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Capítulo N° 14


Cuando desperté en la mañana y los rayos del sol acariciaron el rostro de Emily dormida a mi lado, sonreí al ver sus gestos pacíficos. No había furia, sus cejas no estaban fruncidas como era usual y no había comentarios ácidos tampoco. Se veía en paz y hermosa. Moví un mechón de cabello en su rostro para poder observarla mejor. Tenía algunas cicatrices en la piel, de sus tantas peleas tanto deportivas en Muay Thai como callejeras.

Estaba desnuda, así que pude admirar la forma en que la sábana envolvía su bellísimo cuerpo. Deposité entonces un beso en su frente y me puse de pie para poder vestirme e ir hacia la cocina a preparar el desayuno.

Llevábamos ya un tiempo «saliendo», aunque nada oficial, por supuesto. Solo la pasábamos bien juntos. Emily solía venir algunas veces a cenar y quedarse a dormir, le gustaba venir a casa para que yo no tuviera que cruzarme con Bill. No había problema alguno con él, pero como mamá siempre estaba trabajando teníamos más privacidad los días en donde estaba de guardia.

En la cocina vi a mamá observar dos vestidos que colgó en el perchero de la entrada. Estaba cruzada de brazos y parecía indecisa de cuál escoger para la boda de Luke y Sean, que sería en la noche.

—El verde se te verá hermoso, má —dije con una sonrisa mientras preparaba la tetera.

—Me gustaba el rosa pero es demasiado corto, y no se va a lucir con mis piernitas de alfiler —suspiró—. Usaré el verde entonces.

—Combina con tus ojos.

Mamá sonrió y se acercó a mí para sentarse a la mesa, donde tamborileó con sus uñas. Emily le había hecho las uñas la noche anterior para que fuera a la boda hecha una diosa, y desde entonces mamá hacía notar sus uñas al hacer ruido. Llevaba tantos años sin lucirlas por su trabajo que amé la sonrisa en su rostro cada vez que se las veía, con un suave tono rosado muy delicado y algunas piedras brillantes.

Preparé mi té y un café para Emily que acomodé en una bandeja, junto a unas tostadas francesas, y fui hacia mi habitación para despertarla. Ella no era de buen despertar, por lo general era malhumorada y mucho más agria en las mañanas, pero sabía que solo le duraba unos minutos hasta que se despabilaba.

Ubiqué la bandeja en mi mesa de noche y la moví un poco, con suavidad, hasta despertarla. Refunfuñó un poco y se cubrió el rostro con la almohada.

—Un poco más… —masculló.

—Hermosa, hoy tengo la boda de Luke, ¿lo recuerdas? Tengo que prepararme e ir a ayudar.

Resopló con fastidio y corrió la almohada de su rostro para poder mirarme, y entonces me dedicó una sonrisa.

—Es verdad, lo siento —dijo y sus ojos parecieron brillar al verme.

—Traje el desayuno —Tomé la bandeja para acomodarla en la cama mientras que ella se sentaba.

Con los dedos se peinó un poco el cabello corto por el mentón y acomodó su flequillo curvo, pero la imagen de sus grandes senos desnudos era bastante distracción para mí. Con una risita se colocó una de mis camisetas de básquetbol que ella había tomado como propia y que, por supuesto, ya no me pertenecía, al menos los días en que ella venía a casa.

Se veía feliz de que le llevara el desayuno a la cama, aún no se acostumbraba a eso pero me gustaba ver la sonrisa que se formaba en su rostro cada vez.

—¿Qué vas a ponerte para la boda? —preguntó luego de comer su tostada francesa con mucho ánimo.

Me levanté de la cama para enseñarle el traje que me había comprado, de color vino con una camisa blanca, acompañado de zapatos negros bien lustrados. No tenía pensado usar corbata, odiaba las putas corbatas.

Emily hizo un silbido de admiración y sonrió.

—Quiero verte con eso, luego mándame fotos —dijo y me miró fijo, con intensidad—. Y quiero que en algún momento te pongas ese traje para mí.

—¿Qué te parece si el sábado próximo vamos a un restaurante y uso ese traje para ti? —propuse al acomodar la ropa en donde estaba—. Me gustaría que vinieras conmigo hoy.

—Hoy tengo la cena con mis amigas, hace semanas que no las veo.

Dejé ir un suspiro pero asentí. De todas formas no éramos pareja, solo dos personas que tenían sexo de forma regular, sería raro llevarla a la boda. Aunque aún así me hubiese gustado que me acompañara.

