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Olas de Sabiduría:


Poseidón no estaba precisamente encantado al enterarse de que su contraparte sería el siguiente dios en combatir. Entre otros motivos, tenía la impresión de que, si el Zeus del otro universo era un pequeño anciano arrugado como una pasa, el dios de los mares, hermano mayor del antes mencionado, estaría del todo podrido.

Además, ¿cuál sería su personalidad? ¿Una exageración con sobredosis de cafeína como Zeus? ¿Un giro de ciento ochenta grados como Hermes? ¿O quizá sería simplemente distinto, como Thor?

Con un nuevo fogonazo de luz divina, tres figuras hicieron acto de aparición.

Quedó claro al instante quien era Poseidón, no por ningún rasgo físico reconocible, sino por los motivos marinos en su indumentaria y el enorme tridente que cargaba consigo. Joven, atlético, mirada fría, distante y altanera, cabellera rubia y ondulada, con gélidos ojos azules desprovistos de alma.

Junto a él, llegó un anciano de larga cabellera y extravagantes ropas coloridas que cargaba consigo un largo sable a la espalda. El último, era un hombre alto, de extraño aspecto, cabellera rojiza en punta, piel verdosa y marcas negras sobre el cuerpo.

Hermes S alzó una ceja, intrigado. Su hermano, por el contrario, obedeció a su instinto y retrocedió en busca de refugió.

—¿Cómo...?

—¡¿Dónde demonios se supone que estoy?!—exigió saber el tercer de los recién llegados, blandiendo una guadaña de forma amenazante.

Poseidón S, aunque un tanto disgustado por la presencia de este ultimo, estudió el recinto hasta dar con Hermes S, quien inclinó la cabeza en respetuosa reverencia.

—Bienvenido, señor Poseidón.

El tirano de los mares se dirigió a su sobrino, siempre de modo impersonal, pero igualmente necesitado de respuestas.

—¿Qué lugar es este?—exigió saber.

Caos dio un paso al frente, exhalando resignado.

—Comienza a hacerse cansado esta presentación—respiró profundamente antes de empezar a explicarse con celeridad—. Soy Caos, el vacío primigenio, y ustedes se encuentran ahora en el Olimpo, en un universo distinto al suyo, y están aquí para ser testigos del que será el tercer combate del Ragnarök, la batalla final entre dios y el hombre.

Tras asimilar las palabras del creador, aún algo descolocado pero sin permitir que aquello lo inmutase, el soberano de los mares volvió su mirada hacia el trono que se alzaba a la derecha de quien asumía era Zeus. Su contraparte le miraba con similar intensidad, sus ojos verdes bramando internamente como fieros huracanes, vestido como un hombre del común, bermudas, sandalias y camisa de playa. Sólo su propio tridente, así como aquellos rasgos similares en apariencia al de las viejas estatuas que los humanos erguían en la Grecia clásica, le daban a entender su identidad.

Agobiada por la tensión que el duelo de miradas entre ambas deidades marinas ejercía sobre el salón, Afrodita tosió para llamar la atención:

—Nos queda claro que el pescado sabroso es Poseidón—señaló—. ¿Quién es el resto?

El hombre de piel verdosa dio un paso al frente con su guadaña en alto. Hades, desde su trono, apretó los puños y rezó en silencio por qué no se tratase de su contraparte. Esta vez tuvo suerte.

—¡Mi nombre es Adamas, de los Trece Dioses del Olimpo!—anunció el recién llegado—. ¡Señor y amo de la conquista!

Un incómodo silencio se apoderó de la habitación.

Hermes ladeó la cabeza.

—¿Y ese quién poronga es?

Apolo se rascó la cabeza.

—"Adamas"—repitió—. ¿No era esa la forma final de Zeus?

—El nombre de la forma final de Zeus la obtuvo por Adamas—explicó Hermes S—. La primera vez que Zeus tomó aquella transformación, resulto tan feo que el señor Poseidón, desinteresado como siempre, no pudo o no quizo diferenciarlos.

Adamas exhaló un gruñido.

—Gracias, Hermes—murmuró irritado—. ¿Cómo pueden no saber quién soy? ¡Soy el dios de la conquista! ¡El segundo hijo de Crono!

En ese momento, los seis crónidas presentes en la habitación cruzaron miradas, confundidos, curiosos en parte, aunque no precisamente alegres.

—¿Tal vez sea la Piedra del Ónfalo?—sugirió Poseidón.

—Rocky no sería tan feo—respondió Hestia, siempre discreta, oculta junto a la hoguera central.

Hermes se frotó las manos.

—Sí, amigo, no sé como decir esto de forma amable—rió incómodo—. La última vez que revisamos, tú no existías.

El dios de la conquista se volvió hacia el primigenio creador, que se limitó a encogerse de hombros.

—No existes en este mundo, no hay mucho más que decir.

Adamas optó por encogerse de hombros, no había más que hacer, no tendría por qué importarle si su persona existía en universos distintos al suyo. En realidad, aquel inesperado viaje podría serle de provecho. No faltaba mucho para que pusiese en marcha su plan definitivo y derrocase al insolente de su hermano menor, Zeus, para coronarse como el rey de los dioses griegos. Si tan sólo pudiese asegurar el apoyo de Poseidón a sus filas, Poseidón que también estaba presente allí, el destino de Zeus estaría sellado.

Finalmente, los presentes se volvieron hacia el último de los recién llegados, el anciano espadachín que con gran admiración había estado observando la enorme sala del Olimpo, los tronos de los dioses, sus vigorosas auras de poder y a los jóvenes semidioses que también allí se encontraban. Lo observaba todo, absorbiendo información como una esponja, estudiando, escaneando.

—Soy Sasaki Kojirō—terminó por presentarse—. Maestro del estilo Ganryū de combate con espada. Me enorgullezco de ser el perdedor más grande de la historia.

—¿Perdedor...? Ah, claro, por el combate con Musashi—comprendió Ares.

—Me estás asustando—dijo Hermes—. De verdad, no es normal de ti el conocer cosas.

El dios de la guerra le fulminó con la mirada.

—Estuve presente durante ese duelo—reveló—. En general, muchos dioses estuvieron presentes. No era para nada normal que dos maestros de la espada se enfrentasen a muerte de aquella forma. A duras penas alcancé a conseguir una entrada.

Caos tosió para llamar la atención de los presentes.

—De acuerdo, gente, si me hiciesen el favor de tomar asientos podríamos comenzar de una buena vez.

Tras algunos momentos de inquietud, tanto dioses como humano y semidioses consiguieron tranquilizarse lo suficiente para prestar atención al combate que estaba por comenzar:

(Kojirō)

¿Será Poseidón el que va a pelear en esta ronda?

No hay que temer, muchachas, yo le venceré hoy día

Pues aunque me vea canoso, mis katanas hacen que responda

Mi apogeo verdadero es la sabiduría

—Bastante proactivo de tu parte el ofrecerte para luchar—comentó Atenea.

El anciano sonrió levemente, rascándose la cabeza alagado.

—Bueno, ¿qué puedo decir? Creo que soy alguien que siempre está buscando dar el siguiente paso para hacerme más fuerte.

—Pero, sin ofender, amigo, ¿no estás un poco muy veterano para andar luchando con tu espada por allí?—cuestionó Leo.

—Sí... las almas humanas que llegan al Valhalla lo hacen con el cuerpo en su apogeo—apoyó Hermes S—. Con todo respeto, ¿no deberías verte más joven?

El samurai se encogió de hombros.

—Miren, hace unos 400 años que ascendí al cielo, y aún así continué siguiendo el camino de la espada. La evolución el Ganryū, el estilo de la piedra pesada, está lejos de haber terminado. En otras palabras, así como me ven, canoso y arrugado, estoy en mi edad de oro—explicó—. Dejémoslo en que soy alguien que busca el cambio, que no quiere jamás llegar a la línea de meta. Aquello que deseo por sobre todo lo demás es hacerme más fuerte, mejorar y alcanzar mayores alturas.

—Muy bonito—respondió Apolo—. Pero yo tengo una pregunta más interesante... ¿por qué Hades te comiste esos pasteles salmiakk?

Thor soltó una flatulencia y asintió con la cabeza.

—Tengo que estar de acuerdo. Serán muy tradicionales de mi región y todo... pero esas cosas saben del asco. ¿Pasteles de cloruro amónico? No gracias.

Sasaki se encogió de hombros.

—Por mucho tiempo viví y comí de la naturaleza, la carne que podía cazar, ranas, serpientes, peces y aves. Como toda persona que se aprecie bebía té, pero hecho con cualquier planta al azar que encontrase en el suelo. Si a mí me lo preguntas, esos pasteles eran todo un manjar.

(Poseidón)

No entiendo por qué le dan esperanza a los humanos

Tendrá que mancharse las manos el tirano de los mares

Que ha surcado lares por ser consagrado como el temido por los dioses

Poseidón ha entrado

Ares S se cruzó de brazos suficiencia.

—Bien. Si los humanos habían conseguido alguna clase de esperanza por el desempeño de Adán, no hay mejor dios en todos los cielos para aplastarla que el señor Poseidón.

Percy arrugó el entrecejo, extrañado por aquellas palabras, sintiendo una desagradable sensación de incomodidad.

—¿Eso por qué?

Ares S sonrió despectivo.

—El señor Poseidón es, probablemente, el dios que más odia a los humanos. Su poder es comparable al del propio Zeus, no por nada lo llaman el "Zeus de los Mares". ¿No vieron cómo estaba esa valquiria antes de la aparición de Kojirō? ¡No tenía idea de a quién enviar a enfrentarlo!

Leo puso los brazos en jarras.

—Pues será muy aterrador y todo, pero ni los dioses se libran de los problemas legales. Si yo fuese Moises, presentaría cargos por plagio. ¡Esa entrada abriendo las aguas no salió de la nada!

El dios tirano de los mares no reaccionaba, permanecía sentado en el asiento que habían dispuesto para él, desinteresado, casi aburrido. Si el mar se abría ante él era porque la naturaleza misma se inclinaba a su voluntad. En su mente, no le debía explicaciones a nada ni nadie, pues él encarnaba la idea misma de lo que los dioses debían aspirar a ser, el estándar dorado de lo que las deidades creían, frío, imperturbable y superior. Si una cosa resumía toda su persona eso era "perfección".


"Hmph... no hay nada más que basura ante mis ojos"


Notando la actitud de su hermano menor, Adamas escupió al suelo, un tanto asqueado por su forma de ser.

"Claro que sí"—pensaba irritado—. "Poseidón es perfecto y nada ni nadie tan siquiera se le acerca. Comparado a él todo es basura".

Entonces una cosa de la presentación dada por Heimdall llamó su atención:

—¿Cómo es eso de que "el segundo" de los "tres hermanos" más poderosos de Grecia?

Ares S y Hermes S cruzaron miradas y se volvieron hacia Poseidón, que se mantenía indiferente y distante.

