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En busca del loto blanco

Esa mañana Sam se levantó antes que el sol. Se pegó un baño, fue a la cocina y en la heladera, llamó su atención un paquete prolíjamente armado con una nota que decía "Buenos días cariño" adentro de un corazoncito hecho a mano alzada con la letra del rey del infierno.

El castaño lo abrió y vió que contenía algo delicioso para el desayuno... preparó café con la esperanza de que el mayor apareciera a acompañarlo pero no sucedió y se quedó leyendo.

Comenzaba a vislumbrar que no podría prescindir de los Wiccas ni aún queriendo hacerlo.

En un momento necesitó desconectar de su tarea y abrió el procesador de texto para armar unas sencillas tarjetas:

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"Samaél Turner- Me ofresco para cuidado de enfermos (Turno noche). Tel. ---"
--------------------------

Fue a la impresora, hizo tres copias a nueve por hoja y regreso con los papeles (dentro de la notbook cerrada) a la cocina para continuar trabajando ahí, ahora con unas tijeras que sacó del último cajón de la mesada.

Empezó a recortar los carteles y en eso sacó el celular para enviar un mensaje a Grayson:

"Adivina quien soy..."

Volvió a guardarlo y siguió cortando.

Cuando terminó con eso volvió a su habitación a guardar los papeles en el cajón de su escritorio y dejó parte en su billetera por si acaso.

Volvió a mirar el celular, Gray aún no había visto el mensaje... seguro estaría aún dormido, pensó, después de todo se habían marchado a la madrugada.

Acto seguido le mandó otro texto, esta vez solo con un corazoncito rojo.

Tres horas más tarde el rubio no había dado señales provocando en él una urgencia inexplicable que lo hizo llamarlo.

Desde el primer intento la empresa le hizo saber que el teléfono al que estaba intentando comunicarse se encontraba apagado o fuera del área de cobertura, por lo que tuvo que desistir.

Por un momento pensó si Crowley habría podido tener un repentino cambio de ideas y apagarlo para siempre, o si tórpemente habría errado algún número al momento de guardar su contacto, prefiriendo creer en esa posibilidad.

Inspiró profundamente y exhaló con fuerza, como para alentarse a dejar los royos a un lado.

Crowley que podía sentir la inquietud del Winchester en su propio cuerpo, mentalmente pudo influir en él para que dejara de preocuparse, y al poco, ver a Dean llegar lo sacó del todo de sus cabilaciones.

-Buenos días -saludó el rubio-

-Buenos días ¿Todo en órden? -saludó el menor-.

-Si si... -le contestó Dean y ofreció- ¿quieres otro café antes de que volvamos al barrio chino?-

Sam se sonrió, estaba pensando que aquella era una gran idea:

-Sí gracias.

-¿Cómo va eso? -volvió a preguntar el mayor señalando con la mirada el computador-.

-Genial, diría que ya estamos listos.

-¿Para hacer magia? -preguntó Dean levantando una ceja.

Sam, cuyos ojos brillaban ilusionados asintió con la cabeza y solo dijo:

-El conjuro de convocación a la diosa kuan Xing.

-¿Realmente crees que no va a...? -dudó el mayor.

-¿Mandarte al infierno? -bromeó Sam para descomprimir- es la diosa de la misericordia así que no Dean, por Dios.

-Ok, hagámoslo -y al cabo de un momento de silencio agregó- pero si llegara a tener otros planes para mí... no te culpes por favor... ¿lo prometes? -dijo con los ojos algo vidriosos-

-Ven aquí tonto -Sam lo atrajo hacia sí y Dean se aferro a él con todas sus fuerzas. Ambos tenían láģrimas que ocultar asomadas al borde de sus ojos-.

-Crowley te debe una ¿recuerdas? -trató el menor de acabar con sus dudas y temores- y sabe que le conviene pagar, así que no te preocupes, confía en mí, vamos a hacer esto... el conjuro requiere algunos elementos específicos, asi que como dijiste, vamos a tener que ir al barrio chino a buscarlos.

-¿Tienes la lista?

Sam la tenía a mano y se la entregó.
Dean la estudió rápidamente y agregó:

-Reclamo el jarrón para cuando esto acabe.

Los dos bebieron, el café que tenían pendiente, se prepararon y subieron al auto con Dean al volante.

Primero fueron a una casa de antigüedades donde consiguieron una réplica de un bonito tazón de sopa de la dinastía Han, y una anfora de bronce.

Tras dirigirse a una tienda de mascotas adquirieron una simpática cajita de acrílico con manijita plástica, un ambiente falso, pequeños agujeritos en las caras laterales para la respiración y un grillo en el interior de la mísma (para la cultura china los grillos traían consigo la buena fortuna).

Dejaron las cosas en el auto y caminaron unos metros hasta un restaurant donde compartieron un delicioso platillo llamado "Chop suei mixto" y otro denominado "Chow mien".

Como era sabado había gran actividad.

Luego de caminar unas pocas cuadras Sam encontró un vivero bastante grande y decidió preguntar por el loto.
Tuvieron que esperar un poco pero finalmente fueron atendidos:

-Buenas tardes ¿en qué puedo ayudarles?

-Estabamos buscando una flor en particular, un loto blanco -dijo Sam al hombre de mediana edad y aspecto amable- quise encargarlo por internet pero había algún problema en la página .

-Sí, deje que consulte el sistema... tuvimos hasta ayer, apareció un cliente de Dubai con su prometida y se llevaron prácticamente el lote completo que habíamos traído, aún quedaron dos o tres ejemplares en rosa o amarillo, si los quieren ver, por ese pasillo, en el centro del patio tenemos una fuente, los acompaño.

-Qué amable, pero es que estábamos buscando blancos específicamente ¿alguna otra sucursal en la que pudieramos llegar a tener suerte? -le pidió el muchacho-.

-En realidad no tenemos otras sucursales y somos el único importador de plantas exóticas en estados unidos me temo, los dueños comercian directamente con Hong Kong, si quisiera dejarme un número de teléfono le consultaré que tan rápido podemos hacer la reposición.

-Se lo agradecería muchísimo, le doy mi número -le respondió inmediatamente el más joven tomando la birome que le había ofrecido el vendedor-

-¿Es para una boda? -se atrevió a adivinar el amable empleado de atención al público-

-Exacto, es para una boda -mintió el castaño y a sus espaldas Dean sonrió y le guiñó un ojo al hombre, que no tardó en entender que se trataba de ellos.

-¿Y esa sonrisa? -pregunto Sam al notar la carita de felicidad de Dean- si aún no hemos conseguimos lo que buscamos... -entonces al voltear hacia adelante sus ojos tropezaron con los de una bella joven asíatica de largos cabellos marrón oscuro, ojos color miel y tes muy clara, creyendo encontrar en ello la respuesta. Entonces miró de reojo a Dean para decirle, "ya veo", dándose así por enterado de que le estaba coqueteando a la chica.

Para su sorpresa Dean se fué tras él en lugar de quedarse, como esperaba, relegado para iniciar conversación con la joven, pero no sería la única sorpresa, ya que antes de llegar a la esquina unos dedos tocaron en dos rápidos movimientos su hombro para llamar su atención mientras una voz femenina decía:

-"Disculpe..."

El jóven se dió la vuelta y Dean tras él.

La voz provenía precisamente de la mujer que habían cruzado en el vivero:

-No pude evitar escuchar que quería comprar un loto blanco...

-Así es, ¿sabe donde podríamos conseguir uno señorita? Es muy importante.

-En mi casa, en el jardín, tengo un estanque con seis flores de loto, todas son blancas... porque creo que son las que más le agradarían a Buda, me gustaría obsequiarle una cómo regalo de bodas -dijo haciendo una profunda reverencia como se estilaba en esa cultura-.

Los celos, subieron cual enredadera a través del corazón de Dean, al ser testigo de como "Luci Liu", le estaba coqueteando descaradamente a Sammy sin que pudiera hacer absolutamente nada al respecto.

-Por favor, permítame pagarle por él señorita... -le pidió agarrándola delicadamente por los hombros- esa flor es algo realmente importante para nosotros.

Interiormente Dean celebró que lo hubiera incluído.

-Mi nombre es Éiri.

-Sam... mi hermano Dean -los presentó a ambos-

"Hermano" esa palabra tan dulce y a la vez amarga, que Sam pronunciaba con tanta inocencia, no podía imaginar lo mucho que Dean deseaba borrarla del diccionario...

-Mi casa está a dos calles de aquí -los invitó la chica marcando el rumbo.

Cuando entraron se llevaron una impresión muy distinta de la que habrían esperado. Todo en el living era viejo y desgastado. La luz amarillenta y el ambiente bastante frío para los 28 grados que hacía en la calle.

-¿Les ofrezco algo? -preguntó la chica cortésmente-

-No gracias -respondió Dean también amable- hemos estado comiendo hasta hace poco.

-Un café estaría bien para mí -dijo Sammy por su parte, ya que la notaba triste y quería tratar de animarla-.

-Ahora que lo mencionas... -se sumó Dean-

-Enseguida los preparo -dijo haciendo una reverencia más pequeña esta vez. Y los chicos, por iniciativa de Sam y adhesión de Dean, unieron las puntas de sus dedos en forma de pico y dieron una pequeña inclinación hacia adelante como tantas veces habían visto en las películas de karate Kid. Provocando con sus sonrisas esta vez, la sonrisa de Éiri.

-¿Los dejo solos? -preguntó Dean a media voz cuando la chica había desaparecido-

-¡¿Qué?... -preguntó Sam en vos baja haciéndole notar que se estaba equivocando- ¡No!... -agregó resuelto- mejor yo los dejo solos... -invirtió la oferta.

-Sam... está contigo -le dijo Dean en voz baja pero con énfasis, un poco extrañado de que no se hubiera dado cuenta.

-No quiero nada... -le respondió el más alto en un murmullo.

Dean se encogió de hombros, mirándolo por un momento como si estuviera loco, mientras por dentro no podía darle más gusto la noticia.

Mirando a Dean y luego a la mesa Sam le transmitió su pensamiento de que no podían permanecer en medio de la sala parados, por lo que haciendo el menor escándalo posible corrieron las sillas para sentarse, hechándo un rápido vistazo al rededor.

Había un viejo periódico en la silla contigua a la de Sam y su curiosidad lo llevó a ojear las páginas.

Entonces de repente Dean lo vió entornar la vista con cara de desconcierto.

-¿Qué ocurre? -preguntó un poco preocupado creyendo que había leído algo extraño en las noticias.

-Es el diario de hoy Dean, mira la fecha... -le dijo Sammy- ¿porqué luce como si hubiera sido editado hace cincuenta años atrás?

-Rayos... no lo sé, pero tienes razón, algo extraño ocurre aquí, todo el maldito lugar parece un museo de antigüedades. ¿Esas muñecas de porcelana...? ¡Dios, explícame cómo alguien puede considerarlas artículos de colección! -dijo apuntando con un gesto hacia la derecha y hacia atrás, en dirección a la vieja cómoda a sus espaldas.

-Los dos se quedaron mudos al instante pues Éiri había aparecido tras la puerta de la cocina con los cafés en una bandejita plateada de acero inoxidable.

-Aquí tienen, espero que les guste.

-Huele delicioso, muchas gracias por tomarse tantas molestias-

-No... yo... la verdad es que también amo esa flor y se relaciona mucho con la felicidad y la protección del hogar, creo que es muy dulce que estés intentando encontrarla para sorprender a tu novia, y les deseo mucha felicidad en su matrimonio... -les sonrió-

-Gracias -le respondió con una sonrisa cargada de felicidad- pero en realidad es Dean el que va a casarse, soy su wedding plannier.

-Mamá me amenazó seriamente si no dejaba que mi hermano planeara mi boda... -inventó Dean mirando a Éiri como si aquello fuera cierto -a sido un gastadero desde que empezaste ese curso- le hechó en cara a Sammy-.

-Sí pero me lo agradecerás después de tu gran noche.

-Así será si acaso quieres que te de el resto del dinero -le respondió el rubio en tono de broma-.

-Ya veo -sonrió Éiri y dijo a Sam- y se nota que tienes un gran entusiasmo por tu trabajo... planear una pequeña fiesta ya es algo difícil.

-Tengo el don de hacer que la gente me escuche, sin eso, estoy seguro de que resultaría imposible.

-Sin duda -asintió ella-.

-¿Y tu familia? -preguntó Dean, intentando acabar con su repugnante coqueteo el cual a duras penas soportaba-.

-Viviendo en Shanghai...

-¿Todos? -replicó el rubio-

-Todos...

-¿Significa que vives sola en Estados Unidos?

-Si, pero tengo amigas -respondió- vamos a fiestas, al cine, a casas de té y esas cosas... mi trabajo también me mantiene ocupada, soy bailarina en este club -sacó del bolsillo trasero del jean una tarjeta- cuando quieras puedes pedirme un baile privado... -se ofreció- me encantaría que fuera en tu despedida de soltero, y si no te molesta hacer de caño por cuarentaicinco minutos a una hora, empiezo mis rutinas de baile a las cinco, también consigo drogas gratis, las recibo a veces a cambio de sexo, ¿alguna vez tuviste sexo estando drogado? puedo asegurarte que es mucho mejor de lo que imaginas.

Dean estaba confundido y Sam riéndo sin carcajearse.
Ninguno de los dos había esperado semejante revelación.

-Sí bueno, aquí entre nosotros jamás lo he hecho, pero de verdad que suena interesante -respondió al fin el rubio-.

-¿Infancia difícil? -preguntó el más joven.

-Vida difícil -respondió Éiri restándole drama.

-¿Estas bien? -preguntó Sam procupado-

-Sí, estoy perfecta -pero eso no era cierto y las palabras de Sam consiguieron empujar un poco más las lágrimas. El más alto abandonó su lugar para sentarse junto a ella, y la atrapó en un cálido abrazo.

-Alguien te está presionando para que le lleves dinero... -le preguntó protector-.

Hubo un pequeño silencio que finalmente Éiri rompió diciendo:

-No es eso, es que... -se secó las lágrimas que aún quedaban- ¿estoy haciendo el ridículo, verdad?

-¡¿Qué?... no, Dean él sólo, aún está procesando que una chica tan guapa le esté proponiendo la noche perfecta...

-Sí, de verdad... estaba imaginándome todo en mi cabeza mientras hablabas -agregó el rubio- te pido perdón, a veces mi cara no expresa bien lo que estoy pensando...

-Estoy gorda... -dijo ella compungida-

-Claro que no, ¿cuánto más delgadas son las geishas japonesas...? -agregó el rubio- los huesos no son sexys Eiri...

-Sí, es verdad -le respondió- estaba pensando si harían un "menage a troi?"

-¿Con suficiente alcohol? hasta podría inhalar coca -le respondió el rubio para darle gusto mientras internamente había comenzado a notar que ella no estaba mentalmente estable.

Por otra parte, la verdadera causa por la que Éiri se había entristecido era por haber pensado en la posibilidad de que el espíritu de su hijo pudiera verla, en ese indigno y lamentable estado.

-Denme un minuto, voy a mojarme la cara -dijo y se retiró a la cocina, pero inaginando lo que vendría después, Sam la siguió y vió que efectivamente iba a aspirar cocaína por lo que enseguida le dijo sorprendiéndola:

-Nada de drogas ¿sí?... cuanto menos las uses será mejor...

-¡Pero Sam...! -se quejó ella divertida cerrándo una vez más el estuchito de la droga.

-¿Que tal si te lo cambio por dos rondas de sake? - el sake era una bebida blanca muy fuerte hecha a base de arroz- conmigo como tu acompañante...

-¡Ok, ¿porqué no?... sí, suena divertido...! -dijo entusiasmada pasando por delante de él, y Sam, encontrando al voltear los ojos de su hermano, le dijo alegremente:

-Felicidades, acabas de convertirte en "conductor designado".

-¡Luego no andes preguntando porqué el grillo tiene que dormir en tu cuarto! -le respondió medio en broma y medio en serio.

-¡Cariño, no seas inmaduro! -dijo Éiri y le apretó cariñosamente la barbilla con un movimiento suave depositando posteriormente un beso en sus labios.

Cuando abrió la puertita donde guardaba las bebidas y cristalerías y puso la botella de sake sobre la mesa Dean le dijo a Sam:

-Te cambio una y el grillo duerme en otra parte.

-Hecho -le respondió su hermano y así los tres se sentaron a beber.

-Veo que pasaron por la tienda de mascotas -dijo Éiri dando el primer sorbo a su trago- ¿pero a quién se le ocurriría comprar un grillo como mascota en Estados Unidos?

-A mí -respondió Sam, me pareció simpático en su pequeño sofá junto al fuego.

-Y será más simpatico cuando haya caído el sol -le recordó su hermano mayor que aún disfrutaba burlarse de él-.

-¿Ya habían probado el sake antes?

-Yo sí -dijo el mayor recordando una caliente noche en la que había vestido kimono y pantis.

-Primera vez, respondió Sam un poco tímido, al mísmo tiempo que su hermano, provocando que este lo mirara.

-Te juego una carrera -le dijo de pronto Éiri al castaño- ¡Fondo blanco!...

-Ok ¿a la cuenta de tres? Uno... dos... ¡tres!..

Como era de esperarse la chica comenzó un segundo antes, ganando el desafío.
Ella se rió y festejó haberlo vencido.

-Eso no se vale, hiciste trampa -le respondió con indignación fingida.

-Te daré otra oportunidad -dijo Éiri tomando en sus manos el sake y empezando a servir los vasitos- pero si gano tendré una ronda más y tendrás que seguirme ¿te parece bien?

Ni bien terminar de decirlo ya Sam estaba tomando la delantera.

-¡¡Lo siento señorita!! -dijo como si se tratara de una niña a la que estuviera tratando de educar- dos rondas de sake y ni una más.

Cuando fue a colocar la tapa en el pico de la botella pareció tener problemas para posicionarla (esto hizo reir a Éiri e hizo que Dean se sintiera muy molesto por la forma en que la chica lo había manipulado). Con un intento más consiguió taparla y como había visto el lugar en donde Éiri la guardaba (en el mueble de la sala, en la puerta justo debajo de las muñecas)
Se arrodilló en el suelo para guardarla. Luego cerró la puerta y se quedó arrodillado en el piso viéndola.

Dean no tardó absolutamente nada en abandonar su asiento y quedar a su lado:

-¿Estas bien? ¿te sientes mareado?

-Sí... a ambas -dijo, y con su respuesta Dean pudo notar que había estado ausente por un momento. De repente le sonrió, y de la nada apoyó la cabeza en su hombro y lo abrazó con un cariño inmenso.

Dean estaba un poco desconcertado pero se dejó llenar instantáneamente por ese sentimiento cálido.

-¿Te ayudo a levantarte? Le preguntó sin soltarlo

-Porfa -respondió el menor-
Los dos se incorporaron juntos y Sam se quedó abrazado un momento más antes de volverse hacia Éiri:

-¿Vamos al jardín entonces?

