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Capítulo Nº 6 | parte 3


Tarde, pero seguro :'u


La cena finalizó en medio de risas y bromas, además de los clásicos golpes de los Morrison en compañía de sus insultos y discusiones que, en vez de amargar la noche, terminaban por alegrarla.

Como era costumbre en los gemelos, ayudaron a levantar los platos de la mesa al igual que Eric y yo. Como éramos demasiados, pensaba ofrecerme a lavar los trastes por Ivana, no pensaba permitir que ella se encargara de todo ello, así que mientras que los Morrison se reían y bebían cerveza una hora antes de las doce campanadas, yo me quité el saco para poder lavar los platos con ayuda de Eric, quien los secaba y guardaba.

Eric miraba varias veces hacia atrás, estaba nervioso y muy preocupado por dejar a Chrissy y Alex solos con sus hermanos. Eric no conocía a Alex tanto como yo, por lo tanto no tenía conocimiento sobre lo sobreprotector que ese pelirrojo loco podía ser. Si alguno intentara molestar a Chrissy, Alex no dudaría en golpearlo y, así, se formaría una guerra campal en el medio de la sala.

Alex no podría contra todos los Morrison.

Y mientras que Eric y yo conversábamos al poner orden en el desastre de sus hermanos, sentí de repente unas manos que me tomaron de la cintura y casi me hacen arrojar todo al suelo.

—Eh, Ricitos de oro —dijo Alex—. ¿Puedo fumar aquí?

—Hazlo —dijo Eric con una sonrisa—. La mayoría de mis hermanos lo hace, a mamá no le molesta.

—Suéltame, no me agarres así que si te ven los gorilas esos van a empezar a molestar —me quejé al hacerlo a un lado.

—Espera, ¿la dejaste sola? —dijo Eric con sus ojos bien abiertos.

—¿No debía? —preguntó Alex con sorpresa al girar para ver por la puerta.

Eric y yo nos secamos las manos enseguida y prácticamente corrimos hacia la sala de estar, con Alex siguiéndonos por detrás, para poder estar con Chrissy. Los trastes podían esperar su turno, en ese momento la prioridad era que ella se sintiera cómoda, y esos gorilas asquerosos no perderían su oportunidad de acosarla.

Pude ver a Chrissy sentada en un sillón, estaba rodeada por John –a quien yo, personalmente, pensaba golpear— y Chris, quien probablemente se aseguraba de que su hermano se comportara. Eric no tardó en llegar hasta allí, le extendió la mano a Chrissy para invitarla a ponerse de pie.

—¿Sucede algo? —le preguntó Chrissy con sorpresa.

—Pensé que tal vez querrías fumar un poco —le dijo con confianza.

¿Quién era ese chico y qué había hecho con mi mejor amigo? ¿Qué clase de enseñanzas le dio Brian en menos de diez minutos?

Chrissy aceptó su mano y se puso de pie para alejarse de los Morrison. Junto a Eric, se alejaron de la sala de estar y fueron a ese jardín interno que tenían al fondo, donde todo estaba protegido del frío pero podían ver el cielo estrellado y las flores del jardín. Era un buen lugar donde llevarla, Eric estaba mejorando en eso de intentar conquistarla.

Más relajado por saber que Chrissy estaba junto a mi amigo, encendí un cigarrillo junto con Alex y nos acercamos a mamá e Ivana, que conversaban cerca de la chimenea con Ash y Luke. Estos dos parecían muy entretenidos, se reían y bromeaban, y de vez en cuando Ash abrazaba a mamá y le besuqueaba las mejillas. Esa era una clara señal de que empezaba a emborracharse, solía ponerse muy cariñoso con todo el mundo, especialmente con su madre y la mía.

—¿Cómo pasaron la navidad? —le preguntó mamá a Alex con una sonrisa cariñosa.

—Bien, lo pasamos con nuestros padres —respondió al soplar el humo de su cigarrillo—. Mamá hizo una cena increíble, no me dejó ayudar en casi nada. ¿Qué tal ustedes?

—Ay, lo pasamos con Ivy, Eric y Brian —respondió mamá al abrazar a su amiga y darle un beso en la mejilla—. No sé qué haría sin ella.

Fumé un poco de mi cigarrillo, por alguna razón me sentía nervioso pero no estaba seguro de por qué. Giré varias veces para ver si Eric y Chrissy regresaban, pero seguro se encontrarían disfrutando de las luces navideñas en el fondo y el gran jardín de Ivana.