—Tal... tal vez un error del presentador—propuso Ares S, más por calmar los ánimos de su tío que por otra cosa. No quería ser él quien le diese la noticia al violento dios de la conquista sobre su... "forzada desaparición".

Cambiando un poco de tema, Piper señaló a las deidades en las gradas: murmurando y temblando de miedo al paso del tirano.

—Incluso los otros dioses le temen...—murmuró.

—Y eso es porque incluso para ellos, Poseidón es un ser divino—explicó Hermes S.

Poseidón alzó una ceja, intrigado, estudiando con mayor detenimiento a su contraparte.

—Entonces, si mi otro yo es tan temido, ¿por qué Zeus es el rey de los dioses y no su hermano mayor, "el más divino de los dioses"?

Zeus exhaló un suspiro.

—Ya empezamos...

—A veces me hago una pregunta parecida—Adamas se encogió de hombros.

Por un momento, nadie dijo nada. Finamente, fue el propio Caos quien terminó dando un paso al frente.

—Bueno, si me lo preguntan, eso es porque Zeus no permitió que su ser original lo definiera como dios, sino que se esforzó por volverse más fuerte.

Atenea ladeó la cabeza, pensativa.

—Eso, en realidad, tiene sentido—admitió—. Zeus luchó en la Titanomaquia voluntariamente buscando poder. Siempre pareció apuntar más alto, desafiándose a ser el dios más fuerte por eso mismo. Quizá esa es la razón de que, a pesar de ser el menor de sus hermanos, se vea más...

—¿Jodido?—sugirió Leo.

—Veterano—decidió Atenea—. Porque a diferencia de sus hermanos, se esforzó por cambiar y crecer. No parece ser eterno e imperecedero como Poseidón, sino que ha crecido a lo largo de sus experiencias de vida. Básicamente, Zeus definió la noción de lo que significaba ser el más fuerte y lo que significa ser divino a base de su propio esfuerzo.

—Eso lo hace fundamentalmente distinto a Poseidón—concluyó Hermes S—. El señor Poseidón ve la divinidad y ser perfecto como nada más que su estado natural.

—En resumen—concluyó Percy—. Su incapacidad para el cambio es lo que lo vuelve incapaz de ser el rey de los dioses. Él no toma su título de dios y lo moldea con sus acciones. Supongo que por eso lo llaman "el Zeus de los Mares" y Zeus no es "el Poseidón del Cosmos".

—Percy, no tenías que decirlo de ese modo—gruñó su padre.

Zeus exhaló un bufido.

—Hasta que el chico dice algo con sentido—se burló—. Podrás compararte conmigo, hermano, pero no eres ni la mitad de dios de lo que yo soy.

El dios de los mares rodó los ojos.

—Para empezar, ni siquiera estábamos hablando de nosotros. Y en segundo lugar, literalmente estamos hablando de que el poder del otro Zeus viene del esfuerzo mientras que el otro yo está estancado en su idea de perfección, resistiéndose al cambio, quedándose como el ser que era cuando nació. Y tú, hermano, eres probablemente el dios más estancado que conozco.

La mirada del rey de los dioses se tornó turbulenta. Los nudillos de Poseidón se cerraron alrededor de su tridente. Ninguno se movía, pero se miraban fijamente en abierta hostilidad, algo de lo que Adamas tomó nota.

Poseidón S no decía aún nada, aunque fruncía el ceño muy levemente. Si no protestaba era porque no le veía sentido. El Zeus que conocía podría ser muchas cosas, pero por sobre todo lo demás era poderoso, más aún que él y no había vergüenza en admitirlo. Su puesto como rey se lo había ganado derrocando a Crono, luchando por sí mismo, sin ayuda, sin planes, como un dios debía hacer. El resto, al final del día, era historia.

—Yo tengo otra pregunta—dijo Percy—. ¿Desde cuándo Poseidón es un tirano?

—"Tirano", para los griegos, no significaba lo mismo que para nosotros hoy en día—explicó Annabeth—. Hoy lo vemos como a un gobernante totalitario y, con frecuencia, cruel. Pero en la Grecia Antigua, el término τύραννος, (tyrannos) tenía una connotación del todo neutral. Sí, era un gobernante absoluto, que no está restringido por la ley, con frecuencia ilegítimo, pero más allá de eso, podía ser un buen o un mal tirano dependiendo de sus acciones. Por ejemplo, Alejandro Magno era considerado un buen tirano.

—Así que... ¿el otro Poseidón es un buen o un mal tirano?

Su novia se encogió de hombros.

—Supongo que eso habrá que descubrirlo.

(Kojirō)

La marea está muy brava, pero es una virtud

Si tienes calma es un buen viaje ir en kanū

No es Kamiizumi Nobutsuna ni tampoco Matashiro

Soy el mayor perdedor, soy Sasaki Kojirō

—Adoro como entra a la arena surcando el mar en un barco—silbó Ares—. Exactamente de la misma forma en que Musashi llegó a su duelo en Ganryū-jima hace tantos años.

—Yo lo veo más como un desafío—repuso Atenea—. Poseidón es el dios de los mares, y al entrar a la batalla navegando, es cómo si estuviese domando esas mismas aguas usando un bote, una herramienta humana. Creo que es una declaración de intenciones bastante clara sobre el esfuerzo humano.

Leo se encogió de hombros.

—¿Y si en lugar de especular le preguntamos al hombre y nos salimos de dudas?

Las miradas se volvieron hacia Sasaki, que sonriendo incómodo se encogió de hombros.

—La verdad es... ¿de qué otro modo iba a llegar a la arena si está toda rodeada de agua?

Apolo y Hermes dejaron escapar una sonora carcajada, mientras tanto Atenea como Ares se hundían en sus asientos ensimismados.

—Pero—interrumpió el anciano espadachín—. Si nos vamos a poner a filosofar, la forma en la que la arena está rodeada de agua puede ser vista como la distancia que Poseidón impone entre él y otros, mientras que para mí, esa misma es la distancia que debo recorrer si es que quiero ganar la batalla, derrumbar las barreras que separan a dios y hombre hasta que todo se convierta en una mera prueba de habilidad, ¿qué les parece?

—Me parece una observación realmente interesante—tuvo que reconocer Hermes S.

—A mi me gustaría saber quienes eran esos otros humanos que Heimdall mencionó en su presentación—dijo Ares S.

—Oh, eso es fácil—se animó Atenea—. Minamoto no Yoshitsune fue un prodigio samurai que sirvió como general del clan Minamoto en los últimos años del Período Heian. Podría darles una clase entera sobre su historia y carrera en la estrategia militar, pero...

—Pero por favor, ahórratela—bostezó Afrodita.

Atenea le fulminó con la mirada.

—Yo puedo responder sobre el segundo nombre—dijo Sasaki, para aliviar un poco la tensión—.Kamiizumi Nobutsuna, el santo de la espada, fue probablemente el espadachín más talentoso con respecto a técnica de mi tiempo, a finales del Período Sengoku. Fue maestro del Nen-ryū, Shintō-ryū y Kage-ryū, además de fundador, cofundador y/o progenitor del Shinkage-ryū, Yagyū Shinkage-ryū, Jikishinkage-ryū, Kashima Shin-ryū, Taisha-ryū y Komagawa Kaishin-ryū.

—Esos son muchos "ryus"—comentó Leo.

—Significa "estilo"—explicó Apolo—. En el sentido de "estilo de lucha".

—Y yo que creía era estilo de ropa—Ares rodó los ojos sarcástico—. ¿Podemos pasar ya a la batalla?

—Pero aún no hemos hablado de Takayanagi Matashirou...

—¡No me importa!

Musashi Miyamoto me venció en aguas pasadas

Pero yo jamás cedí, no deje de pulir mi espada

—Este parece ser un festival de nombres importantes—comentó Atenea—. Allí, en las gradas, parecen estar Iori Miyamoto, Yoshioka Seijuro y Hōzōin Inshun.

—¿Quién, quién y quién?—preguntó Hermes.

—Iori era el sobrino de Musashi por parte de su hermano mayor, Miyamoto lo adoptó como propio tras la muerte de su padre. Fue un samurai vasallo al servició del damyō Ogasawara Tadazne, escalando en su carrera a una velocidad excepcional—resumió la diosa—. Yoshioka era el líder de una escuela de combate del mismo nombre, perdió contra Miyamoto Musashi en un duelo. Después de que varias cabezas de su clan fuesen derrotados por Musashi, varios estudiantes buscaron tenderle una trampa. Los números varían, entre 40 y 70, pero da igual, porque Musashi los despachó a todos, poniendo el fin a la escuela Yoshioka.

—¿Y el pelado?

—Hōzōin Inshun fue un monje guerrero de principios del período Edo. Era el líder del templo de Kōfuku-ji y un maestro del Hōzōin-ryū sōjutsu, un estilo de lucha con lanza—explicó la diosa—. Lo que... bueno, me resulta extraño que Inshun diga que Musashi lo venció. En nuestro mundo, cuando Musashi llegó al tempo de Kōfuku-ji, Inshun habrá tenido unos 16 años a lo mucho, y su maestro, Hōzōin In'ei, unos 84, por lo que tuvo que haber luchado contra algún otro estudiante del templo, como Okuzōin Dōei.

—Hey—intervino Percy—. Un chico puede hacer muchas cosas a los dieciséis.

—En eso tiene razón—concedió Sasaki—. El propio Musahsi ganó su primer duelo a los trece años.

—Bueno, quizá Inshun era alguna clase de genio en el mundo de Kojirō, pero en el nuestro la historia es clara—zanjó Atenea—. Además, más importante aún, el propio Musashi está allí presente.

Sasaki dejó escapar una carcajada.

—Desde luego que el viejo Musashi no se lo perdería.

Y eso hizo que me admirara, hago que el mar se calme

Porque con la katana yo soy el inigualable

—Esa, por cierto, es una katana muy grande—comentó Frank.

—No es una katana—corrigió Kojirō afablemente—. Mi Monohoshizao, "el tendedero", es en realidad una ōdachi, que como mencionas es mucho más grande y pesada que una katana del común.

—¿Y qué me dicen de la forma en que calmó las aguas?—dijo Jason—. Supongo que eso prueba que puede rivalizar con los dioses.

—¿Cómo demonios hizo eso?—quizo saber Ares S—. ¿Qué demonios es ese humano?

—Es una agradable sorpresa—asintió Hermes S.

En palabras del propio Minamoto Musashi:


"Esa es la forma de la Iluminación. No tiene rival. Sasaki Kojirō se ha convertido en alguien inigualable bajo los cielos"


—Esa frase tiene mucho peso viniendo de Musashi—sonrió Kojirō, nostálgico—. "Inigualable bajo los cielos", o en japonés, "tenkaichi", que también se puede traducir como "el más fuerte bajo los cielos" o "el primero bajo el sol". Todas esas fueron formas en la que Musashi fue nombrado y títulos que se ganó en vida.