-Vamos -le sonrió ella ámpliamente.

-¿Te sientes un poco mareada Éiri? -preguntó Sam y su tono de vos ya era un poco más alto de lo normal y más animado.

-Sí un poco.... ¿y tú Dean? -pregunto ella-

-Un poco -respondió él sin demasiado entusiasmo-.

Mientras caminaban hacia la parte trasera de la casa Sam volvió a hablarles:

-¿Saben que nuestras neuronas podrían estar muriendo ahora mísmo por el alcohol que hemos tomado?

-¿Lo sabías Dean? -preguntó Sammy enfáticamente y de una manera muy simpática como si se tratara de una curiosa y sorprendente verdad.

-Si creo que algo así había oído -su caracter recio se suavizaba en presencia de la versión "niño" de Samuel-.

-¿Cuantas exactamente? Quizo saber Éiri que también estaba en estado alterado:

-No lo sé... cincuenta... cien... -le respondió el chico-.

-¿Y cuantas tenemos en todo el cerebro?... -volvió a interrogar la chica-.

-Eh... no lo sé, talvés... cincuenta billones... -un silencio breve y agregó- son microscópicas.

-Hay para todo una vida de excesos... -dijo Éiri casi pensativa-.

-Todos vamos a morir asi que... ¿porqué no vivir primero?... -reflexionó Sammy tras ella... -pero había cierta duda en él de hasta que punto cometer exceso tras exceso era vivir y hasta que punto era procurarse una muerte lenta a drede.

-¿Seguro no quieren coca?

-No, estamos bien -respondió divertido, casi como si le pareciera un chiste que le preguntara nuevamente.

-Se siente hermoso ¿sabes? Es grandioso, realmente quisiera que pudieras sentir esa felicidad aunque sea solo por una vez... -le dijo Éiri y Dean no explotó porque un segundo antes oyó la sensata respuesta del menor:

-No dudo que debe sentirse increíble, pero... es como comer mermelada en un cuchillo de cortar, ¿cuanto tiempo crées que podrás hacerlo así sin lastimarte? ¿no sabías que mucha gente ha muerto en accidentes domésticos a causa de la cocaína o se han arrojado de lugares altos convencidos en ese estado de que eran capaces de volar? Las drogas terminan en un solo lugar.

-Pero nadie jamás se ha hecho adicto por una sola vez, enserio -le dijo Éiri de una forma muy natural.

-Oye, si no puedes aguantarte no lo hagas, lo entendemos, de verdad -intervino Dean que ya no podía permanecer en silencio- pero Sam y yo estamos fuera, no te ofendas.

Éiri se mordió el labio y entonces respondió:

-Ok, pero que conste que no comparto mi dama blanca con cualquier persona.

Los tres se sonrieron, dando por terminado el tema, y en breve llegaron al jardín, en el que Sam pudo elegir, finalmente, una de las seis flores que estaban en el estanque en el que también habitaban peces de colores, dos de ellos dorados.

La flor elegida fue colocada junto con una porción de agua en el tazón de porcelana que habían adquirido y que Dean había ido a buscar al auto.
Entoces al vover a la sala repentinamente sintieron al menor quejarse:

-¡¿Qué Demonios?!...

Al voltear pronto se dieron cuenta de lo que Sam ya había notado: la planta en el interior del tazón estaba marchita.

Dean también notó que la chaqueta de su hermano, que había quedado sobre el respaldar de una silla, tenía un aspecto muy desgastado, después de hacérselo notar, los dos dirigieron miradas interrogativas a Éiri.

-Lo siento... no se suponía... hicieron una limpieza espiritual en mi casa hace más de tres meses y no había sucedido nada hasta ahora...

-¿Podemos hechar un vistazo a la casa? -pidió Sam- hemos tenido que lidiar con algo así en la nuestra hace muchos años, conocemos del tema -explicó-

-Adelante.

-¿Hay algo que quieras contarnos Éiri? ¿alguna historia que halla ocurrido en este lugar? -Dean quería evitar que Sam le pidiera registrar el historial de la propiedad en internet y se perdiera en el interior de la casa solo, pero Éiri dijo no tener conocimiento de ningún acontecimiento trágico ni oscuro ocurrido en tiempos pasados, omitiendo que su propio hijo había muerto un año antes en su habitación mientras dormía, y unos meses antes de eso, su segunda pareja, con la que había querido reconstruir su vida ocho años después de la muerte de su esposo, asesinado en ocación de robo.

Con expectativa de encontrar símbolos de ocultismo en algún lugar Sam fue comprobando con pericia cada rincón y en medio de aquella inspección exhaustiva la idea de que pudiera ser una entidad ligada a uno o varios objetos comenzó a hacerse fuerte en él.

-Está limpio -dijo el más pequeño al volver a la sala y Dean sintió alivio por partida doble al verlo llegar y con tan buenas nuevas.

-Igual que la casa...-respondió él.

-¿Estas seguro?

-A menos que un cavernícola del infierno haya dejado una maldición de desgaste prematuro que haya llegado hasta nuestro días, sí -aseguró el rubio-.

-O un Dios del tiempo -siguió meditando Sam.

-O llevaste a cabo un experimento con hoyos negros, y fracasaste, justo aquí ¿es eso? -señaló Dean.

Éiri estaba a punto de sonreir y pedirle que no sea ridiculo pero Sam atrajo su atención al preguntarle:

-Dijiste que ya habían hecho una limpieza... a veces los espíritus que no descansan en paz quedan ligados a algún objeto amado... ¿algo raro que hayas comprado tiempo atrás, un recuerdo de tu bisabuela, algo que pienses que pueda ser la causa?... cada cosa que pueda estar relacionada júntala en una cesta o algo así y tendremos que quemarla, así podremos romper el enlace que mantiene al espíritu anclado en este plano.

-Ok -respondió Éiri llendo de inmediato a tomar una cesta del pequeño lavadero.

Las muñecas que Dean detestaba fueron de las primeras en entrar al canasto plástico, un hermoso broche con piedras incrustadas, un listón azul, un juego de pequeñas tazas de té de porcelana y la cazería de objetos malditos continuó en los demás ambientes de la casa, bajo supervisión de los chicos.

