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Capítulo 3 🔥

He soñado mil veces que tu alma y la mía van formando un nido de amor. 

Alejandro Fernandez. 

Narra Rose.

Ha pasado ya una semana desde el cumpleaños de Marcus. Desde entonces Jordy se ha adaptado muy bien a la silla de ruedas y sus muletas. Usa las muletas en el colegio y la silla de ruedas al salir.

Justo ahora voy en camino a recogerlo al colegio, al igual que a Zoé y Liam. Normalmente no busco a Liam, de eso se encarga Ian o Selene, pero tenían una cita en el doctor, por lo que Ian me pidió el favor y obviamente que no tengo problema. Liam es un niño muy dulce y respetuoso.

Apenas llego al colegio, veo la hora en mi celular. Todavía faltan diez minutos para que salgan de clases, por lo que decido escribirle a Arianna. Enseguida me responde con una videollamada. La contesto y del otro lado todo es gritos y risas. Sonrío por inercia.

—¿Y eso? —cuestiono divertida.

—¿Es Rose? —escucho que grita Xavier a su espalda. Arianna asiente y enseguida Xavier le arrebata el celular.

—Hola a ti también, Xavier —me burlo sin saber qué es lo que sucede.

—¡Seré papá! —grita desde el otro lado de la línea. Me quedo muda entre sorprendida y pasmada.

—¿De verdad? —cuestiono al volver a recobrar el sentido.

—¡Sí! Tienen que venir a celebrar esto con nosotros, por favor —añade al final sin disminuir su alegría en ningún momento.

—Estamos a poco de terminar el curso escolar, pero por supuesto que sacaremos un tiempo para ir, Xavier. Felicidades a ti y a Iliana —declaro igual de alegre que él. Xavier enfoca a su esposa y ella me sonríe.

Sé lo que esto significa para ellos. Parece que Xavier no producía suficiente espermatozoides, tienen años en tratamiento, por fin han podido concebir.

—Los quiero aquí, Rose —repite Xavier más decidido que antes. Asiento feliz.

—Iremos pronto, Xavier, lo prometo —acepto. Xavier asiente y le entrega el celular a su hermana, pero aparece de nuevo en la pantalla por fracción de segundos.

—Los quiero —confiesa. Sonrío.

—Y nosotros a ustedes —prometo. Con eso, ahora sí sale del cuadro. Arianna ríe.

—Estamos todos muy emocionados. Les he dicho que es gracias a mi venida que han quedado embarazados. Les he traído la suerte —determina Arianna, acariciando su hermosa barriga de seis meses. Rio con ella.

—Parece que todos han decidido tener hijos este año —me burlo, viendo como ya los niños empiezan a salir del colegio.

—Pues, sí. Enzo no ha parado de planear mil cosas para los niños. Lo gracioso es que de pronto se le olvida que está hablando en italiano y deja a todos confundidos. —Arianna ríe contando sobre su pareja y yo la acompaño. Enzo es demasiado italiano, tanto, que no habla español, solo algunas palabras que le hemos intentado enseñar, pero al final, siempre termina mezclando el italiano con cualquier otro idioma.

—Me hace muy feliz que todos estén tan contentos. Iremos pronto a verlos porque me niego a no estar presente en el nacimiento de mis nuevos sobrinos —sentencio. Arianna asiente—. Debo irme, ya los niños han salido del colegio. Hablamos luego. Te amo —digo y cuelgo tras escucharla decir que ella también.

Después de todo, Arianna se convirtió en esa hermana que nunca tuve. Bajo del auto y camino en busco de mis hijos, me esperan todos juntos. Alrededor de Jordy hay unos cuantos niños jugando con sus muletas mientras que Jordy solo ríe desde la banca por las cosas que sus amigos hacen, sonrío igual y llego hasta ellos.