—Entonces, el hecho de que te esté llamando de ese modo no es más que la máxima prueba de respeto de su parte—comprendió Reyna.

—Sí... qué emocionante.

Un silencio se hace en la arena

Esperando un movimiento, pues contrarrestar da una ventaja buena

—¡¿Por qué ninguno se mueve?!—se quejó Ares, impaciente.

—Obviamente los dos quieren atacar contrarrestando el primer movimiento del otro—bufó su contraparte.

Hermes S ahogó una risa.

—¿Qué?—se quejó su hermano.

—Bueno, deberías saber, Ares, que a Poseidón no le podría preocupar menos su ofensiva. Él simplemente atacará cualquier cosa que entre en su rango. No hay nada más que decir.

—No muy eficiente, claro, pero creo que resume bien cuál es su visión de la vida—bufó Adamas.

Atacaré primero pero para ver toda mi sangre desparramada

Una suerte que tan sólo lo pensaba


Replico la lucha y tener conocimiento de causa

Pero he muerto dieciocho ya, este tipo no da pausa...

—¿Por qué está temblando el humano?—quizo saber Ares—. Ni siquiera se ha movido...

Sasaki sonrió levemente.

—Bueno, supongo yo que predije mi muerte.

—¿Disculpa?

—Dentro de mi cabeza, puedo analizar a mis oponentes y enfrentarlos una y otra vez. Y si mi análisis no se equivoca, para ese punto, de haber comenzado a luchar, ya habría podido haber muerto de unas 18 formas distintas.

—¿Eso cómo chingados funciona?—quizo saber Leo.

—Más importante aún, ¿estás diciendo que si Poseidón se hubiese lanzado a matar desde el segundo uno de la batalla ya habría ganado?—cuestionó Percy.

—Mucho me temo que sí—rió Sasaki, levemente apenado—. Supongo que no podía esperar menos de un dios.

—De la lanza más poderosa de los cielos, ni más ni menos—asintió Hermes S.

(Poseidón)

Todos tiemblan frente a mí, no es en vano

Pues el único que ha matado a un dios, no importó que fue mi hermano

—Disculpa... ¡¿QUÉ?!—chilló Adamas, volviéndose hacia donde el tirano de los mares.

Poseidón, para su sorpresa, le respondió mirando en su dirección. No a los ojos, nunca a los ojos, pero de algún modo reconociendo su presencia como algo que le resultaba ingrato.

Ese niñato malcriado tan sólo formó un escándalo

Por tonterías mediocres liberó a todo el Tártaro

—¿Por qué?—es lo único que Ares S se atrevió a preguntar.

El dios de la conquista hizo rechinar los dientes mientras apretaba los puños, buscando tranquilizarse lo suficiente para no iniciar un escándalo, sin demasiado éxito aparente.

—¿Preguntas por qué?—gruñó—. Porque tu padre, Zeus, es el más joven de los hermanos, ¿cómo puede ser que él sea el rey? Un hermano mayor no debería servir a su hermano menor.

Zeus, para sorpresa del resto, fue quien dio una respuesta.

—Mis hermanos crónidas nacieron dos veces—repuso—. La primera cuando Rea dio a luz, la segunda cuando yo hice que Crono los liberase. Nuestro orden de nacimiento es aquel por el que fuimos vomitados. Yo, al nunca ser devorado, soy el mayor, mientras que Hestia, la primera en nacer, es en realidad la menor de los seis.

Adamas sintió un tic en el ojo.

—Bien por ti, eso no se aplica a mi universo—siseó.

—Pero... ¿liberar a los gigantes y titanes del Tártaro?—preguntó Leo—. ¿No te parece un poco excesivo? A la última persona que intentó hacer algo parecido por aquí la hicimos volar en mil pedazos.

—Y Tifón...—Zeus emitió un gruñido—. ¿Por qué tenía que ser Tifón?

—Oh, aquí vamos de nuevo...—suspiró Percy.

—Al último ser que liberó a Tifón en nuestro mundo... no le pasó nada, aunque merecía con creces un castigo divino.

—¡Por última vez!—chilló el hijo de Poseidón—. ¡Esa cosa se iba a liberar de cualquier forma! Yo sólo... ejem... aceleré un poco el proceso accidentalmente...

—Eres una amenaza.

—Gracias, me lo dicen a menudo.

—¿Podemos volver a lo importante?—pidió Atenea—. ¿Cómo es que hizo Adamas para domar a Tifón de aquel modo?

El dios de la conquista sonrió orgulloso.

—¡Ja! Ni siquiera el monstruo más terrible del inframundo es rival para mí.

—Eso más bien me dice que el Tifón de tu mundo es débil, relativamente a los dioses—repuso Apolo—. El nuestro es perfectamente capaz de enfrentarse a todo el consejo Olímpico al mismo tiempo.

—Y lo hubiésemos vencido de igual modo si no hubiesen huido a Egipto como un montón de ratas cobardes—les reprendió Zeus.

—¡Hey! Yo me quedé...—balbuceó Hermes.

—Hermes, no ye pongas el saco si no te queda.

—El punto aquí es que, en nuestro mundo, Zeus a duras penas pudo con él la primera vez—concluyó Apolo—. Y la segunda... bueno, sacó a Hefesto y Dioniso de comisión antes de que Poseidón pudiese venir a...

—¿Solucionarlo todo por ustedes?—propuso el dios de los mares.

—Ayudar un poco—decidió la deidad solar.

Y yo sentado en mi trono jamás di brazo a torcer

Cincuenta dioses contra Zeus, todos iban a por él

—Yo quisiera volver un poco al plan de Adamas—dijo Atenea—. Formaste un ejército, conseguiste apoyos dentro del comité de Zeus, conseguiste a algunos olímpicos que te apoyasen y... ¿qué? ¿Ahora vas a pedirle ayuda a Poseidón?

—Sólo con su apoyo seríamos imparables—admitió Adamas de mala gana—. Nadie puede vencer a Zeus de uno a uno, pero si Poseidón luchase contra él usando la ayuda de algunos otros dioses, sin duda podrían derrotar al más pequeño de mis hermanos.

Quiso desafiarme en un duelo de miradas

No quise devolverla, pues no era un hermano lo que estaba viendo

Un perfecto dios es humilde, no conspira y no confía

Pero tú eres tan inútil que todo estás infringiendo


"No necesitamos ejércitos. No necesitamos traicionar. No necesitamos apoyo. Así son los dioses. Desde el principio, hemos sido seres perfectos, y aún así, conseguiste deshonrar todo lo que nos representa".


Por varios segundos nadie dijo nada, sólo el crepitar de la hoguera escuchándose en la sala.

—Poseidón es un dios—empezó a decir Hermes S—. Él tiene una clara imagen de un dios dentro de su cabeza, es decir, la imagen de sí mismo, y todo aquel que falle en medirse con esa imagen falla como dios. Un dios no maquina o busca apoyo, no necesitan traicionar o ejércitos. Adamas, literalmente haciendo todo lo anterior, desafió la imagen de los dioses. La única ley que Poseidón sigue es la de su propia existencia, cosas como "el derecho del hermano mayor" no significan nada para él.

—No empieces tú también, Hermes—gruñó el dios de la conquista.

—Bueno, al planear y buscar aliados, básicamente dijiste que careces de la fuerza como individuo, la voluntad divina, para tomar el trono por ti mismo, y por ende, fallaste en ser un dios perfecto. En resumen, si no eres capaz de hacerlo todo por ti mismo, no eres digno de ser un dios—explicó Atenea, con calma—. Te haré una pregunta, ¿crees que Poseidón se habría opuesto a que tomases el trono de Zeus si le hubieses derrotado de forma directa y por tu cuenta? No lo hizo cuando Zeus derrocó de ese mismo modo a Crono, después de todo.

Zeus estudió con detenimiento a su hermano y a su contraparte del otro mundo.

—Creo que me agrada este Poseidón—decidió—. ¿Aún estamos aceptando intercambios?

—¡Hey!—se quejó el dios de los mares.

—Creo que a Adamas podría interesarle—prosiguió el rey de los dioses—. Después de todo, tú sí que maquinaste para derrocarme.

Hera, Atenea y Apolo desviaron las miradas, repentinamente muy interesados en sus zapatos.

—Ilumínenme—pidió Adamas.

—Hace ya un par de milenios, Hera, Atenea, Apolo y Poseidón conspiraron contra Zeus. Lo tomaron por sorpresa estando dormido después de una noche de... pasión, y lo ataron con divinas cadenas—explicó Hermes—. Gracias a que la ninfa Tetis pasaba por allí, Zeus pudo contactar con el hecatónquiro Briáreo, quien le liberó. Zeus después despachó a todos los dioses que le traicionaron y les aplicó distintos castigos: Apolo y Poseidón fueron trasformados en humanos y obligados a trabajar para el rey de Troya construyendo la muralla de la ciudad, a Hera...

—Oh, yo me sé esa parte—interrumpió Caos—. A Hera, Zeus la colgó sobre el Caos Primigenio, es decir yo mismo, con yunques atados en los dedos de los pies

Ares S parpadeó dos veces.

—Apolo y Poseidón construyeron una murallita... ¿y a Hera la ataste sobre el caos con yunques en los pies?

—Ya te lo diré yo—bufó Hefesto—. Por tratar de defender a mi madre de la ira de Zeus, él me arrojó del Olimpo y terminé en Lemnos, más lisiado de lo que ya estaba.

—¿Y a Atenea?

Poseidón soltó un bufido.

—A ella no le pasó nada, por supuesto.

Zeus se cruzó de brazos.

—Mira, Adamas, a mi me convendría tener un Poseidón que tiene como principio no traicionar. A ti te serviría uno que hace todo lo contrario, ¿tenemos un trato?

—Hermano, eres un buen hombre de negocios—silbó el dios de la conquista.

¿Quieres que te mire? Por esta vez te daré el honor

Sería una pena que mueras sin ver bien a Poseidón

—Amigo... ¿te pones a silbar mientras matas a tu hermano?—comentó Leo—. Eso es frío.

—Me miró a los ojos...—murmuraba Adamas, como si hubiese recibido un puñetazo en el estómago—. Nunca me había mirado a los ojos antes...

—Bueno—sonrió Hermes S—. Eso es porque la única razón para que Poseidón tan siquiera mire en tu dirección general, es porque quiere matarte.

Una triste muerte Adamas, partido en dos

Nadie rechistó, por eso yo soy el dios más dios

—¿Qué demonios, Hermes?—se quejó Ares S—. ¿Por qué estabas allí apoyando a Adamas?

—Bueno, tanto a mí como a Zeus nos pareció que la guerra era una idea divertida—se encogió de hombros su hermano.

—¿Estás seguro de que tú no eres mi verdadera contraparte?—cuestionó Ares—. Das miedo.

—Olvida a Hermes—chilló Ares S—. Adamas no era precisamente un debilucho, matarlo de un golpe debería de ser imposible, pero aún así...

—Pero aún así parece que le levantó la voz a un narco—Leo se encogió de hombros.