Emily comenzó a vestirse. La vi colocarse su sexy ropa interior de encaje negro, con portaligas incluidas. Tuve que poner mucho de mí para resistir la tentación de volver a besarla entera. Observé cómo se ponía su falda negra tableada y su camiseta de esqueleto.

Fuimos juntos a la cocina. Mamá ya no se encontraba allí, seguro había comenzado a prepararse, después de todo siempre tardaba una eternidad. Emily me ayudó a lavar las tazas y poner algo de orden allí, mientras conversábamos. Luego, antes de irse en un taxi, me abrazó con cariño y hundió el rostro en mi pecho.

—Pásala bien, Al —dijo en un susurro—. Diviértete, pero ten cuidado con los gays. No quisiera tener que golpear a uno por intentar seducirte, me caen muy bien.

—Bailaré con todos los gays de la boda —dije con una sonrisa torcida y ella me dio un golpe en la costilla al soltarme—. ¡Solo bromeo! Es una fiesta familiar, Emily.

—Más te vale —me picó el pecho con su larga uña púrpura—. Pero diviértete, ¿sí?

Posó una mano en mi mejilla al mirarme fijo a los ojos, con una sonrisa dulce. Entonces la besé y ella siguió el beso, para luego abrazarme nuevamente antes de correr hacia el taxi que tocaba la bocina para apresurarla.

—¡Emily! —grité cuando abrió la puerta del auto—. Busca un vestido bonito, en verdad iremos a un restaurante. ¿Sí?

La vi sonreír con tanta alegría, con sus ojos brillando de felicidad, que fue inevitable sonreír con ella. Me lanzó un beso con la mano y se metió en el auto, ya sin prestarme atención.

Emily poco a poco dejaba de tratarme con brusquedad, era extraño pero me gustaba. Ella de por sí me gustaba mucho, y disfrutaba los momentos a su lado. Disfrutaba de ver películas juntos, de nuestras citas, de hablar por horas o sentir su mano en la mía al pasear. Me gustaba también, por supuesto, el sexo con ella.

Después de que se fue me di una ducha para poder arreglarme para la boda. Me coloqué la camisa blanca y el traje color vino, que me sentaba mejor de lo que creí. Aunque claro, obviamente se me vería perfecto, podría ponerme una bolsa de papas que en este cuerpito se vería como un Dior. Peiné mi cabello hacia atrás con una pomada que en realidad era de mamá, y luego de colocarme colonia me sentí listo. Guardé el teléfono, las llaves y algo de dinero en el bolsillo interior del saco, para después salir en busca de mamá.

—¡Pero qué hermosa, pareces una modelo! —dije con una sonrisa al ver a mamá con su largo vestido verde. Era algo ajustado y se le veía espectacular.

—Qué mentiroso eres, bebé, pero gracias —dijo con una risita mientras guardaba sus cosas en una cartera.

Se había recogido el cabello en un peinado sencillo pero elegante, y se había maquillado en tonos rosados que la hacían verse radiante. Extendí entonces mi brazo hacia ella para invitarla a salir de casa, y se aferró con una sonrisa.

Debido a que la novia de Ash tenía un embarazo avanzado no podía buscar ni a su madre ni a la mía, pero en su lugar había enviado a Chris para que nos llevase a Ivana, Eric, a mamá y, obvio, a mí.

Ivana estaba tan hermosa, se había puesto un vestido azul que ajustaba su cintura y demostraba que se había esforzado mucho en recuperar su figura, aunque con una risita dijo que las fajas eran de mucha ayuda. Se veía más joven y muy feliz, o tal vez era solo por el brillo de sus ojos que la hacía verse tan radiante.

Eric llevaba un traje gris claro con una camisa azul que le sentaba increíble con su tez trigueña y su cabello castaño, el cual llevaba suelto y le acariciaba los hombros. Fuimos conversando entre nosotros sobre Luke, que se había pasado su despedida de soltero –donde solo participaron sus hermanos– llorando de felicidad por su boda.

La fiesta sería en un salón con jardín de ensueños, según la descripción de Eric. Sean, el prometido de Luke, quería casarse al atardecer. Aún faltaban unas horas pero con mamá queríamos ayudar a Ivana en todo lo posible, en especial porque sabíamos que estaría su ex esposo.

