Espero que les guste~

En niño se estaba aburriendo de estar limitado en la bañera, eso era fácil de notar por el puchero en su rostro y los ligeros chapoteos que hacia de vez en cuando con su aleta, el pequeño pato de goma color naranja entre sus manos. Wukong se sentía mal de verlo tan quieto y aburrido, así que pensó que quizás nadar en un lugar más amplio lo animaría pero primero que todo, reviso la herida, sorprendido y aliviado al ver que estaba en su mayor parte curada, dejando una cicatriz fresca en su piel. Así que lo saco de la bañera y fue hasta la base de su montaña.

-MK...- Monkie Kid, un apodo que había empezado como un chiste al verlo tan emocionado mientras miraba su serie animada pero que de pronto, las iniciales se habían vuelto su apodo, uno que el tritón adoraba. -...¿Listo para nadar?- preguntó, el menor aferrándose a su ropa con fuerza y negándose a ver el agua, haciendo sonidos tristes. -Oye, ¿Qué pasa?- esta preocupado, acariciando suavemente su espalda. -¿No quieres nadar?- el niño tardo unos segundos en pensarlo, separándose apenas para poder mirarlo.

-¿King?- su garganta ya parecía estar mejor en su mayor parte, sin toser más sangre y llegando a hacer ligeros sonidos algo roncos pero audibles, soltando solo algunas palabras sueltas. Bueno, eso era mejor que las señas y las adivinanzas. -¿Te vas?- lo miro, triste y herido, suplicante mientras levantaba su mano para tirar de una de las orejas del mono, quien sintió su corazón romperse un poco al entender lo que el niño le preguntaba.

-Oh no, claro que no- negó rápidamente, mostrándole una gran sonrisa. -Solo quiero que nades un rato, esto te da mucha más libertad que la bañera...- señalo hacia el agua. -...pero me quedare aquí y si quieres volver a casa, solo debes hacerme una seña- el niño pareció más tranquilo con sus palabras, el fuerte agarre que tenía en la ropa ajena aflojándose lentamente. -No voy a dejarte aquí- su idea eventual era liberarlo, dejarlo ir a buscar a su familia y amigos pero el niño no parecía querer irse por el momento, así que estaba decidido a esperar.

-Ok- asintió, esta vez más animado, sonriendo y agitando ligeramente su aleta brillante. -¿Tirar?- hizo un gesto hacia el agua, emocionado.

-¿Quieres que te tire?- enarco una ceja, recibiendo un entusiasta asentimiento como respuesta. -Bueno, si así lo quieres- teniendo mucho cuidado con su fuerza, lo sujeto por debajo de los brazos y lo lanzo hacia el agua, un chillido saliendo de la boca ajena, el tritón haciendo un gran chapoteo al caer al agua y sacando la cabeza al poco tiempo, mostrándole una gran sonrisa al mono antes de volver a sumergirse. Wukong sonrío, divertido, haciendo aparecer su nube para recostarse y esperar, tarareando para si mismo. Era un buen día, soleado pero no caluroso, con una suave brisa corriendo. Así que se permitió cerrar los ojos, con los oídos atentos a cualquier sonido que el niño pudiera hacer, moviendo lenta y tranquilamente la cola. 

-Vaya, vaya, vaya...- no supo cuanto tiempo estuvo así pero esa voz, voz que reconoció un facilidad, lo hizo abrir los ojos de golpe. -...mira lo que encontré- se paso al instante, tenso al ver al mono de pelaje negro parado no muy lejos suyo, una sensación de horro invadiéndolo al notar que el tritón estaba entre los brazos ajenos, acunado con un brazo para poder quedar boca arriba.

-Ni se te ocurra lastimarlo, Macaque- gruño, alerta y tenso, la punta de su pelaje castaño erizándose por el enojo.

-¿Por qué habría de hacerle daño? Es solo un niño- rodo los ojos, luciendo divertido ante la expresión del dios, solo acomodando el agarre que tenía el el pequeño tritón, quien era inocente y no entendía la situación.

-¿King?- miro al de pelaje oscuro, de seguro confundido por el obvio parecido con su cuidador.

-Nop, soy Macaque- tarareo, acariciando ligeramente bajo la barbilla ajena, quien sonrío enormemente.

-¡Macaque!- chillo, su aleta moviéndose con animo.

-Bien...- asintió, rebuscando algo entre su ropa. Eso puso más tenso a Wukong, quien estaba pensando en como atacarlo para arrebatarle al niño y poder alejarse lo más posible, atento a lo que el otro estaba sosteniendo ahora. -...¿reconoces esto?- agito lo que parecía ser una simple pulsera frente a la cara del menor. No tenía ni idea de que clase de material era la cuerda oscura entrelazada pero podía reconocer que el gran adoro al que estaba unido era una perla color rosa claro, bonita si debe ser sincero.

-¿Qué es eso?- se acerco, no relajado pero si curioso, enarcando una ceja. Macaque lo miro, abriendo la boca para contestar de seguro pero 

-¡Mamá!- extendió sus manos, desesperado por intentar alcanzar la pulsera, soltando pequeños sonidos de desesperación y removiéndose en su lugar, como si eso pudiera ayudarlo a alcanzar lo que quería.

-¿Es de tu mamá?- pregunto el manipulador de sombras, el niño asintiendo con apuro y mirada suplicante, la expresión del mono ablandándose rápidamente. -Aquí tienes- se lo entrego y casi de inmediato, MK lo abrazo contra su pecho, luciendo triste pero feliz de alguna manera, soltando suaves sonidos mientras acariciaba suavemente la perla de la pulsera.

-¿Qué es?- volvió a preguntar, curioso, relajándose aun más al ver al niño tan feliz por algo tan simple.

-No lo sé pero pertenece a su gente al parecer...- hablo el de pelaje oscuro, pensativo, viendo como el niño se aferraba a aquella cosa. -...lo encontré en la ciudad- el dios hizo una mueca ante eso porque si encontró algo así en la ciudad, eso no podía ser una buena señal.