Encuentro
Espero que les guste~
Nota: Iba a usar el mismo que el del otro libro pero tenía ideas y esto fue lo que salió xD
Wukong dejo escapar un largo y placentero suspiro, moviendo su cola con tranquilidad, acomodándose un poco mejor en su cómoda y adorada nube. Era solo otro día más en la vida del jubilado dios pero este aun disfrutaba de no hacer absolutamente nada y poder dormir por días, aunque eso no significaba que no estuviera atento a la ciudad y a las cosas a su alrededor. Como en esos momentos, recostado y a punto de dormir otra siesta pero escuchando atentamente a sus pequeños y energéticos monos, escuchándolos jugar y chillar.
Así que si, era un día tranquilo, el sol brillaba, una suave brisa, soplaba, sus pequeños estaban entretenidos y fueras de problemas. Si, era un muy buen día. Cerro los ojos y bostezo ampliamente, totalmente dispuesto a volver a dormir y ahí es cuando lo escucha.
-¡Mi rey!- son gritos de sus pequeños. Se endereza, viendo con el ceño fruncido como ellos se acercan con pánico obvio, todos chillando al mismo tiempo y haciendo que sea difícil entender de que hablaban.
-Hey, hey, hey...- se bajo de su nube y levanto las manos, hablando en un tono suave y firme para que le prestaran atención. -...cálmense un poco, saben que no puedo entenderlos cuando hablan todos juntos y...-
-¡Es Alma!- todos exclamaron al mismo tiempo, señalando hacia donde el camino por el cual se podía bajar para llegar a la base de su montaña. Eso basto para que se moviera rápidamente, bajando a un ritmo rápido. Alma, una de sus monas más dulces y viejas, hablando en el buen sentido. Era una de sus integrantes más adultas, una madre amorosa y cuidadosa, quien ahora ayudaba a cuidar de los pequeños y revoltosos jóvenes. A ella le gustaba bajar a veces y sentarse sola en la base de la montaña, aprovechando ese pequeño momento para dormir pero algo debía haber pasado para que los demás se alertaran.
-¡Alma!- aterrizo y miro a su alrededor, pudiendo notar las familiares huellas marcadas en la playa y no dudo en seguirlo. Pudo ver su pelaje blanco no muy lejos pero demasiado cerca de la hornilla y del agua, dándole la espalda. -¡Alma!- llamó, acercándose a paso rápido, preocupado por su falta de reacción. -Hey, ¿estas...?- cuando llego a su lado, cerró la boca con sorpresa, sus dientes haciendo un sonido al chochar entre ellos. Entre los brazos de la mona había un ser que nunca había visto en persona y del que solo había escuchado rumores, un ser de cuyas colas sólo había visto disecadas y puestas como adornos en las paredes hace mucho tiempo atrás. Allí, había un tritón. Era pequeño, demasiado para su gusto, pálido y tembloroso, quejándose con suaves y ligeros sonidos mientras hacía una mueca incluso estando inconsciente, con una gran herida en su costado que seguía sangrando y que el dios estaba seguro que iba a a necesitar algunos puntos. Alma lo estaba remojando, intentando quitar la sangre que manchaba la cola de pez roja brillante con suaves tonos de dorado, manteniéndolo mojado pero él tenía decirle que incluso con eso, no creía que sobrevivirá mucho. La sangre seguía saliendo, acomodándose bajo suyo y manchando parte del pelaje de ella. Eso no era bueno.
-Mi rey...- llamó, suave, y él no dudo en agacharse a su lado, dándole una suave y dulce caricia en la cabeza. -...es tan pequeño...- murmuró, tirando algo del agua que podía acumular en su palma en el rostro del pequeño, quien volvió a quejarse. -...¿Puedes ayudarlo?...- preguntó.
-Puedo intentarlo...- pero no podía estar muy seguro, perdía sangre constantemente y por su palidez, debió haber estado perdiendo sangre durante un tiempo. Además, no tenía ni idea de cómo funcionaban las cosas en su especie. -Aquí, dámelo- extendió su manos, mostrando una sonrisa amable hacia ella. Alma hizo un suave sonido, como si intentará decirle al pequeño ser entre sus brazos que todo estaría bien, y luego lo entrego suavemente. Wukong lo acuno en su pecho, sosteniéndolo y decidiendo ignorar su ropa que se mojaba rápidamente. -Tan pequeño...- era tan pequeño como sus monitos. Este ser debería estar nadando libremente y jugando con otros de su especie, no en su montaña, herido e inconsciente. -Vamos Alma- ella se subió a sus hombros y ahí es cuando él se movió, rápido y ágil hacia su casa, dejándola con el grupo de preocupados monos que la abrazaban con fuerza y llevándose al ser dentro de su casa.
No tuvo de otra más que cocer la herida y aunque esperaba que el pequeño despertara y lo mordiera para liberarse o algo así, estaba más preocupado por su falta de reacción, su corazón rompiéndose un poco ante sus suaves quejidos y por las lágrimas algo brillantes que salían de sus ojos cerrados. Arrullo, tal y como lo haría cuando sus monos se lastimaban, aliviado cuando el tritón se relajo un poco. Cuando terminó, lleno su bañera lo suficiente como para poder sumergirlo sin que se desborde, viendo como el pequeño se acurrucaba en algo parecido a una posición fetal en el fondo de su bañera. Tarareo y salió, dispuesto a cambiarse porque estaba todo mojado y a revisar a sus monos en pánico por la sangre que manchaba el pelaje de Alma, apagando la luz y dejando la puerta de su baño abierta. Ahora solo faltaba que él despierte.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro