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Infierno en la cervecería

-¿Entonces el cuco estaba bajo mi cama? -preguntó el menor al notar que Dean, sentado en una silla, lo miraba con preocupación.

­-Conrad Green quiere hacer adenocromo espectral jodiéndose literalmente a tu niño interno...

-Mierda... al menos ahora ya tienes la prueba de que no estuve jugando a la copa...

-Hay algo enterrado en el jardín de los Mc Cormick, está aferrado a esa porquería así que en cuanto la queme habremos terminado con él de una vez por todas.

-Pero a menos que tuvieramos un radar ultrasónico podríamos dejar el lugar arrasado.

-Conozco a alguien, tiene el equipo, sabe usarlo y me debe un favor.

-¡Qué alivio! ... deberíamos llevar una psiquica la próxima vez que hagamos ese tipo de trabajos... Los "Gostfacers" y "Taps" las tienen.

-Lo admito, necesitamos una en el equipo.

-Pero sé que eres Bruno Díaz... -agregó el menor pinchando su propia burbuja- y está bien, nunca podré negar que el noventa y nueve por ciento de las veces eres sensato...

­-Gracias por arreglar los números a mi favor... -le respondió con una mezcla agridulce de ternura y culpa por todas las veces que en el pasado se había equivocado con él-.

­-Tengo que ir a la peluquería, ¿Tendrías problema en acercarme al centro?

-De hecho, el mío también se está descontrolando bastante, si quieres desayunamos y vamos allá.

-Seguro... Este podría ser el último corte ya que voy a pedir una afeitada al raz.

­-¡Tarado! -rió el mayor y pronto agregó- me voy a encargar de taparte la nariz para que no estornudes justo en ese instante.


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Ya en el salón masculino elegido, el castaño pidió un cambio de look ­sorprendiendo al mayor.

Cuando el profesional terminó su tarea el resultado fue impresionante, Sammy lucía realmente más joven y definitivamente muy atractivo, aunque a sus ojos eso jamás había cambiado.

­-¿Qué sigue? ¿Ir a comer?­ -sugirió el rubio-.

­-Sí, y también necesito conseguir lentes de contacto de colores.

­-¿Vas a cambiar el color de tus ojos?­ -repitió extrañado­- ¿no es demasiado radical?

-De hecho ambos deberíamos tener al menos un par para cambiar de aspecto de forma express cómo hacen los espías.

Una vez más, el mayor estuvo de acuerdo, pero ahora estaba seguro de que su hermano estaba apuntando a grandes investigaciones y misiones peligrosas.

Después de haber visto toda la gama de colores en una óptica el menor se decidió por unos bonitos azules que finalmente no se llevó puestos­.

Dean optó por unos grices.

Saliendo del local se fueron a comer a uno de sus bares favoritos y más tarde a casa a descansar. Dean se había citado con el arqueologo para las ocho por lo cual aún había tiempo para dormir un poco.

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Parado sobre la cornisa de una pasarela que atraviesa una autopista, haciendo equilibrio con la mitad de las plantas de los pies por fuera del delgado borde de material que excede la barrera de contención (que funciona a su vez de pasamanos), Sammy ve los autos y camiones moviéndose bajo sus pies, todos avanzan rítmicamente, nadie parece notar su presencia.

A decidido soltarse de la barandilla, sede y se precipita, pero el vértigo se detiene casi al instante, su campera a empezado a apretarlo, convirtiéndose en una barrera que lo separa de la muerte.

Voltea para ver qué lo detiene. Sus ojos reconocen inmediatamente al rey del infierno. Pero ya no se encuentran en el mismo lugar, ni siquiera en la misma pose, ahora estan sentados uno junto al otro sobre la gran muralla, y el ambiente es una preciosa y tranquila noche de verano.

Sam no sabe que decir, debería estar enojado con él pero se siente tan vacío que todo le da lo mismo, no obstante las palabras abren su propio camino y mirando hacia la lejanía le dice:

­-Desde hace días es el mismo sueño­ -por unos segundos hace contacto visual con su interlocutor y luego vuelve la vista hacia adelante­- siempre me arrojo, Dean siempre me rescata... y ahora tú... me pregunto porqué sigo olvidando quitarme el abrigo...

­-Seguirás olvidándolo cada vez -la serenidad en su voz provocó que Sam volviera a caer en su mirada- porque no deseas morir... más de lo que deseas ser salvado...­ -remarcó la palabra "más­"-.

Entonces ambos tienen el impulso de besarse, pero el sueño termina antes de que suceda y cada uno en su lugar despiertan a la mísma vez, y Crowley sabe que ha estado dentro de la mente de Sam.

