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Capítulo Nº 8 | parte 3

No olviden comentar >:'v Demuéstrenme que no me estoy peleando con la PC en vano.



Me quedé gélido allí con la boca abierta al ver a Jean frente a mí, porque en mi primer vistazo se me asemejó demasiado a un chico atractivo, sin embargo luego de saber que era ella comencé a notar detalles que antes no había notado, como que tenía pechos –pequeños pero los tenía–, o que sus caderas eran amplias, e incluso que su mirada –muy seductora en verdad– era la de una mujer, con sus largas y tupidas pestañas. Sus rasgos eran femeninos pero, dependía mucho de cómo actuaba o los gestos que hacía, podía verse muy varonil.

—¿Qué, quieres que vuelva a besarte? —dijo con una sonrisa de lado que me hizo tragar saliva y mirar hacia los costados sin saber bien qué decir. Luego se rio y me lanzó un golpe con su puño hacia el hombro—. ¡Estoy bromeando! Ya déjame entrar que hace frío y no traje suficiente abrigo.

Me hice a un lado para que pudiera entrar y noté que llevaba una gran mochila a la espalda colgada de un solo hombro, pero no bien me dio la espalda me tomé del hombro con un gran gesto de dolor, sentí que me ardía y fue inevitable quejarme con un «auch» al frotarme, y Alex comenzó a reírse al ver mi gesto adolorido.

En verdad golpeaba muy fuerte, más que Chrissy, incluso más que Eric enojado...

La vi besuquear a mamá en las mejillas y conversar con ella animadamente, le agradecía por venir y Jean parecía estar gustosa con esa invitación. ¿Cómo rayos mamá pudo reconocerla en la calle? No se parecía en nada a la Jean que yo recordaba, y no fui el único, cuando mamá la presentó con los demás Eric me miró con un gesto extrañado, con esos códigos de mirada que teníamos desde niños.

Me acerqué rápidamente hacia a mi amigo para poder susurrarle:

—¿No me habías dicho que la habías visto?

—Eso fue hace tres años, Al, a mí también me sorprende...

—Me besó, hermano, no entiendo un carajo —le dije con un gesto torcido.

Eric solo se encogió de hombros y giramos para ver a esa chica que se sentó a la mesa junto a mamá luego de correr la silla, pero no se sentó de forma «normal», sino que dio vuelta la silla para poder sentarse de piernas abiertas contra el respaldo y apoyar sus brazos en este, como probablemente haría yo para conversar con Eric.

—¿Eric? —dijo ella de repente al verlo y abrió sus ojos con sorpresa.

—¿Jean? —respondió él, imitando su tono de voz.

—Nunca fuiste bueno para los chistes —escupió ella y luego lo miró de arriba hacia abajo—. Pero mira que has crecido, enano. Te pusiste bien bueno, ¿eh?

—No más que Al —se rio Eric y ella giró para verme.

—Al siempre fue atractivo, tú eres sexy. Es muy diferente.

—Y tú te pusiste bien... masculina —dije con un gesto torcido y ella comenzó a reírse.

—Ah, sí. Todos me lo dicen, supongo que para ser mujer debería usar vestiditos rosados y pintarme las uñas, o correr con tacones chillando y tropezarme si me persigue un monstruo, ¿no? —dijo ella con seriedad al clavarme sus ojos azules de forma intensa—. Porque si tengo vagina no puedo vestirme con jeans y camisetas de bandas o llevar el cabello corto, ¿verdad?

—No es lo que dije... —me quejé con fastidio y ella comenzó a reírse.

—No me ofende, soy tomboy. Me gusta la ropa «de hombre».

—¿Eres lesbiana? —preguntó Eric y le di un codazo para que se callara—. No te ofendas, mi hermano es gay así que no hay problema por ese lado.

—Soy Jean, mucho gusto.

¿Qué carajo había sido esa respuesta...?

Mamá sacó del horno las pizzas y, con ayuda de Alex –quien no le quitaba los ojos de encima a Jean– las cortó y colocó en la mesa para nosotros. Saqué unas cervezas de la heladera y especialmente tomé esas que Chrissy tenía permitidas, se la extendí con cuidado para que ningún otro me las arrebatara y sonreí cuando me dedicó ese «gracias». Sabía que le gustaba que me preocupara por esos detalles, porque poca gente lo hacía, casi nadie se preocupaba por si ella podía comer o beber como los demás.

Me senté junto a Chrissy y mamá, y frente a nosotros quedaron Eric y Jean junto a Alex y Bobby. Eric le hacía preguntas a Jean sobre su vida para ponernos al día, y ella también nos hacía preguntas a nosotros. Ya no era tímida ni vergonzosa como en nuestra infancia, era descarada, completamente desvergonzada y no tenía inhibiciones para decir nada. Alex tuvo que cubrir varias veces los oídos de Bobby por culpa de ella.

Noté que los gemelos la miraban mucho, primero creí que se debía a que no la conocían, pero muy pronto me di cuenta que en realidad la miraban porque era el tipo de Alex. Jean, definitivamente, era el tipo de mujer que le gustaba a Alex y su rostro y mirada lo delataba demasiado. Estaba prendido de ella, incluso parecía babear ante cada palabra desvergonzada que ella decía.

—¿Y a qué te dedicas? —le preguntó mamá a Jean con una sonrisa—. ¿Estás estudiando, querida?

—Nah, no me interesó —dijo ella con un movimiento de mano desinteresado—. Trabajo desde los dieciséis.

—¿En serio? —preguntó Eric con sorpresa.

—No te alteres que no estuve en una mina, soy DJ —se rio ella—, y gano muy bien.

Jean se quitó la chaqueta de cuero junto a una especie de jersey negro que tenía puesto, las cuales apoyó con pereza en la silla, para quedar solamente con una camiseta sin mangas gris de The Doors y mostrar sus brazos completamente tatuados y algo tonificados. Me sorprendió ver que la camiseta estaba bastante rasgada y que incluso las mangas habían sido arrancadas y cortadas para ser más «escotadas» en las axilas, por lo tanto se podía ver a la perfección el nacimiento de sus pechos sin sostén.

Miré a Alex, quien aclaró su garganta y se concentró en atender a Bobby a su lado, ya que él estaba junto a Jean seguramente le era más incómodo que fuera de su tipo y poder ver casi sus senos si hacía malos movimientos.

—Ey —dijo Jean al verme con su barbilla levantada—. ¿Sigues jugando basquetbol?

—A veces, no he tenido mucho tiempo para jugar —respondí, algo sorprendido por su pregunta—. ¿Por?

—¿Qué te parece una apuesta? —Curvó sus labios en una sonrisa desafiante.

—¿Una apuesta? —inquirí con una ceja levantada.

—El que enceste cinco veces seguida gana algo —dijo al guiñarme un ojo.

—Eras pésima, ¿estás segura de esto? —dije con una risa—. ¿Cuánto pudiste haber mejorado en estos años?

—Ahora está oscuro, ¡ni se les ocurra salir a jugar afuera porque les voy a dar a cada uno un chancletazo! —acotó mamá al amenazarnos con el dedo índice.

—¿Un chancletazo? —preguntaron Alex y Chrissy con sorpresa—. ¿Cómo es eso?

—¿Sus padres nunca les dieron con la chancleta? —inquirí con sorpresa y cuando ellos negaron, giré para ver a Eric—. ¿En qué clase de mundo viven?

—Mi mamá nos daba bien duro —agregó Eric con una risa—. «Pasa, pasa que no te haré nada» y ¡zaz! En el medio del culo.

—¡No! —chilló Chrissy y llevó su mano hacia el pecho, horrorizada—. A nosotros nunca nos golpearon, qué horror.

—Bueno, papá sí me dio ese puñetazo cuando entré en pánico por ser padre... —susurró Alex con una mueca torcida.

—¿Y cómo los corregían? —preguntó mamá con incredulidad—. ¿O eran angelitos que se portaban súper bien? Porque Al era terriblemente travieso.

—No, nuestros padres nos sentaban y nos hablaban —explicó Alex, para luego beber un trago de cerveza.

—Y si aun así no entendíamos y seguíamos con un capricho, nos enviaban al rincón de pensar para que abrazáramos un peluche hasta tranquilizarnos —explicó Chrissy. Nos miraba como si estuviéramos todos locos—. ¿En serio los golpeaban?

—Diferentes tipos de crianza, supongo —dijo mamá con una risita algo nerviosa—. Con Al era imposible, debías darle un cachetazo sí o sí.

Ninguno dijo nada más, los gemelos se miraban entre sí y luego a nosotros, como si sintieran pena por nuestra crianza. Ahora entendía por qué Alex no se enojaba con Bobby ante los caprichos y solo le hablaba con suavidad, era algo que había aprendido de sus padres. Yo no era quién para juzgarlos, pero se me hacía realmente raro ese tipo de crianza, no es que por haber recibido unos chancletazos hayamos quedado con traumas o algo...

Jean no agregó nada, ella estaba seria y bebía su cerveza en silencio. Eric y yo sabíamos perfectamente por qué, y era debido a que su madre sí era mala con ella. Su madre no la golpeaba para corregirla, la golpeaba constantemente si sacaba malas notas, si llegaba tarde, si se atrasaba para ir a algún lado o solo porque estaba frustrada por su trabajo. Jean se había mudado de estado en nuestra infancia cuando se fue a vivir con su padre por orden de un juez. Sin embargo, me sorprendí cuando la vi reír y negar con la cabeza, como si la situación fuera divertida para ella, como si eso que había vivido y que yo recordaba tan bien no fuera nada.

Terminamos de cenar y cambiamos de tema muy rápido para poder animar un poco el ambiente, hablamos de música, de deportes e incluso de anécdotas del pasado. Chrissy llenaba de preguntas a Jean sobre nuestra infancia, y ella parecía muy divertida de contarle la forma en que me seguían para todas las travesuras que se me ocurrían.

Mamá luego sacó el pastel de la heladera, lo había preparado específicamente para que Chrissy pudiera comerlo, así que luego de que me obligaron a apagar esas estúpidas velas y a oírlos cantar esa horrible canción, saboreamos ese delicioso pastel de chocolate.

Un rato después, Bobby comenzó a quejarse de sueño y mamá le ofreció a Alex que lo acostara nuevamente en su cama, así no debían irse. Y aunque Alex quiso quedarse con Bobby, mamá lo echó de la habitación y dijo que miraría una película con él hasta que se durmiera, así nosotros nos quedábamos solos y tranquilos sin mamá en el medio.

—Tienen muchas cosas divertidas de qué hablar, y no queda bien que esté una mamá en el medio —dijo antes de encerrarse en la habitación.

Nos mudamos al sillón, frente al hogar, con todas las botellas de cerveza e incluso algunas de vodka y energizante para beber más fuerte. Y allí sentados, con la música de Radiohead de fondo y las bromas de Alex de por medio, noté que Chrissy no dejaba de mirar a Jean, pero de verdad no dejaba de mirarla. Supuse que se debía al hecho de que Jean podía aparentar tanto un chico como una chica, y en el caso de aparentar ser un chico era, claramente, del tipo que a ella le gustaba. Alguien con apariencia de badboy.

—¿Qué les parece un juego? —dijo Jean al tomar la botella de vodka—. Han pasado siete años desde que vi a estos dos idiotas, necesitamos conocernos más a fondo. ¿Qué mejor que los juegos?

—¿Qué clase de juegos? —preguntó Chrissy—. Con Alex adoramos los juegos.

—¿Qué tal «nunca-nunca?» —Jean sonrió con picardía y Alex aplaudió con entusiasmo al decir:

—¡Wooo! Esa me encanta, ¡sacar trapitos al sol!

Todos sabíamos cómo se jugaba, no había necesidad de explicar las reglas. Así que Jean sirvió vodka en medidas iguales en todos nuestros vasos y, debido a que ella era quien tenía la botella de vodka, sería la primera en hablar.

