Capítulo 24🔥
Aspira llegar a la luna, porque aunque falles, lograrás estar entre las estrellas.
Como dijo Ian, cuando llegamos a la entrada, ahí estaba Marcus hablando con Iliana y Xavier. Al preguntarle que dónde se había metido, me dijo que había salido a conocer las instalaciones. Solo asentí y no dije nada más.
Ya son casi las dos de la tarde y no hemos dejado de recorrer la atracción esta del cine. Hemos pasado de ver a un enorme Woody, de Toy Story, a ver un musical de príncipes y princesas. Hay de todo en este lugar, la verdad. Los niños han estado sonriendo, gritando y tomándose foto cada dos por tres, sin embargo, yo no he podido disfrutar de la misma manera porque estoy molesta por la desaparición de Marcus de esta mañana.
Sí, ya sé que no debería de estar enfadada, pero lo estoy. Solo que trato de que no se note.
—¡Mamá Rose, ven! —pide emocionada Liam, tomando mi mano y halaándome hacia donde se ve un Mushu, el dragonsito de Mulan. Me arrodillo junto a él, Ian, Jordy, Zoe, Selene y Marcus para la foto que tanto quiere. Todos sonreímos felices. Luego es una foto de Xavier con Iliana, Arianna y los niños. Así ha sido desde que llegamos. De último es una foto grupal. Esa siempre toca pedirle a algún turista que haga el favor de tomarla. Somos demasiados como para hacerlo tipo selfie.
A las cinco de la tarde ya es hora de regresar al hotel para darnos un baño e ir a cenar todos juntos de nuevo, mi sorpresa y la de todos es darnos cuenta que Marcus no está con nosotros. Todos me miran a mí.
—A mí ni me miren que yo no tengo idea de lo que le pasa —me quejo y subo a mi habitación sin darle tiempo a alguno de hablar. Quizás y Marcus esté ahí, pero no. Al entrar, todo está como esta mañana y no se ve por ningún lugar. Su celular sigue estando en el mismo sitio también.
¿Qué me ocultas, Marcus Lombardi?
Más te vale que me lo cuentes tú y no me entere por otra persona.
—¡¿Quién?! —bramo al escuchar unos toques en la puerta.
—Soy yo. ¿Puedo pasar? —Suspiro y camino para abrirle a Arianna—. ¿Qué es lo que pasa? —pregunta al entrar. Estoy por responder que no tengo idea de nada cuando vuelven a tocar a la puerta. Giro los ojos y abro. Es Rodolfo ahora. Ambos se acomodan en el sofá.
—A ver, no tengo idea de lo que sucede con Marcus. Esta mañana he despertado y él no estaba. Ha dejado su celular y no tengo manera de saber dónde puede estar —confieso. Ya siento las lágrimas acumuladas en mis ojos. No entiendo nada.
—Tranquila, princesa, quizás solo esté caminando por ahí —dice Rodolfo, levantándose para abrazarme.
—No lo creo. Me lo hubiera dicho —declaro convencida.
—Quizás se le olvidó hacerlo —insiste. Niego entre sus brazos y seco las lágrimas que derramé.
—No. Yo creo que me está ocultando algo. Y lo que me oculta es lo que nos trajo aquí. Este viaje fue muy inesperado. No soy idiota, ¿saben? Sé cuando me está ocultando cosas. Solo que no sé porqué lo hace. Nunca lo había hecho, salvo cuando era alguna sorpresa para mí, pero esto que siento no es lo mismo. Creo que esta vez sí me oculta algo malo —confieso y vuelvo a llorar como si me estuvieran matando. De verdad que necesito que este cambio de hormonas cese.
—No llores, Rose. Yo no sé lo que está pasando con Marcus, pero sí sé que ese hombre te ama, así que tranquila que nada malo está pasando. Estoy segura —declara Arianna. Intento asentir sin llorar, pero es en vano.
—No digo que no me ame, lo que estoy diciendo es que lo que sea que lo tiene yéndose sin avisar, no es bueno. Es algo malo, si no fuera malo, ya me lo habría dicho. ¿Entienden? —inquiero con la intención de que me entiendan. Ambos asienten.
