Corría intentando no tropezar por los techos de la ciudad, era difícil en su estado tan deteriorado, había tenido un conflicto con algunos hombres y ahora no le quedaba otra que huir para recargar sus energías, odiaba muchísimo tener partes roboticas que tenían poder limitado. 

Agotado se refugió en un letrero de propaganda, respirando profundo, necesitaba al menos un minuto para poder volver al juego, ahora estaba vulnerable a cualquier cosa.

Un golpe potente llegó a su torso, echándolo a dos edificios de distancia por el aire, cayó rebotando logrando agarrarse en el borde del departamento, levantándose escupiendo sangre, maldijo en voz baja, sentía como sus partes no vivas estaban fallando.

— Vaya vaya... ¿De verdad creerías que allí escaparías de mí? Eres más débil que antes, ¿Recuerdas esa vez? Donde quedaste sin extremidades ~.

— Cállate... Edge...

El nombrado se rió cínico, pateando otra vez la anatomía del debilitado esqueleto, Geno detestaba encontrarse con el culpable de su desdicha y no poder vencerlo, su orgullo era el aplastado además de su vida.

— Di adiós, "superhéroe" de pacotilla.

Antes de poder absorber lo restante de su energía, una espada atravesó llegando a mover de su puesto al de mayor altura, teniendo que llevar un pie atrás para no perder el equilibrio, pero ante esa maniobra, perdió la concentración, siendo golpeado en el pecho botándolo del edificio, solo era apenas un minuto del que Geno debía aprovechar para recuperarse de sus heridas, miró expectante al desconocido, quien llevaba una capa cubriendo todo su cuerpo y su cráneo.

Solo cuando la tenue luz de la luna iluminó su rostro, su cuenca se amplió.

— ¿N-No habías...?

— Sí. —Respondió sonriente, estirando su brazo para recibir la mano ajena— Pero es una larga historia, ¿Puedes correr?

— Aún no... Esa escoria me ha lastimado, pero puedo intentarlo. 

El adverso miró hacia a un lado, después negó con la cabeza.

— No hay tiempo.

Se agachó para tomar en brazos al adverso quien tuvo que aguantar sus quejas, el contrario con prisa corrió lanzándose por los tejados con unos saltos impresionantes, Geno tuvo que agarrarse bien de él para no caerse por algunas maniobras. Cuando los dos minutos pasaron, el mayor entendió sus gestos y sin detenerse lo dejó seguir.

— ¿Crees que puedas seguirme el paso?

— Le hablas a un cyborg, claro que puedo.

— Y usted le habla a un renacido, déjame esto a mí. —Guiñó una cuenca, tomando la mano del contrario para cambiarle de dirección, Geno se detuvo de golpe, casi tropezándose.

— ¿¡A dónde crees que vas!? ¡Ese idiota te va a comer vivo!

— No creo que sea un perro para que le gusten los huesos...

Geno tragó saliva, comprendido a lo que se refería, los esqueletos en aquel mundo no podían tener magia, era un gen que se había perdido debido a los experimentos con los mismos, pero existían rumores que podían volver a ser activados bajo ciertas condiciones, y una de ellas, era revivir al sujeto bajo intensos exámenes. De un minuto a otro, Blard, se quitó su capa, mostrando la ropa negra que solo hacía difícil encontrarlo en la oscuridad, justo ahora cuando la ciudad estaba en medio apagón, era el momento oportuno. 

Edge se vio a la distancia con una furia vulgar, y sin esperar, se lanzó contra el adverso que esquivó sin problemas, era una batalla que jamás había visto Geno, solo hace meses había visto a ese hombre cruel que les había lastimado a la par que quitado la vida de quien tanto quiso, había sido encontrado y puesto partes roboticas y futuristas, pero no eran nada a comparación del renacido, este convocaba huesos que tras minutos de pelea, logró atravesar todas las partes del cuerpo ajeno. No podía quitarle la vida, lo supo la primera vez al enterrarle un cuchillo, esa vez donde por venganza le había matado para torturar a Geno.

Blard parecía distinto, tomó el cráneo de quien le había matado antes, diciendo palabras que a la distancia de Geno no entendió, pero sí las palabras claras de Edge.

— Eso dices ahora... Pero yo viví lo mismo que tú... Pronto esa magia te va a comer la cabeza, y el primero que sufrirá será a quien ames... Oye mis palabras, el destino nunca ha cambiado.

Sus palabras terminaron con un crujido de huesos, y pronto el polvo que se dispersó por la brisa. 

— ¡Blard!

El de huesos robóticos corrió hasta el otro, abrazándolo, estaba sorprendido, asustado, toda clase de sentimientos contrariados que no le dejaban hablar, sintió las lágrimas caer, y Blard le costó corresponder. 

— ¿Qué ha pasado? ¿Qué es todo esto...? ¿Él... Él también era un renacido...?

— Eso es lo que dijo... —Respondió ido, abrazando con más fuerza a su amado— Pero no pasará, estoy acá, Geno, después de tanto tiempo... Me alegra que estés vivo...

— Lo mismo puedo decir...

Blard sintió miedo de sí mismo, no quería tener el mismo destino que su propio asesino y victima, debía proteger a su amado con su vida.