Cuando llegamos fue inevitable abrir la boca con sorpresa al ver la inmensidad del lugar y, también, su belleza salida de cuentos de hadas. Había un arco de flores blancas y azules donde sería la ceremonia, con asientos para los invitados. Lejos de allí se encontraban las mesas y la pista de baile.

La verdad no había mucho por hacer, los empleados se encargaban de todo, pero me reí al reconocer a dos pelirrojos que parecían dar órdenes a todo el mundo. Junto con Eric nos acercamos a Alex y Chrissy, ambos muy bien vestidos.

—Es una boda, pueden relajarse —dijo Eric con una risita y se cruzó de brazos—. Gastamos mucho dinero en esto, no necesitan hacer nada.

—Mamá nos dio órdenes estrictas de no permitir que arruinen su banquete —respondió Alex y me guiñó un ojo—. Nuestro regalo fue todo el banquete hecho por el mismo Michael Lefebvre, por supuesto.

Miré a Chrissy y sentí mi rostro arder al verla tan hermosa. Su vestido dorado marcaba sus caderas y voluptuoso trasero, y tenía un amplio escote al frente. Sus ojos miel resaltaban por su maquillaje y combinaban a la perfección con el vestido. Se veía tan hermosa, forjada en el mismo oro.

—Qué sexys los dos —dijo al vernos. Me dedicó una sonrisa y una mirada de arriba abajo, para luego mirar a Eric—. Se ven muy guapos.

Quise decirle que se veía hermosa, como un ángel descendiendo del cielo, rodeada de un halo de luz celestial. Pero no pude decir una sola palabra y en su lugar moví los labios en un vano intento por pronunciar palabras que se quedaron en mis pensamientos.

—Gracias, Chrissy, te ves preciosa tú también —dijo Eric con una sonrisa—. Pareces una diosa griega, me encanta.

—¿Una diosa griega? —Abrió los ojos con sorpresa.

—Afrodita —agregó él y vi a Chrissy sonreír con ilusión, y sus ojos brillaron con expectativa.

Apreté la mandíbula porque era tan extraño oír a Eric coquetear o solo ser más extrovertido, y me sentí repentinamente incómodo. Dirigí entonces la mirada hacia Alex que tenía una expresión divertida en su rostro, con las cejas alzadas. Él llevaba un traje canela y camisa sin corbata, pero su cabello estaba trenzado de raíz, lo que permitía ver los lados rapados.

Alex me palmeó el hombro de forma amistosa y nos alejamos de ambos para ir hacia donde estaba mamá junto a Ivana. Ambas revisaban que todo estuviera en orden, que las flores estuvieran bien colocadas y todo estuviera en su lugar. Conversamos con ellas hasta que vi llegar a Carl con su nueva familia. Me tensé tanto que Alex debió darme un golpecito en el brazo para que reaccionara.

No supe si acaso mamá e Ivana lo habían visto llegar, pero ambas se alejaron. Mamá fue hacia su asiento e Ivana fue hacia dentro de la residencia para poder escoltar a Luke, ya que en solo minutos comenzaría la ceremonia.

Tuve que explicarle a Alex cuál era el problema con esa familia recién llegada, e incluso él se sintió incómodo y algo molesto. No recordaba mucho a Carl, se había ido cuando era niño, pero su rostro era idéntico al de Luke solo que en una versión más madura. La mujer a su lado, Kim, era bella y de abundantes curvas.

—¡Eric! —chillaron los tres niños cuando lo vieron acercarse, y él se agachó en el suelo para abrazarlos.

Era la primera vez que veía a mi amigo interactuar con ellos, el trato con su padre era respetuoso pero nada más que eso, en cambio con Kim parecía ser más unido al igual que con sus hermanitos.

Nos ubicamos en nuestros asientos para poder ver la ceremonia. Del lado de la familia de Sean habían muchas personas y compañeros de los marines, del lado de Luke –donde estaba yo– se encontraba su familia –a excepción de Brian, que se negó a asistir a la boda de su hermano– y sus amigos de la fuerza aérea.

Una suave música comenzó a sonar justo cuando Chrissy se sentó a mi lado, con una amplia sonrisa.

—Te ves muy contenta —susurré en su oído.

—Es mi primera boda, y me gusta imaginar que así fue la de mis papás —dijo también en un susurro.

El primero en llegar fue Sean tomado del brazo de su madre. Era un hombre atractivo de cabello rubio, con un cuerpo inmenso digno de un marine. Recorrieron el camino donde sus sobrinas arrojaban pétalos de rosas hasta llegar al arco. Vi a algunas personas de su grupo familiar y de amigos enjugar sus lágrimas, y eso que la ceremonia aún no comenzaba.

