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Artemisa




—Tiene que ser una mala broma—gruñó Artemis. 


—No, no lo es—sonrió Apolo—. Por alguna razón el universo insiste en no darme mi propia canción. 


Atenea lo analizó por un minuto.


—Desde que comenzaron con la segunda generación han seguido el patrón de un hombre y una mujer. Ares, Afrodita, Hermes... y ahora Artemisa.


—En resumen—bufó Apolo—. Falta poco para tu video, pero ni idea de cuánto para el mío.


—¿Y por eso ahora tengo que escuchar como se burlan de mí durante dos minutos y medio?—preguntó Artemis.


—No se burlan de ti—repuso su hermano—. Si no te has dado cuenta, las burlas se detuvieron hace unos tres olímpicos.


—Pero si tengo que aguantar una sola mención de Orión...


—Tampoco mencionan ese "accidente"—añadió Apolo—. Ya revisé.


—¿Viste el video sin nosotros?—preguntó Leo, ofendido.


—¡Es de mi hermanita! ¿Qué querías que hiciera?


Artemis cerró los ojos y respiró profundamente.


—Por ultima vez, Apolo—dijo, con toda la calma que pudo reunir—. No soy tu "hermanita".


—Yo nací primero.


—No, no lo hiciste.


—Te ves como si tuvieras doce.


—La tía Hestia aparenta ocho.


—Soy más maduro.


—Definitivamente no lo eres.


—¿Se quieren callar de una vez?—pidió Atenea—. Si durante todo el video se la pasan peleando me va a dar algo. ¿Podemos comenzar ya?


Apolo suspiró.


—Supongo que tienes razón.



Hola jóvenes punkarras


 —Thalia, te dicen hola—se burló Percy—. Es como dijimos desde siempre, el diseño de Artemis se parece más a ti que a ella.

Thalia rodó los ojos y se limitó a encogerse de hombros.

—Por algún motivo que desconozco, los mortales tienen esa percepción de la señora Artemisa. La ven como si fuese una adolescente rebelde y salvaje.

Hermes alzó una ceja.

—¿Y qué no lo es?

—No—negó Apolo—. Bueno, sí... bueno, un poco. 

Artemis se palmeó la cara.

—Mi trabajo es ayudar a las jóvenes en su transición de la infancia a la adultez—explicó—. Si corren conmigo libres en el bosque, es porque eso hacen las niñas. Las cuido hasta que crecen y pueden ser libres.

Apolo se cruzó de brazos.

—¿Entonces por qué te las quedas para toda la eternidad? Nos quitas la diversión al resto.

Artemis lo fulminó con la mirada.

—No todas las jóvenes se quedan en mi cacería. Solamente aquellas que no tienen un mejor lugar a donde ir. Las que necesitan una familia y las que han sufrido tanto daño que no se podrían integrar de forma saludable a la sociedad adulta hasta sino más tiempo del que tienen—explicó—. Vivir una infancia eterna es lo que las salva.

—En resumen—dijo Percy—. Thalia, te invitaron a la fiesta porque no tenías futuro.

—¡Hey!

—Eso no fue lo que dije—gruñó Artemis.

—Hmmm... no lo sé—murmuró Apolo—. Eso fue lo que escuché.



Bienvenidos a Destripando la Historia, con Pascu y Rodri


Hoy os traemos la historia de la Diosa Artemisa

—Lo de siempre, la animación ha mejorado en gran medida—murmuró Leo, diciéndolo ya más como algo obligatorio y de rutina que como una sorpresa real.

—Ya era hora de que le tocase una canción a mi señora—dijo Thalia—. Lo esperé por bastante tiempo.

—Pero para mí... nah, a nadie le importa—bufó Apolo, ligeramente molesto.

—Deja de quejarte, ¿quieres?—le espetó Artemis—. Ambos sabemos que disfrutas de esto más que yo.



En medio del mar hay una mujer

—Oh, mi pobre madre—se lamentó Apolo—. Tantos meses vagando por el mundo, tratando de parir, pero incapaz de hacerlo.

—Siete meses y siete días para ser exactos—añadió Artemis—. Poco para un mortal, demasiado para un inmortal, y aún más para dos de ellos.