El juego consistía en decir algo que nunca hicimos, y quien lo hizo debía beber el vodka. Era un momento divertido donde todos descubríamos verdades secretas de los demás, solíamos jugarlo en la secundaria en las fiestas, a mí y a Eric nos encantaba pero habían ocasiones donde era realmente incómodo, especialmente si toda pregunta era referida al sexo.

—Yo nunca-nunca he besado a alguien de mi mismo sexo —dijo Jean con una sonrisa torcida.

Eric y yo no bebimos, por lo cual ambos nos sorprendimos al ver que Chrissy y Alex sí estaban bebiendo el vodka al igual que Jean. Miré a mi amigo a mi lado, con sorpresa, y nos dimos a entender algo con las miradas: estábamos jodidos, pero apoyaríamos al otro.

Jean le pasó la botella a Alex, quien volvió a servir vodka en los vasos y, mirándonos a todos con una sonrisa triunfante, dijo:

—Yo nunca-nunca me he masturbado en un lugar público —dijo y, como vio nuestras miradas algo confundidas, agregó—: No delante de gente, idiotas, en algún bar, escuela, ya saben. Un lugar donde concurra mucha gente.

Me dio vergüenza pero bebí el vodka al igual que los demás, por eso Jean comenzó a reír y quiso profundizar en el tema:

—¡Oh, oh! Digan dónde, no se vale dejarnos picados.

—No, ni loco —me quejé yo.

—En el trabajo —dijo Alex al levantar su vaso sin vergüenza alguna—. Ese pub es puro erotismo, chica.

—Universidad —dijo Chrissy con una risa.

—Trabajo también —acotó Jean con una sonrisa pícara y giró para vernos a Eric y a mí, con esa mirada seductora suya que parecía cogerte entero—. ¿Y ustedes?

Eric y yo nos miramos, veíamos quién respondería primero así que decidí ser yo, pero ya sentía el calor subirme al rostro antes de siquiera responder, de solo pensar que Chrissy sabría que era un maldito pervertido.

—El instituto —dije casi en un susurro y Eric me miró, se rio casi a carcajadas y me chocó la mano.

—¡El instituto!

Alex le pasó la botella a Chrissy, quien dijo algo más sencillo como «yo nunca-nunca he tenido sexo», por lo que todos bebimos excepto Eric. Fue incómodo para él, me dio pena ver su rostro avergonzado, especialmente al ver la cara de Jean cuando notó que él no había bebido. Esa maldita Jean seguramente pensaba investigar sobre la vida privada de cada uno.

Chrissy le pasó la botella a Eric, pero él quiso pasar su turno de preguntar porque estaba demasiado nervioso, sus mejillas estaban encendidas, así que me tocó a mí. Los miré a todos porque no sabía bien qué decir en realidad.

—Yo nunca-nunca he visto porno —dije, fue lo primero que se me vino a la mente.

—¡Oh, vamos! No sean llorones y jueguen de en serio —se quejó Jean, pero terminó por beber el vodka al igual que los demás—. Si van a ser así de llorones entonces agregaré desafíos, no pueden ser tan maricas.

—¿Desafíos? —preguntó Eric con algo de temor.

—Sí, desafíos. Al habló de porno, bueno. Pásenme sus celulares, veremos su historial de búsqueda a ver qué tanto porno miran, malditos depravados.

—Oh, no, no, no, ¡no! —me quejé enseguida y me alejé de ella porque esa perra loca estaba a mi lado—. Nadie va a tocar mi teléfono.

—¡Oh, sí! —dijo Alex con una risa y le pasó su teléfono a Jean luego de desbloquear la huella táctil.

Jean comenzó a revisar las búsquedas de Google de Alex con una sonrisa, pero poco a poco su gesto divertido comenzó a cambiar, sus cejas y labios se fruncieron mientras más bajaba, el ambiente se había vuelto muy frío y tenso en cuestión de segundos, y no tardó tampoco en levantar la mirada para ver a Alex con reproche.