Cuando llegó Luke, tomado del brazo de Ivana, recorrieron el mismo camino y sonreí al ver que él tenía sus ojos humedecidos. Dirigí entonces la mirada hacia Sean, con su rostro cubierto de lágrimas y una sonrisa tan grande que incluso pude sentir el amor que ambos se tenían. Era una imagen hermosa. Ambos tenían sus trajes blancos, aunque Luke llevaba decoraciones en azul y Sean en verde claro.

Ivana se sentó en su asiento reservado, que estaba justo delante del de Carl. Pues aunque Luke había invitado a su padre, no lo consideraba parte fundamental de su familia como para estar en los primeros asientos.

La ceremonia fue hermosa, tomé un par de fotos con mi teléfono para conservar el recuerdo. Sus votos habían sido escritos por ellos y tenía tantos sentimientos, tantas anécdotas personales que hicieron reír a los invitados o sonreír por su amor. Luego se colocaron los anillos mutuamente y se besaron con la emoción y las lágrimas a flor de piel.

—¿Estás llorando, Al? —murmuró Chrissy a mi lado.

Sequé esa lágrima traicionera con disimulo y aclaré mi garganta.

—No… Tal vez —dije y la miré fijo a los ojos miel—. Es una buena persona que se merece lo mejor del mundo, y me hace feliz ver que es feliz.

Chrissy sonrió y posó su cabeza en mi hombro mientras veíamos a ambos recorrer el camino nuevamente, pero esta vez tomados del brazo del otro.

Para el momento de la recepción comenzaron las tensiones familiares, pues aunque Luke había especificado que la mesa de su padre estuviera alejada de la de su familia, por un error de la organizadora la mesa estuvo exactamente a un lado.

En la mesa de Ivana estaban Ash con su novia, que lucía su abultado vientre de tal vez seis o siete meses de embarazo, además de Eric, Chris y John. Yo me encontraba en la mesa junto a esta, con mamá, Alex y Chrissy.

Ash no dirigía su mirada hacia donde estaba su padre, en su lugar se enfocó en prestarle toda la atención a su novia. Le acariciaba la panza y la atendía con cariño, pero sus otros hermanos estaban tensos. Chris parecía desear que su padre hiciera el mínimo movimiento para lanzarse sobre él.

—Si hay pelea no te metas —dijo mamá al amenazar con su dedo índice a Alex—. Estamos rodeados de marines y la fuerza aérea, no te metas en líos.

—No dije nada —se rió él, encogido de hombros.

—Te conozco.

Me reí porque ciertamente Alex era capaz de meterse en caso de una pelea.

Más tensa estuvo la cena cuando Kim intentó hablar con Ivana, pues Ash se puso de pie con el rostro lleno de odio al dirigirse hacia su ex novia.

—¡No tienes ningún derecho a dirigirle la palabra a mi madre! —gritó con furia, y con eso la música frenó.

Carl se puso de pie con molestia para poder defender a su esposa. Mamá se acercó hacia allí en una corrida para apoyar a su amiga, pero aunque incluso yo me preparé para la clara guerra civil que se armaría, donde defendería a muerte a mi madre e Ivana, todos quedamos atónitos cuando la dulce Ivy tomó las manos de Kim y dijo:

—Tienes unos niños preciosos y muy bien educados, querida, felicidades.

—Vete a tu mesa y quédate ahí toda la maldita noche —gruñó Ash y luego miró a su padre—. Ni siquiera quiero oír tu voz, viejo de mierda.

—¿Todavía sigues resentido? —dijo Carl con una ceja alzada.

Ash estaba haciendo un gran esfuerzo en mantener la compostura para no arruinarle la boda a su adorado hermano, y quizá por eso fue que incluso Chris se mantuvo tenso pero quieto.

—Carl, basta —dijo Eric y señaló la mesa—. Es la noche de Luke, no lo arruines.

Miré hacia Ivana, se veía tan fuerte. Tal vez necesitó siempre ese momento, el ver a su ex de frente para darse cuenta que no lo amaba ni lo necesitaba. Ella sonrió de esa forma bella y dulce que la caracterizaba.

—Disfruten de la cena, ¡no todos los días se puede disfrutar de un cátering hecho por el mismísimo Michael Lefevre! —dijo y señaló la mesa con educación—. Disfruten en familia, bailen y festejen con nosotros por la felicidad de Luke.

