
Dean salpicó gotas del agua bendita que aún tenía en la mano sobre el cuerpo de la niña con la esperanza de que comenzara a soltarlo pero el agua solo mojó la camisa de Sam sin siquiera hacer algo de humo, entonces delante de sus ojos la araña rodeó con un cinturón de babas la cintura de la niña.
Una vez más Dean le arrojó agua bendita pero incluso entonces nada sucedió. Entonces comprendió dos cosas, que la niña no era un demonio todavía y que si la araña la encerraba en un capullo y la metía dentro de su vientre (que también se abría y estaba dentado como cualquier mutante de "Resident Evil") realmente no haría las cosas más fáciles al momento del combate.
Decidiendo cambiar de estrategia se alejó un poco y consiguió salpicar a la araña, afortunadamente era una habitación de tipo normal y el techo no se encontraba demasiado alejado en altura. La araña sí retrocedió cuando le dió en la cabeza y optó por atravesar la pared y marcharse al otro cuarto cuando Dean la atacó en el estómago.
Pero aún Sam estaba tirado inconciente en el suelo con la niña aferrada... ¿Cuanto más podría aguantar?
En tanto ocurría esa pelea entre Dean y las apariciones Sam tuvo una visión de la sala y en ella, el fantasma que presentía era el padre de Katie, se encontraba a unos metros de él viéndole directo a los ojos. El fantasma tenía una daga corta que era de hueso, al igual que la primera espada, con una buena superficie dentada.
Ni bien notó que tenía la atención del joven, extendió su brazo y se hizo un corte, sangrando ante sus ojos, lo hizo para mostrarle, luego la dejó apoyada en la mesita del teléfono y se marchó caminando hacia otro sector de la casa hasta perderse de vista.
Sam volvió a sumergirse en la inconciencia .
De súbito, Dean recordó algo que había leído en los apuntes de Cass cuando les echó una rápida mirada. Las frecuencias altas podían ser de utilidad a la hora de lidiar con espíritus de naturaleza absorbente, suerte que había decidido incluir en su bolsillo un pequeño diapasón portátil a raíz de lo leído en su computadora.
Dean golpeó el aparatito contra la superficie del espejo arrancándole un sonido alto y profundo, una, dos y tres veces, tras recibir las oleadas de alta frecuencia el fantasma comenzó a desaparecer y volver a aparecer de forma intermitente, el profundo y persistente sonido también hizo que Sam reaccionara abriendo los ojos.
Al ver la intermitencia del fantasma Dean determinó que si contratacaba con Sal podría finalmente apartarla.
Con dificultad consiguió que el chico espavilara:
-Ven, vamos a dar un paseo -se arrodilló delante de él para a continuación levantarlo-¡Oye no te duermas, aguanta un poco ¿sí? es importante...
Dean comenzó a abrir las puertas.
Pronto encontró el baño.
Cuando se aproximaban a la llave de la ducha la cabeza del menor calló hacia adelante, Dean giró la perilla sin titubeos, le quitó la mochila de los hombros, se des hizo de la suya y se internó con él debajo del agua fría hablándole hasta lograr que reaccionara más.
Cuando estuvo más atento y despejado lo hizo recostar en el suelo de forma tal que el agua de la ducha le diera de lleno en el pecho y entonces sacó de las provisiones de su mochila una tercera bolsa de sal gruesa a la que le hizo un agujero enorme con los dedos.
-¿Qué sucedió? -preguntó el castaño tratando de incorporarse--
-Espera, no te levantes, podrías marearte -lo guió una vez más hacia el suelo y a partir de ese momento lo sintió respirar con dificultad y acabó tosiendo- ¿tienes problemas para respirar? --le preguntó enseguida-.
-Las estacas... perforaron mis pulmones... -le dijo él. Dean sabía, por la posición de los trozos de madera, que el mismo había quitado, que los pulmones no habían sido comprometidos, tampoco desconocía que en el informe del forense (buscado y leído recientemente en la cocina) se describía que Katie había muerto desangrada, con dos espadas clavadas en la espalda, de atrás hacia adelante perforándole los pulmones--.
-Resiste un poco más, estarás bien... lo prometo...
Dean desparramó sal gruesa a rabiar sobre el cuerpo titilante del espectro mientras el agua la iba humedeciendo y convirtiendo en solución salina.
En menos de dos minutos la niña había dejado de aparecerse y los dolores de Sam desaparecieron.
Mientras la sal actuaba sobre el espectro Dean le preguntó a su hermanito...
