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Back to Black

Estoy conduciendo por las calles de la ciudad buscando un establecimiento que venda lo que yo necesito y que se encuentre abierto a esta hora, tomando en cuenta que son las 11:30 pm y he pasado por más de tres lugares distintos, solo para encontrarme con que están cerrados.

Me paro en un semáforo y veo que a lo lejos, está un local de mala muerte abierto, con un montón de gente alrededor y una música horrorosa de fondo; no teniendo otra opción, me estaciono enfrente y me bajo con mi cartera dispuesta a dejarme hasta un ojo de la cara si hace falta.

Me acerco a la dispensa y veo las opciones de las que puedo escoger, hay de todo al menos; agarro lo que mis manos me permiten sostener y me dirijo a la caja, donde una chica bastante mal encarada, me cobra el precio final y guarda mis compras en varias bolsas marrones.

Regreso al carro, acomodo lo que he comprado en la parte trasera y una vez en el asiento del conductor, me dirijo a mi casa donde me encargaré de no permitirme salir hasta que se acaben mis reservas, lo cual teniendo en cuenta todo lo que llevo, no pasará sino hasta dentro de tres días.

No me toma mucho llegar a mi casa, supongo que porque conduje más rápido y porque ya tenía clara cuál era mi dirección. Me bajo con suma rapidez y entro directo a la cocina, donde saco el hielo del freezer, tomo un vaso y dejo un par de cubos en el mismo, terminando por verter aquel líquido ambarino que se me había acabado hace un par de horas.

No es hasta que bebo el primer trago, que siento como la calma se va apoderando de mi cuerpo, ¿quién diría que estaría aquí nuevamente, sola? Antes hacía todo esto, pero en compañía de mi novio, Blake; ese hombre que hace menos de dos semanas se fue de mi casa y de mi vida, para volver con su ex.

Aunque todo este tiempo que lo he estado pensando, me ha surgido una duda, pues no sé si me dejó para volver con ella o a lo que ya conocía, supongo que por ambas razones; lo único que tengo seguro, es que estaba decidido a colocarle fin a todo esto, pues no dejó tiempo para arrepentimientos.

Agarro la misma botella que destapé y mi vaso, y subí a mi habitación, donde me senté en la cama y coloqué ambos recipientes en el medio de mis piernas, permitiéndome un momento para pensar y analizar lo que habían sido estas dos semanas y cómo han impactado en mí.

No he parado de hundirme en mi miseria; yo, con mi cabeza drogada y mis lágrimas secas, sigo adelante sin mi hombre, aquel con el que compartí tantos momentos y que ahora pese a todo eso, me ha dejado pisando un terreno difícil, sola.

¿Y es que para qué voy a mentirles? Cuando lo vi marcharse, se lo dije:

—Te quiero mucho, eso no es suficiente, lo sé. Tenemos gustos diferentes y somos distintos, pero llevamos miles de momentos juntos.

Obviamente, eso no hizo que se quedara, terminó por irse a los treinta segundos. Solo nos dijimos adiós con palabras, pues los hechos... en ese pequeño y significativo aspecto, aún seguimos unidos.

Al beberme otro trago, comienzo a reírme, pues curiosamente estoy vestida de negro, es como si mi cuerpo y ropa, reflejase mi luto interior. Debido a lo absurdos que me parecían mis pensamientos, decidí volar con un poco de polvo que me quedaba en una de las gavetas de mi buró; he de decir que no me gustaba mucho hacer esto, pero me hacía sentir mejor de cierta manera.

Una vez me metí dos líneas, pasé a poner música a todo volumen para acabar bailando al ritmo de la misma hasta cansarme, todo esto, acompañada de mi trago. Sin embargo, no duré mucho así, tuve que acostarme y soltar el vaso, pues sentía que las piernas no me respondían del todo bien y que en cualquier mal movimiento, terminaría desplomada en el piso.

Con toda mi experiencia en esto y sabiendo lo que me venía, decidí sonreír y disfrutar lo que me quedaba. Les digo que no pasó ni un minuto, cuando ya mis ojos se estaban cerrando, pero en medio de aquel estado, pude verlo, vi a Blake entrar a mi habitación y observarme con una sonrisa; sabía que era una alucinación, una cruel jugarreta de mi mente triste y perturbada, además de drogada, sin embargo, me permití disfrutarlo y decirle:

—Tú vuelves con ella, y yo vuelvo a la oscuridad —Solo para terminar rindiéndome y cayendo ante la inconsciencia.

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