Dirigí la mirada hacia Carl, alzó una ceja pero, aunque fue disimulado, recorrió con la mirada todo el cuerpo de Ivana. Si hacía un comentario sobre su peso le rompería la puta cara, pues la pobre Ivy se había esforzado mucho.

—Te ves bien —dijo y sonrió de costado—. ¿Tu esposo?

—Oh, no tengo.

—Me lo imaginé —dijo con soberbia.

Vi a Ash levantar su brazo para darle un puñetazo, sin embargo todos quedamos atónitos cuando la persona que le lanzó un puñetazo fue mi mamá.

—¡Vete a la mierda, Carl! —gritó mamá—. ¡Ivy es una mujer maravillosa, una diosa encarnada! ¡Vete a la mierda!

Él se refregó la mejilla con sorpresa pero como me puse delante de mamá dispuesto a matarlo si decía una sola palabra, y como a mis lados estaban Ash, Chris y John, Carl se alejó hacia su mesa tomando de la cintura a su esposa.

Al instante mamá hizo un chillido de dolor y comenzó a sacudir su mano en el aire.

—¡Carajo! Eso dolió mucho —dijo y la tomé de la mano para ver sus nudillos.

—Falta de costumbre, ¿eh? —bromeé, más para tranquilizarme a mí mismo que para hacerlo con ella.

Ivana la abrazó para agradecerle, aunque de todas formas la regañó por haber golpeado a su ex. Y aunque fue un momento tenso, todos terminamos por reírnos y los Morrison no tardaron en hacer bromas al respecto.

—Qué sexy, y pensar que me dijiste que no me metiera y lo hiciste tú —dijo Alex con una risita cuando nos sentamos nuevamente en la mesa.

Tomó el hielo que estaba en su vaso y envolvió una servilleta de tela para poder posarlo con suavidad en los nudillos de mamá, a quien tomó con cuidado de la mano.

—Va a inflamarse, así que no más puñetazos, señorita Van der Hout —dijo él al ver a mamá sisear por el dolor que le producía el roce de la tela.

—Al menos me quité de encima catorce años de furia acumulada —resopló mamá, pero con un gesto adolorido—. Ese maldito se merece que sus hijos hagan fila para golpearlo uno por uno.

—No soy su hijo pero también quiero estar en la fila —acoté.

Oímos a Sean, que se había acercado a la mesa de su suegra para asegurarse de que todo estuviera bien, mientras que Luke se acercó a la de su padre. Lo vi cruzado de brazos y muy enfadado, pero no parecía estar gritando, solo molesto.

Luego, cuando la cena finalizó, comenzó a sonar una música de bandoneón, acompañado de violín. Cuando dirigí la mirada hacia el escenario vi a Chrissy frente a un micrófono, se veía tan celestial al cantar «La Vie en Rose» en su perfecto francés. Y aunque Luke y Sean habían comenzado a bailar juntos, y era lo que se suponía que debía mirar, no pude quitar la vista y la atención de Chrissy al cantar. Estaba tan concentrado en ella que no noté cuando tres personas llegaron tarde y se ubicaron en una mesa vacía. Al menos no hasta que oí una voz que, por un instante, me quitó el oxígeno del cuerpo.

Becky estaba tras de mí, con un largo vestido rosado y una sonrisa en el rostro que, anteriormente, me había parecido la más maravillosa de todas.

—Hola, Al, tanto tiempo. ¿Cómo estás? —dijo, pero no fui capaz de responder nada—. Me acabo de enterar que tu madre golpeó a mi tío, parece que me perdí el espectáculo.

Maldije en mis pensamientos porque la maldita se veía hermosa, e incluso así solo pude pensar en cómo reaccionaría Chrissy al verla. Volteé para verla cantar en el escenario mientras las parejas bailaban en la pista junto a Sean y Luke.

—Con permiso, tengo algo que hacer —dije para poder huir de ella.

Me alejé para poder ir hacia los árboles a lo lejos. Necesitaba con urgencia un cigarrillo y un trago fuerte, y al parecer no fui el único. Allí estaba Ash sentado en un banco con un cigarrillo en la mano y una copa de vino en la otra. No estuve seguro de acercarme o no, pero visto y considerando que él me había ganado el escondite primero, dejé ir un suspiro y me senté a su lado para tomar mi caja de cigarros.

—Ten —dijo sin mirarme, me ofrecía su cigarrillo a medio terminar—. Se supone que no debo fumar más.