—¿Oh? ¿Creen que eso es aterrador?—rió entre dientes Hermes S—. ¿No piensan que es más aterrador que el simple hecho de que Poseidón pidiese que Adamas se borrase de la historia y se le obedeciese al pie de la letra, sin ni una sola objeción o discusión al respecto?

Ares S se vio obligado a asentir.

—Es como dije antes, es por eso que Poseidón es más divino que cualquier otro.

Adamas se cruzó de brazos, refunfuñando molesto.

—Espero que ese humano te parta en mil pedazos—gruñó—. Púdrete en el Nifhel, Poseidón.

(Kojirō)

No sé qué hacer y no quiero desperdiciar aliento

Qué fácil será tomar asiento

No quiero morir, aunque ya estoy algo muerto

Este tiempo servirá para avivar en mí un recuerdo

—Tú... ¿te acabas de sentar?—balbuceó Ares.

Sasaki se encogió de hombros.

—No es como si Poseidón fuese a atacarme, ¿cierto?

—Supongo, pero...

Llegando al dojo, todos me ven como una simple carga

En realidad para pelear me faltan las agallas

Pero si vienes a por mí... ¿qué menos que cederte el baile?

Que no se enfade nadie, pero me voy a rendir

—Tengo que ser franco—dijo Ares—. El joven tú no es lo primero que se me viene a la mente cuando pienso en un guerrero.


"Si pierdes tu espada, usa tus puños. Si pierdes tus puños, usa tus dientes. Lucha hasta el final".


—Estoy desacuerdo con ese grandullón, Kegekatsu—prosiguió el dios de la guerra—. Un verdadero guerrero debería caer peleando hasta el último aliento, mirando a la muerte desafiante hasta la tumba.

El viejo espadachín negó con la cabeza, muy seguro de sí mismo.

—Mira, claro que en tus últimos momentos podrías encontrar alguna clase de fuerza nacida de la adrenalina. Pero la fuerza que obtienes con tu último aliento no se compara al poder que puedes obtener al vivir para luchar otro día. Si sigues luchando en vano, todo lo que conseguirás será lastimarte o peor, terminar muerto, lo que irremediablemente arruinaría mis planes de seguir haciéndome más fuerte.

—Insisto—gruñó Ares—. Un guerrero ve a la muerte a la cara, no piensa sobre el futuro, sólo sobre la batalla que tiene enfrente.

—¿Eso se lo dices de perdedor a perdedor?—se burló Atenea—. Porque Sasaaki, como todo buen estratega debe saber, conoce bien cuándo luchar y cuándo replegarse. Eso es algo de lo que tú podrías aprender. Kojirō, por sobre todo lo demás, piensa sobre el futuro y evita el peligro y la muerte de la mejor manera que puede.

—Y por eso me rendí en cuanto vi que mis oportunidades de ganar se desvanecían—asintió el samurai—. De ese modo, tuve la oportunidad de irme para poder pelear un nuevo día.

Ni aunque peleara cien veces podría ganar

Nadie entendía mi forma de pensar

Buscar un punto débil no es lo vital

La naturaleza me puede enseñar más


Desde una rana, un conejo, un águila o una serpiente

Todos tienen que enseñarme algo diferente

—Usaste las bestias de la naturaleza para aprender nuevas técnicas, imitando sus movimientos—comprendió Atenea—. Realmente nada está por debajo de ti, ¿eh?

—¿Pero por qué?—cuestionó Annabeth—. ¿Por qué llegar a tal punto? ¿Por qué buscar tanto hacerte fuerte?

Sasaki sonrió de oreja a oreja.

—Eso es obvio—respondió—. Por la misma razón de que no soy y nunca seré un guerrero. Todo lo que he hecho, es porque quería hacerlo, para mi propia satisfacción. No lo hice para presumir, no lo hice para derrotar oponentes. Incluso cuando, tiempo después, me ofrecieron convertirme en un instructor de esgrima o el damyō de un castillo, lo rechacé porque no me interesan esas cosas, lo único que busco es seguir perfeccionando. Es simplemente hacer aquello que amo por ninguna otra razón que el querer hacerlo.

—Curioso que Musashi haya mencionado que alcanzaste algún tipo de iluminación—rió Caos por lo bajo—. No es como que seas alguna clase de Buda, pero, sin saberlo, vas por buen camino.

Volví a mi dojo medio año después mucho más fuerte

Tras ciento cuarenta y seis combates pude vencerte


Ya estaba listo para enfrentar al maestro

Pero era como un tigre, mucho más fuerte que el resto

La siguiente vez en vernos fue pasado mucho tiempo

Incluso ciego pudo ver el fruto de mi entrenamiento


Me costó casi cinco años, y no lo hice por la gente

Tampoco quiero hacer daño, tan sólo quiero ser fuerte

Decidí marchar de allí sin tener un rumbo vigente

Tan sólo quería seguir un camino perdiendo siempre

—Eso es interesante—comentó Atenea—. Aunque el Nitenki dice que Toda Seigen fue el maestro de Kojirō, como pasa en tu mundo, la verdad es que las fechas no cuadran. Hay mucho debate entre los historiadores sobre la edad de Kojirō, pero por lo general hace poco sentido que Seigen fuese su maestro, ya que este habría sido o demasiado viejo o demasiado muerto como para serlo. En general, se considera que el maestro de Sasaki fue, en realidad, Kanemaki Jisai, quien también fue maestro de Itō Ittōsai.

Sasaki meditó acerca de ello por algunos segundos.

—Bueno, mi maestro siempre fue y será Seigen, pero Kanemaki Jisai sí que estaba allí, era uno de los estudiantes del dojo a los que superé en mi entrenamiento personal. Pueden ver su nombre por ahí, escrito en las paredes. Me tomó 4 años y 9 meses el adelantarme a todos mis antiguos compañeros, pero diría que valió la pena.

—Incluso a Toda...—murmuró Ares—. Ese viejo ciego era un verdadero as de la kodachi, uno de los grandes espadachines de la historia. Te aseguro que esa no es una gesta menor.

Encontrándome a senseis de todo arte con la katana

Preguntándome a diario como lo hace aquel que gana

Pasando noches enteras meditando en la cascada

Nació la leyenda: El Mayor Perdedor de la Raza Humana

—Tengo un par de comentarios—empezó Atenea—. Para empezar, el Kojirō de nuestro mundo no carecía de agallas o talento, era, de hecho, el compañero de entrenamiento de su maestro. Por eso adoptó el uso de la ōdachi, para superar el uso de la corta kodachi que, ya fuese Seigen o Kanemaki, usaban como parte de su Chujō-ryū.

—Sí... hasta yo sé que ese sujeto ganó varios duelos en su vida—tuvo que apoyar Ares—. Una vez se defendió de tres oponentes al mismo tiempo sólo con un tessen, un abanico de batalla.

—Además de que fundó una escuela del estilo Ganryū—prosiguió Atenea—. Y se convirtió en el maestro de armas del dominio Hosokawa. Es decir, un poco exactamente lo contrario que tú, Sasaki.

Kojirō se encogió de hombros.

—Supongo que el otro yo siguió su camino y so seguí el mío. Me alegro por él, es una buena vida la que tuvo, pero no es la que yo elegiría.

—En algo se parecían ustedes dos—dejó caer Caos—. Ambos usaban peinados poco tradicionales y ropajes coloridos con estampados, muy distintos a los samurai de la época. Además, claro, de tener rasgos bastante finos cuando jóvenes.

—Hey, el estilo es importante—se defendió el anciano.

—En eso tiene mucha razón—apoyó Afrodita.

—Yo tengo una pregunta—dijo Frank—. Si ese tal Seigen Toda era un espadachín tan poderoso, como es eso de que Sasaki seguía perdiendo contra todo aquel que se enfrentaba.

Los ojos de Kojirō relucieron con avidez.

—En mis viajes, sólo busque enfrentarme contra aquellos que sabía que podrían vencerme, y en el momento en que confirmaba mis sospechas, me daba por vencido—explicó—. ¿Los hombres que enfrenté? Esos eran pesos pesados de finales del Período Sengoku y principios del Edo. Itō Ittōsai fue el fundador del Ittō-ryū, que viajó por el país enfrentado a toda clase de oponentes, ganando un total de 33 duelos, el mayor número que cualquier samurai alcanzó, sólo por detrás del propio Musahsi. Desarrolló una técnica conocida como Musōken, que era algo así como una percepción extrasensorial en la que el cuerpo se mueve solo, convertido en uno con la espada, donde el espadachín dejar de pensar y simplemente es.

"Musōken", ¿eh?—repitió Caos—. Mejor guárdense ese nombre.

—De acuerdo... ¿y qué hay del resto?—preguntó Leo, curioso.

—Yagyū Munetoshi se convirtió en uno de los estudiantes del santo de la espada Kamiizumi tras ser derrotado por él y sus discípulos en un duelo, y gracias a esto se convirtió en un maestro del Shinkage-ryū—resumió Sasaki—. A veces es eclipsado por su hijo Yagyū Munenori, un verdadero prodigio del Yagyū Shinkage-ryū.

—Y eso nos deja a Kamiizumi Ise-no-kami Nobutsuna, de quien ya hablamos con anterioridad—concluyó Ares.

—Aún no le entiendo—admitió Percy—. Para ese punto, ya eras probablemente uno de los espadachines más fuertes del mundo, ¿por qué seguías buscando perder? Uno pensaría que te darías el lujo de ganar al menos uno o dos duelos.

Sasaki negó con la cabeza.

—Sólo a través de la derrota puedes volver a levantarte. Los guerreros más fuertes lo son porque se enfrentan a la muerte y sobreviven, pero esa forma de pensar casi siempre les lleva eventualmente a morir a manos de alguien aún más fuerte—se explicó—. Pero, ¿qué pasa si te enfrentas a aquellos más fuertes que tú y vives para luchar otro día? Después del tiempo suficiente, incluso alguien sin talento natural para la esgrima puede superar al mismísimo santo de la espada y alcanzar un nivel que nadie ha visto antes.

Dame el honor de ver tu técnica, pues no puedo huir

Sería faltar al respeto de todo el que estuvo ahí

Empiezo la pelea sin temor con Monohoshizao


(Poseidón)

Fácil esquivarlo es, el siguiente golpe será un K.O


(Kojirō)

Pero mi experiencia alcanzó el vuelo que porta la golondrina

¡Tsubamegaeshi! La espada toca el fondo para ir hacia arriba

Lamentablemente, la esquivaste y no hizo nada

¿O quizá sí? Finalmente, niño, cruzamos miradas.


"Tsubame Gaeshi: Giro de la Golondrina"


—Pienso que...—comenzó Hermes.

—Antes de que te quejes del nombre, esa es una técnica real—le interrumpió Ares.

El dios mensajero parpadeó dos veces.

—¿De verdad?

