19. Nobleza.
La primera melodía decía que las parejas ya podían empezar a bailar, todos con hermosos trajes y además preciosas máscaras que ocultaban la identidad de muchos, el rubio se quejó como un berrinche, moviendo su mano con delicadeza hasta su boca para reprimir un bostezo.
- Ya es la hora del sufrimiento. -Dijo mirando a su lado, en donde estaba su hermano también con una máscara que ocultaba muy bien la cicatriz de su rostro y sus ojos color escabeche.
- No creo que bailar lo sea. ¿Qué hay de malo?
- Sabes muy bien que odio bailar.
- Sabías que llegaría el día, como todo joven que pasa sus dieciocho siendo hijo de la nobleza.
- "Y bailar te da la oportunidad de conocer nuevas personas." Bla bla bla.
El castaño rió, irguiendo su espalda mientras su traje oscuro resaltaba su cuerpo, Stave tenía un chaleco sin mangas de tela con una camisa blanca a rayas, su anatomía esbelta le hacía ver bien. Le miró con una sonrisa burlona.
- Vamos, hermanito, es la celebración de tu cumpleaños, será una buena oportunidad.
- Tú llevas cinco años en las fiestas y sigues solito ~.
- El primer baile no es el último, hermanito. Aunque en tu caso, puede que sí.
- Pftt. Lo que digas. -Se levantó sonriendo victorioso, sabía muy bien que no perdería en ese juego que hacía el mayor, mas al abrir sus orbes, no pudo evitar soltar un resuello.- Oh por las estrellas...
El de pecas se detuvo de improviso al ver no muy lejos a un hombre de cabellos azulados hablar con otras personas, pero especialmente a él le reconocía, no importaba si usaba una máscara, su traje lo delataba, sonrió nervioso, sonrojándose al instante. Blard se inclinó para ver su expresión y sonrió guiñando un ojo pese no se notara.
- Parece que el dicho no va contigo. -Rió- Ve, no te detengo.
- V-Voy.
Maquinalmente el rubio se salió de su silla con torpeza, caminando directamente donde Outer, era uno de los que servían al rubio y había sido blanco amoroso desde hace meses, había bastante química en ellos y el mayor lo sabía. Sonrió diciendo por lo bajo tomando un sorbo de su vino un "Era un hecho."
Stave siempre había tenido gustos muy cultos por las personas y actividades, no era de los típicos que amaban las relaciones sociales y cosas por el estilo, era de esperar que Outer fuera el elegido.
Dejó escapar un bostezo, no podía estar quieto mientras todos disfrutaban de la velada de máscaras, todos se desconocían al usar tales artilugios, pero de ese modo todos estaban más dispuestos a descubrir de quién se trataba antes del toque de la campana. Aunque lo dicho por el de pecas le dejó pensando, llevaba años y nunca había logrado a congeniar, solo bailando por la educación y ser el próximo rey.
Pasados los minutos, se dio cuenta que se volvió a ir al mundo de los pensamientos, siendo interrumpido por los aplausos del baile anterior, su hermano se volvió a acercar tomando de sus hombros para asustarlo, riendo al conseguir su objetivo.
- ¡Blard! ¡No te quedes ahí como anciano! -La voz de Stave se vio ligeramente cambiada a la de hace unos momentos, sonaba mucho más emocionado, y al girarse notó que su expresión, la que podía ver, estaba más "enamorada".- Mi amigo quien te mencioné ya ha llegado, vamos vamos.
- Me parece que estás un tanto rojo por ese "misterioso". -Cotilleó el castaño, alzando su cuerpo despacio de la mesa, no podía ignorar el detalle de su rostro, sus mejillas que se veían en medio de la máscara se veían notoriamente más ruborizadas.
- Blard, hermano de mi alma, te voy a quitar ese bastón.
El castaño volvió a reír, le gustaba molestar al menor como un juego recíproco, aunque ante la mención de la muleta que usaba le hizo rodar los ojos, era un problema no poder caminar libremente, pero no se negaba a la ayuda que le ofrecía el más bajo tomando su brazo, así era más fácil movilizarse.
Los príncipes se acercaron a un trío de hermanos, uno más moreno que los restantes, ocultando el rostro de cada uno con las típicas máscaras, aunque uno de ellos usaba más lentes que otra cosa. El rubio carraspeó para llamar la atención de los tres, aunque perdió una al instante cuando llegó un cuarto, de cabellos albinos que abrazó al de pelo azabache.