—¿Y por qué lo haces?

—No lo hago, solo necesitaba tenerlo en la mano —dijo y sorbió un trago de vino.

Acepté el cigarrillo y di una larga pitada. Miré el cielo nocturno, como un manto de seda negra con pequeñas pintas plateadas que titilaban a lo lejos. El aire era fresco pero tolerable, y por largo rato nos mantuvimos en silencio solo disfrutando de la noche y la música de Chrissy.

—Vi a mi prima llegar, la que te rompió el corazón —dijo Ash de repente—. Supongo que por eso estás acá, gusano.

—Vi a tu ex bailar con tu padre, supongo que por eso tú estás acá.

Me miró con furia, con el ceño fruncido.

—Kimberly puede hacer lo que quiera, no me interesa. Me dejó hace muchos años, demasiados, y he tenido otras parejas desde entonces —escupió—. Pero odio ver a ese maldito refregar su felicidad en el rostro de mi madre.

—En cualquier momento la dejará, cuando Kim sea demasiado vieja y gruesa para su gusto —murmuré.

Ash me miró de reojo.

—Espero que no —dijo y dejó ir un suspiro—. Espero que no le haga lo mismo que le hizo a mi mamá, y que sus hijos no sientan lo mismo que mis hermanos y yo sentimos. No le deseo el mismo dolor a Kimberly.

—Vaya, qué sorpresa. Antes le deseabas incluso la muerte.

Se rió con ánimo.

—Supongo que la persona adecuada te cambia el corazón —dijo con una sonrisa—. Tener a una buena mujer te vuelve un buen hombre, Alphonse.

—La persona adecuada, ¿eh? —repetí.

—Sí. Una buena compañía saca lo mejor de uno, mientras que una mala saca lo peor. Mira sino a mi prima, tiene un patán a su lado y eso la volvió una perra.

Me quedé en silencio con la mirada baja. Becky había sido todo lo que deseé por tantos años que verla nuevamente luego de lo que pasó se sentía… extraño. Doloroso. Y aún así me latía el corazón a gran velocidad. Aún así me seguía erizando la piel.

Quizá todo lo que sentí por tantos años no se iría tan fácil como creí.

Ash me dió una palmada en la espalda cuando se puso de pie para ir junto a su amada pareja. Lo seguí con la mirada, justo para ver que Chrissy había dejado de cantar y estaba en la pista de baile con Eric. Ambos se reían y sonreían, por lo que dejé ir un suspiro.

Me mantuve allí a solas por unos minutos más, hasta que decidí ir a bailar junto a mis amigos. Mamá estaba conversando con Ivana, pero la tomé de la mano para sacarla a la pista y bailar con ella. Me sonrió con alegría y bailamos juntos, con nuestros seres queridos alrededor.

—Me gustaría un día verte a ti así. Escoltarte al altar para recibir a tu esposa —dijo con una sonrisa dulce—. Sería bonito.

—¿Y si soy yo quien te escolta hacia tu esposo? —sonreí y la hice girar—. Eso también sería bonito.

—Pero si no te agrada Bob.

—Pero si te hace feliz con gusto te llevaré al altar, el día en que te pida matrimonio.

Mamá sonrió con mayor felicidad y sus ojos verdes parecieron brillar.

Luego de bailar con ella cambié de pareja. Me acerqué a Chrissy y vi a Alex que tomó la mano de mamá para invitarla a bailar. Chrissy se veía radiante, despampanante, y un millón de palabras más que podrían describir su belleza celestial. Yo no estaba capacitado para describirlo, porque solo era un humano. Un humano precioso, pero un simple humano en fin.

—¿Cómo estás, Al? —me preguntó cuando la música cambió y fuimos a buscar unos tragos—. Por la presencia de Reb.

—Bien, supongo. Es raro. Siento que aún tiene poder sobre mí —admití con un suspiro y di un largo sorbo a mi bebida—. ¿Cómo estás tú?

—Me sigo sintiendo decepcionada, pero ya no duele. Ya estoy bien. Cada una eligió su camino, solo me apena que el suyo sea tan oscuro.

Nos sentamos a la mesa para ver a los invitados bailar. Mamá parecía disfrutar de la compañía de Alex, hablaban por lo bajo. Tenía curiosidad de saber de qué estarían hablando, pero supuse que tal vez jamás lo sabría. Luke bailaba con sus hermanos en medio de risas, mientras que Sean estaba con sus amigos. Allí también estaba Eric, que conversaba a un lado de la pista con Becky. Él parecía enojado, y ella se veía algo triste.