—En efecto—apoyó Atenea—. Como el nombre sugiere, imita el movimiento de la cola de una golondrina al girar y se dice era tan preciso que podía cortar a un ave en pleno vuelo. No han sobrevivido descripciones exactas de la técnica, pero fue comparada a técnicas como el Kinshi Cho Ōken del Ittō-ryū y al Kosetsu del Ganryū. En resumen se lanza un fuerte golpe hacia abajo y luego otro inmediatamente en la dirección contraria, actuando en contra del movimiento natural del sable.

—Debido a que la ōdachi es una espada tan pesada, es prácticamente imposible bloquear el primer golpe—asintió Ares—. E incluso si se logra, prácticamente nadie se esperaría aquella reversión porque física, ciencia y esas cosas...

—Ley de la conservación del movimiento—puntualizó Atenea.

—Como sea—descartó Ares—. Lo único que noto es que, el movimiento real probablemente tenía una moción más bien lateral, en lugar de meramente de arriba a abajo, pero el principio es esencialmente el mismo.

—Pues es rápido—se asombró Ares S—. Lo suficiente para superar el movimiento del señor Poseidón.

—Sasaki es exactamente el tipo de persona que Poseidón más odia—comprendió Hermes S—. Si lo está mirando a los ojos, es sólo porque quiere matarlo.

—¿Cómo que "el tipo de persona que Poseidón más odia"?—cuestionó Percy.

—Poseidón piensa que nació perfecto, y eso es todo—clarificó Atenea—. Él siempre fue y siempre será perfecto, pues eso es lo que significa ser un dios, eso es aquello en lo que cree. Sasaki, por su lado, cree que el poder viene del crecimiento. Durante toda su vida, ha mejorado a base de perder para hacerse más fuerte. Incluso después de muerto nunca dejó de entrenar, por eso su apariencia de anciano... un poco como Zeus, en realidad.

—Poseidón se ve joven y en plenitud, porque nunca ha buscado el cambio—prosiguió Annabeth, comprendiendo a dónde quería llagar su madre—. Sasaki, como Zeus, siempre ha buscado cambiar con el tiempo.

—En resumen—quizo concluir Percy—. Sasaki cree en perder para hacerse más fuerte, y Poseidón cree que ser fuerte es nunca perder. Parecen ser bastante opuestos el uno del otro en sus filosofías.

Musashi recuerda aquella vez que no sucumbí

El día que mi katana le dejó esa hermosa cicatriz

No subestimes al inigualable bajo el cielo

El filo de esta voluntad es más que perfecto


(Poseidón)

Es hora del dios Poseidón de tomar la iniciativa

Una oleada de estocadas disparadas: ¡Anfitrita!


"Anfítrite: Olas Iracundas"


—¡Awww!—chilló Afrodita—. ¡Le puso el nombre de su esposa a su técnica!

—Poseidón, eres un romántico—rió Apolo, siguiéndole el juego.

Poseidón S exhaló un leve bufido de irritación, mientras que su contraparte dejaba escapar una sonora carcajada.

—¿Qué piensas de ese nombre, Hermes?

El mensajero se encogió de hombros.

—Bueno, es el nombre de tu mujer, hace sentido, ademas de que eso de "Olas Iracundas" también queda muy bien con el jodido tirano de los mares—aplaudió—. Poseidón, seriamente, necesitas darle clases a Zeus sobre cómo poner nombres.

—Sí, estamos de acuerdo—gruñó Hera—. ¿Cómo es eso de que ninguna de tus técnicas tenía mi nombre?

Zeus alzó una ceja.

—¿Ahora te vas a enojar por los nombres que una versión mía de otro universo pueda o no haberle puesto a sus golpes?

—Admítelo, "Hera: Vientos Iracundos" suena bien—se burló Apolo.

—Mejor aún, "Hera: Vacas Indigestas"—propuso Annabeth.

—¿No se han dado cuenta?—suspiró Apolo—. ¿Soy el único que ve la poesía cuando la ve? Ignoren el nombre de la técnica por un segundo y escuchen. En ese momento, Sasaki hizo que Poseidón pasase a la ofensiva, es decir, hizo que ese dios de dioses se moviese. Kojirō acaba de demostrar que la visión de Poseidón con respecto a la perfección no es perfecta.

—¿Y eso cómo según tú?—quizo saber Artemisa.

—Simple, un dios sólo se mueve si es que quiere hacerlo. Nada debería de mover a un dios excepto él mismo. Y aún así, allí tenemos a un humano haciendo que un dios se mueva. La imagen de perfección comienza a desmoronarse.

(Kojirō)

Una buena manera que en como noventa ocaciones me hizo perder

Pero dentro de mi mente esto ya lo enfrenté


Agradecido con la grada, pues esta técnica han de ver

El escáner definitivo: ¡Defensa de Mil Imágenes!

Lo sabía, lo sabía, y este también me lo sé

Los humanos que vienen aquí hacen la piel estremecer


"Senju Musō: Defensa de Mil Imágenes"


—Es increíble la forma en la que bloquea y esquiva—reconoció Percy, admirado.

—Esta Defensa de Mil Imágenes... ¿en qué consiste?—preguntó curiosa Reyna.

—Bueno, como ya expliqué antes, puedo crear una imagen mental de mi oponente y simular enfrentamientos con la misma, ¿recuerdan?—habló Sasaki—. Pues pasa que, después de incontables enfrentamientos dentro de mi mente, simulando miles de posibles patrones de ataque de mi adversario, soy capaz de memorizar todos esos movimientos y, por ende, predecirlos en el combate real.

Leo emitió un silbido de admiración.

—Realmente eres un escáner humano, ¿eh?—rió—. Eres básicamente un jugador de Dark Souls.

—¿Un qué de qué?

—Nada.

—Es una habilidad que realmente representa como Sasaki está constantemente mirando al futuro y lo que le depara—reconoció Apolo—. Tanto es así que puede visualizar los movimientos de su oponente antes de que tan siquiera sucedan. En concepto, esta habilidad es un hermoso paralelo con Poseidón...

—¿A qué te refieres?—bufó Ares—. Si a mí me preguntas, los golpes de Poseidón son muy aburridos. Sólo lanza el mismo ataque una y otra vez muy rápidamente, sin innovación, sin... oh, ya entendí.

Apolo asintió satisfecho.

—Exactamente cómo dices, no hay innovación, no hay cambio. Eso resume bastante bien a Poseidón: "estancamiento". Un dios que se niega a cambiar nada sobre sí mismo porque ya piensa ser perfecto. Y, para ser justos, quizá sí que sea perfecto, pero el problema de la perfección es que, por definición, ya no puede mejorar.

—Y mejorar es todo lo que Sasaki hace—rió Poseidón—. Otro yo, creo que podrías estarte metiendo en un problema.

Su contraparte le miró fijamente, con aquellos ojos muertos y vacíos. A través de la sala, una vieja melodía comenzó a hacer eco desde donde Caos proyectaba la batalla.

—Ese silbido...—reconoció Hermes S.

—El bastardo silbó la misma melodía cuando me partió en dos—se enfurruñó Adamas.

El dios tirano de los mares, para sorpresa de todos los presentes, sonrió por lo bajo. Era como si estuviese recordando algo, a alguien, y aparentemente le era un recuerdo placentero.

¿Está silbando? ¡Ha aumentado su fuerza!


(Poseidón)

¿No que podías leerme?

Miserable trozo de mierda

—Ahora el señor Poseidón sonríe y habla con su oponente—chilló Ares S—. Algo no está bien. ¡Algo no está nada bien!

Sasaki se llevó una mano al costado, donde veía pronto sufriría una herida.

—Esa... es una de las desventajas del Senju Musō—murmuró—. La simulación del combate puede fallar si el oponente oculta su verdadera fuerza y se contiene.

(Kojirō)

Perfora mi costado.

Corean tu nombre, ¿eh?


(Poseidón)

Escoria sin más, cuando eres perfecto no necesitas nadie detrás

—Amigo... nunca se silencia a los admiradores, eso no está bien—reprendió Apolo.

—¿De que sirve ser perfecto si nadie está allí para recordarte lo perfecto que eres?—apoyó Afrodita.


"¿Seguidores? No necesitamos al rebaño. No necesitamos maquinar nada. Y no necesitamos ayuda. Así son los dioses. Los seguidores son completamente innecesarios para los que ya han alcanzado la perfección"


—Esa frase... también habla mucho de tu carácter—murmuró Percy.

Una vez más, dejando sin palabras a los presentes, Poseidón S se convirtió en el centro de atención cuando, con voz fría y distante, se dirigió a quien resultaba ser su hijo de otro mundo:

—No necesito sus gritos de apoyo porque soy un dios. Un dios puede hacer cualquier cosa solo y sin ayuda. Somos perfectos, así que no necesitamos nada más. Incluso simples vítores carecen de sentido para un ser perfecto.

—Esa... es una existencia muy triste, ¿eh?—repuso Sasaki, compadeciéndose de quien sería su oponente.

La mirada del tirano se tornó negra, ensombrecida, ahogada en ira.

—No debiste decir eso...—murmuró Ares S—. Llamar la existencia de un dios "triste" desafía la noción de que Poseidón, un dios, es perfecto...

(Kojirō)

Vaya... me apena eso que dijiste

Con que así son los dioses...

Que existencia tan triste


(Poseidón)

Desaparece de mi vista

Estos golpes te arremeten

Quíone-Tiro-Demeter

Son...


Golpes en picado, cayendo desde arriba

Como una cruel tormenta que va a acabar con tu vida


"Quíone-Tiro-Deméter: Rayo Divino que Azota los Agitados Mares"


—Ese... ¡¡Es un nombre genial!!—celebró Hermes—. Dios de los mares y las tormentas, encaja bastante bien.

—Los rayos son cosa mía—refunfuñó Zeus.

—Me encanta el detalle de los nombres de sus amantes—asintió Afrodita.

—Hey, ¿mi mamá puede tener una técnica con su nombre?—preguntó Percy.

Deméter exhaló un bufido.

—Estúpido caballo...

Zeus miró a Hera.

—¿Aún quieres que siga el ejemplo de Poseidón para nombrar mis ataques?

—Cállate...

"Almcena-Dánae-Deméter: Rayo Divino que Azota los Cielos"

—¡Qué te calles!

Leo arrugó el entrecejo.

—¿Cuántas amantes ha tenido Poseidón en su vida?

El dios de los mares se mostró un tanto avergonzado.

—Ejem... no estoy seguro... ¿cuántas rebanadas de pan has comido en toda tu vida?

—Concentrémonos en las más importantes, ¿quieren?—pidió Afrodita—. O, en este caso, las que aparecen en el nombre de la técnica.

Piper hizo una mueca de desagrado.

—Bueno, a Quíone ya la conocemos: hija de Bóreas, diosa de la nieve, perra hambrienta de poder... aunque no sabía que había sido pareja de Poseidón.