-¿Puedes decirme todo lo que recuerdas desde que te quité las estacas?
-... Sentí un olor muy fuerte, se me nubló la vista... y creo que me fui por un momento... hasta que me despertaste y nos diste una ducha con todo y ropa...
-¿Esperabas que te quitara los pantalones?... No había tiempo... -rió Dean y Sam rió también porque su hermano era un idiota- ese olor que sentiste... ¿era olor a podrido...?
-Más bien un químico...
Dean pudo ver la escena en su cabeza, el psicópata sorprendió a la niña por la espalda y la adormeció con cloroformo para evitar cualquier posible golpe de suerte por su parte.
-Te lo dije, no es un demonio, espero que esta vez hallas podido confirmarlo -insistió el castaño-.
-Sí, tenías razón, lo confirmé, sin embargo, y sé de lo que hablo, está a punto de sufrir una metamorfosis, ¿Entiendes a lo que me refiero?... y cuando finalmente ocurra, tendremos que estar preparados para hacerle frente.
-Deja que intente hablar con ella una vez más, se que puedo ayudarla, además por si no lo notaste Katie tiene el control, todo lo que sucede aquí es ella quien lo está manifestando, imagina un demonio tan fuerte como para controlar todo un edificio, quitar aberturas, poner paredes ¿Cómo evitaríamos que nos destruya de la peor manera?.
-Dejemos una cosa en claro, es obvio que esa chiquilla se ha encaprichado contigo y te quiere del otro lado para que la acompañes por la eternidad ... si vas a hablarle, adelante, pero no es necesario que se toquen para mantener una conversación, en cuanto intente ponerte un solo dedo encima tendré que dar por terminada la sesión de terapia, ¿entiendes? y no tendrás derecho a réplica...
-Está bien... ¿Verificamos que los chicos esten a salvo...?
-Claro...
Dean le tendió la mano para ayudarlo a levantarse. Sam entonces se quitó la camisa, quedando en musculosa blanca y la calzó sobre el torso desnudo y mojado de su hermano mayor quien colaboró inmediatamente con él:
-¿Que había de malo con mi remera? -preguntó embobado-.
-Aparentemente... te hacía parecer un gato.
-Mis ratones me hacen parecer un gato... -bromeó para robarle una nueva sonrisa-.
Este era uno de esos momentos en los que hubiera dado la vida por que no fueran hermanos, ya que desde hacía tiempo había descubierto que sentía algo más por él, y ese sentimiento cálido lo torturaba al tener que callar y actuar como si no existiera, más nada podía hacer frente a la cruel realidad de su filiación sanguínea, y esa historia de los dos que lo condenaba a vivir su amor prohibido en silencio y perpetua soledad.
Aunque a Dean ciertamente le encantaban las mujeres y podía pasárselo increíble con ellas, después de cada relación necesitaba volver con él, con la misma urgencia con la que se precisaba el aire estando bajo el agua.
Tener su camisa mojada cubriéndole la piel era como un guiño cómplice del destino, único testigo de la verdad más dulce e inconfesable de su alma.
Afortunadamente el baño no se encontraba lejos de las escaleras y pronto llegaron junto a Amber y Logan.
-¿Encontraron una forma de salir por el drenaje? -bromeó la muchacha con más animo del que había mostrado hasta ese momento-.
-Contactar con espíritus me hace sentir agotado y Dean no encontraba forma de mantenerme despierto -se disculpó- aunque hubiera sido genial descubrir un túnel...
-¿Les está trayendo problemas? -preguntó Rogan-.
-De momento pudimos descartar la hipótesis del demonio... pero es un espíritu en transición, lo ideal sería que pudiéramos ayudarla a encontrar la paz... tal vez reuniéndola de nuevo con su familia o haciéndola sentir segura, si se convirtiera en un demonio sería extremadamente peligroso, pero no se preocupen, no vamos a dejar que las cosas lleguen a ese punto.
-¿Entonces tu eres el psíquico y él el detective? -preguntó el muchacho-.
-Precisamente...-sonrió Sammy. El pensaba que estaba mintiéndo, pero desconocía que poseía habilidades psíquicas reales desde niño. Y Dean había notado ciertas señales, durante toda la infancia del pequeño, pero había optado por ignorarlas por temor a la reacción de su padre, llegando a olvidar con el tiempo todo aquel asunto-.