—Te ves preciosa, Liv —dijo Alex de repente, por lo que lo miré de reojo, miraba a mamá con atención de arriba hacia abajo—. Increíblemente preciosa.

—Ey —me quejé al darle un empujón—. No seas así.

—¿Qué? Solo le estoy diciendo la verdad.

—Sí, ¿verdad? —dijo Ash de repente—. Se ve preciosa mi princesa.

Diciendo eso se colocó tras mamá para abrazarla de la cintura y dedicarle un beso en la mejilla cariñoso, sin dejar de mirar fijo a Alex.

—¿Eres su novio o qué? —se quejó Alex.

—¿Te importa qué soy? —insistió Ash al pararse firme.

—¡Ay, no empieces, Ash! —acotó Ivana al darle un manotazo—. Ya bájale a tu testosterona de macho alfa.

—No, no le bajo una mierda —gruñó y me miró a mí fijamente—. ¿Cómo permites que hable así de tu madre? Le destrozaría el rostro al que diga eso de la mía.

—¿Te importa qué le digo, eh, grandulón? —dijo Alex al pararse firme también.

Esto no estaba bueno, si Alex peleaba con Ash, sin duda se meterían los otros de sus hermanos y eso terminaría realmente mal. Quizá Alex podría contra Ash, pero no contra todos a la vez.

El ambiente comenzó a notarse tenso, ambos se miraban fijo y con furia, sentí que ante el menor movimiento del otro comenzarían a golpearse. No quería arruinarle la noche a Ivana o a mamá, ellas merecían algo de paz, al menos en el último día del año. Fue así como me dirigí a Luke, lo miré fijo para darle a entender lo que pensaba, él pareció entenderme a la perfección porque enseguida tocó el hombro de su hermano y dijo:

—¿Has visto a la larva? También se puso bien guapo.

—¿El enano este? —Ash me miró fijo y comenzó a reírse—. ¿Y qué esperabas? La sangre de la princesa corre por sus venas.

Mamá se alejó de ellos para poder tomarme a mí y a Alex del brazo. Nos alejó de los muchachos y en un rinconcito algo oscuro pero tranquilo, donde había un mueble pequeño lleno de adornos inútiles que a Ivana el gustaba, nos amenazó con su dedo índice:

—Armen pelea con los Morrison y los golpearé a los dos —dijo entre dientes—. En especial tú, Alex.

—Yo no hice nada, solo quise halagarte, ¿eso está mal?

—No está mal, pero Ash es muy protector y no soporta que nadie me diga nada. Si crees que Al es celoso, Ash lo es aún peor. ¿Entiendes? —dijo y suspiró al correr un mechón de su rostro—. No me molesta, me hace sentirme bonita, pero evita decir eso frente a Ash.

—Pero ¿es tu novio o qué?

—Mi mejor amigo —aclaró y luego se dirigió a mí—. Y tú también, Al.

—Pero yo no hice nada.

—Exacto. Pudiste frenarlos pero solo lo miraste. La próxima te daré una cachetada, ¿de acuerdo?

Alex y yo nos quedamos en ese rincón y encendimos otro cigarrillo luego de que el anterior terminara por consumirse. Desde allí, en silencio, nos concentramos en ver a mamá volver con sus amigos y bromear allí con ellos. Luego de un rato Ash pateó la mesita baja del living para hacer más espacio y sacó a bailar a mamá al centro, entre risas. Cada año ellos bailaban juntos, por eso mamá buscó ponerse zapatos cómodos. Incluso tenían pasos que habían inventado entre bromas para divertirse, eran sus juegos de mejores amigos.

—¿Por qué le dices esas cosas a mi madre? —le pregunté a Alex al soplar el humo de mi cigarrillo—. Sé que no es tu tipo de mujer, no encaja para nada. No es morena sino rubia, tiene el cabello largo en vez de corto, no tiene personalidad fuerte ni carácter, tampoco un trasero voluptuoso porque es delgada, es sumisa y muy dulce, así que no le dices esas cosas porque te guste. ¿Verdad?

—Sí considero que es muy hermosa —dijo él en un suspiro—. Porque lo es, Al. La primera vez que la vi le coqueteé más para hacerte enojar que porque me gustase, no es mi tipo. Además... ¿la has visto?

Dirigí mi mirada hacia él, me miraba con seriedad y algo de preocupación.