—Buon pomeriggio ragazzi —saludo en italiano llegando hasta ellos. Mis hijos hablan español, italiano e inglés, pero para relacionarnos con el resto acá, utilizamos el italiano, obviamente. Todos responden amablemente y me entregan las muletas de Jordy. Lo ayudo a colocarse de pie y le entrego sus muletas mientras tomo las manos de Zoé y Liam en camino a la minivans.

—¿Viste, ma? Jordy sigue siendo la sensación del colegio por haberlo atropellado un auto. ¿Me puede atropellar un auto a mí también? —interroga Liam con inocencia. Río. Solo le permito decirme mamá cuando Selene no está cerca. No queremos hacerla sentir mal, aunque yo no tengo problema en que mis hijos le digan mamá a ella, sin embargo, no lo hacen.

—No, cariño. No es lindo que los autos te atropellen —aclaro.

—Eso le he dicho yo —acota Jordy—. ¿Cuándo podré volver a jugar, mamá? —pregunta ahora con tristeza. Suspiro.

—Esperemos que muy pronto, hijo. ¿Te ha dolido hoy? —Niega con la cabeza mientras se apoya de mi hombro para subir a la parte de atrás de la minivans.

—No, mamá. He hecho todo lo que el doctor dijo y no me duele —confirma con orgullo. Sonrío, desordenando su cabello ante sus quejas y subo a la parte de adelante.

—Me alegra, hijo. Ahora, ¿quién quiere un helado? —Todos gritan que ellos y yo río—. No le vas a contar a tu papá y tu mamá —le advierto a Liam, quien pasa sus dedos por su labios como si fuera un cierre y lo está cerrando. Asiento y me coloco el cinturón de seguridad.

No sé qué problema tiene Selene con el azúcar —o conmigo y Marcus—, pero odia que Liam coma helados, pizza y Coca-Cola. Así que Marcus y yo se lo damos a escondidas, pero a Liam a veces se le sale y les confiesa que no tiene hambre porque comió pizza en nuestra casa. A lo que viene Ian a intentar que su esposa no se moleste y le explica que yo soy amante a la pizza, lo que obviamente no le hace gracia a ella.

Después de comprarles el helado a todos y llevar uno para Rocío y Marcus que esperan en casa porque ya Marcus me ha escrito que nos veíamos para almorzar, llegamos a casa. Lastimosamente nuestro plan de comer helados en secreto se va a la fregada cuando los niños entran aún comiendo e Ian y Selene nos miran desde la sala. Me entra la risa, por lo que los Lombardi me siguen, al igual que los niños. Selene solo se cruza de brazos e intenta quitarle el helado a su hijo, pero Ian se lo impide.

—Déjalo. Uno no le hace daño —declara, devolviéndole el helado al niño que ya se le habían llenado los ojos de lágrimas. Gracias a Dios, mis hijos nunca han tenido que llorar por no poder comerse un helado o una pizza. Eso es pecado.

—Es uno cada que viene a esta casa y se la pasa aquí, Ian —reclama Selene. Suspiro.

Marcus alza por las axilas a Jordy le da su respectiva vuelta de 360 grados, dejándolo en el suelo de nuevo mientras él ríe feliz. Ian no le presta atención a su esposa y saluda a sus demás hijos con alegría. Liam se apresura como un chico inteligente a comerse el resto de su helado. Me mira con una sonrisa que le correspondo enseguida. Marcus también me sonríe.

—Ya está lista la comida —declara Rocío, apareciendo en escena.

—Hola, Ro —saludo y beso su mejilla con ternura.

—Nosotros no comeremos aquí —habla de pronto Selene, haciendo que todos la miren.

—Pero, mamá, yo quiero comer la comida de tía Rocío —se queja el más pequeño de todos. Selene suspira.

