Capítulo Nº 8 | parte 4
Paramos un poco con los juegos debido a que Alex ofreció prepararnos diferentes tragos, habíamos comprado en la mañana un par de pulpas de frutas para poder hacer daiquiri, pero a Chrissy le preparó un cuba libre al igual que a mí. Sentí que tanta mezcla terminaría por matarme, así que me di un descansito de los tragos para poder encenderme un cigarrillo en la cocina, mientras observaba por la ventana las luces nocturnas de la calle. Todo estaba oscuro allá afuera, solo esperaba que no estuviésemos haciendo tanto ruido como para molestar a mamá o a Ivana.
Me volteé cuando sentí que me pellizcaron el culo y encontré allí a Jean que me sonreía de esa forma pícara como estuvo haciendo toda la noche, con esa mirada suya que, de ser mujer, ya me habría embarazado.
—¿Qué quieres? —le dije al soplar el humo de mi cigarrillo.
—Aw, qué malo eres, Al —Hizo un puchero y colocó un cigarrillo en su boca para poder encenderlo—. Hace siete años que no te veo, podrías ser más amable, ¿no?
—A ver, no bien llegaste me besaste y luego te dedicaste a intentar humillarnos, ¿cómo quieres que te trate?
—Solo me estaba divirtiendo —dijo con una risita—. ¿En serio ves el sexo como un tabú? Libérate, solcito, que es lo mejor del mundo.
—¿Y por qué me besaste?
—Mi venganza —suspiró al soplar el humo de su cigarrillo y ver por la ventana—. Tú me besaste hace muchos años, habían apostado con Eric que el que ganaba la carrera hasta la escuela me besaría, y lo hiciste.
—No me acuerdo...
—Fue mi primer beso y ni siquiera te acuerdas —escupió ella y luego se dio la vuelta para apoyarse contra la mesada y verme allí—. Tú me gustabas, Al, pero andabas muy feliz oliéndole el culo a la estúpida de Becky.
Parpadeé rápidamente y miré hacia los costados sin comprenderla, para luego agregar:
—¿Es broma?
—No. Tú me gustabas de verdad, ¿por qué carajo crees que rechacé a Eric? Quería que tú fueras mi novio —suspiró—. Y encima me besaste por una apuesta y seguiste como si nada. ¿En serio no te habías dado cuenta?
—Soy hombre, Jean, significa que no entiendo sus malditas señales femeninas, si no me gritas en la cara que te gusto no me daré cuenta —dije con una risa que se contagió en ella—. Sé que soy hermoso, pero tampoco soy tan egocéntrico como para ver que una chica es amable conmigo y enseguida pensar que está enamorada de mí.
—Eres un buen chico, pero también eres un idiota —dijo ella con una carcajada al darme uno de esos golpes que me destrozaban el hombro—. Ya no me gustas, es como si no te conociera actualmente, puedes quedarte tranquilo.
—Además en esa época no me gustaba Becky.
—¿Ah, no? ¿Y por qué le andabas atrás siempre queriendo llamar su atención? —se rio y me dio un empujón—. Estabas loco por esa estúpida, ¿te sigue gustando?
—Bueno... —carraspeé—. Digamos que salí con ella hasta hace unos meses...
Jean levantó una de sus cejas, de forma juzgante, para luego suspirar.
—¿Por qué los hombres son tan estúpidos?
—Ríete cuanto quieras, solo me terminó usando para celar a Alex —suspiré y ella comenzó a reírse.
—Lo dudo, ¿quién en su sano juicio te usaría a ti para celar a ese dios griego? Nadie reemplaza una parrillada completa por una hamburguesa.
—Oye —le lancé un golpecito al hombro—. Yo no soy una hamburguesa, soy un buen plato de carne al horno con papas a la crema.
—No te pongas sensible, me gustan las hamburguesas, pero si me das a elegir entre una y una parrillada, uy, la respuesta es obvia —dijo con una risa y luego miró hacia los gemelos—. Ahora dime algo, ¿la pelirroja es tu novia?
—No, Chrissy es mi mejor amiga.
—¿Entonces es soltera? —Sonrió con picardía al decirlo—. ¿No te molestará que me acueste con ella?
—Espera, ¿en serio piensas hacer eso? —chillé con sorpresa, Eric estaría como loco de solo oírla.
—Podría hacer un trío con los dos, es que están bien buenos, ufff... —dijo al ver a abanicarse el rostro al ver Alex y Chrissy conversar—. Mira los brazos del pelirrojo, esos culazos de ambos, ¡pero que me hagan sándwich y me destrocen toda, por Dios!
