Capítulo veintitrés
Las chicas estaban en la cabaña de Hopper. Max y (T/n) estaban cantado mientras que Once veía algunas revistas que llevó la pelirroja.
Max: Oh, encontraste a Ralph Machio.
Once: ¿Machio?
Max: Si, es el de karate kid. —dice y hace un golpe de karate—. Es muy guapo, ¿No?
(T/n): Bastante. Pero para mí, mi novio siempre será el más guapo.
Max: Espera. ¿Tienes novio? ¿Desde cuándo?
(T/n): Desde ayer.
Max: Entonces, tú y Bill... —la castaña asiente y sus dos amigas sueltan un grito de emoción—. Increíble. Aunque no puedes negar que Ralph es guapo y apuesto a que también besa muy bien. Oye, ¿Bill besa bien?
(T/n): Si. —dijo y Mayfiel mira a Once
Max: ¿Y Mike besa bien?
Once: No lo sé, es mi primer novio.
Max: Ex novio. No te preocupes por eso, volverá arrastrándose a ti muy pronto rogando porque lo perdones. Te lo garantizo. El y Lucas deben estar revolcándose en dolor y miseria diciendo: "Ah, espero que volvamos con ella". —dijo y todos ríen—. Dios, lo que daría por ver sus estúpidas caras. —las dos chicas se quedan calladas—. ¿Qué sucede?
(T/n): Tal vez podemos.
Max: ¿Cómo? —le explicaron a Max y cuando ella dice que hay que hacerlo, sintonizaron la radio para que haya estática—. ¿Funcionará? —las dos niñas asienten—. Santo cielo, es una locura.
Once: Max.
Max: Si, lo siento.
Las dos chicas se concentraron y vieron a los chicos. Mike estaba acostado comiendo frituras.
Mike: ¿Qué hice mal? ¿Qué pude hacer mal?
Lucas: Mike, Mike. ¿Debo repetir todo esto?
(T/n): Los vemos.
Max: ¿Qué están haciendo?
Once: Comiendo.
Mike: No entiendo que hice para merecer esto.
Lucas: Nada. Nada. Ese es mi punto. Eres la víctima aquí.
Mike: Lo sé. Solo que, ¿Por qué me trata así? No lo sé.
Lucas: Mike...
Mike: ¿Qué hice mal? ¿Qué hice mal?
Lucas: Mike, alto. Relájate, solo relájate. Deja de hacerte preguntas racionales.
Mike: Lo sé, lo sé. Tienes razón.
Lucas: Lo sé.
Mike: Porque las mujeres siguen sus emociones y no la lógica.
Lucas: Precisamente, es una especie totalmente diferente.
(T/n): Que hijos de puta de Mike y Lucas, dicen que somos una especie.
Max: ¿Qué?
Once: Emoción no lógica.
Max: ¿Qué?
Bill: H-Haber Mike. T-Te equivocaste y Jane te terminó, b-busca una forma de disculparte.
Mike: No se me ocurre ninguna. ¿Qué es lo que tú harías?
Bill: H-Hablarle y tratar de e-explicarle lo que pasó.
Mike: ¿Sabes que es lo que haría Ben?
Bill: E-Escribirle un poema.
Mike: ¿Qué tal de Stan?
Bill: Se dulce.
Mike: Mike Hanlon.
Bill: C-Creo que le dieras un l-libro.
Mike: ¿Eddie?
Bill: D-Dale medicina.
Mike: ¿Y por qué le daría medicina?
Bill: P-Para que no se e-enferme.
Mike: Bien, ¿Y qué hay de Richie? —Bill toma una respiración como para prepararse para lo que iba a decir.
Bill: Podrías ir a su casa, darle los mejores besos de su vida, ir a su habitación y luego...
Mike: Está bien hasta ahí, ya no quiero saber. —dijo mientras la castaña reía por lo que dijo su novio, eso era definitivamente algo que diría el bocazas.
Will: Chicos, está listo. —dijo refiriéndose al juego de mesa.
