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¿Piernas?

Espero que les guste~

MK no tenía problemas de admitir que estaba absoluta y completamente aburrido, empujando con expresión ausente sus adorables muñecos que flotaban inocentemente en el agua que lo rodeaba y lo mantenía hidratado, tararean una tonada sin sentido. Monkey King estaba ocupado cuidando de sus pequeños súbditos, quienes le gritaron y reclamaron que su rey debía jugar con ellos. Macaque ocupado averiguando algo en la ciudad, le había prometido traerle un obsequio cuando volviera. Así que estaba solo...y aburrido.

 Amaba el agua, era todo lo que había conocido en su vida pero en momentos como este, cuando estaba atrapado en la bañera, le gustaría tener piernas solo para poder tener más movilidad y quizás, encontrar nuevas formas de entretenerse e incluso aprovechar para explorar lo que nadie entre su especie había visto antes: la superficie.

Tenía tanta curiosidad luego de todas las historias que su cuidador le había contado hasta el momento, la sensación solo en crecimiento ante los videos que se reproducían en aquella extraña maquina que llamaban "computadora". Quería ver, sentir aquella cosa verde que llenaba el suelo y que solo había visto a la distancia, quizás imitar a los niños de las caricaturas y treparse a eso que llamaban "árbol", quizás comprobar si lo que decían era cierto y aquellas cosas coloridas que brotaban del suelo tenían rico aroma. 

Se hundió por completo, apoyando su espalda en el fondo de la bañera, su tarareo resonando ligeramente bajo el agua y moviendo suavemente su aleta rojiza, sin notar como la perla de la pulsera atada alrededor de su muñeca se empezaba a iluminar lentamente.

... ... ... ...

-Que buen día~- Wukong estaba sucio y despeinado pero satisfecho, contento de ver a sus pequeños cansados y felices luego de muchos juegos. Eso era bueno porque significaba que iban a dormir profundo por el momento y le daría algo de tiempo a los monos más grandes para descansar. Entro a su casa con paso alegre, yendo directamente al baño para verificar a su pequeño invitado. -Hey, Kid. Espero que no te hayas aburrido mucho sin mi pero...- sus palabras se detuvieron en seco y toda la alegría anterior decayó al instante en el que sus ojos dorados se figaron en la bañera...donde faltaba el tritón. -¡¿MK?!- chillo mientras su pelaje se erizaba y sus pensamientos corrían. Nadie podía ir más allá de la cascada que ocultaba su hogar, muy pocos eran los que siquiera podían llegar a su isla, así que su lista de sospechosos era horriblemente corta y aunque aun no confiaba en Macaque, sabía que no podía ser él, no cuando estaba intentando averiguar que habían hecho los cazadores en la ciudad. -¡Los monos!- todos ellos amaban al tritón, lo suficiente como para sacarlo de la bañera para que jugaran con ellos, y más de una vez los agarro antes de que pudieran llevárselo muy lejos pero esta vez, se descuido. -¡Mierda!- no sabía cuanto tiempo había estado el niño lejos del agua pero tenía que apurarse y encontrarlo antes de que se secara. -¡Ya voy, Kid!- corrió fuera del baño pero unos ruidos que venían de su cocina llamo su atención. Se acerco y se detuvo en seco, tieso de la sorpresa y el asombro.

-Hola, Monkey King~- saludo con una sonrisa, para después darle un gran mordisco al durazno a medio comer que tenía entre sus manos, el jugo de la fruta chorreando entre sus dedos y por su barbilla, manchando su pálida piel.

-¿MK?- era el chico, no había ningún cambio en el...excepto que su aleta rojiza había desaparecido y en su lugar, había un par de piernas, sus pequeños pies meciéndose ligeramente. Agradeció a su yo del pasado el haberse comido todos los duraznos sagrados por miedo a dárselo por accidente a su repentino invitado, así que podía estar tranquilo de que el durazno que se estaba comiendo el menor era uno común y corriente. Con eso fuera, tenía otra preocupación. -¿Cómo es que...?- señalo, sin poder creerlo a pesar de verlo con sus propios ojos.

-No lo sé- se encogió de hombros, al parecer sin importarle. -Estaba en el fondo de la bañera, aburrido y de repente...¡boom!...tenía estas cosas- movió sus pies.

-Muy...bien- nada de eso tenía ningún sentido pero se dio cuenta, con algo de sospecha, que la perla de suave tono rosa había cambiado a un tono suave de verde. Tenía la sensación de que aquella cosa había tenido algo que ver con el repentino cambio. -Necesitas darte un baño...- porque el niño estaba cubierto de jugo de durazno y ahora que lo notaba, estaba desnudo. -...y necesito conseguirte ropa- agrego con una sonrisa nerviosa, aunque el niño seguía más entretenido con su fruta. Bueno, podía esperar a que terminara.

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