["Amores van y amores vienen pero nunca sabes como se presentan"]

Mahidevran Sultán.

La rabia me invadía con saber que Süleyman estaba en compañía de una concubina, pudo tenerme a mi pero una vez más había declinado por una esclava.

Yo Mahidevran la Luna de la Fortuna, la luna cuya belleza nunca se extingue. Soy la madre del Shezade Mústafa príncipe de la corona. Soy la esposa del Sultan Süleyman, mi belleza solo abarca su mente y alma, pero su lujuria deja de lado el amor que me tiene.

¿Quien era la mujer con Süleyman?
¿Qué tan "bella" debía ser como para ser enviada a la Hosada?

Me desharé de esa zorra no importa la manera. Nadie me apartaría del corazón del Sultán, no hay nadie capaz de hacerlo.

-Sultana.-hablo mi criada Yennet.

-¿Hiciste lo que te pedí?.- ella asintió.-Pues habla ya.

-La concubina que fue con nuestro Sultán es originaria de Ucrania, se llama Roxelana tiene 17 años.

-¿Es bonita?-pregunte y ella no respondió.- Yennet, responderme.

-Tiene sus encantos pero sin duda no es tan hermosa como usted sin duda.-sonrió nerviosa.

Barbera. -pensé.

-No importa eso ya tendré tiempo para ocuparme de esa tal Roxelana.-suspire y camine hasta un cajón donde saque una bolsista con aspers.-Ten.-le lance la bolsa.

La mujer agradeció con una reverencia.

-¡Madre!-grito mi pequeño Mústafa que entro corriendo.

Abaraze a mi hijo con fuerza.

-Mi pequeño león.-lo bese en la frente.-Allah hizo brillar este día aun más con tu rostro.

Mi único hijo, mi tesoro más preciado. El Shezade que un día sera un Sultan y me llevara a la gloria como Valide Sultán.

-Madre, ¿Cuando podre ver a mi padre?.

Borre mi sonrisa, acaricie sus cabellos delicadamente.

-Tú padre es un hombre ocupado y estoy segura que pronto nos vendrá a ver.

Mi hijo asintió con tristeza. Suspire indignada.

-Puedes ir con tu daye al jardín no quiero ver tu rostro triste quiero verlo lleno de alegría.

Mi hijo sonrió con demasiada alegría,beso mis mejillas y salio de mis aposentos de la mano de su daye.

Sonreí. Puede que hoy esa Roxelana este en cama con Süleyman pero mañana seré yo quien le llene de hijos.

Camine hasta los aposentos de la Valide Sultan quien miraba los jardines interiores del Harem con su cabeza en alto. Admiraba a esa mujer, deseaba ser igual a ella cuando Mústafa se convierta en Sultán. Valide Ayse Hafsa Sultán de pelos oscuros y ondulados, piel apiñonada y unos ojos color Olivo, una mujer digna de admirar y de envidiar.

La mujer al verme sonrió en forma de saludo, yo salude con una reverencia y una sonrisa.Nunca fui su favorita para ser consorte de su hijo pero con el tiempo aprendí a ganarme su cariño. Era poderosa en Manisa y aquí seré más poderosa.

-Mahidevran que gusto verte.¿Cómo te va en tus aposentos?.-Pregunto tranquila 

-Allah es testigo que su rostro es bendito mi Valide, agradezco que se preocupe ya que me encuentro cómoda en mis aposentos son muy hermosos.-sonreí.

-Me alegro, por un momento pensé que venías a quejarte de la concubina que mande..-Se sentó en una silla cercana.-¿cómo esta nuestro nieto?.

Perra, usted envió a esa golfa. dije para mi misma.

-El príncipe se encuentra maravillado con el Palacio en especial con los Jardines pero, extraña a su Padre.-Baje mi mirada.-Yo también extraño a su Majestad.

Hafsa suspiro y negó en silencio.

-Y ahí vamos de nuevo. Te  lo he dicho cientos y miles de veces Mahidevran, aquí tu eres la esposa Oficial, eres tú la madre del heredero, eres alguien de poder y belleza. Dime,¿Que te vas a andar preocupando por una mujer de un par de noches? Este Palacio es tuyo desde que el sol sale hasta el fin de misma noche y así sera hasta en final de tu vida.

Sonreí satisfecha eso quería oír, nadie esta por sobre mi. Mire a mi suegra y asentí contenta.

-Si te hace sentir mejor buscare con quien casarla y te mandare a los aposentos de mi hijo.

-Muchísimas gracias Madre no debe molestarse con ello.-Dije con doble sentido, por mi que la mande al fin del mundo. La mire recordando a lo que vine desde el inicio.-Valide Hafsa si no es mucho más pedir me gustaría saber si considero apropiado mi deseo la última vez sobre...-Me interrumpió.

-Tranquila dentro de unos días tendrás a tu lado a gajo de naranja.-Dijo sonriente.-Se paciente.

-Muchas gracias Valide es la mejor noticia de hoy.-Reí bajo y bese sus ropajes.-Muchas gracias mi Señora.

-No hay de que, ahora retírate y ve a pasear.-Ordeno.