—En especial si dicho par no hace más que pelear durante esos siete meses y siete días—añadió Hermes.

—Ella no habría tenido que buscar por cielo, mar y tierra donde parir si ALGUIEN hubiese podido mantenerse dentro de sus pantalones—bufó Hera.

—No—negó Apolo—. Ella no habría tenido que buscar por cielo, mar y tierra si ALGUIEN no fuese una perra resentida por haberse casado con alguien de quien sabía no se podía confiar.

Antes de que Hera pudiese responder, Piper se adelantó con una pregunta.

—Nunca he entendido todo el asunto con las infidelidades de Zeus—confesó—. ¿Por qué casarse si sabía desde el principio que no quería dejar de... hacer el "frutifantástico"? ¿Y por qué atacar a los hijos y las amantes si son inocentes?

Atenea hizo una mueca.

—No es tan simple—explicó—. Zeus no tiene amantes por ser amante a la fornicación. Como dios del destino, él representa los cambios religiosos, el crear nueva historia. Rememorando, todas sus amantes eran ninfas, semidiosas o descendientes de éstas. Y todo héroe que nacía fruto de sus relaciones era un héroe, traía nuevas ideas religiosas más modernas, o iniciaba una estirpe de reyes que perpetuó hasta la historia arcaica. Como el Rey Leónidas de Esparta, por ejemplo.

—Así que...

—Hera, por otro lado, es la guardiana de las prácticas religiosas tradicionales, más arcaicas y antiguas. Ella busca conservar la tradición, y eso es la que la pone en contra de los hijos y las amantes de Zeus. Además, como diosa del matrimonio, otro de sus trabajos es vengar la infidelidad, lo que, desde luego, la lleva a resentirse contra su marido.

—Lo que nos devuelve a la pregunta del millón—añadió Hermes—. ¿Por qué se casaron esos dos si tan opuestos son?

Hera rodó los ojos.

—Intenta decirle que no al Dios Padre del Cosmos cuando se le mete algo en la cabeza.

—¿Así que no estamos contando mi cuerpo condenadamente sexi y mi atrapante personalidad?—preguntó Zeus.

Apolo se cruzó de brazos.

—Estamos aquí para hablar de mi hermanita, no de la parejita feliz del Olimpo.

La diosa de la luna suspiró con cansancio.

—Por una vez, estoy de acuerdo.


Que intenta parir dos lindos bebés

—Hey, no soy "lindo"—se quejó Apolo—. Soy guapo.

—Yo diría más bien: "idiota"—gruñó Artemis.

—Además, los dos eran adorables—añadió Hestia—. Pequeñas bolitas de amor.

—De odio, si acaso—bufó Afrodita.

—¡Oye!—se quejó Apolo.

—No te pongas el saco si no te queda.

—Oh... gracias.


Primero Artemisa al mundo llegó

—¡Confirmación  final y definitiva!—rugió Artemis—. ¡Salí primero! ¡Soy la mayor!

—Nah—bufó Apolo—. Sólo tú crees eso.

—Ella nació primero—confirmaron todos los presentes.

Apolo hizo oídos sordos.

—Tiene que tratarse de un efecto mandarina.

—Es efecto mande...—empezó Atenea.

—¡No interesa!—chilló Apolo.


Después vino Apolo y ella le ayudó

—Estoy bastante segura de que todo el planeta no recordaría que asistí a mamá en la labor de parto y te saqué de su cuerpo... ¡si eso no hubiese pasado!—gruñó Artemis.

Apolo se recostó sobre su trono.

—Di lo que quieras, no me convencerás.



Esta Artemisa va a poner el mundo al revés

—Desde enana eras la favorita de papá—bufó Apolo—. Y aparentemente también de las Moiras.

—No de Hera—repuso Artemis—. Ni de Afrodita, ni de...

—Pero sí de los gigantes—intervino la diosa del amor, haciendo gestos sugerentes—. Esos te adoran.

Artemis gruñó.

—No me lo recuerdes...


Es muy valiente, fuerte y pasa de la gente

—Te portas como una desgraciada cuando uno sólo quiere mostrarte algo de cariño—dijo Apolo.

—No es mi culpa que huelas tan mal.