La cara de los gemelos fue asombrosa cuando llegaron los postres, pues querían ver la reacción de los presentes. Ambos admiraban a su madre y se sentían orgullosos ante cada halago que le hacían. El pastel fue incluso más asombroso, dulce pero no hasta empalagar. Era suave y esponjoso.

El baile continuó poco después, pero no tuve deseos de volver a bailar. Me quedé en mi asiento con una copa de vino en la mano, mientras observaba las pequeñas ondas que se formaban cuando lo mecía. Y aunque no alcé la vista para verla sentarse a mi lado, reconocí su característico perfume y su voz cuando dijo:

—¿Podemos hablar, Al?

Dejé ir un largo suspiro y dirigí mi mirada hacia ella. Se veía muy bella, pero era imposible no recordar que usaba cosas rosadas porque a Alex le gustaba cómo se le veía. Era imposible no pensar que, quizá, se había vestido y maquillado así porque aún conservaba la esperanza de conquistarlo.

—¿De qué quieres hablar?

—¿Cómo has estado? Hace mucho no sé nada de ti —dijo con una sonrisa y miró hacia lo lejos, a la pista—. Creí que salías con Chrissy, pero la veo muy unida a Eric. ¿Ya no están saliendo?

Por un momento había olvidado que supuestamente yo era el novio de Chrissy. Fue la mentira que le hicimos creer a ella e Ian.

—No, ya no. No funcionó, pero seguimos siendo amigos —mentí.

—Imagino por qué no funcionó, Chrissy puede ser… demasiado independiente.

Fruncí el ceño con molestia. ¿Por qué lo decía como si tuviera algo de malo?

—No me mires así, lo digo porque tú eres más demandante. ¿Verdad? Te gusta el cariño a cada momento y ella puede ser algo fría —Alzó sus manos en modo de rendición.

No agregué nada. No tenía deseos de hablar con ella sobre Chrissy.

—¿Y estás saliendo con alguien? —preguntó, luego de que yo no hice ademán de decir una sola palabra.

—¿Y tú? —pregunté con una ceja alzada—. ¿Por qué no trajiste al imbécil de tu novio?

—¿Además de que mis primos lo matarían a golpes? —siseó y bajó la mirada—. No estamos bien. Creo que está viendo a otra…

Tenía pensado ponerme de pie y dejarla hablando sola. Ese era el plan, sin embargo cuando rompió en llanto al cubrirse el rostro no pude moverme del asiento. No pude mover ni un solo músculo. La miré sin saber bien qué hacer, porque no recordaba alguna vez haberla visto tan afectada por algo. Por eso, con dudas, llevé lentamente la mano hacia su espalda para poder darle unas palmaditas.

—Tranquila, lo resolverán. Todo va a estar bien —dije con voz suave.

Ella me abrazó del cuello y por un instante me quedé estático. Luego de mil dudas terminé por devolver el abrazo mientras le susurraba nuevamente que todo estaría bien.

Becky se alejó unos centímetros para poder verme a los ojos. Tenía la nariz enrojecida y su maquillaje algo corrido, pero en el momento en que me miró los labios me puse de pie para alejarme.

—Te traeré algo de beber. ¿Qué quieres?

Sorbió por la nariz y me dedicó una sonrisa.

—Lo que sea, que sea fuerte.

Mientras caminaba hacia la barra para pedir unos tragos, vi a Chrissy reírse junto a Eric. Estaban jugando con sus hermanitos, y ella incluso tenía al más pequeño sentado en sus piernas. En la pista estaba Carl bailando con Kim, pero sus hijos ya no les prestaban atención. Me alegré de que al menos ya no hubieran más tensiones familiares que pudieran arruinar el día de Luke.

Pedí dos mojitos, y al regresar busqué con la mirada a mamá. Estaba sentada junto a Ivana y ambas conversaban con Sean, que era un hombre sonriente y amable. Con ellos también estaba Alex, que asentía al prestarles suma atención.

Me senté junto a Becky, a quien escuché hablar sobre Ian. A veces volvía a llorar y a veces solo murmuraba que lo amaba. Habló de los días donde Ian era el hombre de sus sueños, y los días en donde todo estaba tan mal que se convertía en una pesadilla. No opiné mucho, solo la oí con atención porque sentí que era lo que ella necesitaba en ese momento. Ya no tenía a Chrissy, y aunque Alex a veces respondía sus mensajes yo sabía bien que él ya no la quería como antes.