—Eres un tramposo, usas incógnito, ¿verdad? —escupió—. Pero encontraré algo, ya vas a ver, maldito pelirrojo.

—Tengo imaginación, querida —dijo él al guiñarle un ojo—, y sexo real.

Jean siguió buscando por un buen rato, llegó un punto donde le dijimos que ya parara, seguramente Alex usaba incógnito o definitivamente no miraba porno, pero entonces el gesto de Jean cambió nuevamente y curvó sus labios carnosos en una sonrisa triunfante.

—¡Ajá! —dijo al señalarnos la pantalla del celular—. Porno amateur. Encontré la aguja en el pajar.

—¿Hasta dónde retrocediste? —se rio Alex al ver su teléfono.

—Luego de todas esas recetas y palabras raras que buscas, terminé por encontrarlo —dijo Jean con una risa—. Ya, que el FBI me contrate, no sé qué esperan. A ver tú, pelirroja —Miró a Chrissy y extendió la mano.

—Para ti lo que quieras, bombón.

Me sorprendí ante esa respuesta, Chrissy la miraba con intensidad y no dudó en extenderle su teléfono. La miraba con una intensidad que podía encender a todos en la habitación, incluso le guiñó un ojo de forma insinuante y Jean le respondió con esa mirada suya y una sonrisa torcida, así que miré a Eric a mi lado, yo conocía muy bien los gustos de mi amigo y él los míos, era más que obvio que eso sería incómodo para Eric. Y lo fue, Eric bebía vodka para poder pasar por todo ese momento e intentar ser disimulado.

—Porno amateur con tipos jalándosela, de hace una semana —dijo Jean de repente—. Qué aburridos que son ustedes dos, ¿qué carajo hacen en sus tiempos libres? ¿Quién diablos se excita con porno amateur? —resopló al devolverle el teléfono a Chrissy—. ¿A ver tú, Eric?

—Oh, no, ni muerto —se atajó enseguida y comenzó a negar con las manos, con su rostro completamente rojo de vergüenza.

—¿Por qué no muestras tú a ver qué escondes? —dije yo con algo de fastidio.

—Claro, no tengo problema —diciendo eso Jean desbloqueó su teléfono y fue directo al buscador. Nos mostró a todos sus búsquedas—. Porno gay, gangbang, shemale, cámara oculta, interracial, BDSM y fem-dom...

—Ay, por dios, eres un asco —dije con una risa.

—Como si no te la jalaras viendo porno, no te hagas, idiota.

—Ya dale el teléfono así cambiamos de juego —le dijo Chrissy a Eric y él negó nuevamente con su cabeza.

—¿Qué tanto escondes que te avergüenza, necrofilia, zoofilia? —bromeó Jean.

—¿Qué clase de monstruo crees que soy? —escupió Eric con asco y prácticamente le arrojó el teléfono.

Jean comenzó a revisar las búsquedas y curvó sus labios en una sonrisa que me hizo sentir realmente incómodo, luego levantó su mirada para ver a Eric, quien corría la mirada y se refregaba las manos con nervios.

—Así que porno de lesbianas, ¿eh? —dijo al señalar lo que se veía en la pantalla—. ¿Te excitan dos mujeres tocándose, eh?

—Cierra la maldita boca, Jean, a ti te mojan dos tipos cogiéndose —escupí para arrebatarle el teléfono y devolvérselo a mi amigo.

—Por supuesto, y adoro imaginarme entre ellos en el trío más caliente de la historia. —Sonrió con perversión y extendió su mano hacia mí—. Tu turno, solcito.

Aclaré mi garganta, veía las miradas de mis amigos allí posadas en mí, especialmente la de Chrissy, quien parecía mirarme con mucho interés, por lo cual no pude evitar tragar saliva con muchos nervios. Comencé a sentir mi rostro arder, la verdad era que no quería darle mi teléfono pero era el último que faltaba, y no llegué siquiera a sacarlo de mi bolsillo que Jean ya estaba arrebatándomelo para poder revisar.