El menor toma conciencia de que aún tiene en la mano un pesado libro de la biblioteca de los hombres de letras y que se ha quedado dormido sobre su otro brazo en plena mesa del hall.

Dean lo observa fijamente desde el otro extremo. La portátil está abierta delante de él y hace nada a apartado su mano del mousse.

­-¿Soñaste algo? -le preguntó-.

­-No, sólo perdí el conocimiento -mintió-.

-Ahora ya sabemos que el círculo de Sal funciona... al menos antes de las tres de la mañana -celebró el rubio aliviado, pronto agregó- ¿Cass te dijo algo acerca de cuando podría tener la información?.

-Al rededor de una semana.

­-La compra de los lentes de contacto me dice que estás por empezar el trabajo de campo... ¿puedo saber los detalles?

­-Estoy seguro de que los Wiccas podrían tener conocimientos clave sólo que si voy como Sam Winchester dudo que quieran compartirlos conmigo. Estuve hablando con tía Robin, voy a hacerme pasar por su sobrino Samael Turner, así puedo generar lazos y ya sabes... aprender mágia.

­-Entiendo, si quieres mi punto de vista, los Wiccas son como niñas exploradoras en cuanto a magia y hechizos se refiere.

­-Dudo que sea realmente así... -respondió sereno-.

­-Pues si quieres ponerte a hornear galletas está bien, quizá sea lo mejor...

-,¡Sí, hornearé galletas!... -replicó ahora algo molesto y en ningún momento apartó la vista de la pantalla ni emitió palabra-.

Media hora después el mayor regresó de sus actividades en otro sector de la casa, y tras cerrar la puerta expresó:

­-Discúlpame por lo de hace un rato, fui grosero...

-Está bien... te entiendo... -procuró el menor dar por terminado el asunto-.

-¿Estabas jugando al solitario? -se decepcionó un poco el mayor cuando se aproximó a la pantalla- me quitaste de concentración cuando me trataste de idiota.

­-Da igual, me exaspera que pases tanto tiempo delante se esa pantalla sin pestañear, tendrás la agudeza visual de un topo antes de navidad si continúas así, acompañame a la civilización, quiero ir por unas cervezas y algo poco saludable para comer.

-Paso... me voy a quedar descansando -no tardo en responder el mas pequeño y Dean, resuelto, empujo la pantalla de su notebook hacia abajo agregando- sí, y lo harás justo donde pueda verte porque aún no estás a salvo de la cosa que te persigue, tienes diez minutos para prepararte, mi contacto estará en Tween Peaks a las ocho.

El menor resopló con fastidio, se mordió el labio con expresión seria, como resolviendo algo en su cabeza y finalmente, echó mano al bolso de la portátil (ubicado al lado de la silla donde estaba sentado) verificando tener las baterías de repuesto para los teléfonos de su hermano y de él, la tablet y los dos pen drive (nunca se sabía cuando necesitarían robar data) asi como anti ácidos y pastillas para desinflamar el hígado (Dean solía pedírselas en más de una ocasión). Todo estaba cargado, guardó la computadora y el cable de alimentación del equipo, bajo la incrédula mirada del rubio que no podía creer que sacara a pasear esa cosa de todos modos. El castaño fue a la nevera, se tomó un vaso de agua y estuvo listo.

Dean lo roció con su fragancia favorita antes de partir y se pusieron en marcha.

Tomando una cerveza roja y comiendo Snack's, Sam tenía al menos cuatro de sus cinco sentidos presentes en la pantalla, navegando a través del wi-fi de la cervecería. Para sorpresa y horror de Dean, pedir la clave fue lo primero que había salido de su boca apenas Darcy llegó a tomarles el pedido.

Sammy jamás había prestado tan poca atención en su vida a una atractiva morena. Parecía que el asunto de la marca lo había absorbido por completo.

Eso o su hermano competía en las olimpiadas nerd's con amplias posibilidades de ganar el oro para su país.

Como no tenía ganas de herir sus sentimientos una ves más, lo dejó quemarse las pestañas como el quería y se dedico a socorrer a la pobre muchacha que evidentemente estaba poniendo lo mejor de sí para hacerlos sentir en casa.

Una cerveza roja, snacks y una porción de papas fritas con cheddar y bacon extra crujiente fue lo que a Dean se le antojó y Sammy estuvo de acuerdo.

Mientras Sherlock permanecía parte del tiempo en su mundo y la otra parte observándolo todo o cruzando un par de palabras con él, Dean se encontraba como un niño en un parque de diversiones, pasando los ojos de belleza en belleza y sonriéndo con cara de felicidad.