Éiri entró en una habitación, Dean decidió observarla apoyado en el marco de la puerta y Sam se quedó en el vestíbulo cerca de una cajonera vertical de madera con siete estantes.
Pero en ese momento y en ese lugar no estaban solos. Había dos espíritus, un hombre (el esposo de Éiri) un niño (su hijo adolescente), y un metamorfo multiplano que era un Hada oscura llamada Anathema.

Éiri se encontraba revisando algunas cosas cuando Dean oyó la voz del menor a sus espaldas:

-Si tengo que volver el tiempo atrás... lo haré para estar contigo...

-¿De qué hablas Sammy? -preguntó muy preocupado-

-¡¿Qué?! no dije nada... -le sonrió-.

Sam ya había mostrado ser capaz de recibir mensajes de seres incorpóreos por lo que no tardó en inferir, por el desconocimiento del chico, que algo más había logrado hablar a través de él. Entonces de la nada una de las gabetas del mueble a espaldas del menor se abrió sola y tan salvajemente que hizo que ambos se sobresaltaran.

Aunque estaba más cerca, el shock le impidió a Sam tomar la iniciativa y Dean revisando la cajonera dió vuelta un portaretrato donde Éiri posaba felíz con su esposo y con su hijo.

-¿Qué es esto? ¿Tu esposo e hijo en Central Park?

-Cuando Hiroki falleció hace Diez años, fué algo muy difícil de superar, de hecho... no sé si en verdad quiera hacerlo... -dijo ella con lágrimas en los ojos y la voz un poco quebrada- un día decidí, por mi hijo, Milo, darme una segunda oportunidad, un hombre maravilloso apareció era como tú Sam, jóven, fuerte y deportista, insistió tanto para salir conmigo que finalmente decidí aceptarlo, se llevaban tan bien con Milo... sin embargo un año más tarde murió a causa de un paro cardíaco. A partir de ese día Milo y yó volvimos a quedar debastados. Mi hijo tenía sueños cada vez más recurrentes con su padre y un día fuí a buscarlo para que se levantara a desayunar y... estaba frío... había muerto durante la noche de un paro cardíaco... -dijo a duras penas quebrada por el dolor del recuerdo-.

Sus lágrimas saladas rodaban sin sesar por sus mejillas. Su espalda se arqueó levemente hacia adelante y Dean fué directamente a rodearla con sus brazos, la sostuvo mientras ella sollosaba apoyada sobre su hombro.

Entonces Anathema, que estaba en estado hetérico y no podía ser vista, encontrándose detrás de Sam, lo tomó por la base del cuello estableciéndo inmediatamente un vínculo psíquico.

A partir de ese momento comenzó a hablar a través de él, utilizando la voz del chico:

-Todo comenzó el día en que decisiste guardar su fotografía... el no quería que lo olvidaras, no quería que lo dejaras en el pasado, quería seguir siendo parte de sus vidas -tras hablar así se desplomó en el suelo sin conocimiento-.

Entrando en pánico Dean corrió a tratar de hacerlo reaccionar, pero a pesar de sus esfuerzos el menor no abandonaba su estado. Se las arregló para colocarle un brazo por detrás de la espalda y lo elevó aferrándolo junto a su pecho, en ese momento vió los ojos de Sam moverse a toda velocidad debajo de sus párpado, como si estuviera soñando.

Dean insistió un poco más y finalmente el movimiento en sus párpados sesó, quedando completamente en calma.

Anathema había tomado el control absoluto de la mente del castaño sumergiéndolo en una inconsciencia profunda mientras quisiera retenerlo, aterrado de no poder despertarlo el mayor quizo tomar su celular para llamar a una emergencia pero la joven mujerlo detuvo:

-Esta bien Dean, no temas... cuando un medium es utilizado por un espíritu para comunicarse es natural que después de eso quede agotado... se recuperará en unas pocas horas... probablemente no recuerde mucho... -luego apretando el portaretratos junto a su pecho- ...Hiroki... mi amor... perdóname por haberte herido... siempre serás mi amor... mi esposo... no quiero más motivos para vivir que honrar tu memoria -unas lágrimas rodaron. Por favor cuida a nuestro hijo hasta que pueda volver a verles...

Dean no quería interrupir a Éiri quien estaba verdaderamente conmovida, pero al notar que había dejado de emitir palabra tuvo que preguntarle:

-Disculpa... ¿tendrías un cojín o una almohada? Será imposible para nosotros levantarlo del suelo...

La chica lo miró, aún sostenía el cuerpo de Sam junto al suyo, se secó los ojos y entonces le dijo:

-Lo buscaré -en su voz cálida brillaban notas de compasión y ternura.

Se adentró en la habitación en penumbras, donde algo de luz se colaba a través de los intersticios de la persiana cerrada y dejó con movimientos cansados y dulce nostalgia el portaretratos sobre su mesita de noche.

-¿Estas bien? -la voz detrás de Eiri no la sobresaltó pues le era querida y familiar, sus ojos buscaron las pupilas del hada y sus manos cálidas se entrelazaron con los largos y finos dedos de Anathema un segundo antes de decirle desde lo más profundo de su corazón cansado:

-Gracias...

-A veces son duras las pruebas... pero siempre hay paz, al final del camino... -dijo el hada pensando que las muertes de los tres hombres más importantes de su vida habían sido lo que había sellado el destino de Éiri como guerrera y que aquella decisión la colmaría de infinita paz, al proteger vidas que de otro modo, perecerían en las garras de seres sin alma.

-Pobre Sam, él no lo entenderá... -dijo Éiri con pesar pero la mísma firme desición de hacer lo correcto-.

-Trabajaré con él -le aseguró el hada- cambiaré su memoria para que no tenga que sentir dolor.

Éiri la abrazó con gran cariño y apretada contra ella le dijo:

-No quería que tuviera que pasar lo mísmo que yo pasé...

-Lo sé -le dijo el hada y acarició su pelo, dándole a entender que lo hacía especialmente por ella-.

Entonces, tras separarse, tomó la almohada de la cama y salió. Se la entregó a Dean que trató de acomodar a su hermano lo mejor posible en la mullida superficie y le dijo que hiría a preparar té para ellos.

Cuando llegó a la cocina, caminando con desgano, encontró a Éiri sentada arriba de la mesa, en una esquina junto a dos tazas térmicas. Dean se acomodó junto a las tazas y sorvió un poco de té, el sabor le resultó muy agradable. Sin decir nada la mujer le entregó un chocolate, Dean no lo había notado pero ella tenía una barra como esa, solo que yá estaba hasta la mitad.