Me reí a carcajadas y le di un pequeño golpe amistoso en el brazo que la hizo reír.
—Eres un asco, ¿qué diablos le pasó a toda esa inocencia tuya que te hacía tan adorable?
—Quedó por allá en mi primer orgasmo —dijo con una carcajada—. Allá por mis trece.
Giré para verla con un gesto horrorizado que fue muy notorio para ella, quise decir algo pero no me salía palabra alguna, solo pude pensar en lo horrible que eso era. Jean se rio al verme y dijo:
—Ay, no te espantes, él tenía mi misma edad —dijo al darme otro golpecito—. Por cierto, ¿qué edad tenías tú en tu primera vez?
—Ahora ni loco te lo digo, por Dios...
—¡Ey! —gritó ella desde donde estábamos para llamar la atención de los otros—. Ustedes, los pelirrojos ardientes, ¿qué edad tenían cuando perdieron la virginidad?
—Quince —dijo Chrissy con una sonrisa.
—Diecisiete —resopló Alex y le dio un golpe a su hermana—. Te voy a odiar de por vida por haberlo hecho antes que yo.
—¿Y tú, Al? —preguntó Jean con una sonrisa, pero esta vez no vi picardía, ni siquiera soberbia de su parte—. Ya sé que Eric no lo hizo.
—Dieciocho...
—Diablos —chilló Jean con sus ojos bien abiertos.
No dije nada más, terminé de fumar mi cigarrillo junto a ella, mientras escuchaba la música que sonaba en el equipo y observaba a mis amigos en el living. Jean se sentó sobre la mesada con una pose demasiado varonil para mi gusto, pero a ella pareció no importarle, se reía de ver cómo molestaba Alex a Eric allá en el living.
—Sigues sobreprotegiéndolo, ¿verdad? —dijo entonces en un susurro—. Sigues actuando igual de imbécil que en nuestra infancia, sobreprotegiéndolo cuando no necesita protección. Eric no es un niño, Al, míralo bien.
—Simplemente no quiero que lo lastimen...
—Míralo bien, solcito —dijo Jean con dureza—. Es un hombre, lo entiendes, ¿verdad? Ya no necesita que lo protejas. Desde que aprendió a jalársela dejó de necesitar tu protección.
—No te metas en mi vida, plana —escupí y ella comenzó a reírse.
—¿Plana? ¿Quieres ver mis tetas, Al? —dijo y se bajó de la mesada para quedar frente a mí.
—No, gracias.
Sin embargo, Jean se levantó la camiseta y me mostró perfectamente sus senos sin sostén. De plana no tenía nada, así que abrí mi boca y ojos con sorpresa y terminé por correr la mirada algo nervioso, pero no pude evitar volver a mirar de reojo. Eran anchas, redondeadas y firmes, quizá no era un tamaño exuberante, pero eran más grandes de lo que esperaba.
—¿Qué pasó, solcito? ¿Te ponen las tetas?
—Cállate, ninfómana —dije con una risa mientras le corría la mirada—. Por cierto, lindos piercings.
—¿Quieres tocarlas? No me molesta, amo mis tetas —bromeó y luego me lanzó un golpe—. Ahora vamos con los demás.
—Jean —susurré para retenerla antes de que se alejara, y ella giró para verme—. Es bueno tenerte de vuelta.
—No me quedaré mucho tiempo, pero mientras esté podemos divertirnos —guiñó un ojo de forma pícara y luego agregó—: Tú me entiendes...
—No, qué asco, a ver si no me contagias alguna enfermedad rara —bromeé y ella volvió a lanzarme otro de sus golpes. Terminaría por dislocarme un hombro la muy maldita.
—Bien que te gustaría manosear mis tetas, ¿eh? —bromeó ella y me tomó de la mano para regresar con el resto.
Me senté junto a Chrissy y ella dejó caer su cabeza en mi hombro, relajada, así que le acaricié el cabello y luego la abracé de la cintura. Eric y Alex parecían competir en un juego de cartas allí en el medio, mientras que Jean les hacía de jueza.
A pesar de todo, y a pesar de saber que a Chrissy le atraía Eric sexualmente, me sentí feliz con ese cumpleaños. Era divertido, mis amigos se estaban riendo, y era una pena que mamá no estuviera allí para divertirse con nosotros, aunque me incomodaría demasiado que ella estuviera en medio de los juegos respondiendo cosas sexuales.
—¡Un último juego! —dijo Jean con una risa al vernos a todos—. ¿Y si escojo al mejor besador de todos ustedes?
—¿El mejor besador? —preguntó Eric con algo de vergüenza.