—Eh, tuvimos un hijo, Emoplo, a escondidas de Bóreas—recordó el dios marino—. Para no ser descubierta, Quíone arrojó al niño al mar, allí y lo recogí y lo llevé a Etiopía, donde le pedí a mi hija Bentesicime que le criase.

—¿Quién es Tiro?—cuestionó Percy—. Ese nombre no me suena.

—Una princesa humana con la que tuve dos hijos, Pelias y Neleo...

—Estúpido Pelias—gruñó Hera por lo bajo—. Fue él quien envió a Jason en busca del Vellocino de Oro después de haber asesinado a su madrastra, Sidero, en mi altar sagrado...

—Ya me acuerdo yo de Neleo—interrumpió Frank—. Él fue el fundador de la ciudad de Pilos y el padre del príncipe Periclímeno... es decir, que tanto Neleo como Tiro son mis antepasados directos...

—Por cierto, ¿cómo es eso de que Periclímeno y Frank pueden convertirse en animales y yo no, papá?—cuestionó Percy.

Poseidón optó por no responder.

—¿Por qué no les dices el detalle más interesante de tu amorío con Tiro?—se burló Hades.

—Hermano, no empieces...

—Pasa que esa relación no fue del todo consensual. No porque Poseidón la forzase, no, sino porque Tiro no sabía que estaba haciéndolo con Poseidón... en realidad, no creo que ni siquiera supiese que lo estaba "haciendo" porque...

Leo abrió los ojos de par en par.

—¿Transformado en agua le fecundó?

Hades asintió con la cabeza.

—Él es Poseidón, señoras y señores.

—Y finalmente estoy yo misma—habló Deméter, cruzándose de brazos en actitud severa—. Esa historia ya la conocen.

Hermes se encogió de hombros.

—Oye, eso sí que fue tu culpa. ¿Te escondiste del dios de los caballos disfrazándote de un caballo? ¡¿En qué universo esa idea puede funcionar?!

—Tenía prisa en el momento, ¿de acuerdo?

—¿Podemos seguir con la batalla?—cuestionó Poseidón, incomodo por cómo lo miraba su contraparte y por la situación en general.

—Muy bien, si insistes—rió Apolo—. Pongámonos filosóficos: El Rayo Divino es una técnica que cae directamente desde arriba, como representando un castigo divino de los cielos hacia los pequeños mortales abajo en el suelo. Además, fíjense en cómo no es más que la técnica anterior desde un ángulo distinto. A pesar de que Sasaki se está pudiendo defender, en lugar de intentar algo más, Poseidón simplemente se mueve más rápido. Esto es porque un dios no debería de verse obligado a cambiar sus movimientos, no por un humano.

—Es decir, mientras que Sasaki anticipa sus ataques y crece para neutralizarlos, Poseidón sólo está tratando de imponerse con fuerza bruta cada vez más—resumió Frank

Incluso los dioses desconocen mi profundidad

Que un humano quiera verlo es algo que no hay que pensar

—Si sólo se tratase de velocidad, quizá ese Senju Musō podría permitirle reaccionar—comentó Hermes S—. Pero la simple realidad es que Poseidón no ha mostrado nada más que una pizca de su fuerza. Su verdadero poder es uno que hasta los mismos dioses desconocemos.

(Kojirō)

Esta la conozco...

Esta la aprendí hace un segundo...

¡Mil Reflejos Defensivos!

¡El mejor espadachín del mundo!

—Se está adaptando...—comprendió Percy.

—Es como dijimos—asintió Apolo—. Evoluciona, avanza y cambia conforme transcurre la batalla. El Sasaki del inicio del combate no es el mismo que el de ahora, y el de ahora no será el mismo que el del final, sea cual sea el resultado.

—¡Pero eso debería ser imposible!—se quejó Ares S—. ¡Un simple humano no debería de poder predecir los movimientos de Poseidón! Es casi como... como si...

—Como si la espada de Kojirō ya hubiese superado los límites de la humanidad—concluyó Hermes S—. Y se hubiese adentrado en el reino de los dioses.

Lo siguiente va a ser eso...


(Poseidón)

Una mirada sin luz

Quizá ganarías a otro, pero hoy me tocaste tú

—Entraste en el terreno de los dioses, te felicito—rió Hermes S—. Pero mucho me temo que Poseidón es un dios entre los dioses.

(Kojirō)

Previó mi movimiento

Atacará mi punto ciego

—Parece que Poseidón está intentando replicar los movimientos de Sasaki, prediciendo sus ataques—analizó Reyna.

—Eso es una espada de doble filo—asintió Atenea—. Por un lado, prueba que un dios puede hacer lo que sea que un humano pueda. Pero por el otro, el hecho de que tenga que hacer eso tan sólo para enfrentarse a un humano, prueba que no es capaz de ganar con tan sólo el mínimo esfuerzo.

(Poseidón)

Realizo un salto perfecto y todo mi arsenal despliego


(Kojirō)

No importa cuanto lo intente...

Cuanto lo logre parar...

Siento una presión como si se me echara encima el mar


Pero voy a perseverar para poder encontrar

Ese punto débil que me puede hacer ganar

Si cambio la katana de mano es una técnica infalible

Estilo Ganryū: como la garra de un tigre


"Torakiri: Garra del Tigre"


—Me gusta que mantenga la temática de animales en el nombre—comentó Hermes.

—Pues a mi no me gusta ese agarre inverso—repuso Atenea.

—Hasta yo sé que, aunque en ocaciones se ve genial, es una estupidez que reduce tu guardia y opciones de ataque.

—Hey, hey, el agarre inverso es bueno para algunas cosas—quizo defender Percy—. Por ejemplo, huir corriendo.

—¿Ya terminaron de quejarse de mi técnica?—preguntó Sasaki—. Me gustaría ver si es que funcionó, ¿saben?

Pareciera que iba a destrozarlo en dos como una fiera

Pero tan sólo se partió mi compañera...


(Poseidón)

No seas tan arrogante, maldito anciano


(Kojirō)

Sin un arma de mi lado, estoy acabado...

—Oh... eso es un problema—murmuró Percy.

—Lo siento mucho por la valquiria que se transformó en aquel sable—asintió Thor.

—Bueno, es un sable japonés, después de todo—Apolo se encogió de hombros—. Esas cosas son como el papel, ¿no?

Hefesto exhaló un bufido.

—Estoy harto de que la gente diga eso. Con los sables japoneses siempre es la misma mierda, o piensan que son súper-espadas capaces de cortar lo que sea, o piensan que son pedazos de vidrio glorificado. La espada es sólo una espada, se usa como espada y sirve como espada. Ni de broma son el mejor tipo de arma, pero ni de lejos son el peor. La katana y demás sables japoneses son armas más que decentes, promedio diría yo, y eso no es nada malo.

—De acuerdo...

—Es cierto que las katanas de la edad medieval eran de lo más frágiles, pero eso se debía al metal de terrible calidad que tenían en Japón en esa época—prosiguió el dios herrero—. Además de sus hornos, oh que horribles hornos, tecnológicamente obsoletos por generaciones comparados al resto del mundo, culpa del aislacionismo que caracterizó a la isla. Aun así, una katana moderna forjada con técnicas modernas es tan buena como cualquier otra espada, insisto.

—Bien...

—Además, no es cierto que su filo se alineé sólo—seguía gruñendo Hefesto—. Eso sólo pasa cuando se les deja caer libremente. ¡Pero nadie lucha con espadas dejándolas caer libremente! En el momento en que tomas esa espada en tu puño, esa facultad que tienen deja de importar, porque no es algo que se aplique cuando tantas otras fuerzas y variables están en la ecuación...

—¡Alguien por favor dele un calmante!—pidió Apolo.

Dioniso exhaló un suspiro, fue hasta donde su hermanastro y le dio un par de palmadas en la espalda.

—Tranquilo, grandulón, ellos no saben apreciar tu conocimiento.

Ares S se cruzó de brazos, exhalando un suspiro de alivio.

—Supongo que ya se acabó—sonrió—. Después de todo, sin su arma divina, Kojirō tiene la derrota asegurada.

¡O eso me gustaría decir! Esto no se repetirá

Como aquella vez, Musashi-dono, ¿verdad?

—Bueno, Sasaki no se ha dado por vencido—supuso Piper.

—Parece que es hora de otro flashback—asintió Leo.

El Nitenki narra que sin mi funda tú me encaraste

Pero fue hace muchos años como para hacer contraste


Es demasiado fuerte, pero el cuerpo me pide que siga

Aunque me arrepienta siempre, no me pienso rendir

Yo amaba mi katana y él buscaba ser la cima

¿Quién me diría que habría un espadachín así?


Una cruz en el pecho me impidió seguir luchando

Fue el mejor momento de nuestras vidas, no podré olvidarlo

Sasaki sonrió nostálgico.

—¿Qué les parece?—preguntó—. La única vez que me rehusé a rendirme y luché hasta el final... no porque quisiese ganar, sino porque estaba teniendo el mejor momento de mi vida. No quería que la diversión terminará, así que lo arriesgué todo para seguir disfrutando, así fuese por un segundo. Después de todo, esa es la razón por la que quería hacerme más fuerte, para mi propia satisfacción, y ese duelo contra el espadachín con vida más fuerte del momento fue la satisfacción definitiva para mí, lo más divertido que alguna vez hice.

Ares asintió la cabeza lentamente, pareciendo comprenderle:

—Musashi era un verdadero guerrero, uno que caminó un camino de soledad hacia la cima, y al final eso le consiguió la victoria... pero casi estoy seguro de que Musashi estaba celoso de Sasaki, un hombre que verdaderamente amaba la espada y por ello jamás recorrió ningún camino solitario, sino uno en donde llevaba en su hoja las voluntades de todos aquellos contra los que alguna vez peleó.

—Y Sasaki murió con la más grande de las sonrisas en su rostro—señaló Afrodita, enjugándose una lágrima—. Ni siquiera la muerte pudo arrebatarle la felicidad que estaba sintiendo...

Atenea dejó que hubiesen algunos segundos de silencio antes de hablar:

—Es admirable, sin duda, pero de igual modo me veo en la obligación de contrastar esto con la historia de nuestro mundo: para empezar, las edades. Sasaki era el maestro de armas del dominio Hosokawa, lo que indica que ya era bastante mayor a lo que vemos, unos 40 años, 50 como máximo, quizá menos si era tan prodigioso. Musashi, por su lado, tendría alrededor de 29 años.

—Edades invertidas, entonces—asintió Sasaki, muy atento—. ¿Qué más?

—Musashi, en su juventud, estaba siempre buscando formas de probarse a sí mismo y a su espada. Oyó hablar de la gran fama de Kojirō y solicitó un duelo: 13 de abril, 1612, en la remota isla de Ganryujima. Probablemente se dio allí para que, en caso de que perdiese Kojirō, sus muchos estudiantes y discípulos no intentasen matar a Musashi para vengarse.