Lucas: Will ahora no.
Will: Terminaron contigo, ¿Qué más hay que hablar?
Lucas: Mucho.
Mike: Si, estamos tratando de resolver el gran misterio de la especie femenina. —al decir eso eructa y las dos niñas ponen una cara de asco—. Amigo, puedes oler el queso de los nachos.
Lucas: Tengo algo mejor.
Mike: ¿Qué?
Will: No, no.
Mike: No, Lucas. —Sinclair los ignoró y se echó un gas. Las dos chicas rápidamente se quitaron las vendas.
Max: ¿Qué pasó? —tanto Once como (T/n) empezaron a reír sin parar—. ¿Qué? ¿Qué pasó? —escucharon un auto acercarse y la castaña intuyó que era Hopper.
Hopper: Oye. ¡Oye, dije que ocho centímetros! Ocho... —el adulto abre la puerta y ve las niñas mirando algunas revistas en el suelo.
Max: Dios, ¿Puedes tocar?
Once: Si, Dios.
Hopper: Ou, hola. Cómo lo siento. Creí que...
(T/n): Mike no está aquí.
Once: Max y (T/n) quieren quedarse a dormir aquí, ¿Está bien?
Hopper: Si, sí, sí, sí. ¿Sus padres saben de esto?
Max y (T/n): Si.
Hopper: Si, está bien. Si, está bien.
Max: ¿Necesitaba algo?
Hopper: No, no. Las dejaré. —dijo y cerró la puerta.
Las chicas hicieron una pequeña ruleta para ver a quien espiar.
Max: Mierda, no puedo creer que estamos haciendo esto. —la castaña giró la botella y esta cayó en el Sr. Wheeler.
(T/n): ¿Por qué lo pusieron aquí? Será muy aburrido.
Max: Si, lo sé. Vuelvan a girar.
Once: ¿No es contra las reglas?
Max: Hagamos las nuestras. —Once volvió a girar la botella y cae en Billy—. Ok, chicas. Debo advertirles si está con una chica o haciendo algo asqueroso solo salgan de ahí antes de que les marque de por vida.
Once: Max.
Max: No, en serio es muy asqueroso.
(T/n): ¡Max!
Max: Ok, ya me callo. —la pelirroja sintonizó la radio mientras que Once y Doce se cubrían los ojos.
Las dos niñas no tardaron en ver el auto de Billy con el parabrisas roto. Escucharon quejidos y vieron al hermano de Max arrodillado.
Once: Lo encontramos.
Max: ¿Qué está haciendo?
(T/n): Está en el suelo hablando con alguien. —dijo y las dos amigas se acercaron.
Hargrove se levanta del suelo y mira detrás de él, este parece ver a las niñas a pesar de que ellas no estaban ahí. En la perspectiva de Miller vio a Billy desaparecer y ella al igual que Once se quitan sus vendas mientras respiran frenéticamente.
Max: ¿Qué sucede? ¿Qué pasó?
(T/n): Creo que nos vio.
Max: ¿Qué? —Once y Doce le explican lo que pasó y deciden ir a la casa de Max al día siguiente para asegurarse que todo esté en orden.
Al día siguiente los chicos estaban dormidos en el sótano de la casa de Mike. Una música resuena por el lugar despertando a los chicos asustados.
Mike: ¿Qué sucede?
Lucas: ¿Qué estás haciendo?
Bill: E-Es demasiado temprano.
Mike: Si, ¿Puedes bajarle a la música?
Will: Diríjanse a mí por mi nombre completo.
Mike: ¿Qué? —Will golpea el bastón contra el suelo.
Will: ¡Mi nombre completo!
Mike: Por Dios, ok. Will el sabio. ¿Puedes bajarle a la música, por favor?
Will: Esa no es música, ese es el sonido del destino. He visto el futuro y he visto que hoy es un nuevo día. Un día sin chicas.
Lucas: ¿Qué está pasando ahora?
Mike: Will, vamos.