Mientras más rebuscaba en mi historial, más sentí mi rostro arder, especialmente cuando ella levantó su mirada para verme con esa maldita sonrisa de triunfo.

—Así que maduras, ¿eh? —dijo al levantar el teléfono—. Y no cualquier tipo de maduras, latinas maduras y tetonas.

—Un clásico —escupió Chrissy con asco y corrió la mirada.

Sentí mi rostro arder con mayor intensidad por ello.

—Ya dame esa mierda —me quejé y quise arrebatarle el teléfono pero ella me esquivó con una risa.

—¡También veo a un fan de las pelirrojas! —dijo con esa risa al correr su mano para que no la alcance—. Pelirrojas, pelirrojas, muy hermosas pelirrojas.

—¿Pelirrojas? —repitió Alex con un extraño tono de voz.

—¡Dame eso!

Jean pareció escapar de mí, así que terminé por lanzarme para agarrar el teléfono y ella continuó riéndose allí, bajo mío con su mano extendida alejaba el teléfono de mí. La miré a los ojos, tenía esos malditos ojos azules de mirada seductora, y no era una mirada que hiciera a propósito. No era que ella nos mirara como si quisiera cogernos, su mirada de por sí era así y eso me ponía realmente nervioso.

Le arrebaté el teléfono y me alejé lo más que pude de ella. Le cambié de lugar a Eric, no pensaba estar junto a ella, por alguna razón parecía ensañada conmigo y no sabía por qué. No recordaba haberle hecho algo como para que quisiera humillarme así.

—¿Qué tal un juego más sencillo? —dijo Chrissy con una sonrisa, lo cual relajó un poco el ambiente, o al menos su sonrisa me relajó a mí—. ¿Les parece bien «besar, coger y casar»? Creo que sería divertido.

—¿Con los miembros de la habitación? —preguntó Eric con sorpresa—. Solo hay dos mujeres...

—Mi madre no cuenta —escupí enseguida al mirar fijo a Alex.

—No pensaba meter a tu madre, ya tengo bien armada mi listita.

—Me gusta, a ver qué piensan de los otros miembros —dijo Jean y aceptó el vaso de vodka con energizante que le ofreció Alex—. Que empiece el cumpleañero, ¿qué tal?

—De acuerdo —dije con un suspiro y bebí un poco de mi trago para poder darme ánimos.

Me quedé en silencio por unos instantes, pensativo. Sí o sí debía elegir a un hombre para alguna de las opciones debido a que faltaba una mujer y no pensaba meter a mi madre en el juego, o terminaría por matar a alguien, y cuando vi la sonrisa de Alex tuve muy clara mis opciones.

—Besar a Eric, coger con Jean y casarme con Chrissy —dije.

—¿Casarte conmigo...? —preguntó Chrissy con sorpresa.

—Claro, eres la única con quien lo haría —le respondí con una sonrisa, entonces Alex agregó:

—Wow, ¿cómo es eso? ¿No me besas a mí?

—Besaría mil veces a Eric porque sé que él no me mandaría mano —dije con una risa.

Touché —dijo Alex con una risotada que llenó toda la habitación.

Giramos para ver a los demás, así que mientras esperaba sus respuestas bebí un poco más, en realidad quería cerveza pero estábamos todos con vodka y no era buena idea cambiarlo.

—Besar a Al, coger con Jean y casarme con Chrissy —dijo Eric al encogerse de hombros.

—¿Pero qué les pasa? —se quejó Alex al cruzarse de brazos—. Ahora resulta que nadie me quiere a mí.

—Tranquilo, hermanito —dijo Chrissy con una risita—. Que yo elijo besar a Al y casarme contigo.

—¿Y coger? —preguntó Jean con sorpresa.

—Te cogería toda, bombón —agregó Chrissy al guiñarle un ojo a Jean, quien se rio casi a carcajadas para poder responderle:

—Cuando quieras, pelirroja.