"¿Ahora quien tiene mirada de cachorro?", pensaba Sam para sí, casi sin percatarse de que había empezado a sonreír.

Quince minutos más tarde le informaba al rubio:

­-La chica de la barra, Sasha... creo que definitivamente está contigo amigo... yo que tú iría ahí a solicitar empleo en la cocina y le dejaría mi número...

­-¿Enserio, y cómo sabes que no eres tú el que le gusta? No has dejado de estar ahí metido ni por un momento, y nada atrae más a una mujer que un tipo que no le presta atención.

Entendiendo el sarcasmo el menor reaccionó sin sobresaltarse:

-No creo que sea el caso.

En eso apareció la joven Darcy con un trago muy atractivo en su bandeja y poniendolo delante del rubio agregó:

-Mi compañera, Sasha te lo envía, dice que el primero va por cuenta de la casa.

-Gracias... -le respondió el mayor omnubilado.

-Las chicas no me ven cuando estás en la misma habitación... ya deberías saberlo... -respondió el menor divertido- ¡¿qué esperas?!... ve a la barra a tomarte ese trago y le dejas tu currículum... Te prometo no quedarme dormido...

-¿Porqué no? Veremos qué ocurre... además no estás muy comunicativo hoy...

El castaño volvió a ver el progreso de los dos archivos que estaba bajando. Eran audios de aprendizaje del idioma Mandarín, o como se conocía comúnmente "Chino básico".

Uno era para dar los primeros pasos en la formación de oraciones y el otro un compilado de 200 frases útiles.

Treinta segundos más tarde había finalizado la descarga, por lo que procedió a encender el Bluetooth tanto en la pc como en su celular en donde quería almacenar los archivos. En eso una persona se le sentó al lado, tardó unos segundos en notar que se trataba de Crowley.

­-¿Me dejas invitarte un trago guapo? -la voz del moreno lo sobresaltó de repente...

­-¡¿Crowley? ¿Qué demonios haces? ¿Te volviste loco?! -lo retó Sammy a media voz­- ¡Si Dean decide voltear ¿qué se supone que voy a decirle?!­-.

­-Relájate -le respondió- él no lo hará, y si lo hiciera solo vería a Darcy, como todos los demás aquí, eres el único que puede verme como realmente soy en este antro.

Para demostrar su punto volteo y los tres tipos que estaban en la mesa de al lado le coquetearon.

­-¡¿Tú nos tomaste el pedido?!... -exclamó Sammy a media voz consternado­-¡¿También me ves mientras duermo, verdad?...

­-Está bien, lo admito ­-dijo Crowley­ y luego agregó- quiero acción, ¿soy el único?... ­-así diciendo acercó peligrosamente sus labios-.

­-Por favor... las chicas Tween Peack's no pueden tener contacto físico con los clientes, harás que echen a Darcy... ­-suplicó el castaño-.

­-Entonces tócame, te sacarán del bar y podremos seguir con lo nuestro en otra parte.

­-No voy a hacer eso... si no vas a ayudarme entonces tienes que dejarme trabajar...

­-¡Tócame ahora mismo o te prometo que tu querido hermanito sufrirá ataques de epilepsia lo que le reste de vida!

Acorralado y desesperado al notar que no estaba jugando, con la imagen en su cabeza de Dean teniendo un episodio, le puso una mano en el pecho rozándolo al tiempo que le violaba la boca tiñéndola con el agradable sabor de la cerveza roja.

Crowley se quedó un segundo más para poder disfrutar el resultado de su desesperado soborno y luego abandonó el cuerpo de la chica, que al verse abordada así tuvo naturalmente una respuesta violenta.

Pegándole fuerte y rápido con las dos manos sobre el pecho para que lograr que la suelte le gritó ofuscada:

­-¡Qué te pasa imbécil!

­-Lo siento... -Sammy estaba más colorado que cualquier cosa roja que existiera en el mundo y no sabía como pedir perdón, si no hubieran llegado justo en ese momento los de seguridad habría recibido una fea golpiza por parte de los tres hombres que eran sus vecinos de mesa. Dean ni siquiera volteó a mirar, los antros siempre estaban llenos de pervertidos y esa vuelta no estaba interesado en hacerla de sheriff.

Los custodios agarraron al castaño por el cuello de la camisa, lo sacaron a empujones y cuando había llegado a la salida le dieron un puñetazo en la cara que lo tumbó al suelo, informándole a continuación que tenía prohibida la entrada a partir de ese momento.

A su lado tiraron el bolso donde estaban los artefactos, cargadores y teléfono.