—Claro, ver quién de todos ustedes besa mejor. El que me moje más, gana.
—Ay, ¿necesitas ser tan explícita? —dije con una risa y ella me lanzó un trozo de durazno de su daiquiri.
—Cállate, ancianito. Eres aburridísimo.
—Tú no sabes qué tan divertido puedo ser —dije al guiñarle un ojo.
—Entonces ven y bésame a ver qué tantos huevos tienes.
Levanté mis cejas al verla. Me estaba desafiando, claramente me estaba desafiando, y yo adoraba los desafíos. Así que solté a Chrissy y acepté, me acerqué rápidamente para poder agacharme frente a ella y tomarla suavemente del rostro, luego la besé. Pensaba besarla mejor que nunca, pensaba mojarla hasta que se volviera loca, para que se dejara de provocarme como si fuera un niño.
La tomé de la cintura con decisión e hice danzar mi lengua con la suya mientras nuestros labios se frotaban. Luego de unos instantes, no supe cuánto tiempo fue en realidad, ella me alejó:
—Nada mal, ¿eh? Veremos qué tal el resto —dijo y se frotó las manos—. ¿Quién es el siguiente?
—Yo.
Giré enseguida con desesperación al ver que se trataba de Chrissy, se acercó enseguida a Jean y de un tirón la levantó del suelo, para luego tomarla de la cintura con mayor decisión y fundirse en un beso con ella que fue muy sexual y muy erótico para los presentes. Claro, excepto Alex porque eso sería raro... ¿verdad? Pero Eric carraspeó enseguida y se concentró en verme a mí, como si fuera su «deserotizador» personal.
—Ufff... —dijo Jean cuando soltó a Chrissy—. ¿Quién será el siguiente?
—Ve tú —le dije a Eric al empujarlo.
—Yo no quiero.
—Cállate y ve, tenemos que callarla de alguna forma, ¿o quieres que siga considerándonos como niños idiotas? —dije en un susurro.
Eric pareció reaccionar ante eso que dije, porque caminó hacia ella mientras se frotaba las manos con nervios, eso pareció divertir a Jean, porque lo provocó un rato al burlarse de él, al menos hasta que Eric apoyó con suavidad sus dedos en el mentón de ella en lo que fue casi una caricia. Pude ver el gesto de Jean, quizá no se esperaba algo tan suave, porque luego Eric se acercó lentamente hacia ella para besarla y llevó su mano hacia la nuca de ella, vi que hizo algo con los dedos pero no llegué a ver qué.
El chiflido de Alex nos obligó a todos a mirarlo, incluso a Jean y Eric.
—Mi turno, ¿eh? —dijo con una sonrisa de lado—. Crearé un océano en tus bragas, preciosa.
Eric se alejó de Jean y Alex tomó su lugar, besó a Jean durante un buen rato, al menos hasta que ella se alejó de Alex y respiró hondo.
—¿Y? —dije cuando ella se sentó en la alfombra otra vez y dio un largo trago a su bebida—. ¿Quién es el mejor besador?
—Primero diré que el pelirrojo está descalificado —dijo algo jadeante.
—¡¿Qué?! ¡¿De qué carajo hablas?! —se quejó Alex con un chillido.
—Estás demasiado sobrecalificado.
—¡¿Sobrecalificado?! Se le llama experiencia, preciosa. —Alex la miró muy ofendido, chasqueó la lengua y dijo—: ¿Sabes qué? Váyanse a la mierda, da igual, pero que conste que soy el mejor y por eso estoy descalificado, perdedores.
Me sorprendió ver que se alejaba ofendido de nosotros, en verdad le había dado un buen golpe al ego. Vi que Alex se acercó a la habitación de mamá y golpeó la puerta, para luego entrar. Supuse que iría a ver cómo estaba Bobby, quizá eso le serviría para tranquilizarse, porque estaba realmente enojado por ser descalificado del último juego.
—No diré puestos, solo diré quién es el mejor, ¿de acuerdo? —dijo Jean al vernos a todos, quienes asentimos, bastante ansiosos—. Eric.
—¡¿Qué?! —chillamos Eric y yo a la vez.
—Estás bromeando, ¿verdad? —chilló él y me miró a mí con sorpresa—. No puedo besar mejor que Al y menos que Alex, ¿de qué carajo hablas?
—Te seré sincera —añadió Jean con una sonrisa de lado—. Fuiste el único que en verdad logró excitarme, esa mordida al labio y esos dedos en la columna, uffff... ¿Cómo es que sigues siendo virgen?
—No le gusto a las chicas —respondió él al encogerse de hombros.
