17. Vampireverse.
El movimiento de los árboles por la brisa era un sonido refrescante para el vampiro, aunque a veces detestaba las intenciones de su vuelo, debía encontrar una aldea y notificar a su hermano Fallacy. Odiaba que las visitas sean así, sin una conversación, era lo mismo que mantenerse aislado, evitando ser encontrado por los asquerosos lobos, cuando ahora solo se exponía al estar volando sobre las copas de los árboles, deseando ya volver a casa y relajarse lejos de todo ese obstinado deseo de poder de su hermano.
Detuvo su vuelo al encontrar la aldea que Fallacy tanto hablaba, solo debía comprobar que no era terreno enemigo y poder proceder a un ataque, así que deseando no hallar problemas, bajó ocultándose entre las sombras.
Vio los caminos desiertos, pero las luces de una choza iluminadas, además de una música que suponía que pertenecían a ese lugar, era un sonido sordo, pero al menos sabía que el camino estaba despejado.
Caminó, oliendo el ambiente esperando no sentir el aroma característico de un lobo, aún así, a cada paso que daba, se estaba sintiendo cada vez más débil, sintiendo como su cuerpo se desvanecía, sus piernas flaqueaban, no sabía qué ocurría, hasta perder el equilibro y posar sus manos en el suelo, ardiendo sus huesos de inmediato por el increíble dolor.
— N-Ngh...
Intentó gatear hasta alguna zona donde elevarse, pues no podía volverse un murciélago debido al dolor constante. Su cabeza daba vueltas, y al apoyarse en un banco, fue peor el ataque, hasta darse cuenta de qué se trataba. Todo estaba cubierto de plata.
Era una trampa para vampiros.
— Nunca creí que de verdad... Existirían los vampiros.
Su voz desconocida hizo alzar su cabeza, había un esqueleto que no tenía un aroma distinto a cualquier ser normal, por supuesto, aparte de su apetitosa magia. Tenía un palo que parecía ser de jardinería. El ambiente era torcido, más por la música alegre de fondo mientras Charles agonizaba.
— Aléjate... —Dijo el vampiro aguantando soltar algún quejido, pero ya no podía sentir sus brazos tampoco.
— Yo había aceptado esta idea porque creía que no existían... No me gusta ver sufrir a quien no ha hecho nada. —El esqueleto, ignorando las amenazas débiles del adverso, se acercó, Charles parecía un animal indefenso, o así se sentía, además de humillado, no era débil, pero la plata de su alrededor era demasiado.— Déjame ayudarte.
— ¿Estás de broma? ¿Quieres que te crea cuando seguramente tú hayas sido quien puso toda esta maldita plata?
El esqueleto con prendas humildes negó con la cabeza, acercándose un poco más al ser que se parecía demasiado a él, no asemejaba a los terribles vampiros que podía arrasar pueblos enormes, pero sabía que tampoco debía juzgar ni precipitarse, podía ser bastante desastroso cualquier paso en falso. El de ropas blancas y rojas estaba muy molesto, debía mantener la calma.
— Solo soy un campesino sin voto ni palabra. Temo que si me destrozas lo único que harás la nada misma, no importo mucho. —Se encogió de hombros— Aunque ver un cadáver solo haría que buscaran a los responsables, son un tanto agresivos estos hombres. Déjame ayudarte, podrás irte y no diré nada, lo prometo.
Geno vio dudoso al adverso, ya estaba viendo su figura doble, si pertenecía un tiempo más ahí estaba claro que se desmayaría, era mejor por beneficio, no podía decirle a su hermano tampoco por qué se estaba demorando tanto. Alzó su brazo para tomar el del joven apuesto, y una vez lo alejó de las garras de la plata, le empujó para irse, humillado y denigrado.
Una vez en donde vivía su hermano, trató de ocultarse, necesitaba esperar que sus huesos se recuperaran, aunque no tardó mucho para que Suave lo encontrara.
— Señor Charles, el señor Fallacy ha estado preguntando por usted. —Antes de cualquier otra frase, al ver los huesos magullados de su superior, su rostro denotó preocupación— Oh, dios, ¿Qué le ha ocurrido?
— Eso no interesa, estoy bien. —Respondió de inmediato— Dile a mi hermano que solo quiero descansar un rato. ¿Sí? No hubieron complicaciones.
Suave solo asintió, y Charles se recostó en la cama tomando una pequeña siesta, la plata debilita mucho a los vampiros y estar expuestos podían causar hasta su muerte, había sido un milagro ser salvado por un esqueleto común, pero no podía dejar de pensar que sabía que Fallacy pese el peligro de que hubieran lobos allí ante su obstinación mandaría a matar tan rápido como pudiesen. Se sintió contrariado por la muerte de quien salvó su vida.
