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Capítulo 29🔥

Todo el amor que tengo dentro se queda contigo.

Después de todo ese desastre, los doctores nos hicieron volver al área de espera y nos informaron que Marcus tuvo un pre infarto. Ni siquiera tengo idea de lo que eso significa, pero escuchar la palabra infarto, dos veces en menos de 24 horas, me asusta. ¿Qué digo que me asusta? Me aterra.

Ya es casi media tarde y algunos han ido a comer mientras que yo me quedé con Xavier, Ian y Selene. Los demás prometieron traernos algo de comida. Yo no pienso moverme de aquí hasta que no salga con mi esposo caminando sujetando mi mano.

Juro que cuando todo esto termine y Marcus vuelva a ser el mismo de siempre, voy a casarme tantas veces con él que vamos a aburrir a los demás. Pero no pienso dar por sentado algo nunca más. Jamás.

De ahora en adelante viviremos al máximo cada día porque no pienso dejar para mañana lo que pueda hacer con él hoy.

—¿Ustedes saben quienes son los familiares de Luciano Bianchi? —pregunta de pronto la doctora llegando hasta nosotros. Asentimos—. No me digan. Usted es su hermano, usted su nuera, usted su hijo y usted su esposa —se burla la doctora. Consigue sacarme una sonrisa con eso, no lo niego.

—En realidad es cuñado de mi esposo y él es su sobrino —le digo la verdad a la doctora. Bota el aire lentamente.

—Muy bien, voy a creerles. Ya ha despertado, ¿Alguien quiere verlo? —pregunta ahora. De nuevo todos Asentimos. Incluso Xavier tiene negocios con Luciano y son amigos. La mujer bufa—. Uno, máximo dos a la vez. No más de diez minutos por pareja, ¿entendido? —advierte la doctora.

—Está bien —aceptamos todos al unísono.

—Muy bien, ¿quién va primero? —pregunta. Veo a Selene e Ian.

—Ustedes primero, yo iré con Xavier en la segunda tanda —propongo. Ian besa mi frente y Selene presiona mi mano antes de irse detrás de la doctora. Yo acepto el abrazo de Xavier.

—Marcus también va a despertar, bonita. Yo sé que lo hará —acepta. Asiento.

—Lo sé. Él es fuerte y no va a dejarnos. No ahora que ya sabe que seremos padre —digo, intentando convencerme de mis palabras. Quiero creer que Marcus sí me escuchó cada cosa que le dije temprano y que va a luchar contra todo porque no permitirá que nuestro hijo venga al mundo sin conocer a su padre. Regresamos a nuestros asientos y exactamente diez minutos después, los chicos regresan. Ian tiene los ojos rojos. Lo abrazo antes de caminar yo ahora con Xavier a mi lado.

Cuando entro a la habitación lo encuentro muy diferente que a Marcus. Él no tiene tantos cables ni tampoco respiración artificial. Solo una vía de suero, supongo.

—Hola —saludo, llegando hasta él e inclinándome hacia adelante para abrazarlo.

—Hola, hermano. ¿Cómo te sientes? —pregunta Xavier a mi lado, luego de simplemente chocar manos con Luciano.

—Como no me sentía desde hace mucho, de hecho. Me siento muy bien —reconoce. Sonrío, guardando las lágrimas.

—¿Por qué no nos contaste nada? —reclamo. Luciano suspira.

—No quería preocuparlos —reconoce.

—¿Entonces, qué? Si algo salía mal, ¿quién iba a informarnos? —insisto. Luciano baja la cabeza.

—Lo siento mucho, Rose. Tienes razón, no debí ocultarles esto. ¿Y Marcus? ¿Por qué no ha venido? —pregunta. Mis ojos de inmediato se me llenan de lágrimas—. ¿Qué ocurre? ¿Por qué Ian tampoco quiso decirme nada? —insiste. Tomo un par de respiraciones.

—Marcus está en recuperación —digo porque así es. Mi esposo simplemente está en recuperación y va a recuperarse pronto. Luciano sonríe.

—Le debo mi vida a él. Si él no puede venir, yo quiero ir a verlo —declara. Niego con la cabeza.

—No te apures, tranquilo. Dale tiempo de recuperarse del todo y tú también debes hacerlo. Ya se verán luego —habla Xavier por mí. Yo estoy luchando por no llorar. Luciano sonríe más grande.

—Solo díganle que no se demore mucho. Odio los hospitales, ya quiero irme de aquí. ¿Mis hermanos saben algo? —pregunta ahora. Xavier y yo negamos.

—No sabía si querías decirles —confiesa Xavier. Luciano asiente.

—Sí, es mejor así. Agarrarían el jet para venir de inmediato y no hace falta. Estoy bien —declara seguro. Miro hacia el suelo cuando siento que la presión es mucha—. ¿Rose, segura que todo está bien? —insiste Luciano.

—Sí, es sólo que me afectó ver a Marcus con tantas cosas —confieso. Eso no es mentira.

—Sí, es raro verlo en un hospital. Sólo lo he visto cuando se trataba de Ian. Él siempre ha sido una roca. Nunca se enferma —declara. Asiento, apoderándome de sus palabras. Tiene razón, mi esposo es una roca y puede con esto y más.

—Sí, él es muy fuerte —repito firme. Luciano asiente y la doctora llega para informarnos que ya debemos salir. Nos despedimos de Luciano y regresamos a la sala de espera con el resto.

—¿Le dijiste? —pregunta Ian, levantando su vista en el asiento. Niego con la cabeza y ahora sí dejo que las lágrimas corran.

—No, no pude. Él asegura que Marcus es una roca y yo sé que lo es. Mi esposo no va a morir en este hospital. Él va a levantarse, tendremos a este bebé y vamos a criarlos lleno de amor todos juntos —declaro entre lágrimas viendo a todos los demás que ha regresado de comer. Asienten.

***

—Gracias —acepto el vaso de jugo que me ofrece Xavier y le hago espacio a mi lado. Son alrededor de las dos de la mañana. Todos duermen en diferentes asientos. Iliana se fue con Arianna hace unas horas para el hotel. Ellas debe descansar por el embarazo. Los niños se quedaron con Luisana y Rocío en el resort. Ellos no saben nada y espero que así siga.

—Debes ser fuerte, Rose. Marcus es fuerte, pero necesito que tú también lo seas por ti, por los mellizos y por este nuevo bebé —pide Xavier, colocando su mano sobre mi vientre. Asiento después de beber el jugo. Coloco la mía sobre su mano. 

—Estoy intentándolo, Xav —prometo. Asiente y besa mi frente. Me pide que coloque mi cabeza sobre su hombro, lo hago y cierro los ojos, intentando conciliar el sueño, pero es imposible.

—¿Familiares de Marcus Lombardi? —pregunta un joven doctor que no había visto antes. La doctora que está tratando a Marcus llega y le toca el hombro. Todos ya estamos de pie esperando lo que tenga que decir.

—Yo me encargo —le informa al chico y él asiente y se retira—. ¿Quién es Mia Regina? —pregunta ella. Paso saliva, sonriendo aún con las lágrimas bañando mis mejillas. Despertó. Mi rey despertó y está llamando a su reina. A mí.

—Soy yo —digo y doy un paso adelante.

—Su esposo despertó y pide verla —avisa. Sonrío de felicidad y saboreo mis labios. Seco mis lágrimas para caminar con ella a mi lado hasta la habitación.

Díganme que no soy la única que amó el final de este cap, por favoooor.

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