Sally y Poseidón.

Sally se encontraba sentada en la playa. Sentía el viento en la cara y olía el olor del agua del mar.
De repente apreció un hombre cerca suyo, pero ella no se dio cuenta, y ese hombre no paraba de mirarla.

Sally se sentía observada, así que miró a su alrededor y vio a un hombre de su edad mirándola.

-¿Pasa algo?-le preguntó.

-No-le contestó él.

-¿Entonces por qué me miras?

-Es que tienes una belleza que no puede pasar por desapercibido.

Sally se sonrojó, jamás le habían dicho algo así.

-Gracias... Sé que puede sonar atrevido pero... ¿Te apetece tomarte un café en mi casa?-le preguntó Sally al hombre.

A él le pareció bien así que a partir de ese día el hombre iba a desayunar a casa de Sally. Un día le dijo a Sally quién era en realidad.

-Sally... He de decirte una cosa...

-Dime.

-Yo... Soy Poseidón el dios del mar y estoy enamorado de ti desde hace mucho. Incluso dejé a Anfitrite por ti. Por favor cásate conmigo.

Sally muy contenta le dijo que sí y 1 año después Sally ya era una diosa felizmente casada con Poseidón y embarazada de un niño al que llamaron Percy Jackson. Dos años después tuvieron a una niña hermosa a la que llamaron Sofía.

Atenea y Frederick.

Atenea se encontraba en su casa viendo como iban las cosas por el mundo Mortal, se aburría. Lo que no se esperaba era volver a ver a aquel chico que estudiaba en la universidad.

Atenea llevaba tiempo mirándolo. Jamás había sentido ese sentimiento. Ese al que llamaban amor. Pero ahora lo estaba sintiendo.

Artemisa era su mejor amiga en el Olimpo. Ella era la única que sabía lo que sentía por ese mortal. Ella fue quien la ayudó a decirle a su padre que no quería seguir siendo soltera.

-Deberías bajar-le dijo Artemisa.
-No sé... He tenido hijos pero nunca he sentido esto...

Artemisa sonrió y le dijo:

-A eso le llaman amor. Yo nunca lo he sentido y no quiero sentirlo, pero tú, eres mi hermana y amiga. Te apoyaré en todo.

Atenea le sonrió y la abrazó.

...

Más tarde, Atenea fue a hablar con su padre, Zeus.

-Padre, ¿Podemos hablar?
-Por supuesto-Zeus apagó el televisor y miró a su hija.
-Mira... Hay un chico... Es mortal y me gusta. ¿Puedo dejar de ser soltera?
-Sí, sí haz lo que quieras-dijo Zeus volviendo a encender el televisor.

Atenea salió de la sala y, de la emoción, saltó justo cuando Poseidón pasó.

-Alguien está contenta... Me pregunto por qué-le dijo sonriendo.
-Cállate. ¿No ibas a ver a tu hijo?-le preguntó a Poseidón.
-¿Cómo lo has sabido?-preguntó Poseidón sorprendido.
-Tal vez porque llevas en la mano un peluche en el que pone "Te amo, Percy."

Dicho esto, fue a prepararse para pasar una larga temporada en el mundo mortal.

...

Al llegar a la universidad donde su amado estudiaba, Atenea se pasó a llamar Annabeth y por fin conoció a aquel chico que la enamoró.

A Frederick, Annabeth le caía bien. Tanto que al pasar tanto tiempo con ella se dio cuenta de que se enamoró. Un día se armó de valor y le pidió salir.

Atenea aceptó encantada y en ese momento se encontraba decidiendo qué ropa llevaría.

-Atenea, debes volver al Olimpo-le dijo su padre apareciendo de repente.
-¡Padre!¡No puedes decirme eso!¡Y menos ahora!
-Eres una de las diosas más inteligentes del Olimpo. Si pasas más tiempo aquí pasarás a ser mortal. Te necesitamos.

En ese momento se escuchó a Frederick en la puerta del pequeño piso de Atenea.

-¿Annabeth?¿Estás lista?
-¡Fred! Em... Espera unos minutos, por favor, me estoy... duchando-le dijo a su cita.-Y en cuanto a ti, padre, deberías irte.

-No me voy a ir hasta que eches a ese mortal.
-¡No lo voy a echar!

-¿Annie?¿Pasa algo?-dijo Frederick preocupado.
-¡No, tranquilo!-le dijo-¡Padre, vete!

-¿Annabeth? Voy a entrar.