—Tú conoces a Chrissy con buena autoestima, quizá con una pequeña y lejana crisis de sentirse fea por no tener pechos. Tú no la viste cómo era antes, cuando se miraba al espejo y se veía horrible, la forma en que lloraba por no estar a gusto consigo misma. Antes ni siquiera se arreglaba, salvo que fuera para ocasiones especiales, porque sentía que era en vano, ¿entiendes? Que era en vano porque no era bonita.

—¿Qué tiene que ver Chrissy con mamá?

—Que al ver a Liv... —susurró—. Al verla, al ver sus ojos, te juro que veo a Chrissy hace unos años. Siento que sonríe y se ríe por ti, para no preocuparte, no por ella. Y te lo dije, detesto ver a gente buena sufrir tanto. A Chrissy le hacía bien que le dijera que era bonita, pensé que a tu madre también podría hacerle sentir bien, quizá le ayudaría a verse como en realidad es.

—No ha tenido buenos hombres en su vida —admití con un chasquido de lengua—. Tiene un imán para imbéciles que le destrozan el corazón y la hacen sentirse más pequeña todavía.

—Pues parece que hay uno muy dispuesto —dijo él con una ceja levantada al ver a Ash.

—¡No! —me reí, casi a carcajadas—. Ash tiene novia y está muy enamorado de ella, créeme, en unos minutos comenzará a llorar al hablar de ella, recuérdalo. Creo que la relación de Ash y mamá es más similar a la mía con tu hermana.

Alex me miró de reojo y, luego de reírse, dijo:

—Entonces deberías preocuparte.

Giré para verlo sin comprender a qué se refería, pero Alex no añadió nada más. Solo observó de lejos a Ash y mamá bailar entre risas, y decidí imitar su acto. Ash amaba a su novia, lo repetía todo el tiempo, y mamá estaba loca por ese policía gordo que siempre pasaba por casa. No se gustaban entre sí, entonces... ¿por qué debería preocuparme? Al verlos solo veía una bonita amistad, una que se basaba en risas y ayudar al otro, en apoyarse mutuamente y defenderse cuando era necesario.

Unos minutos antes de las doce, Alex y yo le ayudamos a Ivana a preparar la sidra y champagne para el brindis, colocaron uvas en el centro y algunos bocadillos dulces para degustar. Incluso la tarta de fresas de Alex y la tarta de coco que preparó Ivana.

Apenas dos minutos antes de las campanadas, cuando todos ya teníamos nuestras copas preparadas para brindar, Eric y Christine llegaron corriendo en medio de risas. Los miré de reojo, bastante enfadado por sus desapariciones.

Se hizo las doce y comenzó un nuevo año, nuestras copas chocaron en el aire y nos dirigimos fuertes abrazos. Besé a mamá con cariño en las mejillas y le di un abrazo muy fuerte por unos segundos, quería que me sintiera allí, que supiera que yo siempre estaría para ella.

Y, por alguna razón, comencé a sentir mucha angustia, quería evitar llorar. Nunca fui de los que se deprimen en fin de año, pero ese había sido el peor año de mi vida. Fui el único de mis seres queridos en no entrar a la universidad, perdí por completo a la chica que amaba e incluso resultó que solo me estaba utilizando para celar a mi amigo. Estaba solo, no tenía nada.

Era solo una cosa inútil que no servía para nada, que estaba para hacerle una carga molesta a mi madre.

No me importaba que los Morrison me vieran llorar, refregué mis ojos al alejarme del centro para ir a otra parte. Sin embargo, no fui el único en llorar, Ash y Luke lloraban al abrazarse entre sí, se susurraban algo al oído sin soltarse, algo que ninguno pudimos oír. De todos los Morrison, ellos dos eran los más unidos y compañeros, eran mejores amigos aun siendo hermanos.

Los fuegos artificiales se oían con fuerza en el exterior, me gustaba verlos e ir a la fogata barrial para arrojar cosas viejas, pero no quería ir con esta cara, no quería ir sintiéndome patético para mostrarme frente a todos los vecinos como la basura que soy.

Sentí una mano apoyarse en mi hombro y dirigí mi mirada para encontrarme con Eric, me dedicaba una sonrisa y se decidió a abrazarme. Lo abracé con fuerza, necesitaba tanto a ese hijo de puta, necesitaba tanto de mi amigo, y él nunca estaba. Nunca estaba para mí.

—Este año será mejor, ya lo verás —me dijo Eric al palmearme la espalda—. Todo estará bien.

