Ruidoso ; SeokHao
El pequeño Jihoon por fin estaba descansando de sus dos hermanos, su papá Seokmin se los había llevado a un paseo por el parque por haberle ganado en luchitas.
Jihoon no quiso ir con ellos para seguir tocando su guitarra, como era costumbre de cada tarde. Su papá Minghao se quedó cuidándolo porque él también estaba trabajando, las artesanías no se podían hacer solas. Aunque también trabajaba como maestro de artes en una escuela privada, donde conoció a Seokmin.
Minghao en ese momento estaba desesperado por terminar ese perro de madera que me regalaría a Seokmin para que lo pusiera en su escritorio de la escuela. Él había hecho una rana para si mismo, así hacían una especie de match.
Todo reslababa de sus manos por el desespero, eso lograba desesperar al pequeño Jihoon de 5 años.
Un vaso de vidrio cayó de sus manos y su primera reacción fue voltear lentamente hacia la pequeña silla roja donde estaba Jihoon.
El pequeño ya lo estaba viendo fijamente con su expresión serena pero sus labios abultados demostrando enojo.
—Lo siento, bebé —Minghao se agachó recogiendo los vidrios tirados para que sus pequeños y Seokmin no se cortaran.
Al levantar la cabeza, se pegó con la orilla de la mesa, eso hizo que algunos restos de madera cayeran haciendo ruido y seguido de eso, cayó un vaso de plástico con muchos colores. Estaba seguro que eso lo había dejado Joshua ahí.
Jihoon siguió viéndolo fijamente, pero esta vez soltó un suspiro mientras negaba con la cabeza.
—No me mires así —Minghao levantó todo por fin, esta vez sin golpearse ni tirar nada.
Inclinó la silla hacia atrás y al sentarse, el que cayó está vez fue Minghao. Cayó sentado sobre algunos legos tirados de Jeonghan.
Soltó un pequeño gritito de dolor y se levantó apurado al sentir los pinchazos de los juguetes regados de su hijo.
—Papi, por favor vete de la casa —se levantó de su pequeña sillita y dejó la guitarra sobre el estuche— Haces mucho ruido, vete y da un paseo.
Minghao parpadeó confundido, aún sintiendo el dolor en su trasero y estaba seguro que tenía algún lego incrustado.
—Está bien —agarró su bolso y empezó a recoger algunas cosas que agarraba siempre a la hora de salir— Nos vemos al rato.
Le dió un beso en la frente al pequeño y agarró las llaves de la casa. Iba a terminar su drama cuando su pequeño llorara al ver que si se iba de verdad.
Jihoon solo lo miró fijamente esperando a que se fuera.
—Adiós.
—Adiós, papi.
—Adiós, bebé.
—Adiós, papi Hao.
Jihoon movió su manita rechoncha de lado a lado despidiéndose de su padre.
—¿Quieres ayuda para abrir la puerta, papi? —como Hao no respondió nada, Jihoon caminó hacia la puerta y jaló un pequeño banquito para ponerlo frente a la puerta y poder alcanzar la manija. Abrió la puerta, se bajó del banquito y lo volvió a arrastrar hacia la sala— Adiós, papi. Aquí te voy a esperar.
Empujó con sus manitas las piernas de Minghao y cerró la puerta en cuanto estuvo su padre fuera.
Se dirigió al sillón y se subió con esfuerzo, casi siempre Joshua lo ayudaba a subirse. Agarró el control remoto y puso su canal favorito de caricaturas.
Minghao se quedó frente a la puerta parado sin entender nada, detrás de él escuchó dos voces chillonas y una voz adulta alegre. Miró hacia atrás viendo a sus dos hijos y esposo, quiénes en cuanto lo vieron afuera, lo miraron confundido.
—Jihoon nos dejó afuera y no traje llave.
—Yo tampoco las traje.
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