No quiero caminar, enséñame a volar ; SeokHao
Joshua y Jeonghan cada día crecían más, así que Seokmin cada día lloraba más.
Por Jihoon no lloraba porque seguía siendo pequeño y siempre fue independiente aunque tuviera todos detrás queriendole ayudar, además de que si veía a alguien llorando por él, especialmente sus papás, se enojaba y lloraba más fuerte como si fuera una competencia.
Por eso, Minghao empezó llevándose a sus tres hijos a la tienda que estaba hasta la otra esquina de la cuadra, no muy lejos pero para sus hijos era toda una travesía.
Sus dos gemelos se emocionaban y el menor estiraba sus bracitos para que lo cargara y no caminar nada.
Aunque esta vez, Minghao se encontraba solo con sus hijos, ya que, Seokmin había salido por un asunto importante y regresaría en un rato para comer todos juntos. Por eso mismo, Minghao preparaba la comida, solo que no contaba con que debía de haber ido antes a la tienda para buscar todo lo faltante.
Mordió sus labios mirando a sus dos gemelos jugando, no muy convencido de mandarlos en lo que él esperaba a que el agua terminara de hervir.
—Jeonghan, Jisoo...
—Joshua.
—Perdón, Joshua. ¿Me pueden hacer un favor, pequeños? —los dos asintieron con su cabeza y se acercaron hacia su papá que se encontraba en la barra de la cocina— ¿Pueden ir a la tienda? Solo entreguen este papel junto al dinero y cuando se los den, regresan.
Minghao vio como los dos pares de ojitos brillaban, tal y como lo hacían los ojos de Seokmin cuando comía.
—¡Sí! —Jeonghan gritó emocionado y Joshua empezó a saltar mientras daba pequeñas vueltas.
El mayor sonrió y empezó a escribir rápidamente, sacó el dinero de su bolsillo y lo envolvió en la hoja.
—¡Jihoon, ven por favor! —gritó por las escaleras escuchando un pequeño suspiro y como se abría la puerta.
—Voy, papi.
—Hazme un favor, bebé —sonrió viendo a su hijo medio dormido y acarició su cabello negro— ¿Puedes acompañarlos y cuidarlos, por favor? Para que no se pierdan.
Jihoon asintió con la cabeza no muy convencido y los siguió a paso lento hacia la puerta.
Los tres niños salieron y los dos más grandes salieron corriendo hasta que escucharon el pequeño bufido enojado del menor.
—¿Qué pasa, Hoon? —Joshua volteó a verlo y se acercó agarrando su manita para que vayan todos juntos.
—Nada.
—Dinos que pasa —insistió Jeonghan, preocupado de su hermanito.
—Nada.
—Anda, dinos —Joshua movió su mano con insistencia, esperando a que el menor hable.
—Nada.
—Jihoon, dinos.
—No.
—Por favor —Joshua hizo un puchero y se acercó invadiendo su espacio personal.
—Sí, por favor —Jeonghan imitó su acción.
—No, no quiero.
Jihoon empujó suavemente a ambos y se cruzó de brazos, irritado.
—Vamos, Hoon.
—No.
—Entonces, te dejaremos aquí —Jeonghan se encogió de hombros, agarró la manita de Joshua y empezó a caminar a pasos lentos.
—¡No! ¡No me dejen! —Jihoon hizo un puchero dando un pequeño pisotón, sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas.
—No llores, pequeño Jihoon —Joshua se acercó abrazando su cabecita y acariciando su cabello suave.
—Es que... no quiero caminar, papá Seokmin debió haberme enseñado a volar.
Jeonghan soltó unas pequeñas risas malvadas, mirando a su fiel cómplice, Joshua.
—Tengo una idea.
El mayor de los niños les contó su idea y así fue como fueron con dificultad a la tienda, tardando más de lo acostumbrado.
Minghao salió preocupado porque sus hijos tardaban mucho y cuando asomó su cabeza, vio a sus tres hijos casi llegando con mucha dificultad.
Jeonghan cargaba dos bolsas un poco grandes mientras que Joshua traía agarrado a Jihoon por los brazos con sus piernas arrastrando por todo el piso, sin lastimarse.
—¿Por qué traen a su hermano así?
—Porque ya no quiere caminar, quiere volar.
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