—Según la leyenda, Musashi llegó en un bote con más de tres horas de retraso a propósito con el fin de poner nervioso a su rival—prosiguió Caos—. Es una táctica de guerra psicológica que Musashi ya había usado en el pasado, aunque, la verdad sea dicha, las corrientes marinas alrededor de Ganryujima son muy fuertes. Incluso embarcaciones modernas pueden llegar a tener problemas para navegar esas aguas, por lo que no es imposible que el retraso de Musashi haya sido meramente accidental.

—Musashi decidió no luchar usando su famoso estilo a dos espadas—explicó Ares—. Dicen que usando un wakizashi talló un bokken con el remo de su barco, conocido como suburitō. Esto tiene sentido. Vencer a Kojirō y su famosa Monohoshizao con una katana normal hubiese sido imposible, así que se consiguió un arma que superaba en longitud incluso a la ōdachi, neutralizando la principal ventaja de Sasaki.

—Hablando del propio duelo, se dice que Musahsi insultó a Kojirō para provocarlo, aprovechándose de que este estaba furioso por la larga espera: "Si te deshaces de tu vaina es porque ya no la necesitas. Ya perdiste"—citó Atenea—. Sasaki lanzó su técnica definitiva, el Tsubame Gaeshi. Musashi se las arregló para esquivarlo, recibiendo un leve corte en la cabeza que destrozó su hachimaki, una especie de cinta. Musashi respondió entonces con un golpe de su bokken, matando a su adversario.

—Bonk—comentó Leo.

—Bonk en efecto—asintió Ares—. Unos dicen que lo que mató a Sasaki fue un golpe en el craneo, otros que uno en el pecho que le rompió las costillas y perforó su corazón. Otra teoría dice que todo no fue más que un plan de Musashi y sus estudiantes para asesinar a Sasaki como parte de la agenda política del señor Hosokawa. Finalmente, hay quienes dicen que fue un discípulo de Musashi quien mató a Kojirō después de que Miyamoto lo derrotase, lo que enfureció a los estudiantes de Sasaki.

—Sea como sea, ese fue el último duelo a muerte de Musashi—concluyó Atenea—. Poco después de eso abandonó su vida como un rōnin errante, se dedicó a la filosofía, al arte, a la política y al pensamiento. Escribió varios libros que detallan su madurez y como dejo de ser aquel joven impetuoso y se convirtió en un hombre remordido por toda la gente que mató en su camino a la cima, un camino ultimadamente vacío.

Sasaki se rascó la cabeza.

—Eso es... deprimente—murmuró.

Eh, soberano de los dioses, deja que pregunte algo

¿Alguna vez te has desvelado toda la noche entrenando?


¿Alguna vez has derramado lagrimas de gratitud...

...por los que te hicieron fuerte siendo más fuertes que tú?

¿Admiraste a tu oponente aunque tu pecho hizo una cruz?

Qué pregunta. Un simple dios no conoce esa virtud


"¿Te importa que te pregunte algo? ¿Alguna vez te has dejado llevar y has entrenado hasta que salió el sol? ¿Alguna vez has soltado lágrimas de gratitud por los que te hicieron más fuerte? ¿Alguna vez has sentido admiración por tu oponente en una pelea a muerte? Olvídalo, error mío, jamás has sentido eso, ¿eh?"


—Esa es una frase hermosa—reconoció Afrodita.

—¿Por qué Poseidón no lo ataca ahora que está desarmado?—gruñó Ares S—. ¡Simplemente está parado allí!

—Eso es porque Poseidón no ha considerado ni por tan sólo un segundo que un humano sea nunca capaz de matarlo—explicó Hermes S—. Esta puede ser una pelea a muerte para Sasaki, pero no para Poseidón. No es más que un juego, un simple pasatiempo divino. Sasaki entró a la arena con visiones de su propia muerte, pero eso es imposible de concebir para Poseidón, el simplemente no puede ver que su vida esté en peligro de modo alguno. Por eso no toma esa abertura. Por eso está allí parado. Un humano herido no puede forzarlo a moverse, no puede forzarlo a terminar la batalla.

—Osea que está tan confiado en sus habilidades que deja una oportunidad pasar—bufó Percy—. Los dioses realmente están acostumbrados a hacer eso...

—Y eso es, pececillo, porque soy un dios—le silenció el tirano de los mares—. Un dios no espera a que se le aparezca una abertura, un dios la crea y mata al mísero humano en el momento que le plazca. Así es como son los dioses.

—Así que Sasaki tenía razón al decir que jamás has sentido nada—respondió Percy—. Eres perfecto, sí, el único responsable de tu poder eres tú mismo, así que, ¿por qué deberías estar agradecido con nadie a demás de ti mismo? Esa forma de pensar significa que, aunque podrías haber terminado la batalla allí mismo, no lo hiciste. Kojirō te da la espalda, desarmado, y tú no haces nada.

—Bueno—intervino Ares S—. ¿Qué tanto podría hacer un simple humano con una espada rota?

—¡Ese mismo es el problema!—insistió Percy—. Poseidón no piensa que Sasaki pueda hacer algo. Ya lo apuñaló, ya rompió su espada, ya probó su superioridad. En la mente de Poseidón es un hecho que él es más fuerte. Pero lo que simplemente no puede entender, porque jamás lo ha hecho, es que la gente cambia, que la gente se hace más fuerte. Poseidón tomó por sentado el poder con el que nació y jamás se esforzó por hacerse más fuerte, no tiene sueños para el futuro porque nació como su versión ideal, y por eso mismo jamás podría soñar con entender el verdadero poder de Sasak: el simple deseo de hacerse más fuerte y la habilidad de tomar la derrota para cumplir ese mismo deseo.

—¿Y eso por qué te importa, pececillo?—siseó distante el tirano de los mares.

Percy apretó los puños.

—¡Porque de alguna retorcida forma eres mi jodido padre y no quiero que te mueras, cabeza de camarón!

Poseidón puso una mano en el hombro de su hijo, ambos sosteniéndole la mirada a Poseidón S, que por una vez parecía no saber cómo reaccionar.

Yo jamás perdería contra alguien que no mira...

...por los sueños de la gente y no conoce la actitud

¡Re-Völundr! Separando las katanas

Usuario del estilo Nito-Ganryū


"Para este hombre, la espada forma parte de nuestra historia, los corazones de idiotas de todas las épocas. ¡¡Es imposible que pierda contra un tipo que jamás ha considerado las esperanzas y sueños de los demás!!"


Los presentes tuvieron que apartar la mirada a causa del cegador brillo esmeralda que manada de la proyección del combate.

—Sasaki... ¿está reforjando su espada?—cuestionó Leo.

—¡Debe de ser la valquiria!—comprendió Thor.

—Hrist—asintió Caos—. Ese es su nombre.

—"La que tiembla"—tradujo el nórdico.

—"La que tiembla de miedo e ira"—añadió el creador—. Al menos es así en el otro mundo.


"Re-Völundr"


—La ōdachi se convirtió en un daishō—murmuró Atenea—. Un conjunto de dos katanas.

—Es una representación bastante literal de como Sasaki quizá fue derrotado, pero siempre regresará más fuerte—sonrió Apolo.

El espadachín dejó escapar una sonora risotada:

—Si rompes mi espada, volveré con dos en su lugar—dijo—. Luchando junto a Musashi... esa es la forma definitiva del estilo Ganryū...


"Niten Gan-ryū"


Percy se cruzó de brazos.

—Sólo mira eso, Poseidón—gruñó—. Esas espadas son la prueba del espíritu de Sasaki, de su habilidad de siempre mejorar y aprender de otros para volver más fuerte de la derrota. Podrías haberlo vencido hacía tan sólo unos segundos, pero como crees que cosas como la fuerza nunca cambian, jamás consideraste, ni siquiera por un momento, la posibilidad de que Kojirō se volvería más fuerte en cuestión de segundos. Y, por ende, las posibilidades de victoria de los humanos también han cambiado, incluso si tú no lo quieres ver.

¡Toda no Daitta Kodatoru! ¡Estilo Yayoi Shinyin!

El arte de cada maestro está fluyendo en mí

Haciéndote sangrar finalmente, no fue tan difícil

Cruzando las katanas: ¡Uke Nagashi Migi!

—La empuñadura kodachi del Chūjo-ryū perfeccionada por Toda Seigen—reconoció Ares.

—Y el fluido juego de pies de Yagyū Munetoshi y su Shinkage-ryū—asintió Atenea—. Y esa es la fuerza bruta que blandiese Ittō Itosai con su Ittō-ryū.

—Por no mencionar las suaves combinaciones del santo de la espada Kamiizumi Nobutsuna y la empuñadura doble de Miyamoto Musashi y sin Niten Ichi-ryū—concluyó Caos.

Adamas, sin poder evitarlo, estalló en carcajadas:

—¡Mira eso, hermano!—se burló—. Me mataste por depender de otros... ¡Pero mírate ahora! ¡Siendo empujado por alguien que depende de la fuerza de otros y sus movimientos! ¡Por quién carga con la voluntad de esos espadachines y la usa para cortar al dios que miraba hacia abajo a todos ellos y sus esfuerzos! ¡Ese poder colectivo consiguió lastimarte por primera vez en la pelea! ¡Quizá la primera vez en toda tu vida, maldito dios sin corazón!

—Eso prueba mi punto—suspiró Percy—. El poder individual palidece frente al poder conjunto de otros. Sólo mira a la humanidad, unida, balanceando sus espadas. Los esfuerzos de la humanidad han roto a través de la defensa del así llamado "dios perfecto".

Afrodita ahogó un grito.

—¡¿Pero por qué su cara?!—chilló—. ¡No su perfecta cara!

—Sí su perfecta cara, madre—bufó Piper—. Al cortar dicha perfección, la desafía. La imagen divina de Poseidón ha sido cambiada por no otro que un humano.


"No es una imitación... realmente hemos sido fundidos en su alma. Una reunión de varios espadachines. A través de años de cultivación, su Ganryū ha alcanzado los cielos. ¡¡Eso es lo que significa ser incomparable bajo los cielos!! ¡¡Esa es la verdadera fuerza detrás del Niten Gan-ryū de Sasaki Kojirō"


Perdí innumerables veces pero jamás me eché atrás

Hoy recibo la esperanza de toda la humanidad


(Poseidón)

Echando mi pelo hacia atrás, todo esto lo predije

Será Dios quien va a ganar

—Está silbando otra vez—murmuró Leo—. ¿Por qué está silbando otra vez?

—Creo... que se está poniendo serio—teorizó Jason—. Quiere reafirmar, de una vez por todas, cuál es la diferencia entre ambos. Piénsalo, Sasaki lo hirió usando técnicas y habilidades, pero eso es todo, técnicas y habilidades que compensan falta de fuerza.

—Ahora que Sasaki se está anticipando a todos sus movimientos, simplemente hinchará los músculos y convertirá la batalla en una de poder puro y fuerza bruta—asintió Reyna—. Quiere que la técnica no sea un factor en la pelea, porque sin importar que habilidades un humano pueda poseer, sigue siendo nada comparado al poder puro de un dios.