—¿No les gustas, o eres un idiota vergonzoso? —insistió Jean con una ceja levantada.
—Es un idiota vergonzoso —agregó Chrissy con una risa.
La miré de soslayo, no estaba preparado para ver la mirada de Chrissy en Eric, no estaba preparado para verla interesada en él, así que solo me alejé de allí para poder ir nuevamente hacia la ventana de la cocina y encenderme un cigarrillo.
De un momento a otro Eric me había superado en todo, en realidad no me molestaba porque siempre supe que si Eric hubiese tenido oportunidades, me habría superado hacía muchísimo tiempo, después de todo él era un Morrison, y los Morrison eran seductores por naturaleza.
Lo que me molestaba en verdad era que Chrissy se fijara así en él, de repente, cuando nunca antes lo había mirado de esa forma. Ella cambió con él desde esa cena de año nuevo, desde que lo vio pelear, mejor arreglado y cantando con su voz real...
Me apoyé en la mesada de la cocina para poder fumar mientras miraba, nuevamente, por la ventana la oscuridad de la noche. Me sentí triste de repente, y no supe bien por qué, quizá era un todo, quizá era por todo a la vez.
Oí un encendedor allí atrás mío y no giré para ver, supuse que se trataba de Jean, pero cuando vi ese hermoso cabello pelirrojo rozar mi rostro dirigí mi mirada hacia Chrissy. Se había apoyado en mi hombro mientras fumaba su cigarrillo.
—Si te hace sentir mejor... —dijo con suavidad—. Yo creo que tú besas mejor.
—No besaste a Eric, así que lo dudo mucho —dije con fastidio.
—Pero besé a Jean, y luego de besarla a ella que es el sexo y el erotismo hecho persona, soy muy capaz de decir que prefiero cómo besas tú —dijo y levantó la mirada para verme—. Eres pasional pero dulce a la vez, y me gusta eso.
—Chrissy... —dije en un susurro y tragué en seco porque me sentía bastante avergonzado—. ¿Te atrae Eric...?
—Sí, siempre me pareció muy lindo, te lo había dicho. Es sexy, solo le falta mejorar su autoestima y ya —respondió con un suspiro—. ¿Por?
—Por nada en especial...
Volvió a apoyarse en mi hombro y nos quedamos en silencio por un buen rato, solo disfrutando de la compañía del otro. Adoraba esos momentos con ella, donde solo estábamos en silencio y no era incómodo. Existían personas con las que los silencios se volvían momentos incómodos e intentabas llenarlos con cualquier comentario estúpido, con Chrissy eso no sucedía, con Chrissy los silencios eran agradables.
Era cerrar los ojos y disfrutar de su compañía, del aroma a rosas en su cabello y piel y de la forma en que sonreía al cerrar los ojos.
Más tarde fui a ver a mamá a la habitación, quería ver por qué Alex no había regresado, y ella me indicó con un gesto que hiciera silencio. Alex se había quedado dormido abrazando a Bobby allí, y mamá lo había cubierto con una manta para que no pasara frío. Con cuidado, ella se levantó de la cama para no despertar a ninguno y vino hacia mí con una sonrisa.
—¿Quedó algo para beber? —me preguntó con esa sonrisa.
—Hay cerveza y todavía hay vodka y ron.
—Ay, no estoy para bebidas tan fuertes, con cerveza estaré bien.
Me tomó del brazo con cariño y caminamos juntos hacia la cocina, donde Jean y Chrissy hablaban con Eric entre risas. Era plena madrugada y el alcohol se notaba en cada uno de nosotros, especialmente en Eric y Jean.
—Eric Morrison Kent —dijo mamá al soltarme y colocar sus manos en las caderas—. ¡Ve a tu casa a dormir! Mírate cómo estás.
—Ay, pero Liv, un rato más —se quejó él.
—Estás que te caes de borracho, ve a bañarte y a dormir, o le diré a tu madre.
—Yo me pediré un Uber —dijo Jean al tomar de manera torpe su teléfono celular.
—Puedes quedarte en casa si deseas —le dijo Eric con su lengua que se resbalaba por la borrachera—. Hay camas libres desde que mis hermanos se fueron, tú también puedes quedarte, Chrissy.
—Yo estoy bien, tengo mucha resistencia —dijo ella con una risita al menear su mano.
—¿Puedo quedarme? —preguntó Jean y se puso de pie pero se tambaleó un poco—. Diablos...
—No me lo violes —dijo Liv al amenazarla con el dedo índice.
—Ay, mamá, déjalo que se divierta —acoté yo con una risa.
—No sé si estoy como para tener sexo —admitió Jean con una sonrisa torcida—. Otro día será, Eric, estás a salvo de mi perversión...