Will: La tribu de aldeanos está bajo amenaza de una fuerza malvada de los pantanos de Kuzatan.
Mike: Will, es muy temprano.
Will: ¿Lo es? ¿Es muy temprano, Michael? Dile eso a los aldeanos que piden tu ayuda. Los niños están tan asustados que no pueden dormir. ¿De verdad los van a dejar perecer o irán al rescate y se convertirán en los héroes que estaban destinados a ser?
Bill: Y-Yo juego. Solo e-explícame las reglas.
Will: ¿Alguien más?
Lucas: ¿Al menos puedo ducharme?
Jim Hopper salía de la ducha en el momento que alguien toca la puerta y al abrirla Joyce, Joel y Susan entran.
Joyce: Tenemos que hablar.
Hopper: Si, así es. No me plantaron así desde Alice Gilbert en el noveno grado.
Joel: ¿Ustedes dos tuvieron una cita?
Hopper: No porque alguien no fue. —dice mientras Joyce saca algunos imanes de su bolso—. ¿Qué estás haciendo? Joyce. Hola.
Joyce: Solo miren. —pone unos imanes en el refrigerador y estos se caen.
Hopper: Ok, ya me asusté.
Joyce: ¿Recuerdas que con estos te resbalaste?
Hopper: Si.
Joyce: Si, se cayeron en la noche. Perdieron su magnetismo.
Susan: ¿En serio?
Joyce: Y pasó exactamente lo mismo en mi casa el día anterior y pensé: "Ok es raro, ¿Cierto? ¿Por qué todos estos imanes perdieron su magnetismo? Así que fui a ver a Scott.
Hopper: ¿Scott? ¿Quién es Scott?
Joel: Habla de Scott Clarke.
Hopper: ¿El maestro de ciencias de sus hijos?
Joyce: Es muy brillante de hecho. Y le pregunté cómo es que esto pasaba, entonces hizo un campo magnético usando un transformador de corriente alterna y conectándolo a un solenoide y lo que eso significa...
Hopper: Haber, espera. Más lento. Más lento. Solo quiero entender esto bien, ¿Ok? ¿Tú me dejaste plantado sin llamarme, sin disculparte porque tenías que ir a la casa de Scott Clarke?
Joyce: Si. —dice y Hopper ríe.
Joel: ¿Saben qué? Yo... Tengo que irme, creo que olvidé cerrar las llaves de la estufa así que... —dijo algunas incoherencias tratando de escapar de ese momento tan incómodo.
Hopper: Tu cállate y quédate aquí.
Joel: Ok. —a pesar de que él era unos años mayor que Jim no quería iniciar una pelea porque sabía que ambos saldrían muy lastimados y era lo que menos quería.
Susan: ¿Miedo? —le preguntó en susurros con una pequeña sonrisa burlona.
Joel: Por supuesto que no, solo que prefiero la paz.
Hopper: Y tú. —señala a Byers—. Te has superado. De verdad, no. De verdad te superaste.
Joyce: Ay, Hopper. Ni siquiera estás escuchándome. Scott pudo desmagnetizar algunos de los imanes y el cree que...
Hopper: No me importa lo que piense Scott.
Joyce: ¡El cree que podría construirse un campo magnético a gran escala usando una máquina o posiblemente tecnología!
Hopper: Es brillante, ¿No es así? Brillante. ¿También es soltero?
Joyce: ¿Qué tal si son ellos? Para construir una máquina así necesitas recursos, necesitas científicos, necesitas financiamiento, decenas de millones de dólares.
Hopper: Joyce...
Joyce: No puede ser solo una coincidencia. Tienen que ser ellos.
Hopper: Joyce basta.
Joyce: Tiene que ser el laboratorio.
Joel: Joyce, Hopper tiene razón. No pueden ser ellos. —dice dejando confundida a Jones al no entender de lo que hablan.
Joyce: Entonces demuéstrenmelo.
Hopper: ¿Te lo demostramos?