—Ambos sabemos que no es así, sólo odias los abrazos, y el contacto humano, y a las personas, y a...

—Cállate, Apolo.


9 deseos, Zeus, su padre, le concedió

—Y luego dicen que yo soy la consentida—bufó Atenea.

—Porque ERES la consentida—contraatacó Ares.

—No es para tanto.

—Eres la heredera del trono de Zeus.

—¡Apolo también!

—De su poder, quizá. De su trono, nop, ese es todo tuyo—repuso el dios del sol.

—Además, los regalos de Artemisa le convenían más Zeus que a ella—añadió Hera.

Leo parpadeo dos veces, sin entender.

—¿Cómo podría convenirle a Zeus darle perritos a su hija?

—Esa parte no—rió Hestia—. Según dicta la tradición griega, la vida de una mujer pertenece a su padre hasta que la mujer se case, entonces pasará a pertenecer a su esposo. Retrógrada, sí. Sin sentido, también. Molesto, desde luego. Pero así son las cosas.

—Así que...—murmuró Annabeth—. Si las diosas doncellas jamás se casan, Zeus no pierde poder sobre ellas. Siguen estando bajo su poder, y no bajo el de un hipotético marido que podría o no estar en contra de él.

Poseidón bufó exasperado.

—Hermano, nadie quiere tu trono. Demasiadas responsabilidades, muy poco tiempo libre, y eso de la paranoia parece ser hereditario—murmuró—. Además, y siendo realistas, la única amenaza real a tu poder es Tifón, y él está pudriéndose en el rincón más oscuro y protegido del Tártaro.

Zeus miró a su hermano fijamente.

—¿Y como sé que no dices eso para que baje la guardia y puedas atacarme por detrás?

El soberano de los mares se golpeó la cabeza con su tridente.

—Por Caos... ¡Metis, se supone que estás metida en su cerebro! ¡Haznos un favor y ponlo a dormir un rato!

Zeus lo fulminó con la mirada.

—Así no es como funcio...

Y cayó al suelo inconsciente.


Y con su arco y perro se entrenó




Su destreza en la caza es tan superior


(Oooh oh ohhh oh oh oh)

—Gracias—sonrió Artemis—. Ya era momento de que lo reconocieran.

—Se supone que Apolo es el arrogante, no tú—dijo Hermes—. Amenos que... seas tan ególatra como él, y simplemente no lo hayamos notado porque A) Jamás te juntas con la familia, B) Era imposible para ti destacar al lado de él, o C) Tienes...

—No me gusta destacar—lo detuvo Artemis—. Y no tiene nada de malo el alegrarme de ser reconocida una vez.

—Lo que digas...


Tiene fans y sirvientes, son un montón 


(EH, EH, EH, EH)

—Campamento... Artemisa...—leyó Thalia, haciendo un enorme esfuerzo—. Eso... definitivamente tiene que ser alguna clase de referencia al Campamento Mestizo...

—Eso es... extraño...—murmuró Annabeth, asintiendo lentamente con la cabeza.

—Y miren todas esas otras referencias—silbó Leo—. Cuento al menos ocho personajes ficticios y...

—Por favor díganme que ese no es Orión—gruñó Artemis.

—Definitivamente ese es Orión—bufó Apolo.

Thalia hizo una mueca.

—Al menos... no lo mencionan directamente en la letra—murmuró Thalia.


Una Reina de su mamá se burló


(Oooh oh ohhh oh oh)

—Oh... mierda—murmuró Leo—. Tú no te burlas de la madre de alguien si no quieres problemas. Y menos si resulta ser la madre de dos dioses olímpicos con problemas de actitud...

—¡No tengo problemas de actitud!—rugieron ambos mellizos al mismo tiempo.

Leo los señaló encogiendo los hombros, como diciendo "ven a lo que me refiero"


Junto con Apolo a todos sus hijos se cargó


Y la palmó

—A ver...—murmuró Percy—. Una señora molesta se burla de su madre... ¿y ustedes asesinan a todos sus hijos y esposo?


—El esposo me atacó primero—se justificó Apolo—. Fue legítima defensa.


—¿Después de que mataste a sus hijos?


—Él atacó a un dios solar furioso con una espada, ¿qué esperaban que pasara?