Avergonzado y adolorido, rompió a llorar por la bronca del momento de mierda que había pasado siendo que todo lo que había deseado era quedarse en casa investigando.

Tomó sus cosas y comenzó a caminar sin rumbo, con el simple propósito de alejarse.

No llegó a hacer diez pasos cuando Crowley lo jaló del brazo empujándolo hacia un espacio de vacío temporal al que pronto dio aspecto de callejón para que Sam no supiera en donde se encontraban, aunque de cualquier forma no lo hubiera imaginado.

Así, manteniéndolo apresado entre su cuerpo y la pared comenzó su discurso:

­-Pobre Sammy... pudo haber sido mucho mejor pero no, tenías que ser tú, siempre tan grosero y desconsiderado con los sentimientos de los demás... -lo reprendió molesto-.

­-Los demonios no tienen sentimientos ­-le recordó despectivo y casi furioso-.

­-¡Gracias a tí los tengo idiota! -le respondió ardido, al tiempo que con su brazo hacía chocar la espalda y omóplatos del joven contra la pared a causa de la fuerza de su empujón­- ¡¿Qué creíste que hacías cuando me inyectabas tu sangre infestada de santurronería?!...

­-Disculpa... no fuiste del todo oportuno pero debí confiar...- acercó en ese momento sus labios provocándole besarlo. Segundos antes mordía su lengua con una de sus muelas traseras para hacerla sangrar-.

­-Niño estúpido... -soltó tras haber degustado aquellos besos cuanto le plació- ¿acaso te duelen los pulmones todavía?... -esta pregunta lo hizo reaccionar respecto a que había perdido su condición de redimido- los dos sabemos que no quieres cerrar los ojos por última vez sin haber visto libre al cabeza hueca de tu hermano, no tendrás eso si dejo que tus pesadillas vuelvan... ­-ni bien terminar de decirlo le dió un beso corto y agregó- sé un poco inteligente t no acabes con mi paciencia... -volvió al ataque y Sam comenzó a sentir el inevitable efecto de la cercanía de sus cuerpos-.

-Me encaraste de la forma equivocada en la peor situación posible... creo que reaccioné mejor de lo que esperaba -soltó- por cierto, ¿porqué no vienes a cenar esta noche y lo hacemos oficial? así se pone más fácil la próxima.

-Era tan fácil como que confiaras en mí, no tengo intenciones de que se entere, eso te convertiría en Abel en menos de 24hs. Si te deshaces de mí te prometo que en unos pocos días habrás muerto después de volverte loco y sólo si tienes suerte acabarás en las fauces de un devorador de almas, porque las almas atormentadas también pueden convertirse en demonios y si mueres sin haber sanado la condición de tu hermano eso te retendrá en el bajo Astral sin ninguna duda -dijo disfrutando de manera consciente, de la sensación tibia del cuerpo del menor aún aprisionado entre sus brazos y el olor de su cabello.

Sam se sonrojaba sin poder evitarlo, por la sensación que comenzaba a quemar en su cuerpo al sentir el bulto en el pantalón contrario tan excitante sobre el suyo, empezando a rozarlo:

-Dios... ay Crowley... -cada palabra acarició el oído de su captor suave y cálidamente- vamos a una habitación...

-Como quieras... -le respondió satisfecho-.

Verlo y oírlo excitado era todo un espectáculo. Todo lo que Dean siempre había querido tener y se encontraba ahora únicamente en su poder.

-O talvez no... -agregó el demonio de repente interrumpiéndose- me pediste que respetara tu trabajo, así que supongo que será la próxima...

El joven no entendió bien, y como si fuera un acto de ilusionismo, el mayor se evaporó y su teléfono comenzó a sonar con una llamada.

Cuando lo sacó de su bolsillo, la agenda le reveló que se trataba de Tía Robin. Tomó un segundo para re calibrar su respiración y finalmente aceptó la llamada:

-Hola tía...

-Sammy... ¿estas bien amor? -le preguntó preocupada la voz del otro lado del teléfono-.

-Si...

-¿Te gustaría venir a casa para seguir con el proyecto...?

-Claro, estaré ahí en un rato, muchas gracias por todo tía...

-No hay porqué corazón, eres un encanto -le respondió -.

Acto seguido le escribió a su hermano para desearle suerte en su reunión y avisarle que tenía algunos asuntos que atender y que también regresaría en la noche.

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-¡Hijo, por Dios, ¿qué le pasó a tu ojo? ¿Peleaste con Dean?! -dijo escandalizada al verle-.