Así hablaban cuando repentinamente el suelo y las paredes comenzaron a temblar, los cajones comenzaron a abrirse y cerrarse rápida e ininterrumpidamente, toda la vajilla comenzó a moverse de izquierda a derecha sin parar dentro de los muebles y también se escuchó lo que parecían ser las camas. Todas las luces de la casa, que hasta entonces había permanecido a osuras, comenzaron a encender y apagar y empezó a caer agua del techo mientras la canilla de la cocina estallaba en un chorro imposible de parar. Todo junto provocándo un cáos que le heló la sangre a todos en la habitación.
La muchacha gritó aterrorizada y el primer impulso de Dean fué sugerir o más bién coordinar que todo el mundo se moviera hacia la sala, ya que si se producía un principio de derrumbe en un lugar tan pequeño sin duda morirían en ese lugar.
-Es Katie... está aterrada -dijo Sam mientras miraba para todos lados como queriendo localizarla-.
Parecía un loco incapaz de ubicarse a sí mísmo en la realidad de que se encontraba en un lugar aterrador y bajo riezgo de derrumbe, pero al menos caminaba con ellos.
En cuanto llegaron, las luces dejaron de ir y venir y quedaron encendidas, entonces encontraron que en todas las paredes, en letra imprenta y en distintos tamaños, escrito con sangre un mensaje que rezaba "YA VIENE".
De la nada el teléfono comenzó a sonar en ese mismo momento sobresaltándolos.
Sam se dirigió a atenderlo.
Dean abandonó su estado de shock para decirle:
-¡Sammy, ¿qué haces?!
En cuanto el chico tocó el tuvo de plástico el teléfono enmudeció, había sido activado con el único propósito de refrescar su memoria acerca de la existencia de la daga.
El recordó todo con lujo de detalles, y al no encontrarla apoyada sobre el mueble, entendió que en realidad había sido dejada en la dimensión inmaterial, a la cuál solo podría acceder convirtiéndose en una entidad incorpórea.
-¡Apártate del teléfono! -lo llevó Dean sin brusquedad hacia él, tomándolo del brazo-.
-Sabía que estaba olvidado algo... -dijo el menor- ya sé qué es lo que hay que hacer, sé como podemos salir de esto y salvar a Katie.
-¡¿De que hablas?! -preguntó su hermano preocupado al ver que seguía actuando raro-.
-Existe un arma, se encuentra aquí mísmo en esta mesa, pero no podemos verla porque en realidad está del otro lado.
-¡¿Del otro lado?!
-El padre de Katie consiguió un cuchillo, una daga corta capaz de dañar seres inmateriales, me lo mostró hace unos minutos atrás... tenías razón, Katie estaba intentando llevarme al otro lado, quería hacerlo para que pudiera llegar a esa arma antes de que apareciera el hombre malo...
-Déjame ver si entiendo... ella necesita convertirte en un fantasma para que puedas tomar un arma para matar a otro fantásma?
-Así és -luego de un momento de silencio agregó- no hay alternativa, si el sicario aparece todos moriremos... si no hacemos esto, jamás saldremos de aquí.
Antes de que Dean pudiera volver a hablarle un nuevo evento sobrenatural tuvo lugar, unas letras sanguinoléntas se fueron dibujando y chorreándo en el gran espejo en la pared que se encontraba al lado de la mesita del teléfono, con un mensaje que decía:
"¡¡SAM NO ME DÉJES... TENGO MIEDO!!"
-Ven aquí cariño...-dijo el chico y la tuvo frente a él tan pronto acabó de decirlo- todo esta bien -intentó acariciar su mejilla aunque tocó el aire- ha sido sólo un sueño feo... ¿qué te parece si nos dormimos juntos en el sofá, me abrazas... y entre los dos soñamos que nos deshacemos de ese monstruo para siempre?.. ¿te gustaría eso Katie?
Esa forma de hablar y de tranquilizar a la niña, todos los presentes pensaron que era lo más tierno que habían visto, y las lágrimas de Dean nublaron pronto sus ojos, pensando en la cantidad de veces que de pequeño, Sam debía haberse encontrado solo, sin nadie que pudiera alejar sus temores mientras el y John se encontraban fuera de casa... pero en silenció lo ayudó a llegar hasta el sillón.
Apenas hicieron contacto, Sam tuvo el presentimiento de que tan pronto como la niña le hubiera transmitido la experiencia completa, dejaría de tenerla alojada en sus regístros akáshicos, produciéndo un cambio rotundo en su campo emocional y sanándo la oscuridad por completo. Con este sentimiento en su interior se entregó a las perturbadoras visiones y al sufrimiento físico y psíquico que lo embargó al término de una corta inconciencia.
