Este otra vez por aquì despuès de casi un año o bueno ya no me acuerdo xD secuela del fanfic llamado Ojitos Grandes. La foto de portada es temporal y el tìtulo bueno no se me ocurriò nada màs pero con el paso lo arreglarè.

He aquì el primer capìtulo.

—¿papi?

Dégel dormitaba mientras sostenía la cabeza de Camus en sus piernas, hacía una tarde calurosa y ambos se hallaban bajo un árbol que estaba casi al final del jardín donde soplaba algo de viento. Cuando Camus empezó a crecer, Krest decidió que era hora de adecuar el pequeño patio que era almacén de cacharros y de varios objetos viejos que daban un aspecto de abandono a ese lugar de la casa.

Un jovencísimo Dégel, emocionado ya imaginaba montar un mini-parque con juegos infantiles para su hijo, pero Krest le informó que no iba gastar dinero con cosas que no iba a usar apenas cruce la adolescencia. Y ahí terminó el asunto del parque de diversiones.

—¿papi?

—hmmmp.

—estás dormido—informó jalando un mechón de cabello.

Él murmuró una disculpa mientras forzaba a sus ojos abrirse, el vientecillo vespertino lo había arrullado mientras le contaba una historia a Camus que oía atento cada entonación que Dégel empleaba para hacerla más entretenida.

—¿hasta donde me quedé?—preguntó.

—estabas contando que la reina azul emergió de una montaña y le mostró a aquel hombre domador de caballos una puerta....

La historia que le narraba a Camus era una que Kardia le relató vía Skype una de esas veces que charlaban, el griego le había dicho que ese cuento era el favorito de su pequeño hermano, Dégel había modificado ciertas partes como por ejemplo " domador de caballos, en la original era domador de escorpiones". Tanto Kardia como su hermanito eran fanáticos de los escorpiones.

— y entonces....

Un chillido interrumpió la narración.

—¡ Dégel!

Una joven de mediana estatura, menuda de cabellos castaños rojizos y piel olivácea entró como trompa al patio abalanzándose sobre un sorprendido Dégel que no atinó a sostenerla.

—hermano mio, bello y hermoso—dijo la chica—te extrañé.

Camus se había ido a una distancia prudencial, observaba nervioso a esa chica que se parecía mucho a su abuelo. Su padre no le había dicho que tenía una tía.

—yo también Elina—logró levantarse y se sacudía la ropa—¿cómo está Tessa?

Tessa era la madre de Elina.

—bien como siempre—posó su mirada sobre Camus que retrocedió asustado—¿ él es tu hijo?

Elina no conocía a Camus, en el momento de que el niño nació ella era una niña de diez años que vivía con su madre en otra ciudad y de vez en cuando visitaba a Krest y Dégel, visitas que se interrumpieron apenas Dégel supo que iba a ser padre y Krest que no quería recibir a nadie debido a su enojo. La chica sonrió amistosamente al pequeño que miraba cauteloso a su padre esperando alguna respuesta.

—es lindo.

—sí que lo es.

Camus se acercó a una seña de Dégel, Elina emocionada se agachó y le estampó un beso en su frente, ese gesto ruborizó al niño que murmuró un " oh".

—ella es tu tía Elina—la presentó Dégel—tiene 16....

—17—corrigió ella.

—si como sea.

Más confiado dejó que ella lo tomara de la mano y lo condujera al interior de la casa Dégel los seguía.

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Mientras tanto en Atenas-Grecia.

—hermano—un bello nene de cabellos azulinos rebeldes y ojos turquesas que se apareció a lado de Kardia—la abuela te llama.

Kardia desvió su atención de la pantalla de su laptop para posarla sobre el niño que sostenía en sus manos un plato con un trozo de pastel de manzana y un vaso de leche helada, sus ojos de iluminaron al ver la delicia. Cerró la laptop, sin embargo adivinó que su hermano pretendía algo más con eso de irle a avisar.... claro lo adivinó en un santiamén....travesear y " molestar a su escorpión".

—ni se te ocurra, Milo....

—¡ qué! no voy a hacer nada malo Kardia.

—voy rápido, si tocas MIS COSAS...—amenazó.

Milo se sentó en la cama mientras Kardia iba por su trozo de pastel y regresaba en un santiamén. Se alivió de ver a su hermanito tranquilo y en el mismo sitio donde lo dejó y a su escorpión sano y salvo.

—¿qué vas a hacer hermano?—preguntó el niño acercándose por detrás.

—tones.

—¿qué eso?—preguntó inocente.

Si le respondía seguramente su abuela quién tenía un buen oído se aparecía con una chancleta en mano y le estampaba un chancletazo por responderle así a Milo. Ella ignoraba que Milo también solía usar palabras que aprendía de los deslenguados que jugaban en la calle.

—nada, vete a molestar a la sala.

—¿tienes paint?

—no sólo cosas para asustar a niños cargosos—hizo énfasis para amedrentarlo.

—aburrido.

Al quedarse solo, Kardia abrió su pc y buscó la pestaña donde tenía unos archivos que su gran amigo Manigoldo le había enviado de una fiesta meses atrás. Había un álbum titulado " Fiesta loca, cumpleaños de El Cid, el solterón oficial"

No pudo ir a esa fiesta dado a que estaba de niñero de Milo ya que su abuela salió a una reunión de esas típicas y ni loco se llevaría a un niño de cinco años con tantos meses a una fiesta donde había alcohol por millares, música estridente y con amigos demasiados " libres"; suficiente con que Milo sea inquieto, deslenguado y un poco gritón.

—estúpido Manigoldo—murmuró ahogando una risa—te pasaste.

Manigoldo recién se las había pasado.

El agasajado en un video bebía de un barril de cerveza mientras Manigoldo y varios más que conocía lo arengaban, otro de los invitados de nombre Shion se había dormido desparramado sobre una mesa con varias serpentinas alrededor de su cuello, el novio de este Dohko con la prima de Shion se divertían pintando las caras de los pobres borrachos que caían en el dulce abrazo de Hypnos. Siguió riéndose hasta el último video y foto de la afamada fiesta que según Manigoldo duró hasta las seis de la mañana.

Apagó el aparato y lo puso en su maleta en tanto se estiraba e iba a ver cómo esta su amado escorpión, lo vió perfecto entonces tomó su plato vació y lo llevó a la cocina.

Milo devoraba un segundo plato de pastel de manzanas, los alrededores de su boca estaban sucios de pedazos de pastel y caramelo.

—lero, lero—le sacó la lengua—la abuela me dio más...

—te vez espantoso con eso en tu cara—señaló—igual eres feo.

A veces Kardia se ponía un poquitito infantil.

La abuela de ambos murmuró un " compórtate Kardia" no ves que es un niño". Kardia bufó ante la sonrisita de triunfo del más pequeño ante la defensa de su abuela, Milo sabía cómo hacerlo y muy bien.

—bueno abuela—guardó el plato—voy a salir con el idiota de Manigoldo.

—esa boca Kardia—dijo la vieja mujer señalando a Milo.

—tsk, tú sabes que es boca sucia.

La abuela se quedó en silencio ante esas palabras, suspiró para asentir y decirle que tuviera cuidado con la dichosa moto de su amigo italiano.

—iremos a pie—dijo tomando una chaqueta de cuero negra—Albita nos prohibió ir en moto después del....

Se dio cuenta que iba a hablar de más.

—bueno este.... me voy cualquier cosa llamas a mi cel o al del cangrejo o de Albafika su novio.

—bueno vete y regresa completo.....