Comieron y tomaron en absoluto silencio, ninguno de los dos se encontraba de ánimo para conversar.

Unos minutos más tarde Éiri le pregunto:

-La marca que tienes en el brazo... ¿crées que el fantasma que estuvo en tu casa pudo haberla dejado?

-Eso creo... -le respondió Dean, que ni remotamente podía contarle una historia tan compleja como la verdadera.

-Me temo que es mucho más que un simple dibujo, he visto la marca de Caín antes.

-¿La conoces? -preguntó Dean para ver que era lo que sabía.

-Los acólitos de Caín... son una secta, de las más peligrosas que existen al rededor del mundo, ellos adoran a un demonio, cuyo nombre mantienen en secreto ya que de otro modo, éste podría ser utilizado en su contra... el demonio que inspiró a Caín a cometer el fraticidio de Abel... -luego de una pausa agregó- me temo que el espíritu que enfrentaron en aquella oportunidad no era un fantasma sinó un demonio, jamás abandonó la casa, lo que hizo fue esconderse dentro de tí. Esta marca en particular así, hecha por quemadura, es la señal del elegido.

-¿El elegido? -repitió el joven muy preocupado viéndola interrogativamente.

-Así es como los acólitos llaman al que ha sido llamado a convertirse en la reencarnación de Caín. Un chico de incomparable belleza y sentimientos puros, escogido por el propio demonio para ser su vehículo en el mundo de formas. Ahora se encuentra en estado latente, en algún momento despertará y cuando lo haga, no dejará de susurrarte hasta que hallas encontrado un motivo para asesinar a Sam, a partir de ese momento quedarás atrapado dentro de tu propio cuerpo. Talvés te deje ver cosas, o quizá te déje en la oscuridad.

A Dean le recorrió un frío desde la nuca hasta la punta de los pies y sintiéndose en el límite de sus fuerzas solo dejó escapar en un suspiro:

-Debe haber algo que pueda hacerse...

-De hecho existe un método... -Dean la miró- un antíguo rito realizado por las Hadas en los inicios de Avalon, básicamente lo que haría sería poner a la semilla de oscuridad en contacto con la tierra. De igual modo que con los rayos de una tormenta esta neutralizaría las cargas, pero al no poder separarlas tu alma correría la misma suerte que la de tu parasitante...

Dean volvió a mirar a la nada, soltó el aire, sorbió otro poco de té, pensó en Sam y en el peligro al que podría exponerse para tratar de resolver ese asunto, y luego vió a Éiri nuevamente.

-¿Segura que podrás hacerlo?

-Pero Dean... ibas a casarte...

-Éiri yo... sabía que algo estaba mal conmigo... -dijo con vos triste y ojos cristalizados de lágrimas sin derramar- con mi hermano intentabamos encontrar la cura... Sammy es lo único bueno que tengo, ayúdame por favor, haré lo que me pidas, solo dime que necesitamos para poder lograr el hechizo.

-Tengo todo lo necesario, desde el primer momento me propuse encontrar al elegido y frustrar la ascención... ¿quieres ir a despedirte de él mientras empiezo a prepararlo todo?

En ese momento una lágrima cayó al vacío, Dean no pudo responder con palabras pero sí asintió gestualmente.

Con un nudo en la garganta abandonó su sitio en la mesa, caminando despacio, casi arrastrándose en dirección al vestibulo. El peso de tantos años parecía un simple mal día al lado del dolor de semejante carga.

De todas las cosas difíciles que había pasado, despedirse de él se había convertido sin duda en la más terrible.

Arrodillado a su lado se quedó viendo su rostro lleno de una profunda paz, y casi por instinto volvió a rozar por última vez su cien, hasta detrás de la oreja, como tantas veces había hecho para tranquilizarlo en noches difíciles.

En otras circunstancias se habría movido, por un reflejo inconsciente, pero en ese instante se encontraba como sumido en un coma.

Los ojos de Dean lloraron incluso antes de que las palabras que tenía para el menor llegaran a materializarse del todo en su mente.

"Adios enano, pórtate bien y cuida de nuestro Cass, sé que los dos van a encontrar un buen camino a partir de ahora... perdóname por lo que estoy a punto de hacer ¿sí?... sabes que no puedo perderte -dijo y se inclinó sobre el labio inferior de Sammy que aprisionó entre los suyos con devoción, teniéndo de esta forma su primer beso. Ese que jamás se había atrevido a dar, ese que había estado quemándole desde los 19 años.

-Te amo -dijo y las lágrimas fueron mojando la ropa del más pequeño-siempre será así, hasta mi último aliento.

Dean aprovechó y atesoró cada segundo con él hasta que Eiri vino a buscarlo. Entonces con un último beso en la frente se fue, encaminándose resignado pero tranquilo, con la conciencia de hacer lo correcto y la paz que le embargaba el poner a Samuél fuera de peligro, hacia el final de la historia.

Sabía que no sería fácil, la mujer lo condujo en silencio hasta una parte de la casa que no habían vísto, era como un ático subterráneo, bastante similar a un calabozo medieval. Con una cama de una plaza (sin respaldar) contra la rústica pared, unas pocas velas iluminando, un dispositivo de sujeción dispuesto en el techo y un símbolo graficado en un cuadrado de tierra (la baldosa a un costado dejaba entrever que anteriormente había estado oculto).

Éiri le dijo que se recostara en la cama. Dean se sentó y comenzó a quitarse los zapatos. Los dejó a un costado y se reclinó mirando al techo, hecho un manojo de nervios. Soltó el aire y su ejecutora apareció en su campo visual diciendo que tendría que quitarle los pantalones. Dean la ayudo y los movimientos involuntarios en todo su cuerpo se notaron más nítidos en ausencia de la ropa.

La mujer le extendió un trozo de madera diciéndo:

-Aprietalo entre los dientes, ayudará cuando empieze a hacer los cortes.

A Dean se le secó la boca y sintió un frío helado en todo el cuerpo. Su corazón estaba a punto de salírsele y respiraba de forma errática y desesperada... se llevó el trozo de madera a la boca, después de todo no había forma de volver atrás.

Mientras su mente aterrorizada esperaba una amputación, Éiri comenzó a realizar pequeños y dolorosos cortes en su pierna diagramando lo que parecían ser símbolos rúnicos y caracteres élficos.