—Está bien, Selene. Me disculpo por darle helado sin consultarles antes, pero no voy a cambiar la rutina que tengo con mis hijos y no voy a comprarle helado a los míos y no a él. Es un niño, no puedes privarle de cosas que no se les priva a otros niños. Es tu hijo, sí, pero eso no te da derecho de hacer menos feliz su vida por tonterías como esas —digo firme. Intenté no decir lo que realmente creo, que es una estúpida.

—¿Ahora insinúas que no hago feliz a mi hijo por no comprarle helado o la porquería de comida que tanto te gusta comer a ti? —Alzo una ceja retadora. ¿Acaba de insultar a la pizza? ¿Ella de verdad hizo eso? No lo hizo, ¿cierto?

—Te recuerdo que tu esposo me regaló un sitio que vende esa porquería de comida, cariño. Además, es esa porquería de comida la que más aman las personas normales, incluyendo a tu hijo y tu esposo —recalco. Sé que estaba demás mencionar la pizzería porque sé que su odio hacia mí es por la cercanía y pasado de Ian conmigo, pero ella empezó insultando a mi amada pizza.

—Nos vamos —sentencia, tomando el brazo de su hijo.

—¡No! —espeta firme Ian, haciendo que todos nos quedemos callados—. Ya Rocío cocinó para todos y por tu pataleta no dejaremos que su esfuerzo sea en vano. Podremos irnos después de comer, no antes. Si no quieres comer con nosotros, la casa no está lejos. Te veremos ahí al terminar —zanja Ian. Miro a Marcus con culpa. Él solo niega con la cabeza.

Sé que no es mi culpa, pero en parte sí.

Ellos tienen ya un tiempo de que solo discuten. Ni siquiera les importa que estemos presentes, por lo que mi comentario de seguro estuvo de más.

—Como quieras. De todas maneras, ella siempre tendrá mayor importancia que yo —dice y sale de mi casa, tirando la puerta al hacerlo. Suspiro. ¿Cuántas veces lo he hecho desde que llegué?

—Lamento mucho eso, vayamos a comer, niños —propone Ian. Sujeto su brazo antes de que continúe a la cocina.

—Disculpa. No debí decir eso, lo siento —confieso de corazón. Marcus se coloca a mi lado, sujetando mi cintura.

—No es tu culpa, Rose. Ella no deja que tu fantasma se vaya por completo de nuestra vida. Ni siquiera Liam ha sido suficiente seguridad para ella —explica, cabizbajo. Marcus palmea su hombro.

—Hijo, si ella no ha podido hacerlo en estos siete años, es claro que no lo hará nunca,pero no puedes permitir que su inseguridad influya en la vida de Liam. Comer un helado no le hará daño. A ti nunca se te dijo qué no comer y no fuiste nunca enfermo. Debes hablar con ella sobre esos límites que se ha impuesto por solo llevar la contraría en cuanto a lo que nosotros le permitimos a Zoé y Jordy.

»—Rose tiene razón, no podemos darle a Jordy y a Zoé cosas y no a Liam. Crecería creyendo que lo están privando de cosas que a sus hermanos no —argumenta Marcus y tiene razón. Ian asiente suspirando fuertemente.

—Hablaré con ella —promete. Con eso los tres caminamos hasta el comedor donde ya los niños nos esperan para comer. Tenemos la costumbre de siempre antes de comer en familia, dar las gracias por lo vivido ese día.

Es una buena manera de hacer que los niños crezcan siendo agradecidos y valoren todo a su lado. Escuchar a los niños decir que dan gracias por haber ganado un caramelo en el colegio tras responder bien una pregunta o a Liam, agradecer siempre por haber jugado con sus hermanos, es lindo. Muy lindo, la verdad. 


A🌙A

Mis amores, hermosos, perdón por la demora. Cosas del trabajo.

Espero que les guste y no olviden comentar muchísimo que me tienen más que feliz leyendo sus comentarios. 

Los amo, Aixa. 

Pd: ¿Por qué creen que Selene sea así? Quiero leer sus teorías, jajaja.

Doble Pd: ¿Les está gustando?


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