—¿Y luego se molestan con Hera por atacar inocentes?


—Esos inocentes no insultaron a su madre—se encogió de hombros Artemis.



Dos tipos enormes se quieren ligar


A Artemisa y eso no va a pasar

—Otra vez los Aloadas—bufó Hermes.

—¡No más jarrones!—chilló Ares.

—¡Nada de jarrones!—añadió Nico.

Apolo bufó.

—Hay que darles un calmante...

Afrodita se puso a juguetear con su cabello.

—No comprendo lo que esos dos les vieron a Artemisa y Hera—bufó—. De todas las diosas, los pobres se enamoraron de las dos con la peor actitud.

—No estaban enamorados—repuso Apolo—. Los idiotas sólo querían sexo.

—Deseo de sexo y fijación por Artemis—murmuró Hermes—. Es sinónimo de "sentencia de muerte".



En forma de cierva les logra engañar


Se dieron un golpe al intentarle dar

—Allí está—sonrió Artemis—. Mi reconocimiento por matar a los Aloadas que jamás se me dio en el video de Hermes.

—Aún mantengo mi teoría sobre los celos y la egolatría...—murmuró Hermes por lo bajo.



No la provoques, que tu culo puede acabar


Atravesado o devorado por tu perro

—Acteón era un imbécil de primera—dijo Hermes.

—Por una vez, estoy de acuerdo con Hermes—asintió Artemis.

—Exacto, el sujeto jamás hizo nada malo hasta ese momento. Tuvo la suerte de estar en el momento y lugar perfecto para verte desnuda. Pudo haberse quedado cayado y vivir como una leyenda, el único hombre que vio a la orgullosa diosa de la caza desnuda y vivió para contarlo. En su lugar, te coqueteó y murió patéticamente.

Artemis lo fulminó con la mirada.

—Retiro todo lo bueno que dije sobre ti hace un momento.


Si no eres pura no podrás entrar en su clan


Como te encuentre un ligue vas a flipar

—Oh no...—murmuró Artemis—. Van a hablar de... "eso".

Thalia miró a su hermana tristemente.

—Lo siento...

Artemis suspiró.

—No tanto como yo...



A su amiga de siempre Zeus engañó


(Oooh oh ohhh oh oh oh)


Suplantando a Artemisa la embarazó


(EH, EH, EH, EH)

—Las matemáticas no son lo mío pero...—empezó Leo—. La última vez que revisé, mujer más mujer no era igual a bebé.

Apolo se encogió de hombros.

—Somos dioses, alteramos la realidad y las leyes de la naturaleza a nuestro antojo—explicó—. He tenido un par de hijos con otros hombres. ¿Conocen a Kayla Knowles?  Es mi hija, está en la cabaña siete, y tiene dos padres.

—Eso... no me lo esperaba—admitió Leo.

—Eso da igual—interrumpió Thalia—. La señora Artemis jamás haría "eso" con nadie, hombre, mujer, helicóptero apache, o lo que se te ocurra.

Piper suspiró.

—Yo... lo siento pero... ¿puedo saber qué fue lo que sucedió?

Artemis miró hacia el cielo.

—Calisto era la hija de Licaón, el sujeto al que Zeus convirtió en hombre lobo. Se unió a mi caza, tomó un voto de castidad y vivió conmigo...

—Pero entonces, Zeus decidió que ella sería una buena candidata para "hacer historia"—bufó Hera.

Artemis ladeó la cabeza, dándole la razón de mala gana.

—Zeus se disfrazó de mí...

—O de mí, según algunos autores—intervino Apolo.

Artemis lo fulminó con la mirada.

—Zeus se disfrazó de mí y... no sé qué pasó exactamente—reconoció—. Hay quienes dicen que la sedujo, otros quienes dicen que la violó, no se cual es peor. Si la sedujo, significaría que mi vieja amiga se había enamorado de mí, y si mi padre la violó...

La diosa negó con la cabeza, impotente.

—Un día, mientras ella se bañaba en solitario en un estanque, noté como su vientre había crecido y...—se la quebró la voz.


Por traidora en osa la transformó


(Oooh oh ohhh oh oh oh)


Pero Zeus por pena a las estrellas la mandó 


Y la salvó

—La salvó del problema que él mismo creo—bufó Thalia.