Dean lo acompaño dándole ánimos los diez a doce minutos que duró la agonía. Su vida se apagó sobre las 16:15 de la tarde como Dean pudo comprobar en su reloj digital. El mayor inició el cronómetro y dijo:
-Ok, ya estás ahí Sam, ahora tóma el arma -en el mundo espiritual Sammy fué hasta la mesa y tomó decididamente la daga corta, lugo le dijo a Katie que se quedara frente a la puerta para atraerlo, el horrible convicto apareció con su ropa naranja y su mirada perversa- ahora cárgate al maldito... -cayéndole por detrás le hizo cortes y más cortes hasta verlo desintegrárse. Katie y Sam se fundieron en un emotivo abrazo cuando la pequeña corrió hacia él, hermosa y sonriente, ya como un ser luminoso- ... y ahora regresa conmigo... -pidió el mayor tan pronto se dió cuenta de que la casa había vuelto a la normalidad, dando inicio a las maniobras de RCP-.
En el mundo espiritual la puerta había quedadó abierta y entraba la luz del sol, al transponerla juntos vieron a los padres de katie, a lo que Sam presumía era una parca y a Crowley un poco más atras.
El padre de Katie se arrodilló ante ella que corrió hacia él gritando "papá" y lél le dijo con lágrimas en los ojos y la voz quebrada:
"Princesa... lo siento tanto mi amor... vé con tu mamá, estoy seguro de que te encantará tu nueva casa"
La mamá de Katie abrazó y besó a su pequeña hija y Crowley se adelantó para decirle al hombre.
-Ve con ellas...
-¡¿Qué?! -preguntó el fantasma confundido-.
-Lo que oíste, ya no trabajas para mí -por si le quedaban dudas rompió el contrato en su cara-.
Agradecido el hombre asintió con la cabeza y en breve la familia entera desapareció tras la parca.
-Supongo que esto es tuyo -dijo Sam depositando la daga en su mano y sintiendo el calor de los dos en ese rápido contacto-.
-¡Anda, no tienes todo el día! -lo reprendió el rey antes de conducirlo hacia la sala donde Dean estaba perdiéndo las esperanzas-.
Sam notó una pareja al lado y un poco atrás de Amber.
-Sí, son los padres de Amber... -le confirmó el demonio- ¿lísto para entrar a tu cuerpo?
Poco después de decirlo volvió a la vida con una inspiración profunda por la boca:
--¡Dean lo logramos! -le dijo a su hermano apenas pudo hablar-.
-¡¡¡Casi me matas del susto enano, podrías haberte quedado tarado, podrías no haber despertado...!!! -Dean lo aferránba histéricamente y comenzando a llorar-.
-Pero estoy bien... no soy más retardado que de costumbre... de verdad...-dijo tratándo de hacerle pasar el mal momento con un chiste-.
Después del impacto del primer momento todo fué volviéndo paulatinamente a la normalidad.
Los padres de Rogan aparecieron, se habían despertado en el sótano y no recordaban como habían llegado a él.
-¿Entonces ya no hay espíritus en la casa? -preguntó Amber-.
-No... ascendieron juntos -respondió Sam-.
-¿Departamento de asuntos especiales...? -agregó ella- dudo mucho que la policía se ocupe de estas cosas...
-Es verdad, Dean estaba jugando con su radio y captó la señal de la policía, no somos agentes especiales, apenas investigadores paranormales...
-Son los ángeles que Dios y mis padres enviaron en nuestro auxilio.
-Oh... Amber casi lo olvido... cuando estuve a punto de volver a mi cuerpo, creo que los ví, estaban a tu lado, ella tenía el pelo rojizo y el se parecía un poco a Hugh Jackman.
-¿Cómo están? -dijo con lágrimas de alegría empezando a asomar-.
-Ellos estan bien... sólo no quieren olvidarte por eso se quedaron... además nunca quisieron dejarte sola... pero no son fantasmas sólo están ahí cuidando de tí... ya es hora de irnos - concluyó Sam y saludándose entre todos los acompañaron hasta la puerta-.
-¿Vamos por unas hamburguesas? -le preguntó a Dean antes de subir al auto-.
-Claro, yo invito los tragos -respondió él-.
Dean sabía exactamente donde conseguir los combos más gigantezcos de la ciudad y hacia allí se dirigieron para volver a la vida ordinaria.
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