Alex y Chrissy se acercaron enseguida a mí, ambos me abrazaron con cariño y ella besó una de mis mejillas, mientras que Alex me palmeó la espalda con suavidad. Me sentía tan a gusto con ellos, incluso más que con Eric. Me sentía comprendido, menos solo. Sentía, a su lado, que yo valía la pena, aunque no fuera así, porque ellos me hacían sentir que valía.

—¡Ey! —dijo Luke de repente para llamar la atención de los presentes—. Quiero proponer un nuevo brindis.

Ash comenzó a servir champagne nuevamente en las copas mientras que, con su otro brazo, secaba las lágrimas de sus ojos. Le extendió especialmente una de esas copas a su madre, luego otra a mi mamá y el resto nos servimos de la mesa. No sabía qué «brindis» querrían hacer, no era usual.

El sonido de los fuegos artificiales y la gente en el exterior era lo único que resonaba allí. Todos estábamos en silencio mientras esperábamos a que uno de ellos dijera algo. Fue Luke el primero en hablar:

—Hagamos el juego de las confesiones, como hacíamos años anteriores.

—Si vas a confesar que eres marica, ya lo sabíamos todos —dijo Chris con una risotada.

—¡No es eso, imbécil! —se quejó Luke y, de forma extraña, sentí a Alex un poco tenso a mi lado. No pude evitar mirarlo de soslayo, parecía enfadado—. Tengo algo que confesar y algo por lo cual brindar...

—¿Te ascendieron, bebé? —dijo Ivana con entusiasmo.

—No, es otra cosa... —Luke pareció ponerse nervioso—. Me voy a casar.

Ivana lanzó un fuerte chillido al aire y comenzó a saltar, incluso volcó el contenido de su copa y corrió para abrazar a Luke con fuerza, lo llenó de besos e incluso le empapó el traje en lágrimas. Sus hermanos imitaron a su madre y también lo abrazaron con cariño, otros fueron algo más duros y le dieron fuertes palmadas y golpes.

—¡Uy! ¿Y ahora a quién voy a molestar? —bufó John al darle un empujón—. Felicidades, marica. ¿Quién es el pobre desafortunado?

—Se llama Sean —dijo y, por primera vez en mi vida, vi sus mejillas encenderse—. Es un marine.

—¿Un marine? —preguntó Eric con sorpresa y miró a Ash—. ¿Compañero tuyo, ya lo sabías?

—Ya lo sabía —dijo y despeinó con cariño a Luke—. Yo los presenté.

—¡Ay, bebé, muchas felicidades! —chilló Ivana con lágrimas en sus ojos—. ¿Es ese muchacho del que me hablaste, verdad?

—¡Sí! —dijo Luke con emoción—. Te lo presentaré pronto.

—¿Qué van a decir los vecinos ahora? —dijo Brian con un gesto consternado.

—¿A quién carajo le importa lo que piensen los vecinos? —se quejó Alex con furia, me sorprendió aún más oírlo así, no entendía por qué se enojaba tanto si no tenía nada que ver con él—. Es tu hermano, alégrate por él.

—Tú no te metas —se quejó Brian.

—Me meto lo que se me canta.

—¡Bueno! —gritó Ash para llamar la atención del resto—. Yo también quiero jugar al juego de las confesiones, y también quiero brindar por algo.

Miramos a Ash con ansiedad, luego de lo de Luke, no estaba seguro de si podría superar la emoción en Ivana o si tendría algo mejor que decir. Entonces, con una sonrisa enorme, regresó a llorar y comenzó a refregarse los ojos con su brazo mientras que Luke le palmeaba la espalda con cariño.

—Voy a ser papá —dijo con su voz quebrada—. ¡Voy a ser padre!

—Oh, por Dios —chilló mi mamá y comenzó a saltar al igual que Ivana.

Ambas corrieron hacia Ash y lo abrazaron a la vez. Él devolvió el abrazo a ambas y besuqueó a las dos en las mejillas, pero a mi madre le dio un profundo beso en los labios con cariño. No diré que no me molestó, estaba acostumbrado a eso pero tampoco me gustaba verlo.

—¡Ash! Ya no puedes hacer eso —se rio mi mamá al darle un golpe.

—¡Estoy tan contento! —chilló con alegría.

—Ay, si no la mataste al cogerla la va a matar el parto, pobrecita —bromeó Chris—. ¿La has visto, Liv? Es una cosa toda enanita y pequeñita, es como una niña.

—¿Algún problema con eso? —se quejó Ash—. Me gusta tal cual es, me gustan las mujeres pequeñitas.