Lo mísmo continuó en los brazos y en el área abdominal. Una vez realizado esto, lo hizo levantarse (lo que Dean ejecutó tórpemente) desapareciéndo nuevamente de su campo visual comenzó a hablar en una lengua antígua, con un tono bastante regular y ritual, posteriormente el dolor de un látigo de tres puntas penetrándo en su carne cual proyectil, lo dejó postrado en el suelo. Eiri volvió a hablar en lenguas y ató fuerte alrededor de sus muñecas unos trozos de cuerda, lo ayudó a llegar caminando a posicionarse delante del símbolo emplazado en la tierra... Entonces quien sabe como, pues Dean no quizo mirar, la chica se las arregló para suspenderlo a unos centímetros del suelo por encima del símbolo pentagramal, quedando como crucificado, A ese punto se encontraba únicamente en ropa interior.

Una nueva y corta recitación y la mujer efectuó, a sangre fría, dos cortes profundos en sus muñecas, medio centímetro por debajo de sus ataduras. La sangre comenzó a derramarse bañando sus brazos piernas y pies y salpicando la tierra.
De repente Dean sintió que algo entraba dentro de él haciéndolo hablar en un idioma desconocido. Era Anathema que lo había controlado haciéndole repetir en idioma élfico antíguo "Soy uno con la puerta que lleva a las profundidades".

En ese momento, tras la recitación, la sangre en el suelo fué absorvida de forma sobrenatural y una planta de hojas de borde aserrado, y filamentos largos como de enredadera (con espinas) creció invadiéndo complétamente los pies del joven hasta hacerlo desaparecer entre su espeso follaje.
Las espinas que se clavaron en sus piernas comenzaron a ramificar por debajo de su piel llegando hasta cerca de las rodillas.

Pronto Dean comenzó a sentirse como anesteciado y su percepción comenzó a alterarse. Las imágenes se desenfocaban por momentos y las voces comenzaban a oírse como ecos.
Vió que Éiri frente a él sostenía una daga que brillaba con una extraña luz azul.

Su misión era atravezarlo con ella en el entrecejo enterrándosela en el cerebro, maniobra que finalmente no lograría concretar al ser derribada por Sam con un culatazo de su arma en la nuca.

Es que en el momento en que el hada se había apoderado de la mente de Dean, Sam había despertado, teniéndo conocimiento exácto de los planes que ambas mujeres fraguaban y el poco tiempo de que disponía para evitarlo.

Desesperado cortó las ataduras con el propio cuchillo de Éiri, pero cuando intentó librarlo de la planta, la daga se desmaterializo en sus manos frustrando su intento.

Con rabia le descargó todo el cartucho del arma pero no consiguió amedrentarla.

Volvió a Dean y sus ojos se humedecieron al tomar contacto con su cuerpo frío... ¿habría perdido quizás ya demasiada sangre?

Inmediatamente selló con jirones de su ropa los cortes de sus muñecas.

Sus labios pronunciaron el nombre de Dean casi en un ruego de que no se marchara.

El mayor, ya muy débil, lo buscó con la mirada, sintiéndose reconfortado al oír su voz. Ver su rostro empapado en lágrimas le hizo extender su mano para tomar delicadamente esa mejilla, y con un suave movimiento en sus dedos apartó las lágrimas de su rostro:

-Todo estara bien Sammy... -dijo con las pocas fuerzas que le quedaban tratando de calmar su angustia. Pero el menor no podía tranquilizarse, sus ojos se empapaban con el insoportable dolor de la despedida.

-Dios ... te amo tanto... -soltó Dean en sus últimos segundos de lucidez... y pronto la realidad perdió sus contornos...

Sam desesperado solo atinó a pincharse en la pierna con una espina, la cual ramificó rápidamente dentro de él.

Al final de un breve lapso plagado de las más extrañas y perturbadoras sensaciones, finalmente pudo reconocer a Dean, unos pasos más adelante, vuelto de espaldas, viendo como hipnotizado el lento girar de un agujero negro que tiraba de sus ropas.

-No eres tú quien debe desaparecer... sinó él -dijo entonces el menor refiriéndose al siniestro personaje sin rostro que yacía inmóvil, encerrado en el interior de un cristal, no muy lejos de su hermano. Dean se mostró algo sorprendido de verlo y finalmente le respondió- Es la única forma...

Entonces Dean vió a Sam ponerse en posición y empujar el cristal hacia adentro del hoyo.

-¡Maldición, ¿qué haces?! ¡No te acerques ahí es peligroso! -reaccionó el mayor-

-¡Tengo que intentarlo! -le respondió sin frenarse el más pequeño.

Cuando el cristal llegaba al borde del hoyo, Dean lo vió agrietarse y un humo negro brotar desde los intersticios.

-¡Cuidado, va a explotar, aléjate!

Consiguió tomarlo del brazo y empezar a correr en la dirección contraria. De súbito Sam sintió un terrible golpe en la cabeza, un poco más arriba de la cervical.

Atrajo a Dean hacia sí y lo abrazó, para mantenerlo a resguardo de los pedazos que se esparsirían en cualquier segundo. Una luz muy blanca estalló invadiéndolo todo.

Cuando los ojos del menor se recuperaron estaba en el sótano oscuro junto al cuerpo de Dean en el suelo y la planta achicharrada, por lo que temblando tomó el celular y marcó el 911.

**********************************

-Por ahora eso es todo... -cuando tu hermano despierte y esté en condiciones tendrémos que hablar con él para hacerle algunas preguntas.

-Gracias oficial, le notificaré apenas los médicos lo autoricen -se despidió el menor con un apretón de manos-.

Luego tomó la mano de Dean entrelazando sus dedos con los de él y se dejó caer sobre el respaldar del asiento cerrando los ojos para descansar la vista un segundo-.

Volvió a abrirlos, no quería dormirse realmente, por si el estado de Dean cambiaba, aún no recibían el análisis toxicológico aunque tenía la esperanza de que lo superara exitosamente. Al fin y al cabo los dos habían sido expuéstos a la mísma sustancia, trataba de convencerse aunque no podía borrar de su alma el temor de que Dean había recibido una dosis más alta.

-Estará bien -dijo Crowley apareciéndo en la silla contígua a la suya. Sam se sintió reconfortado por su presencia, mientras su mente le susurraba, que era ilógica y peligrosa aquella reacción, siendo este ser una entidad maligna e inteligente.

Tampoco podía dejar de notar lo atractivo que era, y para colmo había tenido el detalle de traerle su capuchino favorito y un sandwich de pollo, además de tener su propia bebida para no dejarlo cenando solo.