—Bravo —bromeó él al levantar sus manos con una risita—. Otro día virgen.
—No por mucho tiempo —bromeó Jean y se colgó de su hombro para poder caminar bien—. Vamos, mi caballero de bronce.
Eric la sujetó para que pudieran caminar juntos, les pregunté si necesitaban ayuda pero Eric meneó su mano en el aire para darme a entender que estaba bien. Los acompañé hasta la puerta y me aseguré de que en verdad llegaran a su casa, lo bueno de vivir al lado era que siempre que nos emborrachábamos cada uno podía llegar bien hasta su casa sin problema alguno.
Regresé a la cocina cuando vi que Eric entró en su hogar con Jean colgada de su cuello, y me senté frente a mamá y Chrissy para poder verlas a los ojos al conversar. Mamá estaba bebiendo un par de cervezas y comía algunos trozos de pizza que habían quedado, así tal cual estaban de fríos. Habíamos apagado la música un buen rato atrás para no molestar a Bobby, así que Chrissy puso algo de jazz en su celular, donde su sonido era mucho más suave que en mi equipo de música.
—Uhm, eso suena como una propuesta indecente —bromeó mamá al escuchar la música—. Es hasta erótico.
Conversamos un buen rato sobre la música de Chrissy mientras bebíamos, mamá me preguntó un millón de veces cómo la había pasado, si me divertí, si me gustó que viniera Jean, entre muchas otras preguntas repetidas. Y la verdad es que sí la pasé bien y también me gustó volver a ver a Jean, volver a conocerla, y también debo admitir que era una mujer realmente seductora de forma innata, porque en verdad ella no hacía nada para seducir a nadie, solo estaba ahí, solo tenía esa mirada que te embarazaba.
Conversamos sobre Alex, sobre Bobby, incluso sobre mi infancia, mamá siempre hablaba demasiado al beber. Ella no tenía mucha resistencia, con un par de cervezas se le soltaba la lengua y comenzaba a reírse de más.
—Liv, preciosa —dijo Chrissy al tomarla de las manos—. ¿Puedo preguntarte algo?
—Pregunta, querida, pregunta sin miedo.
—¿Por qué dejaste de enviar a Al a lo de sus abuelos?
Miré a Chrissy con sorpresa, no esperaba esa pregunta, luego giré a ver a mamá porque me interesaba en verdad oír su respuesta. Mamá había estado sonriendo y riéndose durante largo rato, pero al oír esa pregunta su semblante cambió, sus ojos verdes se volvieron opacos, su sonrisa desapareció y sus labios se fruncieron al igual que su entrecejo. El ambiente, de repente, se había vuelto muy tenso e incómodo.
—Solía enviar mucho a Al con mi hermana porque ella adoraba estar con él —dijo mamá casi en un susurro—. Al era un niño muy cariñoso y activo, él no entendía que sus abuelos no nos querían... Y cada vez que volvía, cada vez que yo iba a buscarlo o Lara me lo traía, Al siempre regresaba llorando. Siempre. Iba tan feliz y tan entusiasmado a ver a su tía y sus abuelos, y volvía siempre tan mal porque ellos no lo querían, que dejé de enviarlo. No podía dejar que mi hijo estuviera en un lugar donde no era apreciado.
—No me acuerdo de eso... —dije en voz baja y mamá estiró sus manos para tomar la mía.
—Eras pequeño, bebé, serías como Bobby. Tú los llamabas «abuelito» y «abuelita», les hacías dibujos y les dedicabas sonrisas, intentabas abrazarlos y jugar con ellos y... —Los ojos de mamá se habían llenado de lágrimas, así que envolví su pequeña mano en la mía para reconfortarla—. Y ellos te llamaban «mocoso asqueroso», «mocoso molesto», y tú regresabas siempre tan triste porque tus abuelos no te querían, pero tan triste, que no pude seguir enviándote allá a que te torturaras.
—Está bien, má, ¿sí? —le dije con suavidad al acariciarle la mano—. Mírame, ya soy un hombre y no los necesitamos nunca. Soy lo que soy gracias a ti y solo gracias a ti.
Mamá sonrió y besó mi mano con cariño. Continuamos conversando y cambiamos de tema, mamá estaba bastante interesada en la extraña crianza de Chrissy, así que ese fue el nuevo tema de conversación entre ellas. Yo me quedé en mi lugar solo observando a esas dos mujeres que me hacían tan felices cada una a su manera.