Joyce: Si, llévenme otra vez ahí.
Joel: ¿Al laboratorio?
Joyce: Si, quiero volver.
Hopper: ¿Porque unos imanes se cayeron de tu refrigerador?
Joyce: Exacto.
Hopper: Ok. Tiene sentido.
Joyce: Gracias.
Hopper: Tiene mucho sentido. Lo siento. —Miller negó al notar que su amigo hablaba con sarcasmo—. Aunque estoy un poco ocupado, pero estoy pensando que podríamos vernos esta noche como a la siete, ya sabes. A no ser que surja algo. Lo cual ya sabes sucederá.
Hopper movió una cortina que cubría su habitación y siguió hablando. Joyce miró a Joel.
Joyce: Ustedes vienes conmigo. —dijo haciendo que el canoso soltara un suspiro.
Joel: Ya que.
Susan: ¿Quieren explicarme de que hablan?
Joel: En un momento.
Los tres adultos salieron y fueron al cobertizo de Jim para tomar un cortacadenas y un par de linternas.
Hopper: ¿Qué están haciendo? —pregunta saliendo de la cabaña.
Joyce: Necesitamos que nos prestes todo esto.
Hopper: No vas a volver ahí.
Joel: Si lo hará.
Susan: Es muy seguro. —Hopper al final los sigue para irse al laboratorio.
Mientras tanto Max, Ce y (T/n) iban a la casa de la primera para buscar a su hermano Billy.
Max: Va a empezar a llover pronto, deberíamos ir al centro comercial a ver una película.
(T/n): Max, esto es importante.
Max: Si ustedes lo dicen. Pero dijiste que Mike te había sentido ahí antes, ¿Cierto? —le pregunta a Once refiriéndose al lugar en el que veían a las personas—. Entonces o algo, tal vez Billy te sintió de alguna forma.
Once: ¿Pero los gritos?
Max: Si, lo sé. Pero el asunto es cuando Billy está solo con una chica hacen ruidos muy locos.
Once: ¿Gritan?
(T/n): Si, gi... —Mayfiel la interrumpe al saber lo que iba a decir.
Max: Hacen como gritos felices.
Once: ¿Gritos felices? ¿Cómo es un grito así?
Max: Es... Te prestaré las revistas de mi mamá.
(T/n): Pero los gritos no sonaban a "gritos felices". —las amigas llegaron a la casa de Max.
Max: Su auto no está. ¿En serio quieren hacerlo?
(T/n): Si.
Las chicas fueron a la habitación de Billy notando los posters de mujeres semidesnudas pegadas en las paredes.
Max: ¿Por qué tengo la sensación de que vamos a encontrar cosas malas? —la castaña abrió un cajón de la mesita de noche y al ver lo que había no tardó en cerrarlo.
(T/n): No podré dormir en meses.
Once fue al baño con sus dos amigas detrás de ella. En la bañera vieron que estaba llena y tenía algunas bolsas de hielo.
Max: Tal vez es para sus músculos, hace ejercicio como loco. —dijo simplemente.
(T/n): No lo creo.
Miller miró a su alrededor hasta detenerse en la puerta de un estante que tenía algunas marcas de dedos con sangre. Ella abrió la puerta, tomó un cesto de basura y ahí sacó una cangurera de salvavidas y un silbato con sangre.
En la casa Wheeler los chicos estaban en el sótano jugando calabozos y dragones.
Will: ¿Escucharon eso? —pregunta mientras la música inundaba el lugar—. Suena como un trueno, pero no. Esperen. No es un trueno, es una horda de zombies juju. —pone varias figuras de zombie en el tablero—. Caballero Mike, tu turno.
Mike: ¿Qué debo hacer? —pregunta totalmente desinteresado.
Lucas: ¿Atacar?
Mike: Ok, ataco con mi azotador. —tira uno de los dados.
Will: Uh, fallaste. Tu azotador choca con la piedra, la horda avanza hacia ti. —Byers toma un par de dados y los tira—. Y el juju muerde tu brazo, te desgarra. ¡Ahh! Siete puntos de daño.