Intentó dormir, cubrir su cabeza con la almohada sintiendo frustración, no podía evitar tener un aire de odio pues había caído en una de las peores trampas, una muerte para nada honrosa para su calibre, pero de todos modos había sido ayudado sin importar sus amenazas, su lado bondadoso luchaba con su propio orgullo que trataba de ignorar lo sucedido.
Sin darse cuenta se despertó entre jadeos, no había descansado como querido pero al menos sus heridas ya estaban sanadas, escuchaba ruido en el exterior y temiendo que ya volvían de la caza, se asomó por la puerta, Fallacy pasó justamente y al verle frunció el ceño.
— ¿Te dignas a salir recién? Ya volvimos de la cacería.
— Tú y tus deseos de dominar todo. —Susurró bajo, mas le miró con la autoridad que tenía, no había mucha desigualdad en sus poderes— Hice lo que me pediste, Suave hizo lo que le pedí, era mi momento de estar tranquilo.
— Tsk. Cómo sea. En un rato iré al calabozo, encontramos muchos monstruos esqueleto. —El de bufanda tragó saliva pero se mantuvo impasible, Fallacy se dio cuenta del ligero cambio mas lo ignoró, se hizo a un lado— Si quieres tomar de su magia, allí está, estás acá para relajarte ¿No?
Charles no se movió hasta que su hermano se perdió en la esquina, y allí sus piernas se movieron casi al instante hasta el calabozo que detestaba ir por lo putrefacto que era, se cubrió un poco con su rojiza prenda hasta su nariz, mas prefirió bajar como murciélago para no hacer el menor ruido.
Al llegar abajo y saber que no había nadie, volvió a su forma esquelética y se tapó la nariz, caminó sin problema por su visión nocturna y no fue un largo tiempo cuando pudo encontrar a quien estaba buscando en un principio.
Allí estaba el esqueleto que le había sacado de su aprieto, golpeado y encadenado, tenía marcas claras de ya haber sido quitado de su esencia, pero seguía vivo, sentado al fondo del calabozo con sus cuencas cerradas. Las puertas no tenían candado debido a que solo las cadenas estaban amarradas y al estar las victimas débiles era imposible escapar, entró a la celda, pero manteniéndose lejos.
Sus pasos silenciosos fueron escuchados por el aldeano, alzando su cabeza lentamente, parecía aceptar su fin, aunque al ver a quien salvó solo hace unas horas le hizo sonreír.
— ...¿Te avisaron que estaba acá? Lo siento si mi sangre ya no es tan deliciosa... Creo que me dejaron en los huesos... —Rió bajo.
— ¿Cómo puedes estar tan tranquilo en ese estado tan deprimente? ¿Por qué no luchas?
— Nunca creí en los vampiros pero mi pueblo siempre habló de ellos... Ahora sé que son verdad y que todos los rumores son ciertos. No le puedes pegar a alguien que se mueve más rápido que la luz. —Explicó— Solo soy un campesino normal, esto es lo que queda de mí.
— Qué patético... —Susurró, tensando sus dedos, pero en cierta parte era verdad, ¿De qué servía luchar contra alguien como ellos? Eran casi invencibles, y el adverso solo un esqueleto que destacaba por la sangre que podía volver loco a muchos vampiros, él tenía un dominio mayor, pero las tentaciones estaban, ese no era el momento.
— Lo único que puedo hacer es dejarte que tomes lo que me queda de vida. —Se encogió de hombros con debilidad, haciendo a un lado su cabeza mostrando su cuello desde la parte izquierda, ahí no estaba marcado— Si no te hubieras ido hace un rato quizás te hubiera invitado a alguna cosa, pero no sé si comen algo más que sangre.
— Conoces muy poco de nosotros, la verdad.
— No lo niego.
— Pero no quiero tu sangre, no la tuya. —Se llevó la mano al pecho— Soy un vampiro, pero no un monstruo, tú me sacaste de mi tortura y tendré que hacer lo mismo.
— No creo que sea buena idea.
— Yo no vivo acá. Solo soy una visita de quien es dueño de esta tonta fortaleza. Te puedo... Ayudar, quizás llevar lejos, no creo que sea lo ideal volver a tu pueblo.
— Ya no queda pueblo. —Agregó.
— Tch... Estúpido Fallacy. —Suspiró, y se acercó rompiendo las cadenas del ajeno— Veré qué hacer contigo.
— Soy Brad, y creo que no servirá negarme más... Gracias, al fin y al cabo, no todo lo que cuentan en los rumores es cierto.
— La sangre que te queda está en tu lengua ¿Eh? Soy Charles.
Brad rió.
— Es un gusto, Charles. Es lo único que puedo decir en el momento.
El vampiro sonrió, tomando en brazos al adverso haciendo un gesto para que guardara silencio, no le importaba estar siendo vigilado por su sobrino que sentía cerca de él, ya le mandaría una carta cuando la ira de su hermano bajara, pero ahora debía hacer algo más que destrozar pueblos, hacer algo nuevo en su monótona vida vampírica.
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