-No, no... Intentaron robarme hace unos minutos, pero los dejé tirados en el suelo en un callejón-

-¡Dios santo, entra vamos a atenderlo -lo hizo pasar-.

La próxima reunión sería la semana entrante y el pretendía estar listo para entonces.

También le dió tres libros de texto y le recomendó un ejercicio que debía realizar al menos una vez al día para abrir su "tercer ojo", la única puerta humana al mundo místico.

Sam llegó a casa sobre las once de la noche.

-¿A donde fuiste? -preguntó Dean ni bien atravesó la puerta que cerró tras él con llave-.

-A la biblioteca -le respondió el menor levantando un poco los libros adentro del bolso para exhibirlos como prueba-.

Dean no estaba seguro de creerle pero de momento tampoco resultaba relevante y agregó en el mismo tono ofuscado:

-¿Sin despedirte?

-Estabas ocupado... -le respondió el menor a modo de disculpa-.

-¿Sabes quién sí te envío saludos, Darcy, dice que eres un cerdo y que estuvo a un paso de ponerte una denuncia ¿Qué carajo le hiciste?

Hastiado del tema, con renovada bronca por lo sucedido y casi a punto de reprocharle que lo hubiera arrastrado hasta ese lugar, respondió enfadado:

-Caí sobre sus tetas ¿bien? Fue un accidente.

-¡¿Qué?! ¡Explícame como un tipo puede caer sobre las tetas de una mujer por accidente porque no lo entiendo!

Sam acababa de constatar que Darcy no le había contado nada del beso, una ventaja genial y decisiva a la hora de justificar la caótica frase que había lanzado a través de su sarcasmo cargado del más legítimo enojo.

-Estaba en sus minutos de receso y se sentó a mi lado tratando de seducirme, hablaba todo el tiempo, era tan aburrida y sabes que estaba cansado... así que lo siento Dean, siento no poder volver a acompañarte a ese lugar triste para hombres desesperados.

-Ok, ya me parecía... -respondió Dean procurando disculparse- tú no eres de los que manosean mujeres... todo lo contrario... son ellas las que siempre se pasan de la raya por mostrarte amable y decente... -fue notable el descenso en el ánimo ofuscado del castaño- ¿quieres algo de carne que traje de la reunión?... -le ofreció enseguida a modo de tregua-.

-Está bien,.. -le respondió él que a pesar de las atenciones de Robin aún traía hambre.

-Entonces... ¿te fue bien con Sasha? -le preguntó entre mordisco y mordisco cuando se sentaron en la mesa de la cocina-.

-Yo diría... Tengo su número y una cita para ir a desayunar mañana a un hotel...

-Perfecto... avisame si necesitas que me encargue del tema del jardín con tu amigo el arqueologo -le ofreció con cariño-.

-Ya lo veremos -le respondió su hermano y entonces agregó- cuando te sientas cansado quiero que te vallas a dormir a mi habitación. Cass me hizo el favor de instalar distintos tipos de cámaras mientras nos fuimos, me quedaré en la habitación de al lado monitoreando, cualquier cosa que se mueva podré verlo y entrar para quitártelo de encima... ¿sí tengo tu autorización para unirme a tu fiesta privada cierto? -bromeó-.

-Seguro... sólo te falta hacerlo con un fantasma... tal vez esta noche tengas suerte...

-Sería épico hacerle pagar rompiéndole el trasero... por cierto, te dejé un regalo en la mesita de noche...

Dean le mostró a su hermano una flamantes daga hecha con sal del Imalaya, (se veía como una estaca punteaguda con mango de madera).

-Ella es Luna y su hermana se llama Osito. Cuando te vallas a la cama no te olvides de abrazarte a tu osito así el puede cuidarte.

-Gracias es fantástica -le dijo su hermano desde el corazón y con mucho cariño-.

-La diseñé mientras estabas perdido por ahí.

Después del café el menor lavó las vajillas, sus dientes y procuró terminar el día.

Tras haber regado abundante sal bajo la puerta y al rededor de la cama antes de entrar, se desprendió los zapatos, la camisa y quedó debajo de las sabanas en Jean y musculosa.

En diez minutos, había alcanzado el sueño profundo habiéndose encontrado verdaderamente exhausto.

Dean tomó su puesto, monitoreando lo que veían las cámaras a través de su portátil. Pero nada interrumpió el sueño de su adorado tormento, siendo un gran alivio que todos los sellos y trampas que él y su amigo el ángel colocaron en secreto, hubieran funcionado.

Al día siguiente después de su cita, el mayor de los Wincheter con su conocido, pudieron pasar al jardín de los Mc Cormick y luego a una forja a derretir el medallón de metal.

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