-¿Y tú cómo te sientes?

-Eh tenido días mejores -le respondió Sammy con voz cansada- pero al menos logramos salir de ahí con vida, por cierto, gracias por eso.

-No es nada -le respondió galante-.

-¿Te dió trabajo la planta?

-En realidad no, la marca se activó para evitar ser destruída, y la aniquiló, sí fui el que reparó el sello antes de que lograra despertar completamente.

Tras asimilarlo un poco Sam le respondió:

-¡Bien hecho perra...!

-¡¿Yo? Tú fuiste mi perra como en cada ocación, alce! -lo corrigió el de los ojos rojos-.

-¡Como dígas Boris! -dijo en alución al villano tonto de "Rocky and Bullwinkle"- ¿vigilarías a Natasha por mí un momento? se me acalambran las piernas, ya no las aguanto.

Cabe aclarar que Natasha, también de "Rocky and Bullwinkle" era la mujer de Boris, apenas un poco más inteligente que su marido.

-Claro...-respondió solícito, y antes de que se marchara agregó- y Sammy... tú, eres mi Natasha...

El castaño no dijo nada pero el rojo vivo que se instaló en sus mejillas tras haberlo oído hizo que cerrera la puerta aún más rápido.

El hospital tenía un pequeño parque al que se podía acceder a través de unas rampas. Sam caminó por ellas, descendió al espacio verde y recorrió sus caminos mientras contemplaba las pocas estrellas que podían apreciarse en aquella zona urbana.

Luego volvió a subir y cuando estaba llegando a la habitación, se encontró nada más y nada menos que con Grayson Summers en el pasillo, Travis y Tyler venían conversando un poco más atras.

-¡¿Gray?!

-¡Sama! -lo saludó con entusiasmo-.

-¡Te estuve escribiéndo todo el día, qué increible que nos hallamos encontrado justo aquí!

-¿De veras? Estuve pensando en tí todo el día... ¿Robin esta bien? ¿le pasó algo? Ibamos a pasar por su casa mañana para saludarlos y contarles que nos asaltaron anoche.

-La tía está perfecta, no te preocupes, ¿cómo que los asaltaron? ¿los lastimaron?

-Tengo una herida en la cabeza pero no es grave, no te preocupes. El tipo me encañonó con un arma y Tyler tuvo que entregarle todo lo que teníamos. Después de eso me golpeó, para que Ty estuviera ocupado conmigo... bueno... eso creo...

-Dios... ¿y cómo estás anímicamente?...

-Bien, por suerte no hirieron a Tyler y a mí solo me golpearon un poco... ya paso... pero en realidad vinimos acompañando a Travis, su abuela se descompensó en la tarde cuando estabamos en su casa, gracias a Dios ha sido sólo un susto.

-¡Qué bueno! Espero que se recupere pronto -miró tanto a Grayson como a Travís y su mirada se detuvo en el rubio.

-Entonces... si tía Robin esta bien... ¿qué estas haciendo aquí  Sama?

-Estaba repartiendo volantes -sacó del bolsillo de su chaqueta el papel.

-¿Cuidado de enfermos? ¿en tus propias vacaciones? -pregunto Tyler como diciéndo "¿es una broma?".

-Lo sé Ty, mi propia tía quiere matarme... -rió restándole importancia- soy adicto al trabajo, en mis vacaciones no dejo de trabajar solo trabajo menos.

-Me quedo con el número -agregó Grayson guardándose el papel.

-Ibamos para la cafetería de en frente ¿te nos unes? -lo invitó Tyler-.

Sam estaba tratando de pensar una buena excusa cuando cierto demonio apareció al réscate:

-Disculpa, no estaba en los planes pero a ocurrido un inconveniente y parece que nadie puede quedarse a cuidar al abuelo, ¿será que aún estas disponible jovencito?

-Sí señor, enseguida voy.

-Muchas gracias.

-Bueno... tengo que ir a trabajar, pero muchísimas gracias por la invitación... talvés otro día... -le sonrió y saludó con un apretón de manos-.

-¿Quieres que te traigamos algo de comer más tarde? -dijo Grayson preocupado-.

-No te preocupes, lo tengo cubierto, solo cuidate y vallan directo a casa.

-Nos vemos Sama -lo abrazó Gray-.

-¿Te parece bien mañana a las cinco en la cafetería de enfrente? -le propuso Sam que tenía que evitar que fueran a buscarlo a la casa de Robin y a la vez se sentía atraído por el chico-.

-Sí, claro -le respondió felíz y algo tímido.

-Genial... -Sam tenía la mísma timidez-.

-Hasta mañana -saludó Gray una vez más cuando ya se estaban poniéndo en camino.

-Cuidate, descansa... Adios chicos.

Tyler y Travis saludaron solo con un gesto y cuando se habían alejado lo suficiente Travis les dijo a los otros dos:

-¿Adicto al trabajo? No lo creo...

-¡¿Que díces Travis?! -le respondió Gray un poco molesto.

-¿Cuidado de enfermos? ¿Igual que tú? Es obvio que te ha investigado para descubrir las cosas que te interesan ... no bajes la guardia Gray, Sama esta ansioso por llevarte a la cama...

-Te lo agradezco Trav pero Sama y yo no somos amigos en Facebook, asi que no tiene acceso a mi información personal y sinceramente dudo que ande en planes de depredador.

-Con ese perfil tranquilamente puede ser un Hacker -soltó el castaño-.

-Tampoco conoce mi apellido -respondió divertido Gray- así que a menos que se trate de un espía que halla copiado una huella dactilar de mi vaso de cerveza, y lo dudo, es solo coincidencia.

-¿Vas a convertirte en su perra? -preguntó Ty por lo bajo, con un poco bastante de celos.

-No pienso contestar a esa pregunta...

En un momento Gray había querido ponerse serio con Ty, pero por aquel entonces su amigo le había aclarado que odiaba los compromisos, aún así se ponía pesado con cada nuevo interés de Gray.

Por su parte al llegar a la habitación, Sam le dió un fuerte y cálido abrazo a Romeo que lo esperaba impaciente detras de la puerta, llenándose los dos de besos, tal como si hubieran pasado tiempo sin verse. Quizá Sammy fuera solo un ratón en las garras de un peligroso gato, pero el peligro no podía superar a la fascinación al tenerlo delante... para bien o para mal.

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