Un rato después mamá se había ido a dormir porque las cervezas ya se le habían subido bastante, y como Alex estaba dormido no había peligro alguno, así que quedamos Chrissy y yo. Estábamos bastante borrachos, pero aún podíamos seguir por un buen rato más, al menos teníamos la capacidad de hablar e incluso de bailar, de forma torpe pero podíamos hacerlo.
Comenzó a sonar una bella música de jazz en el celular de Chrissy, aprendí a reconocer sus gustos, así que supe que se trataba de Coltrane por el sonido. La miré con una sonrisa y le extendí la mano para invitarla a bailar, eso pareció sorprenderla pero de igual forma me sonrió y aceptó. La tomé con suavidad de la cintura para poder bailar ese lento con ella, era lo que inspiraba esa música, y Chrissy recostó su cabeza en mi hombro al bailar.
Se sentía diferente, extraño pero agradable. Y la aferré con más decisión para sentirla más cerca, con mi nariz que rozaba su precioso cabello pelirrojo con aroma a rosas, con sus dedos fríos que rozaban mi nuca y me erizaban la piel.
Chrissy se alejó solo un poco para verme, y la miré directo a sus ojos miel que me miraban con intensidad. Me miraba como si fuera un misterio a resolver, así que llevé mi mano hacia su mejilla para darle una caricia, y entonces ella me tomó del rostro y me besó. Sus labios se sentían suaves, cálidos y algo húmedos. Dejé de moverme solo para poder abrazarla y fundirme en ese beso con ella, sentir su lengua que rozaba la mía, sentir sus caricias que me volvían loco y la humedad de su boca que me incitaba a más. Rocé con suavidad su labio inferior con los míos y cerré los ojos, todo giraba a mi alrededor, quizá por el alcohol, quizá por lo que estaba sintiendo en ese momento.
—Lo siento... —le dije en un susurro con los ojos cerrados.
—¿Por qué lo sientes? —dijo también en un susurro.
—Porque eres mi mejor amiga y no es correcto...
Corrí la mirada para no verla, pero ella me tomó del rostro nuevamente y me hizo mirarla fijo, entonces sonrió.
—No tiene nada de malo, Al. Ser amigos no significa que no podamos besarnos, tocarnos o incluso acostarnos, la amistad va más allá de lo físico, ¿está bien? —dijo con esa sonrisa al acariciarme una mejilla—. Podemos seguir siendo amigos, un beso no lo arruinará.
—Un beso no... —admití en un susurro otra vez y bajé la mirada—, pero lo que me provocas sí.
Pude sentir la mirada de Chrissy posada en mí, de forma intensa. Me alejé de ella antes de hacer una estupidez, antes de arruinarlo todo, pero cuando quise salir de la cocina, ella me tomó de la mano y me hizo girar en el lugar. Volvió a tomarme del rostro para besarme y ya no pude más, ya no pude resistirme más, la tomé con decisión de la cintura y la coloqué allí contra la mesa para besarla con pasión. Con nuestras lenguas que se rozaban y humedecían, que se contagiaban del sabor del otro, con nuestros labios que acompañaban aquel beso y nuestras manos que recorrían la espalda del otro. Me pegué contra ella, quien enredó sus piernas en mi cadera al clavar sus uñas en mi espalda, y eso me volvió loco, me volvió completamente loco. La tomé de su hermoso culo y lo apretujé en mis manos, era increíble, era precioso. La levanté con fuerza para poder caminar con ella de esa forma y pateé la puerta de mi habitación para poder abrirla.
Para ese punto no me importaba nada, solo ella. Así que la recosté en mi cama y cerré la puerta con el pie, me miraba con tanta intensidad, con un fuego que me hacía arder y quemarme por completo. Se mordió el labio cuando volví hacia ella para besarla otra vez, para poder embriagarme con su sabor, con su piel, con sus aromas, para perderme en la hipnosis de su cuerpo. Me quité la camiseta lo más rápido que pude, me arranqué las zapatillas e incluso las medias, dejé caer mi pantalón con mayor decisión cuando la vi quitarse las botas y el jean que llevaba puesto.
Me acerqué a ella para poder quitarle su blusa de mangas largas tan bonita que llevaba puesta, en un color amarillo suave. Y admiré la perfección de su piel desnuda allí frente a mí, solo con su ropa interior también amarilla, que en ese momento me pareció el color más hermoso y sexy del mundo. Le quité el sostén de encaje y acaricié uno de sus senos, eran pequeños pero hermosos, y entonces rocé su pezón rosado y cuando oí un suave gemido en ella, me animé a tomarlo con mis labios para poder lamerlo y succionarlo. Así que mientras disfrutaba de besar sus pechos, de juguetear con ese pequeño botón rosado, acaricié con mi mano su vientre plano hasta llegar a su ropa interior, e introduje mi mano dentro. Rocé el poco vello que tenía y eso me sorprendió, era diferente a lo que había conocido.
