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Capítulo 11🔥

Apostar por uno mismo es la mejor inversión que puedes hacer.

Narra Ian.

Al darme la vuelta para ir a coger mis llaves y conducir al colegio, veo a Selene con sus ojos húmedos.

—Sen —digo dudoso. No entiendo su mirada, pero no me gusta verla así.

—¿La mejor mujer, Ian? ¿Es en serio? Te dejó por tu padre y sigues creyendo que ella es la mejor mujer que has conocido luego de tu madre. ¿Qué soy yo entonces? ¿Su sustituta? ¿La que calienta tu cama y te dio un hijo? Incluso eso hice mal, ¿cierto? Ella te dio dos de un solo golpe y yo solo te he dado uno. —Me acerco porque está empezando a hablar idioteces.

—No digas eso. No pensé mis palabras. No eres su sustituta. Te he dejado claro desde el principio que no me interesa otra mujer que no seas tú. No entiendo porqué te empeñas en darle a ella más importancia de la que debería de tener en nuestra relación digo sincero.

Selene me aleja cuando intento tocarla y las lágrimas que tenía retenidas, comienzan a caer.

—Me siento su sustituta porque cualquier cosa que yo hago, tú no lo notas. Ah, pero si es ella quien lo hace, ahí si lo notas. ¿Qué quieres que piense, Ian? ¿La amas? —inquiete entonces. Suspiro.

Sí la amo, pero de manera diferente. No como la amaba al principio.

No la amo deseando que sea mi mujer.

La amo por la mujer que es, la mujer de mi padre.

La amo porque es la madre de mis hijos mayores y por cómo los educa.

La amo porque hace feliz a mi padre y a todos mis hijos. No solo a los que tenemos en común.

La amo porque me hace feliz como amiga.

No la amo como a Selene.

A Selene la amo como mi mujer. Mi esposa. La mujer que quiero a mi lado siempre.

Supongo que me tardé mucho en responder y eso fue una respuesta para Selene porque bufa y se da vuelta alejándose de mí. Reacciono antes de que se aleje lo suficiente y la tomo del brazo.

—La amo como mi amiga, mi familia, no como mi mujer. No como a ti —declaro, pero ella de todas maneras se suelta de mi agarre y sube las escaleras de dos en dos. Suspiro.

No tengo tiempo ahora para hacerla entrar en razón, ya sé me ocurrirá una manera para hacer eso. Ahora debo ir al colegio. Ya mi padre debe estar en camino. Salgo de mi casa y subo al carro, lo enciendo y en todo el camino de mi casa al colegio, no dejo de pensar en Selene.

¿En qué momento ella empezó a creer que es más importante ella que Rose o Rose que ella?

Ambas son importantes para mí.

No me imagino mi vida sin Rose en ella. Lo mismo con Selene. Es mi esposa, por Dios, es claro que quiero tenerla en mi vida.

Sacudo la cabeza al llegar al colegio y veo el auto de mi padre ya estacionado. Me bajo del mío y me acerco a él. Sale del auto al verme.

—¿Todo bien? —Imagino que mi cara le ha advertido que algo no lo está, por lo que no me preocupo en mentir.

—Selene me está volviendo loco —reconozco. Mi padre ríe bajo. Sonrío por inercia y juntos entramos al colegio. Agradezco que el descanso de los niños sea en el patio de atrás, por lo que no podrán vernos. Caminamos directo hasta la dirección sin detenernos nunca.

—Señores Lombardi —saluda la directora con sorpresa al vernos.

—Directora, buenos días —saludo estrechando su mano. Ya conoce a mi padre, por lo que él la saluda de la misma manera.

—¿Qué los trae por acá? —inquiere, volviéndose a sentar en su silla detrás del escritorio. Nosotros permanecemos de pie. 

—Nos gustaría hablar con la profesora Aura —informa mi padre. La directora no oculta su sorpresa, puesto que alza las cejas.

—¿Ocurrió algo malo? —interroga.

—Envió a mis hijos al psicólogo sin autorización. Venimos para aclararle la situación y queremos hacerlo delante de usted para que también esté al tanto de todo —explico yo. Desde que mi padre me contó en el camino a la dirección que mis hijos visitaron al psicólogo por petición de esa maestra, estoy hirviendo en rabia. 

—Mandaré a llamarla —avisa y presiona el botón a su lado con el micrófono mientras hace el llamado. Se escucha por los altavoces que tiene todo el colegio la solicitud de la directora—. Ahora solo esperemos, tomen asiento, por favor —pide amablemente. Obedecemos y pasado unos minutos de puro silencio, se escuchan unos toques en la puerta. La directora sede el paso y la maestra Aura nos mira a todos con sorpresa y creo ver un destello de preocupación en su mirada.