Becky estaba tan sola. Tal vez se lo merecía, pero incluso así, con todo lo malo, yo no podía dejarla sola. No podía ponerme de pie y mandarla a la mierda. Tal vez era un imbécil, tal vez lo sería siempre. Tal vez yo también me sentía igual de solo esa noche.

Cuando la fiesta terminó, muy tarde en la madrugada, mamá estaba tan ebria que Alex tuvo que cargarla en sus brazos. Chrissy no estaba mejor, estaba un poco más sobria que mamá pero muy alcoholizada, y estaba colgada de los hombros de Eric.

—¿Por qué no vienes conmigo? —ronroneó ella al acariciarle el pecho—. Quédate conmigo…

Apreté la mandíbula con molestia al verla seducir a Eric, pero dejé ir un suspiro aliviado cuando él le dio una palmadita amistosa en la espalda y dijo:

—Quizás otro día, Chrissy. Ahora ve a descansar.

Alex primero acomodó a mamá en el asiento trasero del auto, aunque mamá parecía no querer soltarlo, en medio de risitas. Luego Eric ayudó a Chrissy a acomodarse a su lado, sin embargo ella le dio un beso en los labios antes de que este regresara con su familia. Me produjo un mal sabor en el estómago.

Alex y yo éramos los únicos sobrios en ese auto, por eso fuimos conversando entre nosotros durante el viaje. Comentamos los momentos bonitos de la boda, o los momentos tensos entre los Morrison.

Cuando llegamos a casa me despedí de Alex y quise alzar a mamá en mis brazos, sin embargo Chrissy enredó los suyos en mi cuello y acercó su rostro hasta rozar nuestras narices. Sentí mis mejillas arder, como si estuviera prendido fuego.

—Eres tan hermoso —dijo y cerró los ojos al rozar su nariz con la mía—. Eres tan sexy, maldita sea.

—Ve a dormir —dije, algo nervioso.

—No quiero.

Diciendo eso me besó en los labios e introdujo su lengua para rozarla con la mía. La sensación fue cálida y me hizo erizar la piel hasta la entrepierna, pero la alejé al instante porque Chrissy claramente estaba ebria y no sabía lo que hacía.

—Ve a descansar, Chrissy. Te quiero, ¿sí?

—También te quiero —balbuceó al recostarse en el asiento y cerró los ojos—. Y también quiero a Eric… Es todo tan confuso…

Tomé a mamá en mis brazos y me alejé rápidamente, aunque mi corazón latía a gran velocidad. Alex tocó la bocina antes de alejarse, y yo abrí la puerta de casa para poder entrar con mamá en mis brazos, que estaba profundamente dormida.

Cerré la puerta con el pie y, en medio de la oscuridad, la llevé hasta su habitación. La recosté con cuidado en la cama para poder quitarle los zapatos, y entonces la cubrí con una manta.

Me di una ducha para poder sentirme limpio al dormir. No quería dormir con todo ese sudor y el olor a alcohol encima. Aproveché esos minutos para relajarme, para no pensar en nada. Ni en Becky, ni en Chrissy. No quería pensar en nada.

—Es todo tan confuso —murmuré mientras veía el techo.

Esas habían sido las palabras de Chrissy, y tenía tanta razón. Todo era tan confuso. Mis pensamientos se mezclaban, la nostalgia por Becky, la voz angelical de Chrissy al cantar. Todo se mezclaba de una forma que conseguía marearme.

Ciertamente todo era demasiado confuso.


Buenas, gente bella. Les comento que tardé mucho en traer otro capítulo debido a que tuve que modificar muchas cosas que tenía planeadas, pues hablando con gente que sabe más que yo me di cuenta que carecía de sentido. Al cambiar hechos que eran importantes tuve que buscar otras escenas que pudieran reemplazarlas y, por lo tanto, tuve que volver a planificar toda la historia.

Esos cambios no están en este capítulo, pero como debía planificar todo necesitaba ya ir dejando los cimientos listos.

Lamento la tardanza, a pesar de que prometí actualizar una vez a la semana. No me gusta escribir sin saber lo que va a pasar, prefiero planificar todo, aunque me tome tiempo.

Respecto a mi salud mental, tengo mis días buenos y malos, pero hay que seguir. Un pasito más cada día y saber que, pese a la niebla, el sol sigue brillando <3

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