—Esto es, en resumen, la batalla entre los humanos que luchan por ser más fuertes y los dioses que nacieron con poder y sólo necesitan blandir ese poder para ganar—dijo Frank—. Poseidón nunca perdió, y por eso nunca se hizo más fuerte, estaba satisfecho consigo mismo. Sasaki, por otro lado, siempre perdió, y por eso siempre se hizo más fuerte. Nunca estaba satisfecho consigo mismo, nunca dejaba de buscar hacerse más fuerte.

—Poseidón no sentía nada más que disgusto por aquellos contra quienes peleó—concluyó Hazel—. Sasaki sentía amor y gratitud por quienes lo derrotaron. Poseidón nunca entrenó. Sasaki entrenaba hasta que el sol volvía a salir. Poseidón hace que la naturaleza de doblegue ante él. Sasaki tomó a la naturaleza como su maestra. Uno no siente nada por nadie. El otro carga con los sueños y esperanzas de otros en su espada.

—Y podríamos seguir enumerando las formas en las que son totales opuestos, pero no terminaríamos nunca—bufó Ares.

Por fin hiciste que sonría, que mi fuerza haga derroche

Inundación de cuarenta días y cuarenta noches

La velocidad que alcanzo es completamente única

Pues tan sólo el rastro te está encerrando en una cúpula


"Medusa-Álope-Deméter: Inundación de los Cuarenta Días y las Cuarenta Noches"


Hermes ahogó un sollozo.

—Ese es... probablemente... el nombre más hermoso que he visto hasta ahora...

Caos asintió con la cabeza.

—Referencia al diluvio que Dios desató sobre la Tierra, la inundación diseñada para erradicar el mal y la corrupción que plagaba a los hombres. Un acto de castigo divino sobre los humanos, igual al que los dioses querían llevar a cabo para exterminar a la humanidad.

—Y Poseidón toma esa misma justicia por su propia mano, dispuesto a desatar ese mismo castigo sobre Sasaki—murmuró Apolo.

—Un ataque desde todos los ángulos posibles—asintió Hermes S—. Una técnica inevitable e imparable de abrumador poder, muy apropiado para la visión de Poseidón sobre los dioses.

—¿Y qué me dicen del resto de nombres?—rió Afrodita—. Deméter se repite, pero los otros dos...

—Dioses, aquí vamos de nuevo...—gruñó Poseidón.

—En mi jodido templo—gruñía Atenea—. Te aprovechaste de mi sacerdotisa en mi jodido templo...

—¡Por última vez! ¡Lo de Medusa fue consensuado! ¡¡Tú mejor que nadie deberías saber diferenciar entre las fuentes clásicas griegas y los fanfics de Ovidio!!

—¡¡Da igual si fue consensuado o no!! ¡¡Lo hicieron en mi jodido templo!! ¡¡En un lugar sagrado!!

—¡Sagrados mis huevos, Atenea! ¡Eso nos pone a mano por lo de Atenas!

—¿Oh? ¿Así que quieres abrir esa lata de gusanos?

Annabeth se palmeó la cara.

—¡Ya basta ustedes dos!—espetó—. Poseidón actuó mal, Atenea se excedió con su castigo, Medusa era una perra. ¿Contentos?

Ambos dioses se cruzaron de brazos.

—¿Y esa tal Álope...?—preguntó Percy, queriendo aliviar la tensión.

—Una princesa con la que tuve un hijo, Hipótoo, francamente no es muy relevante más allá de un encontronazo con Teseo.

—Ah... de acuerdo...

(Kojirō)

Es demasiado dolor. No hay un fondo al que llegar...

Pero siento el calor de la grada al resonar

El corazón de espadachín ahora lo debo mostrar

Mi mayor habilidad es no parar de mejorar

—Pero mira nada más—siguió riendo Adamas—. Ni siquiera tu gran técnica suprema bastó para erradicar a ese humano. En realidad, diría que te salió al revés, sólo le diste más determinación.

—Mírenlo allí, diciendo que robará las técnicas de los dioses, como queriendo probar que dioses y humanos no son distintos—rió Afrodita—. Es un humano del todo adorable.

Piper se palmeó el rostro en frustración:

—Es a través de esa misma determinación, del apoyó de sus antiguos oponentes, de todas las derrotas que enfrentó, que Sasaki ha probado que esa idea no es ficción.

—Ese brillo en sus ojos, es como en su duelo con Musashi—reconoció Ares—. Sasaki está buscando algo más allá de sólo el futuro, ahora lo que quiere para satisfacer sus deseos es ganar.

—Ganar por primera vez en mi vida—asintió Kojirō—. Luchar no en busca de diversión, sino de victoria...

Siento las ondas, las células: todo el mundo me habló

¡Manju Musou! Bendecido por la mano de Dios

Decenas de miles de ataques que no me hacen nada

Observa bien, esto es para ti, kami-sama


"Manju Musō: Defensa de Infinitas Imágenes"


—¿Pero qué... es eso?—cuestionó Ares S.

—Creo que él está... escaneando aún más profundo que antes—comprendió Atenea—. La vibración del aire, los leves temblores de la tierra...

—Está escaneando toda la creación de una sola vez—resumió Caos—. Se ha vuelto incomparable en toda la existencia.

—¿Cuantos miles de pasos adelante está leyendo?—se asombró Hermes S.


"Por siglos, los hombres han librado sus vidas sobre esos forjados trozos de hierro. A todos los aquellos antes de mí que formaron la historia de la espada, gracias"


¡Niten Iwaryu!: junto a la historia de la humanidad


"Sōen Zanko Banjin Ryōran"

"Combo Tigre-Golondrina: Mil Espadas"


(Poseidón)

Si me arrancas el bazo es un arma más que usar


(Kojirō)

¿Pero si te arranco el otro?


(Poseidón)

Lo morderé sin rechistar


(Kojirō)

La cruz que estuvo en mi pecho, ahora tiene un nuevo hogar

Adamas estalló en carcajadas. Ares S y Hermes S guardaron un silencio absoluto, atónitos.

—Perdió su lanza, y uso el puño... perdió el puño, y usó los dientes...—murmuró Percy.

—Cortado como un pez—rió Hermes—. Tienes que apreciar la ironía.

—Poseidón nunca miró más allá del presente, nunca soñó con el futuro, y por ende nunca imaginó algo tan insólito como su propia muerte—comprendió Apolo.

(Poseidón)

Maldito pedazo de basura...

—Incluso con su último aliento, la visión de Poseidón sobre la humanidad nunca cambió—comprendió Atenea—. Sus últimas palabras tienen el mismo significado que las primeras que le oímos decir...

(Kojirō)

Tu cuerpo sucumbió ante mil fisuras...


Ya no contemplo la victoria desde lejos

Ganar se siente muy bien viejo

Percy se cruzó de brazos.

—Poseidón... eres un pedazo de mierda—soltó sin reparos—. Eres sádico, eres cruel, eres ególatra, no ves valor en cambiar o ayudar... pero sabes quien eres, exactamente quien eres. Eres un bastardo, pero eres un bastardo con todo tu corazón. Incluso cuando te desafiaron, jamás creíste que tus pensamientos eran erróneos. Con todo lo obstinado que eres, sabes quien eres, tienes la imagen de un dios, de ti mismo, y nunca dejaste que esa imagen se desmoronase.

El chico se puso de pie, parándose frente a la contraparte de su padre, mirándole a los ojos, sin miedo.

—El resto de nosotros sabemos que te equivocas, que no naciste mejor que los demás, que tu ego y negativa de usar todo tu poder desde el comienzo o tomar ventaja de aberturas te llevó a la muerte, pero sé que a ti, Poseidón, no te podría importar menos lo que ninguno de nosotros piense, porque la única opinión que te importa es la tuya propia. Eres un dios, y nadie más lo es. Peleas solo, eres todopoderoso, siempre ganas. Como dijo Sasaki, es una existencia triste, pero para ti, es tu existencia, tu existencia perfecta. Eso dio propósito a tu vida, incluso al final de ella, y eso lo que te llevó a morir miserablemente a manos de lo que tú mismo describiste como un gusano.

Se hizo un tenso silencio, todos los presentes al borde de sus asientos, listos para saltar en la ayuda de Percy si este lo necesitaba. Poseidón S le miraba, lo hizo por largo y tendido antes de limitarse a ponerse en pie y darle la espalda, alejándose de él.

—Los dioses no discuten y reniegan de su destino. Un dios es perfecto, incluso tras la muerte.

Caos interpretó tal acción como la señal para devolver al tirano a su mundo de origen, haciéndole desaparecer en medio de un celestial destello, liberando la sala de la inmensa presión que su persona ejercía por el mero hecho de estar presente.

—Y esa fue la historia del pescado sabroso—suspiró Afrodita.

Una gran ronda de felicitaciones por su futura victoria cayó sobre Kojirō, quien sólo podía agradecer tímidamente y argumentar que eso aún no había pasado.

—No merezco sus halagos...

—Viejo, ganaste—insistió Hermes—. Ganar siempre es bueno.

—Demostraste que la humanidad puede vencer a los dioses—apoyó Annabeth—. O, más específicamente, que la forma de hacerlo es a través del esfuerzo colectivo, conexiones y trabajo duro.

—Poseidón podría haber ganado desde el principio, pero no lo hizo. Era perfecto, como un dios debe ser, personificando todo lo que hace a los dioses dioses, y por eso mismo perdió—dijo Percy finalmente—. Tú, Kojirō, haces lo mismo que él, pero para los humanos. Personificas nuestros esfuerzos, nuestras dificultades. Todos fallamos, pero los verdaderamente fuertes son aquellos que se levantan y siguen avanzando. El divertirnos a pesar de esos fracasos es lo que nos hace humanos. No como los dioses, que nunca pierden, y por eso nunca sienten nada.

Sasaki negó con la cabeza.

—Yo no gané esa batalla—sonrió—. La ganamos todos, todos los hombres que forjaron el camino de la espada, todos los hombres que lo siguieron, quienes me derrotaron y enseñaron, y quienes los derrotaron y enseñaron a ellos. Adán demostró que los dioses podían ser superados, y yo que pueden ser derrotados. De aquí en delante, todo depende de las valquirias y el resto de einherjar. Admito estar emocionado.

El viejo espadachín se puso en pie, estiró el cuerpo y se volvió hacia el creador.

—Bueno, fue bueno mientras duró, pero creo que yo también debo regresar a mi universo.

Adamas, con una mirada sombría, se levantó de su asiento.

—Yo no quiero volver a un universo en donde mis únicas opciones son morir a manos de mi hermano menor o servir a mi otro hermano menor... pero supongo que no tengo de otra—gruñó—. No creo que nos volvamos a ver, pero, humano, ten en cuenta que te agradezco que hayas vengado mi muerte, incluso si no lo sabías.

Sasaki se encogió de hombros.

Ambos individuos volvieron a de dónde habían venido, dejando el salón en completo silencio.

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