—¡Ey, Ash! —dije en lo alto para que me escuchara. Él dirigió su mirada hacia mí, algo sorprendido—. ¡Felicidades, princesita Ashley!

—Cierra el pico, Alphonse —escupió y luego comenzó a reírse—. Gracias, larva asquerosa.

—¡Ay! ¿Alguno más tiene una confesión para dar? —preguntó Ivana con entusiasmo.

Nos quedamos en silencio, todos seguramente teníamos confesiones que hacer, pero al menos yo no tenía nada feliz para contar, nada por qué brindar. No tenía ningún logro, nada bueno que me haya sucedido, excepto haberme hecho amigo de los gemelos.

—Yo no tengo algo para decir como el marica o el tarado —dijo Chris con un suspiro—. Pero sí quiero brindar por algo... Quiero brindar por nosotros, porque aunque seamos una basura y la familia más problemática y rara del mundo, estamos juntos. Gracias a Liv y al idiota de Alphonse por su amistad y su apoyo, y gracias también a sus amigos que con tanto ánimo ayudaron a mamá esta noche —dijo al ver a Alex y Chrissy—. Quiero brindar por todos nosotros.

—¡Uy, uy, uy! Que la maricada se contagia —bromeó John—. ¿Mucho tiempo con Luke?

—Bien que el llorón eres tú —acotó Luke con una risotada.

Brindamos nuevamente y observé de reojo a Chrissy y a Alex, ambos estaban un poco tensos, pero con Alex eso era mucho más notorio. Lo veía enojado, sus fosas nasales se expandían constantemente. Decidí tomarlos del brazo para ir al exterior, a la gran fogata barrial. Estaba seguro que donde ellos vivían no se hacían esa clase de cosas, era algo típico de mi barrio, de ese límite de ciudad.

Me coloqué nuevamente el saco –ya que no pensaba pasar frío– y los tomé a ambos del brazo y, junto a Eric y los demás, fuimos al exterior hacia la siguiente cuadra. Caminamos junto a los otros vecinos, quienes nos saludaban con sonrisas y nos deseaban un buen año. Tres manzanas completas se juntaban allí en ese descampado a quemar cosas viejas que ya no queríamos tener en el siguiente año, las cosas que no funcionaron, lo que deseamos olvidar. Lo que ya no sirve.

Era una creencia tonta que teníamos por allí, se suponía que al quemar todo eso, el próximo año sería mejor. Purificábamos nuestra alma, nos limpiábamos de malos recuerdos y momentos. Nos liberaba.

Todos teníamos siempre algo para quemar, yo no era la excepción y mamá, claramente, tampoco. Yo lo tenía preparado desde la tarde en el bolsillo interno de mi saco.

—¿Qué hacen? —preguntó Chrissy con un susurro.

—Quemamos cosas viejas, cosas que nos amargan la vida o ya no deseamos que se repitan. Lo que nos arruinó el año, es algo tonto, lo sé, pero...

—Me parece interesante —dijo y miró a Alex—. De haber sabido pudimos traer cosas.

—Ufff, si tú y yo empezamos a quemar lo malo, los bomberos no darían abasto —dijo Alex con una risotada.

Me acerqué al gran fuego que ya habían hecho algunos vecinos y, con un nudo en mi garganta, con el fuerte dolor en mi pecho y ese malestar en la boca del estómago. Con el pesar en mi corazón y las maldiciones en mi mente, tomé esos papeles de mi bolsillo y los miré por un instante. Las cartas de rechazo de la universidad y una foto con Becky, una que nos habíamos tomado cuando supuestamente me quería. Las hice un bollo con furia y las arrojé a las llamas. Quería que se quemaran, quería crecer y ser feliz.

A mi lado, otras personas arrojaban pertenencias, incluso Eric y sus hermanos lo hicieron. Mamá y Liv arrojaron algo juntas también, en medio de risas. Nunca sabíamos qué quemaban los demás, por respeto no lo preguntábamos.

—Ey, Ricitos de oro —dijo Alex al llamarme y cuando giré para verlo me sonrió—. Ven, tomemos una foto.

Nos acomodamos los tres para tomarnos una foto juntos con el fuego de fondo. Alex guiñó un ojo de forma bromista y Chrissy hizo sonrió con alegría, así que la imité y nos tomamos esa foto. Esperaba que pudiera reemplazar a la de Becky en ese nuevo año.

De repente comenzamos a escuchar gritos, vi a Luke siendo empujado por los chicos de la otra cuadra. Luke no solía utilizar la violencia, aún cuando era fuerte y podía derrotar a casi cualquiera que se enfrentase.