Mike: Oh, no. Mi brazo. Chicos, miren mi brazo. —Sinclair reprime una risa mientras que el tartaja rueda los ojos mirando mal a Mike.
Will: Caballero Bill. —dice y este lo mira—. La horda zombie ruge, ¿Decides pelear o escapar?
Bill: C-Creo que... —el teléfono sonó y rápidamente todos lo miran.
Will: ¡No! Es una distracción, una trampa. No respondan. —Mike y Lucas lo ignoran, se acercan y el primero toma el teléfono.
Mike: ¿C...? —se calló al recordar que Denbrough estaba ahí y decidió usar el nombre real de la chica—. ¿Jane? —la persona en realidad era un vendedor—. No, lo siento, No estoy interesado. —cuelga el teléfono y se recarga en la viga—. Vendedores.
Lucas: Tal vez deberíamos hablarles.
Mike: ¿Podemos hacer eso?
Lucas: Creo que sí.
Mike: Si, pero. ¿Qué les diremos?
Bill: No diremos nada. En este momento estamos jugando con Will, si quieres arreglar tus problemas con Jane llámala después. Ahora quedémonos a jugar.
Todos a excepción de Will miran al chico sorprendido no solo por el hecho de no haber tartamudeado, aunque sea un poco sino porque defendió a Byers.
Will: Gracias, Bill.
Mike: De acuerdo. Entonces usaré mi antorcha para prenderle fuego a la cámara sacrificándonos, matamos a los jujus y salvamos a los khuisar. Somos recordados como héroes en las memorias de los kalamar. —dice y choca los cinco con Lucas.
Will: Ok, muy bien. —suelta su bastón y se quita el gorro—. Ustedes ganan. Felicidades. —apaga la música para después quitarse su disfraz.
Mike: Will, solo estaba bromeando. Oye, acabamos de jugar. ¿Cuánto más dura esta campaña?
Will: Solo olvídalo, Mike.
Mike: No, queremos seguir jugando. ¿Cierto?
Bill: U-Ustedes no q-quieren seguir jugando.
Mike: Si queremos. Llamaremos a las chicas después.
Will: Dije olvídalo Mike, ¿Ok? Me voy a casa. —este toma su mochila, se acerca a las escaleras y Lucas trata de detenerlo.
Lucas: Vamos, Will.
Will: Quítate. —el tartaja se levantó de su silla y lo siguió, no quería quedarse con los otros después de cómo lo habían tratado.
Mike: Will. —dijo mientras seguía a los chicos—. Oigan, no pueden irse está lloviendo. Escucha dije que lo sentía, ¿De acuerdo? Es una campaña genial, es muy buena. Solo que ahora no estamos de humor.
Will: Si, Mike. Ese es el problema. Nunca estás de humor. Arruinas nuestro grupo.
Mike: Eso no es verdad.
Will: ¿En serio? ¿Dónde está Dustin? —el pelinegro se queda callado al no saberlo—. ¿Ves? No lo sabes y ni siquiera te importa y claro el tampoco y no lo culpo. Estas destruyendo todo, ¿Y para qué? ¿Para cambiar saliva con una estúpida chica?
Mike: Jane no es estúpida. No es mi culpa que no te gusten las chicas. —Will se quedó callado y Mike se dio cuenta que se había pasado—. No quiero ser un cretino, ¿Ok? Pero ya no somos niños. Es decir, ¿En qué estabas pensando? ¿Que nunca íbamos a tener novias? ¿Que nos íbamos a quedar en mi sótano todo el día jugando para siempre?
Will: Si, creo que sí. Eso pensaba. —Byers tomó su bicicleta para irse. Bill copió su acción, pero antes miró a Mike.
Bill: N-No son los b-buenos amigos de l-los que (T/n) me habló. —el tartaja se subió a Silver y siguió al chico sin importarle mojarse por la lluvia.
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