Hace un tiempo me escribieron: "Eres una gran persona y mujer"; a partir de ese momento comencé a cuestionarme sobre cómo es en realidad una gran mujer o una gran persona. Y es que hay infinidades de maneras de sacar las conclusiones pero lo que hay realmente es un montón de estereotipos que al final muchas veces no se llegan a acumular entre la gente para obtener ese gran seudónimo.

Como sabrán, durante la antigüedad clásica o desde la Edad Antigua hasta nuestros días a las mujeres y a los hombres siempre los han estereotipado con cuestiones casi inexactas muchas veces poco prudentes e inalcanzables para muchas personas.

La cuestión es que va casi desde al tamaño de la sonrisa hasta como llevar el cabello, pero ¿Las personas se sienten bien llenando cada uno de estos estereotipos?

Anteriormente las mujeres debían aprender siete idiomas -por decir algo- saber costura, pintura, música, ser madres ejemplares ante la sociedad, caminar erguidas, no mostrarse "demasiado inteligentes" ni mucho menos atrevidas, nada de apocar a un hombre con alguno de sus comentarios y por ende, hablar poco. Todo se regía por el tamaño de su fe y las labores cristianas que llevara a cabo en vida. En cambio los hombres debían ser fuertes, inteligentes, hablar uno que otro idioma, ser y sentirse siempre dominante, muchas mujeres o tal vez una que todos deseen, debían de ser presumidos y siempre bien vestidos al igual que las mujeres, poseer las mejores razas en caballos, apostar mucho, muchas hectáreas a su disposición al igual que algunos esclavos tal vez, en fin, todo debía ser así "perfecto".

Pero más allá de todo eso, actualmente continuamos con los mismos estereotipos, básicamente. En las mujeres tienen que ser altas, delgadas, con facciones finas o "divinamente delineadas", buen cuerpo, que lleve buena ropa, que sea inteligente pero no mucho más que un hombre, que se deje dominar pero que sea dominante, difícil pero no mucho, que le guste comer pero que se cuide, que le gusten los deportes pero no hasta el punto de que parezca un hombre, cabello largo, ojos grandes, que le guste leer más que no sea una "friki", blablabla, allí te das cuenta que todo queda en citas, maquillaje, whats app y ya, pero ¿ese es el verdadero valor de una mujer?

Soy mujer y la verdad no sé cuales son los estereotipos que rigen a los hombres que vayan más allá de un buen físico, una bonita dentadura, bien peinados y vestidos, un buen carro y por supuesto, dinero.

Pero ¿todo eso es cierto? Dicen que la felicidad no la compra el dinero y es cierto Robin Williams no fue muy feliz que digamos, sino, estuviera vivo en estos momentos y lo digo porque fue un hombre que pudo vivir holgadamente si así lo deseaba, allí es cuando te das cuenta de la falta de igualdad que las personas exigen a gritos y de lo incomprensible que es la sociedad.

Para mí el verdadero valor de una mujer y de un hombre va en el brillo de sus ojos. 

Allí está todo, son detalles significativamente pequeños, así como dice un viejo amigo: "nada iguala al ver el brillo de los ojos de alguien cuando habla de sus sueños" y es totalmente cierto, ese anhelo de algo no lo iguala nada ni nadie.

Una mujer vale lo que vale por su esfuerzo, aquellas personas que dicen que una mujer después de haber fornicado una vez pierde el valor, lastimosamente son personas de mentes muy minúsculas, algo parecido al cerebro de Billy en "Billy y Mandie" igual que aquellas mujeres que dicen que la billetera hace al hombre.

Todo va reducido en actos, en los estereotipos que cada persona se imponga para encontrar a su ser de luz, a su ser que le inspire a jugar con la alquimia, que le inspire hacer arte a partir de una sonrisa.

Hay personas que valen lo que valen por aquella sonrisa magnífica que tienen, y no digo que sólo las chicas o chicos de dientes perfectos porque hay hombres y mujeres que no los tienen así y no tienen la posibilidad de pagar aquellos tratados odontologicos, lo digo por aquellas personas que su sonrisa expresa mucho más de lo que normalmente se ve en las redes sociales. Así como la sonrisa de un niño cuando muda su primer diente, no hay nada más emocionante y sincero que eso. Y son lo que son no por el brillo de su cabello al tener contacto con el sol, sino como la brisa mueve su cabello y esa persona lo disfruta, así libre, desinhibido e inspiradores de un placer sublime.

Para mí el valor de una persona se basa en eso, en el disfrute de su vida, en el tono de su risa, en su manera de pensar y de actuar. Va mucho más allá del sexo, de los juegos de vídeo, de las ganas de casarse o las ganas de tener hijos, eso a la final no describe a nadie porque lo único que describe a las personas es su aceptación entre ellas mismas y en la ayuda, en la mano amiga que estén dispuestos a extender cuando alguien les necesite.

"Soy lo que soy y lo que soy es lo que soy. Deseo ser lo que soy y lo que seré es sólo lo que soy. Si tengo la voluntad de ser, no seré más que aquello que he sido. Si soy lo que deseo ser, siempre se preguntarán qué soy o qué he sido. Quiero cambiar el Muro y realizar mi Deseo.

Soy el muro mismo, ésa es la verdad."

-Tatiana Hardie. "El laberinto de la rosa"

Esto va más allá de un escrito dónde se promueva la aceptación, esto va escrito para que los (as) feministas y los (as) machistas dejen de regirse por eso, la verdad, no hay nada más desigual que la vida actualmente dónde sólo se le da un cargo alto a una mujer por cumplir con las leyes y no muchas veces porque de verdad se lo merezca, dónde un hombre es mil veces más vulnerable a ser agredido social y físicamente que una mujer, quedando este caso impune y sin importancia. 

¿Quien vale más? ¿El hombre o la mujer? ¿La mujer que no ha fornicado o el hombre que más dinero tiene? ¿La mujer que quiere hijos o la que no? ¿El hombre que quiere casarse o el que no? ¿La mujer con piel morena o con piel blanca? ¿El hombre con piel morena o con piel blanca? ¿El que vive en una gran casa o el que vive en una pequeña casa y gasta sus ingresos en viajes? ¿Qué vale más, la felicidad o las críticas estereotipadas?