—Aw, también elijo casarme contigo —agregó Alex al tocarse el pecho, como si estuviese conmovido por la respuesta de su hermana—. Además de besar a Jean y cogerme al Ricitos de oro, esa es mi venganza por no elegirme, maldito idiota.

—Eres un puto asco —escupí al lanzarle un almohadón—. Aléjate de mí.

—Pues yo elijo besar a Eric —dijo Jean luego de beber un trago de su bebida—, coger a Al y casarme con ese pelirrojo precioso.

—¿Conmigo? —preguntó Alex con sorpresa, luego sonrió con picardía—. ¿Cuándo y dónde?

—Cuando quieras.

Alex volvió a servirnos más vodka con energizante, comencé a sentir que me haría efecto dentro de muy poco, pero estaba más relajado y divertido, por eso no me importó cuando Alex volvió a ofrecer jugar al «nunca-nunca», y seguimos bebiendo y bromeando en medio de risas e insinuaciones sexuales tan fuertes de Chrissy a Jean, que no pude evitar mirar a Eric para darle mi apoyo y que resistiera lo más que él pudiera. Era como tener porno en vivo y le estaría costando demasiado mantenerse tranquilo ante semejantes provocaciones eróticas.

Sin embargo, Jean era la de las ideas más fuertes y sexuales, la primera donde casi me ahogué con mi propia saliva fue cuando dijo «yo nunca-nunca he tenido sexo o masturbación anal», y vi que Alex bebió un trago de vodka.

—¡Alex! —chillé—. ¡¿Qué carajo?!

—¿Qué? —dijo como si no tuviera nada de raro—. Deja de ser tan llorón, es como tener un clítoris en el ano, es doble placer.

—¿Te acostaste con un tipo? —preguntó Eric con sorpresa.

—No —se rio él—. No necesito estar con un tipo para que me estimulen y gozarla como el mejor.

—Ahora entiendo tus insinuaciones... —susurré algo asqueado y él se rio casi a carcajadas al lanzarme un almohadón.

—Solo bromeo contigo, imbécil, no es que quiera cogerte.

La siguiente frase incómoda fue la de Alex, «yo nunca-nunca he tenido una mamada», pero para sorpresa de los demás, todos bebimos un trago de vodka, incluso Eric. Jean se enfureció por ello y le gritó que no hiciera trampa, porque tiempo atrás había dicho ser virgen. Eric se enfadó por ello, ahí fue cuando la situación se volvió demasiado incómoda para mí.

—¿Y? —le dijo con el ceño fruncido—. No se necesita de penetración para pasarla bien, no necesité coger con una chica para que me la mamara, y si crees que sí se necesita de penetración para tener un orgasmo, qué mal te han cogido a ti, Jean.

Alex aplaudió con una risa al darle la razón, pero fue incómodo no exactamente por la respuesta de Eric, sino más bien por la mirada que le lanzó Chrissy. Lo miró con intensidad, como si le hubiese sorprendido y a la vez gustado esa respuesta. Lo miró como si lo estuviera descubriendo, como si de repente, Eric hubiese dejado de ser ese chico desgarbado y tímido que a ella no le había interesado para nada, para pasar a ser lo más sexy de la habitación.

Solo corrí la mirada y apreté mi mandíbula, no podía creer que en serio Chrissy lo mirara de esa forma a Eric, que lo mirara como si quisiera lanzarse sobre él. No podía creer que en serio, en verdad, lo prefiriera a él...

Y me sentí el peor amigo del mundo.


Falta la última parte, pasa que en realidad se me alargó y preferí cortarlo xD

Quizá crean "uy, cuánta información innecesaria", pero ajá, los que me leen de hace tiempo sabrán que... yo dejo miguitas en todas mis historias. 7u7

Dejo acá abajo un dibujo que hice de Jean:

¿Qué les gustaría que dibujara?


Y para quienes me preguntaron quién es Ruby Rose, que en el anterior dije que me imagino a Jean como ella, es esta preciosura:

(Lo pongo luego de los puntos para quienes no quieren ver personas de verdad que arruinen su imaginación...)

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