—¡Eh, marica! ¿Qué miras? —le dijo de nuevo al empujarlo.

—¿Crees que te miraría justo a ti? —dijo Luke con una risa—. ¿Te has visto en el espejo? Ni tu madre te debe mirar, imbécil.

Ash no estaba cerca, él siempre era quien solía acudir en esos casos, así que me acerqué yo para ver si podía apaciguar un poco esa furia de los tipos. Estaban borrachos y eso era muy notorio, no era la primera vez que peleaban con los Morrison, tampoco era la primera donde molestaban a Luke, pero los Morrison también estaban bastante borrachos y si la cosa continuaba de esa manera, terminaría alguno muerto.

—¡Ey! —dije al empujarlo—. Ya déjalo, no es tu puto problema.

—¿Qué pasa, Alphonse, eres su amante acaso? —me dijo al darme un empujón—. Defiende a tu noviecita.

—¿Por qué no te vas al chiquero del que saliste? —le dijo Luke, quien ya comenzaba a enfadarse, y enfadado podía ser muy violento.

—¿Chiquero? ¿Ese no es el lugar donde los parió su madre?

Luke le lanzó un fuerte puñetazo y los tipos lo agarraron en grupo, así que Alex y yo nos metimos para sacar a Luke de allí. Alex no dudó en marcar bien las distancias, lanzó fuertes puñetazos y, en pocos movimientos, consiguió tener al que más insultaba a Luke con una llave de sumisión al cuello.

—¿Tienes algún problema con que sea marica, eh? —le dijo con asco—. ¿Tienes algún problema? No es a ti a quien la chupa, ¿o quizá ese es el problema? ¿Quieres que lo haga, imbécil?

—¡Alex! —chilló Christine al intentar frenarlo—. Alex, tranquilízate.

—¿Tienes algún problema acaso? —gruñó Alex nuevamente—. ¿Eh?

—¿Quién diablos crees que eres? —dijo otro de los tipos al ver a Alex—. ¿Eres su novio acaso?

—¿Sabes que sí? —escupió Alex al soltar al tipo y lanzarlo lejos—. Y se la chupo cada noche, imbécil.

—Alex —insistió Chrissy—. Basta.

Oímos el grito de Ash que se acercaba en una rápida corrida, y al verlo los tipos parecieron asustarse, comenzaron a retroceder. Ash les dirigió una sonrisa de completo lunático, una que me hizo recordar mucho a la que Alex le dirigió a Nate.

—¡¿Qué dije que les haría si se metían con mi hermanito, eh?! —gritó al tomar a uno de la ropa para poder sacudirlo en el aire—. ¡¿EH?! ¡Yo no soy tan pacífico como él, yo a ti te corto las bolas sin dudar!

—Ash, vamos, mamá está mirando —le dijo Luke con un suspiro—. Estoy acostumbrado y no tengo doce años, ¿está bien? Tengo veintiocho, sé defenderme solo.

—¡NO! —chilló Ash y lo soltó al tipo, no sin antes aferrarlo al rostro con fuerza—. Acércate a mi hermano de nuevo y te asesinaré aunque me echen de las fuerzas, ¿oíste? Ahora vete corriendo como la larva que eres.

Los vecinos de la otra cuadra se fueron en una rápida corrida, le temían a Ash pero, por sobre todo, le temían a Chris, quien estaba acercándose de a poco a nosotros. Ash giró para vernos y enseguida se acercó a Luke para abrazarlo, con lágrimas en sus ojos.

—Si esos imbéciles te hacen algo, los asesinaré, ¿oíste?

—Estoy acostumbrado, estúpido, ya déjalos.

—Y ustedes —Ash levantó su mirada para vernos a Alex y a mí—. Gracias, en serio. En especial tú, pelirrojo.

—Me llamo Alex —respondió él con sequedad—. Y no es nada. Odio la gente como ellos.

Regresamos nuevamente a la casa, sin embargo durante el trayecto vi que Chrissy le acariciaba la espalda a Alex mientras le hablaba en francés, específicamente en francés para que yo no entendiera su conversación.

Me sentí realmente desplazado...


No preparé ningún dibujo para este :c sorry. Sí para el siguiente. 

*En minutos está publicado, no bien se publique este*

Pero pueden elegir entre estos dos chicos cuál es su Eric preferido:

Matthew Clavane es el que está en el cast, pero es muy blanquito (?


Brenton Thwaites lo vi hoy en una película y me gustó como para Eric:

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