—Me solicitó, directora —habla la maestra Aura.

—Sí, Aura, los señores Lombardi quieren hablar contigo sobre enviar a... ¿Los mellizos o al pequeño Liam? —pregunta ahora en mi dirección. 

—Los mellizos —informo. Ella siente y vuelve a mirar a la recién llegada.

—A los mellizos, Zoe y Jordy al psicólogo sin su autorización. ¿Quieres explicarnos el motivo? —pide amable la directora.

—Ellos saben porqué lo hice. Es más, ni crean que su presencia aquí me hará creer que no es incorrecto lo que hacen —declara firme. 

—Con todo respeto, maestra Aura, usted cobra por enseñar, no por entrometerse en la vida personal de los padres de sus alumnos. Mis hijos no están para nada confundidos por la relación que su madre tiene con mi padre. En lo absoluto, es más, entienden perfectamente el porqué y saben toda la historia —sentencio.

—Yo solo vine acá a dejarle claro que no pienso terminar mi matrimonio con la madre de los mellizos por su pensar. Sí, estoy casado con la madre de mis nietos, pero eso no le da derecho a usted ni a nadie de querer venir despues de tanto tiempo a juzgar nuestro matrimonio. Que por mucho, no es superable por ningún otro matrimonio que usted considere correcto. 

»—Así que de la manera más educada posible, le pido que deje de involucrarse y tomarse atribuciones no correspondidas. Como dijo mi hijo, dedíquese a enseñar y no a fisgonear la vida de los padres de cada uno —declara mi padre con su habitual tono conciliador y pacifico. La profesora ya no se ve de la misma manera que hace un rato, ahora está sudando.

—Sigo sin comprender lo sucedido, pero le pido disculpas por lo ocurrido con sus hijos. Le aseguro que no volverá a suceder y, estoy segura que la profesora Aura no volverá a actuar sin consentimiento de los padres. Como bien dijeron ambos, no nos interesa la vida personal de los familiares de nuestros alumnos si no presentan un peligro para los mismos —habla la directora.

—Pero directora, claro que presenta un problema. Quizá no físico, pero sí psicológico. Este señor es el abuelo de los niños y está casado con la madre de los mismos. ¿Cómo eso no puede ser peligro psicológico para los niños? —insiste la maestra. 

Mi padre se levanta inmediatamente de su asiento, por lo que yo hago lo mismo. Hasta la directora lo hace.

—Créame, profesora Aura, mis nietos tienen mejor salud mental que usted, puesto que ellos comprenden todo a la perfección sobre mi relación con su madre. Algo que a usted le está siendo muy difícil asimilar. Aun y cuando no es de su importancia nuestra vida —espeta firme.

—No me interesa el tipo de relación que tenga el señor con la madre de los niños. Si los niños no se han quejado de eso, no seré yo quien lo haga. Sin embargo, les advierto a ambos que si en algún momento los niños presentan algún signo de que lo que sucede en su casa les afecta a ellos, entonces sí voy a meterme en el caso —advierte la directora mirándonos a mi padre y a mí.

—Si mis hijos no han presentado ningún signo, como dice usted, en estos siete años de matrimonio de mi padre con Rose, dudo que lo hagan ahora. Y yo le advierto a ustedes que si me entero que mis hijos volvieron a visitar al psicólogo o que la maestra Aura está intentando confundirlos, seré yo quien llevo esto a los jurados. Con permiso —zanjo y salgo con mi padre a un lado. 

—Deja que Liam duerma hoy con sus hermanos y tú lleva a tu esposa a comer y a un hotel. Hazla sentir especial —propone mi padre apenas llegamos a nuestros autos. Sigo con la molestia de lo sucedido adentro, por lo que me toma mi tiempo el asimilar sus palabras. 

—Gracias —digo y lo abrazo para luego subir a mi auto. Me regreso antes de arrancar y que él lo haga—. Es tu turno de venir el viernes para el día del padre en el colegio. Yo vendré por Liam y tú por los mellizos —informo. Mi padre sonríe y asiente. Hago lo mismo, sintiéndome mejor. 


Ya sé, ya sé. Perdón por lo tarde, pero realmente estoy haciendo todo lo posible en publicar sin quedarme dormida, ¿vale? 

Espero que les guste. Comenten mucho, plis. 

Y, por favor, tenganme paciencia.

Aixa, fuera. 

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