- Sé que en esta fiesta están prohibidas las presentaciones pero, ¿Ya qué?
- Brah, tu con máscara o se te es reconocible por las frescas pecas ~.
- Pues duh, ¿Quién no reconocería esta belleza? -Respondió Stave ante la interrupción del pelirosa, sobándose los nudillos en el pecho, posteriormente dobló su mano dirección al lado de su hermano, sonriendo alegremente- Él es mi hermano.
- Buenas noches, realmente espero serles de su agrado, de todos modos... -Su sonrisa se hizo más suave al estar examinando las facetas de los cuatro invitados, quedándose principalmente a uno que tenía una bufanda que cubría su cuello, pareció que la soledad se vino encima, mas, lo ignoró- Como anfitrión debo hacer de esta velada ideal para todos.
- ¡Espera! -El albino que había sido reñido por el pelinegro tomó las manos de Stave, con una expresión emocionada, pareciera que sus ojos que apenas se veían por la máscara brillarían- ¿Es decir que también eres un príncipe?
- Eh... Sí. -Se encogió de hombros, le gustaba ser alabado pero el contacto no le gustaba en absoluto si era tan brusco.
- ¿Eres el invitado de honor?
- Claro.
- ¿¡Es decir que ya eres legal!?
-... ¿Disculpa? -Stave frunció el ceño sonriendo forzadamente, esa pregunta le dio a entender que podía ser un violador en potencia, un golpe al de mejilla manchada y que el moreno se lo llevara lejos diciendo "eres un idiota" fue lo siguiente que sucedió, dejándolo algo traumatizado- Si recibiré preguntas así en toda la noche creo que me arrepiento de crecer.
- Oh... Tranquilo, es solo un pintor que le gusta usar el cuerpo humano como modelo. -Dijo el de bufanda roja, aunque suspiró- Con ropa, claro, yo mismo le daría un golpe si tuviera otras intenciones o subir de nivel a sus pinturas.
- Reitero, si ser mayor es encontrarme con más personas...
- ¿Y el "desconocido"?
- ¡S-Sabes que él no cuenta! -Refunfuñó, y molesto, tomó el brazo del de lentes y a la vez la muleta de su hermano; corriendo se alejó- ¡Te quedas sin bastón, anciano!
Blard se quedó solo con el de bufanda, suspirando sin molestia sentándose mejor en la silla donde le habían dejado.
- Nunca le he visto tan agitado.
- Está emocionado por su fiesta, y nervioso, es normal. -Cerró sus ojos- Aunque veo que no podré caminar por un rato.
Geno giró su cuerpo hasta él, con curiosidad se le acercó.
- ¿Qué le ha ocurrido?
- Un accidente en el caballo, nada grave.
- Debe ser difícil.
- Solo cuando Stave me descuida.
Ambos rieron, risueño, el albino se sentó a su lado, erguido y con clase.
- Entonces me sentaré acá.
- Es amable de tu parte.
- Es lo menos que puedo hacer.
- Gracias. -Agradeció, la música volvió a subir de volúmen, señal que iban a empezar otra pieza para que todos bailaran- De todos modos es una pena... Esto es un baile, la gente está emocionada de encontrarse con el príncipe en esta clase de fiestas con máscaras, con la ilusión de hallar a mi hermano o a mí, mientras que estoy sin siquiera bastón, sin caminar.
- Esa clase de gente que se desilusiona al no estar con el príncipe no se merece estarlo.
Blard le miró, espectador.
- ¿Y tú lo mereces?
El menor le miró, sonriendo.
- La verdad, es que no.
- Heh... -Con un gesto galante, apoyó su mano en su cabeza entretanto su codo en la mesa, no dejó de mirar al adverso al seguir hablando- No creo que la palabra merecer entonces no sería el caso.
- Eres el príncipe.
- Por ser príncipe no significa que deba tener estándares altos. Esto... Es una fiesta con significado, nos muestra que podemos divertirnos pese no se haya logrado el objetivo, lo importante no es "ganar", es disfrutar con quienes tenemos a nuestro lado. -Justamente tocó la campana que les obligaba quitarse la máscara, Blard acotó aquello, con un gesto amigable e indescriptible hacia quien también se quitaba la máscara, lo conocía- Así como yo disfruto pasar tiempo contigo, Geno.
- Oh... Cállate, Stave no sabe que nos conocemos desde antes. -Dijo bajo pero alegre, ambos siguieron conversando, dejando atrás la fachada de desconocidos, de todos modos, se llevaban muy bien.
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