Frederick entró en la habitación y se sorprendió al ver a Annabeth en pijama y a alguien parecido a...

-¿Zeus?-dijo sorprendido.
-Así es-dijo este-y como mi hija no te ha echado, voy a tener que desparecerme.

Entonces empezó a brillar y Annabeth se tiró encima de Fred y lo protegió. Después le explicó que en realidad era Atenea y le dijo que se había enamorado de él. Fred le dijo que también se había enamorado de ella y Atenea le ofreció vivir con ella en el Olimpo, pero que para eso se tenían que casar. Él aceptó y se casaron a la siguiente semana. Nueve meses después, tuvieron a una hija. La llamaron Annabeth para poder recordar cómo se conocieron. Dos años después tuvieron a dos gemelos, a los que llamaron Bobby y Mathew.

Hefesto y Esperanza.

Hefesto estaba harto. Por fin había dejado a aquella hermosa pero horrible esposa que tenía. Ahora estaba en el Mundo Mortal buscando un lugar donde dormir.

Encontró un taller de coches y picó a la puerta. Al fin y al cabo, ese era su pasatiempo favorito.

-Lo siento hemos... cerrado-dijo la chica más hermosa que Hefesto había visto.-¿Quién es?

-Soy Hef... Héctor, sí Héctor.

-Bueno, Héctor, hemos cerrado lo siento.
-¿Necesitas ayuda? Soy muy bueno con el metal.

-Bueno, está bien, pasa. Este pedido es complicado.

Héctor miró el coche una vez dentro del taller.

-Madre mía-dijo Héctor.
-Ya. Está fatal. Tiene las correas de distribución rotas y el embrague igual. Tengo que desmontarlo todo. ¿Me ayudarás?

-Sí-Esperanza le abrazó.

-¡Gracias!¿Qué puedo hacer a cambio?

-¿Sabes dónde puedo encontrar un sitio donde dormir?

-Sí, se llama Hotel Esperanza Valdez. Dígame, ¿necesita una habitación?

Héctor rio y le siguió el juego.

-Sí, dígame cuánto le debo.

-Ayúdeme con el coche y estaremos en paz.

Héctor se quedó prácticamente a vivir con Esperanza. Ella le presentó a su familia. Eran todos muy amables. Hefesto deseó tener una familia así, y un día se lo dijo.

-Ojalá yo tuviera una familia así.

-¿Por qué no puedes tenerla?

-Mi madre me... tiró desde donde vivíamos, que era un ático de un bloque de pisos de quince pisos. Mi tío me salvó. Hace poco me separé de mi esposa. Ella me engañaba con mi hermano y yo lo sabía. Aún así no la dejé hasta hace poco. Pensaba que habíamos tenido hijos, pero en realidad fueron de mi hermano.

-Esa mujer no sabe lo que se pierde. Eres una persona increíble y aunque no seas muy guapo, brillas a tu manera-le dijo Esperanza.

-Esperanza... Tengo que decirte algo. Me he enamorado de ti. Y en realidad no soy Héctor, soy Hefesto, el dios del fuego y el mejor herrero del Olimpo.

-Hefesto... ¿Eres Hefesto?-preguntó Esperanza-Hefesto... Yo también me he enamorado de ti.

-Casémonos. Vive conmigo en el Olimpo-dijo Hefesto abrazándola.

Esperanza se casó con Hefesto y vivió con él en el Olimpo. Unos meses después tuvieron un hijo y lo llamaron Leo.

Tristan y Afrodita.

Afrodita veía la televisión enfadada. ¿Cómo puede ser que alguien la rechace? En ese momento vio a un hombre muy guapo. Descubrió que era Tristan Mclean, un actor muy famoso y rico. Pensó que sería una buena idea tener un hijo con él, así que bajó al Mundo Mortal para intentar ligar con él. Tristan se enamoró de ella y se casaron. Tuvieron a una niña a la que llamaron Piper. Pero un día...

-¡Señor McLean!¡Su esposa y su hija!¡Ha habido un incendio!

Tristan corrió, pero no llegó a tiempo y su esposa y su hija fallecieron. ¿O tal vez no?

Afrodita provocó el incendio y se llevó a Piper con ella en el Olimpo. Tristan siempre va a creer que su familia está muerta.

Holaaa!!!! Q tal??? Bueno, esta es la primera parte del prologo. No se cuando publicare la segunda parte porque dentro de poco tengo los examenes finales y tengo q estudiar. Pero intentare publicar pronto. Espero que os haya gustado.

Bye bye!!!