Sin embargo, Chrissy me frenó para verme, sujetó mi mano con decisión y dijo:
—Así —susurró e hizo que mi mano se moviera suave, que rozara su parte más íntima y subiera de nuevo a su clítoris, y esa suavidad parecía volverla loca—. Siempre debes ser suave, primero suave e intercalar, no te olvides nunca de eso, Al. No seas como los otros chicos.
La toqué tal y como ella me decía, como me guiaba, y disfruté de ver sus gestos placenteros, de verla moverse de esa forma bajo mío. Chrissy quiso llevar su mano hacia mi bóxer pero me alejé, quería seguir viéndola a ella, quería oír sus suaves gemidos y ver la forma en que cerraba los ojos para poder disfrutar de mi toque.
Ella me guiaba, me decía cómo hacerla sentir mejor, y yo obedecí a cada uno de sus pedidos. Aprendí a reconocer sus gestos, a ver qué le gustaba y qué no, a concentrarme en sus sonidos y su suave respirar. Y luego regresé a besarla, porque quería volver a sentirla conmigo, quería volver a disfrutar de sus labios. La dejé tocarme, dejé que me quitara el bóxer y me viera tal cual llegué al mundo, dejé que me tocara y me llevara hacia la gloria, hasta que ya no pude más. Hasta que eso no nos bastó.
Tomé rápidamente un condón de mi mesa de noche y regresé a besarla cuando estuve listo. Me uní a ella y fue diferente, fue especial. Sentí la presión de ser uno solo, y me perdí en la locura de sentirme en ella, de perderme en ese éxtasis, y entonces me concentré en ver sus gestos, en oír sus gemidos para saber cómo moverme, para poder complacerla como ella lo estaba haciendo conmigo. Me sorprendió cuando llevó su mano hacia allí para poder acariciarse y rozar su clítoris, así que le corrí la mano y humedecí mis dedos para hacerlo por ella mientras la embestía con mayor decisión. Disfrutaba de verla así, de oírla así, de sentirla así.
Chrissy se retorcía de placer bajo mío, al menos hasta que decidió colocarse sobre mí. Me aferré a su hermoso culo y me senté para poder besarla, para besar su cuello y apretar mis dedos en su espalda. Me moví al igual que ella porque no podía estar quieto, necesitaba besarla, tocarla y perderme en esa locura, embriagarme entre sus piernas y saborear sus labios que me estaban hipnotizando. Y cuando ya no pudimos más, cuando todo mi cuerpo se contrajo y sentí que tocaba el cielo, volví a voltearla para poder embestirla y estimularla a la vez hasta que ella pudiera alcanzar esa misma gloria. Así que cuando ella se relajó bajo mío, cuando dejó ir aquel último sonido placentero con un jadeo, la abracé con cariño y besé su cabello. Luego nos dejamos caer en la cama, jadeantes de placer.
—Al... —dijo entonces, en medio del éxtasis. No giré para verla—. Quiero que sepas y recuerdes algo muy bien...
Volteé mi rostro para poder verla allí a mi lado, me miraba con esa intensidad que podía quemarme entero, con nuestros pechos agitados que se levantaban de forma acelerada.
—No lo hice por estar borracha, ¿está bien? No fue el alcohol, yo quise hacerlo.
—No fue el alcohol... —susurré y cerré los ojos, para dejar ir otro gemido, algo atrasado.
Y entonces mi mente se distendió, pareció que aquella neblina había desaparecido, y todo estuvo mucho más claro. Miré a Chrissy ahí a mi lado, completamente desnuda y jadeante de placer, de un placer que yo le había dado, observé la perfección de su cuerpo sudado allí a mi lado, y entonces comencé a sentir angustia molestarme. Comencé a sentir una fuerte presión en mi pecho.
Y no pude evitar pensar en Eric, pensar en Eric y en lo basura que yo era. En lo que acababa de hacerle.
—Soy una basura... —dije, con mi voz llena de dolor, y Chrissy se sentó para verme—. No puedo hacerle esto, no puedo.
—¿Eric? —preguntó ella y me miró fijo—. Al, no tiene por qué saberlo, será nuestro secreto, ¿está bien?
—¿Cómo puedes actuar tan desinteresadamente? —dije en un susurro y ella me sonrió.
—Al, no dejaremos de ser amigos, no se arruinará nuestra relación y Eric jamás sabrá esto. ¿Está bien?