—Las cazadoras que faltan a su juramento tienen que pagar, por más que me duela—murmuró Artemis—. Si se enamoraron, me fallaron a mí y a toda la caza. Si fueron abusadas, tienen que reportarlo, así podría buscarles un buen marido, darles una buena vida y darles apoyo. Pero si no lo dicen... insultan a la caza permaneciendo sin ser doncellas. Y me duele... Tomé su nombre como epíteto, Artemis Caliste, y trato de mantener su memoria.

—¿Y qué pasó con el bebé?—preguntó Piper.

—Zeus entregó a Arcas a mi madre, la pléyade Maya, quien lo crió para convertirlo en un gran héroe y rey—explicó Hermes—. Cuando murió, fue transformado en la constelación de Bootes, el guardián de la osa, y ahora cuida de su madre en las estrellas.




Si no das tributo... MALDICIÓN

—El imbécil hizo sacrificios a todos los olímpicos menos a mí—bufó Artemis—. Así que mandé un jabalí gigante a que destruyera sus tierras.

—Suena justo—se encogió de hombros Apolo.


Te ries de ella... MALDICIÓN

—Arrrggg... Aura—gruñó Artemis.

—Hmmm... Aura—sonrió Dioniso.

—¿Quién es Aura?—preguntó Leo.

—Era diosa de la brisa, una cazadora doncella—explicó Atenea, con aburrimiento.

—Suena que le agradaría a Artemisa—dijo Leo, confundido.

—Era una completa idiota—respondió la diosa de la luna—. Dijo que dudaba de mi castidad porque mi cuerpo era "demasiado femenino".

—Oh...

—Así que le pedí a Némesis que la maldijera porque... diosa de la venganza.

—Y ella hizo que Aura se volviera loca y se enamorara de mí—añadió Dioniso—. Y bueno... aproveché el bug, tuvimos dos hijos y luego la arrojé a un pozo.

—No recuerdo que el mito dijese eso...—murmuró Hermes.

—No lo dice, pero lo hice.


Decir que cazando eres mejor

—Oh... mala idea...—murmuró Apolo.


Lo has adivinado, ¡TOCA MALDICIÓN!

—Y así los griegos fueron desviados en su regreso a casa después de la Guerra de Troya... otra vez—rió Apolo.



Ser la hijastra de Hera es lo peor

—Síp, definitivamente lo es—asintieron Atenea, Thalia y Artemis.


(Oooh oh ohhh oh oh oh)


Contra ella en Troya se enfrentó


(EH, EH, EH, EH)

—No me recuerden eso...—pidió Artemis.

—¿Por qué no?—se burló Hera—. Te hice morder el polvo.

Leo pidió tiempo con un gesto de la mano.

—¡Esperen! ¡Esperen! ¡Esperen! ¿Hera derrotó a Artemis en una pelea?

—¡Dije que no hablarán de eso!—rugió la diosa de la luna.


Artemisa te pisa sin compasión


(Oooh oh ohhh oh oh oh)

—Bueno, Artemis es la única del grupo que jamás ha sido acosada por un olímpico—se encogió de hombros Atenea—. Es normal que sea la más violenta al momento de "espantar" pretendientes.


Si entras en su bosque, no toques nada, por favor


O maldición

—Ya saben, respeto a los animales a toda costa—dijo Thalia—. No quieren que un cerdo gigante los aplasten. O peor, no quieren terminar enamorándose de Dioniso.

—¡Hey!—se quejó el dios del vino.

—Ese es un destino que no le deseo ni al peor de mis enemigos—dijo Percy, solemnemente.

Artemis suspiró con cansancio.

—Bueno... jamás mencionaron que Hera me... derrotó—murmuró la diosa—. Y tampoco se menciona el nombre de Orión. Así que, me agrada la canción, tiene un ritmo increíble.

—¿Así que la apruebas?—cuestionó Apolo.

—Definitivamente, sí.

—Bien—Apolo se puso de pie e hizo crujir los nudillos—. Sólo queda una cosa por resolver. Zeus tardará un rato en despertar, así que... ¿a qué fosa oscura aventamos su cuerpo mientras tanto?

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