—Lo sé, te apoyo en eso. Solo esperemos que llegue a dormir y podrán hablar para que te cuente lo que sea que esté pasando. ¿De acuerdo? —Asiento lentamente a las palabras de Rodolfo—. Ahora, ¿hacemos noche de chicas hasta que Marcus llegue? —propone más alegre. Limpio mis lágrimas y sonrío. ¿Ya dije que lo extrañé?
—Eso me gusta, pero voy a cambiarme —digo y entro al baño para colocarme un pijama de short y blusa. Cuando salgo, ya ellos están acostados sobre la cama, peleándose por el control remoto del TV. Sonrío.
Nos chismeamos de todo, nos maquillamos, nos arreglamos el cabello. Le hicimos un peinado muy feo a Rodolfo que se ha dejado crecer el cabello y hasta le pintamos las uñas cuando se quedó dormido de primero. La segunda en caer fue Arianna. Ya iban a ser las doce de la noche cuando bostezó y se durmió. Ahora son casi las cuatro y Marcus sigue sin llegar.
Siento los ojos hinchados de tanto que he llorado desde que Arianna se durmió. Estoy sentada en el balcón, arropada con una manta y mirando las estrellas.
No entiendo nada de lo que está pasando con Marcus. Ayer dijo que esto sería como nuestra luna de miel previa a nuestra renovación de votos, entonces, ¿por qué me está dejando sola en nuestra luna de miel?
Nunca antes lo hizo, ¿por qué ahora que tengo la sospecha de estar embarazada?
¿Por qué siento como si me estuviera abandonando?
Me quedo dormida con esa última pregunta rondando mi mente. Despierto porque el sol me está dando de frente en la cara, pero más que todo por el grito de Rodolfo dentro de la habitación. Giro mi cuello, descubriendo que me duele horrores. Lo froto con mi mano y me levanto.
—¿Qué pasó? —pregunto, entrando de nuevo a la habitación.
—¡Ay, me asustaste, creí que te habías ido! —chilla, dramáticamente. Río bajito—. Ay, preciosa, mirate esos ojitos. Ven aquí —pide. Como alma en pena, camino hasta él y me refugio en sus brazos. Arianna se despierta y también se une al abrazo—. Ya verás que todo tiene una explicación —susurra sobre mi oído. Asiento lentamente.
—Sí. De seguro esto es un mal entendido que tiene una explicación graciosa de la que nos reiremos por meses —lo apoya Arianna. Asiento de nuevo. Al separarnos, seco mis lágrimas.
—Iré a darme una ducha para bajar. Los veo en la entrada —les digo. Ambos asiente y besan mi frente antes de irse a sus respectivas habitaciones. Justo cuando voy a lavarme los dientes, me percato de que hay una hoja doblada debajo de mi cepillo de dientes. Anoche no la vi porque no me lavé los dientes. Con la mano temblorosa, la tomó y desdoblo para leer.
"Si mueres, yo muero, pero si yo muero, tú vives porque mi vida seguirá atada a la tuya eternamente.
No hay ni habrá un amor tan puro y perfecto como el nuestro, mi reina.
Esto no es una despedida, nunca podría despedirme de ti. Es claro que no sé renunciar a ti.
Eres la respuesta de mis plegarias.
Eres la sonrisa que adorna mis labios.
Eres la musa de mi inspiración.
Eres la protagonista de nuestra historia.
Eras la esposa perfecta.
Eres la amante ideal.
Eres mi reina.
Te amo, mi reina.
Te amo, mi Rose.
Por siempre tuyo, Marcus".
La suelto como si quemara. ¿Qué diablos es eso? Sin ducharme ni nada, me coloco un pantalón, un suéter y tomo la nota de nuevo para guardarla en un bolsillo de mi pantalón y salgo de la habitación con rumbo a la de Ian. Toco desesperadamente, al abrir, me mira y me deja entrar enseguida. Encuentro a Selene a punto de colocarse una blusa, pero no me fijo en eso.
—¿Rose, qué pasa? —pregunta Ian. Estoy temblando y las lágrimas están pidiendo a gritos salir. Trato saliva antes de responderle.
—Marcus me dejó. Se fue —sollozo sin poder evitarlo y es Ian quien evita que me caiga al suelo cuando las piernas me tiemblan.
Se fue. Mi Marcus se fue.
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