Es increíble lo predecible que puede llegar a ser el ser humano, siempre las mismas actitudes, las mismas respuestas, los mismos miedos y maneras de combatirlo, aunque algunos tienen ciertas diferencias en algo siempre, siempre otra persona ha pasado por lo mismo.

La especie humana puede llegara ser tan predecible que muchos se sienten identificados con la misma frase, el mismo libro, la misma canción, las sensaciones iguales, suspiros con los mismos significados llantos tan diferentes que expresan siempre los mismos dolores. 

Y es que es así, somos predecibles y eso nos hace... especiales o tal vez diferentes. A veces una sonrisa en el momento en dónde debió existir un rechazo nos convierte en personas... interesantes por así decirlo.

Lo interesante en este caso es nuestra reacción al momento de comenzar algo, la emoción y la euforia de el primer día de clases, el primer amor y la primera desilusión, el primer día de graduado de la universidad y el primer día de trabajo en la empresa de tus sueños, el primer día de noviazgo, el primer viaje, la primera noche de casados, el primer resultado positivo del embarazo, la primera patadita, el primer llanto, en fin, siempre se siente lo mismo.

Ganas.

Ganas de echar pa' lante como se dice en Venezuela, ganas de dar siempre lo mejor de sí, las ganas de levantarte temprano con una sonrisa, de ver a tus compañeros, las ganas de gritarle al mundo lo feliz que eres. Uno siempre se siente feliz de iniciar algo, pero es como todo, el vapor se disipa, el café s enfría y todo poco a poco se va tornando más tedioso.

Un día en una novela llamada: "Caminho das Indias" uno de los personajes principales dice:

"¿Sabes por qué las relaciones en el extranjero duran tan poco y en la India duran toda la vida? Porque en el extranjero todos se casan por amor y el amor es como una tetera, si te casas con el agua ya hirviendo con el tiempo ese calor se enfriará, en cambio aquí se casan con el agua fría y con el tiempo se va calentando y eso es lo que lo hace perdurar." 

O algo así decía pero es en la misma tonada.

Y la verdad, considero que es cierto. Siempre en las relaciones, los primeros días de novios son los mejores, no quieren parar de hablar, de conocerse, se necesitan uno al otro hasta un punto que los que los observamos desde afuera nos parece asfixiante hasta un nivel incomprensible, quieren abarcar el mayor número de vivencias en el menor tiempo posible y eso es lo que hace que lleguen a la fase dos en muy poco tiempo, cuando mucho uno o tres años de relación o la fase de "enamoramiento" mayormente, luego de transcurrir este tiempo la mayoría simplemente decide: "terminar" y quienes no lo hacen se vuelven los dadores del "Gran paso" son esos que pasan del enamoramiento a lo que normalmente conocemos como amor, otros hasta consiguen casarse, pero ¿lograrán todos vivir con la misma llama e intensidad de cuando comenzaron sus días de noviazgo?

Es igual que el colegio, liceo, instituto, universidad, todos siempre tienen un primer día, ese primer día en primer grado, 7mo grado, primer semestre, todos hemos pasado por eso, por conocer compañeros nuevamente, porque los del segundo año o segundo semestre te llamen "nuevo" el llegar perdido al instituto y no hallarle ni pies ni cabeza al pasillo donde se debería encontrar tu salón y la oficina del secretariado, la emoción de dar el primer paso siempre  el mejor, hasta el segundo, de vez en cuando el tercero pero ya del cuarto al quinto paso se consigue el verdadero infierno, te das cuenta que ya no eres  lo suficientemente joven como para decirle nuevo a alguien pero que no eres lo suficientemente viejo como para pasar el día criticando la felicidad de aquellos que apenas están comenzando ni tampoco eres tan anciano como para ser su guía turística, a veces tratas con ellos pero sabes que es algo efímero, te cuesta levantarte de la cama para ir a estudiar, sólo quieres que te den tu título he irte por la puerta grande y dar otra vez tu primer paso hacia la vida laboral plena y profesional, comienzas a los meses tu primer empleo y la primera entrevista es inolvidable, el primer día de trabajo es mejor aún y así hasta las tres primeras semanas en las que comienzas a arrepentirte y comienzas a darte cuenta de que la universidad estaba bien y que el apresurarse no es tan bueno como parece.

A veces el ser humano es tan predecible que sabe que las cosas saldrán no siempre tan bien como se esperan, que las expectativas están muchas veces por fuera de la realidad y que sólo te queda conformarte, acostumbrarte y  darte cuenta de que lo que tienes es mucho mejor de lo que te imaginaste porque: Míralo, lo tienes en físico, ya puedes sentirlo, olerlo y hasta complementarte.

Muchas veces se quisiera vivir todos los días algo diferente, así como la película de Adam Sandler "Como si fuera la primera vez" Aunque tampoco tan repetitivo, imagínense el trauma de que te digan: tienes siente meses de embarazo y no lo recuerdas o despertarte a media noche y que te digan: Mira, esta es tu hija y no la recuerdas pero debes amamantarla. Pero sería divertido el tener una habitación que remodelar todos los días y de manera diferente, amanecer en un paisaje distinto, tener siempre una primera vez con la cual emocionarte y sentirte realizado todos los días de tu vida.

Aunque tengamos el trabajo de nuestro sueños, el fruto de todo por lo que hemos luchado siempre, llegará un momento en donde simplemente te cansarás y querrás cambiar de vida así sea por un día ¡Y es que hace falta! Hace falta para extrañar, hace falta para aprender a valorar, para reflexionar, para ser siempre mejores personas.