Asentí gustosa.

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Roxelana era una joven Ucraniana de largos cabellos rojos, piel lechosa y ojos tan verdes y bellos cual esmeraldas. Tenia una sonrisa que contagiaba a los demás y era bastante alegre, pero últimamente había pasado de vivir como una simple sierva a ser una favorita del Sultán y eso no solo había subido su estatus en el Harem si no que se había ganado el odio de varias muchachas entre ellas la de su "mejor amiga". Pero no vallamos a mentir Roxelana se había con vertido en una muchacha ambiciosa desde que fue escogida para la Hosada, ella ciertamente no era una paloma blanca como aparentaba. Roxa se pavoneaba por el Harem con superioridad al ser la nueva favorita desde hace mucho pues nadie había pisado los aposentos del Sultán desde que Mahidevran Sultán había dado a luz al Príncipe Mústafa. Ciertamente eso no le importaba mucho después de todo ella ya había estado con el Sultán y no estaba equivocada al decir que este se había quedado enamorado de la Rusa.

¿Qué si Roxelana lo amaba? Vamos no sean ilusas para Roxa ese hombre había acabado con su familia y su tranquila pero linda vida, no lo quería, ni menos le tenia algún sentimiento de cariño pero si que se metería en su cama las veces necesarias para escalar en lo mas alto. Ese sería su único consuelo el poder de ser Sultana llenaría el vacío de su perdida. Ella tendría un hijo y lo pondrá en ese Trono y todos estarían a sus pies justo como el actual Sultán.

Roxelana se paseaba por los jardines interiores con una gran sonrisa mientras pensaba en sus futuras fechorías y sabía bien que para ser la más poderosa tendría que hacer grandes sacrificios para conseguir su objetivo. 

Sabia exactamente a quienes se enfrentaría. La Valide Hafsa era una princesa y era una mujer bastante lista ella sería un pez gordo de vencer, mientras por otra parte estaba Mahidevran Sultán la mujer actual de Süleyman a ella solo la había visto es reiteradas ocasiones relativamente no conocía mucho sobre ella solo los rumores que se corren el Harem.

Se detuvo brutalmente cuando choco contra algo o más bien alguien ella miro al suelo donde se encontró con un pequeño niño de cabellos castaños, ojos color café y piel bronceada. Vestía un kaftan muy elegante con un turbante blanco, el niño la miro extrañado.

-¿Hey te encuentras bien niño?.- le pregunto mientras lo ayudaba a levantarse.

-No soy ningún niño Hatun, yo soy Mústafa el hijo de su Majestad, mi padre es el Sultán.-La pelirroja lo miro sorprendido pues tenía en frente al heredero de la corona.

-¿Qué hacia corriendo así mi príncipe?.-pregunto.

-Me escondía de mi Daye por que estamos jugando a las escondidas.-sonrió enormemente.- ¿Quieres jugar...?

-Claro que si.- Miro sobre el hombro del niño y por el jardín, no había nadie cerca.

-¿Cuál es tu nombre?.-pregunto el pequeño mientras miraba el bello rostro de la joven quien le regalo una sonrisa.

-Dígame Meryem, alteza.-Mintió mientras tomaba la mano del niño y comenzaban a caminar en busca de la Daye.

"Mi madre solía decir que todos tenemos un complemento para el alma pero le han dado tantos nombres que ahora solo es llamado Amor"

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-Tendrás tu castigo Hatun te lo aseguro.-hablo enojada Mahidevran.

-Perdóneme Sultana.-Rogo la mujer.- Fue repentino el príncipe corrió entre los arbustos  y después ya no pude encontrarlo.

-¡Excusas y más excusas! Se supone que te pagan por cuidar de mi hijo, el hijo del Sultán. Te juro que cuando lo encuentre que si lo veo lloroso.-se acerco a la mujer.- Are que tu enorme cabezota ruede.

La mujer bajo la cabeza temerosa, había cometido un terrible error y si de algo era de saberse era que la Sultana Mahidevran era alguien de temer cuando se trataba de su hijo.

Mahidevran camino entre los rosales con un rostro impávido y preocupado. Miraba a todos lados en busca de su hijo.

¿Qué pasaría si está lastimado?

Su preocupación era tanta que comenzó a gritar el nombre de su primogénito, casi al borde del llanto.

-¡Mústafa,¿Donde estas?!

Estaba por gritar por ayuda a los eunucos. Pero miro no lejos de ella a su hijo caminando con una joven de gran sonrisa.....

Caminó hasta ellos con rapidez y al estar frente a frente miro directamente hacia esos ojos cual esmeraldas. Se perdió en esos ojos mientras su pulso incrementaba y su corazón parecía salirse del pecho.

Esa peligrosa corriente.

Ese olor en el aire tan dulce.

Esa música que solo ellas podían oír.

Esos sonrojas mutuos.

Esos ojos color esmeralda.

Oh Mahidevran....

Esa mujer sería tu hermosa calamidad.

¡Hello!

¿Qué les pareció este primer capítulo?

¿Qué piensan de la actitud de Hürrem y Mahidevran?

Espero les gustará el capítulo.

¡Díganme sus teorías!