Chrissy se recostó en mi pecho, el cual acarició con cariño y nos cubrí a ambos con las mantas porque el calor del momento comenzaba a desaparecer, y el frío había empezado a tomar su lugar. La miré ahí recostada en mi pecho, le acaricié el cabello y ella levantó su vista para verme con una sonrisa.
—Los amigos pueden hacer estas cosas a veces, es normal, y si su cariño es real entonces nada cambiará —dijo con suavidad—. Y yo no creo que lo nuestro cambie, Al, así que no me vas a perder.
—No quiero perderte —susurré con un deje de tristeza y ella se levantó solo para besarme en los labios con cariño.
—No me vas a perder, este será nuestro secreto.
Volvió a recostarse en mi pecho y la abracé con fuerza, no podía dejar de sentirme tan feliz y a la vez tan basura. Era una mezcla que me estaba matando, y no entendía ni la mitad de todo lo que estaba sintiendo, no era capaz de entender nada de todo lo que estaba sucediendo en mi cuerpo.
—Al... —dijo Chrissy de repente—. Eso que hiciste, eso de estimularme mientras lo hacíamos...
—¿Estuvo mal?
—No, por el contrario. Eso es lo que siempre debes hacer, ¿sí? Siempre. —Levantó la mirada y me dirigió una sonrisa algo divertida—. No es por alardear, pero Rebeca no es tan buena como yo.
—¡Claramente! —dije casi en un jadeo—. Por Dios...
—A lo que me refiero es que no puedes ser bueno si no tienes un buen maestro, y tú solo habías estado con Rebeca... —Me miró fijo por unos instantes antes de añadir—. Para cuando estés con otras mujeres, porque lo estarás, Al, necesitas ser capaz de complacerlas. No quiero enterarme de que mi mejor amigo deja con ganas a una chica en la cama, ¿eh?
—¿Soy tu mejor amigo?
—Lo eres, Al...
La vi cerrar sus ojos y decidí imitarla. Disfrutar de ese momento, de la calidez de su cuerpo.
—Siempre puedo darte consejos para que incluso superes a Alex —dijo ella en un susurro—. Él y yo conversamos mucho, nos aconsejamos mutuamente, y creo que podrías ser mejor que él.
Ella se sentó y volvió a colocarse el sostén e incluso sus braguitas de encaje amarillo, supuse que era por si en la mañana nos encontraban desnudos, así que la imité y decidí colocarme el bóxer.
—Chrissy... ¿puedo preguntarte algo raro y personal? —dije al verla con ese conjunto amarillo, y ella asintió con esa sonrisa suya que me volvía loco y me arrancaba el alma del cuerpo—. ¿Por qué siempre usas amarillo? Entiendo que es tu color favorito, pero nadie se viste todos los días con al menos una prenda de su color favorito.
—El amarillo significa que soy feliz —dijo y volvió a besarme en los labios con cariño—. Que me siento hermosa, que me siento sexy.
—Eres sexy —agregué y ella se rio con suavidad mientras me acariciaba el rostro.
—Eres hermoso, Al —dijo y luego volvió a recostarse a mi lado con su rostro apoyado en mi pecho—. Aunque no lo use en mi vestimenta superficial, debo tenerlo al menos en mi ropa interior, me hace sentirme preciosa y segura conmigo misma. Tuve muchos problemas hace años, me sentía horrible y no era feliz, vestía colores fríos y opacos, y luego aprendí a quererme y a ser feliz, y empecé a amar cómo se me veía el amarillo.
—¿Te cuento un secreto? —dije en un susurro que llamó su atención—. Creo que el amarillo es muy sexy.
Ella se rio casi a carcajadas al darme un golpecito en el pecho, y así nos quedamos acostados por un buen rato, al menos hasta que decidió darse vuelta para que la abrazara. Nuestros cuerpos encajaban a la perfección, como piezas que habían nacido para estar juntas.
No había nada de malo en que mejores amigos lo hicieran una vez, ¿no? Al menos eso creí, ese día en mi mejor cumpleaños. Había muchas cosas nuevas que estaba sintiendo y no lograba comprender, y pensé que necesitaría tiempo para aprender, para mejorar, para saber qué era eso que me estaba faltando...
Y ya terminamos con todo lo relacionado al capítulo 8, ahora entenderán por qué se me alargó 7u7
En el grupo de Facebook "Kujús y el universo RipleyWylde" les pregunté si les molestaba que hiciera escenas sexuales un poco más... bueno, más como este capítulo, y me dijeron que no, que lo haga 7u7 que les gustaba (ea, pillines, los caché). Espero les haya gustado.
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