Espero que les guste~

Nota: ¿Cómo sería el primer encuentro de MK con los demás?

Wukong se esforzó, buscando hechizos y todo tipo de métodos, luciendo orgullos al poder crear un estanque algo profundo cerca de su casa, con piedras de pecera crecidas con sus poderes en el fondo. Al terminar, decidió mostrar su logro.

Así que tapó los ojos de MK y lo alzó, dejándolo de pie cerca de su sorpresa y quitar sus manos lentamente, algo ansioso y nervioso por la reacción del niño. Tenía buenas intenciones pero a veces, metía la pata y no quería hacerlo en esta situación.

-¿Es...para mí?- preguntó el menor, sonando asombrado, sus ojos brillando. El estanque era amplio, con el agua clara y limpia, una pequeña caja puesta a un lado y que tenía todos sus juguetes flotantes de colores llamativos.

-Totalmente tuyo, Kid- asintió sin dudar, moviendo su cola constantemente y retorciendo ligeramente sus dedos.

-Wow...- parpadeo lentamente. Había recibido regalos antes, juguetes y perlas juguetes chillones y mucha fruta pero esto se sentía diferente, mucho más especial de alguna manera. Era un estanque, uno especialmente para él, amplio para poder moverse con más libertad que en la bañera y más cerca que la orilla del mar que rodeaba la isla. Parpadeo, lágrimas silenciosas corriendo de repente por sus mejillas, el mono alertándose ante eso.

-¡Oh, por mis duraznos!- se apresuró a caer de rodillas, dudando en tocar al niño que ahora estaba sollozando suavemente, preocupado y en pánico. -¡T-Tranquilo, Kid! Si no te gusta, puedo hacerlo desaparecer pero no debes...- y de repente, el pequeño cuerpo se estrelló contra su pecho, cortos brazos pasando por encima de sus hombros en un abrazo. Parpadeo tardando un segundo antes de abrazar al niño, acariciando su espalda con torpeza.

-¡Es perfecto!- soltó entre su llanto, esforzándose para dejar de llorar pero estaba tan emocionado y conmovido que se le resultaba muy difícil. -¡M-Me encanta!- el estanque se sentía como un ofrecimiento, como si le hicieran saber que tenía un lugar en donde podría estar todo el tiempo que quisiera, se sentía como un hogar de alguna manera.

-Oh...- una ola de alivio inundó al mono. Estaba tan feliz de que al niño le hubiera gustado. -Awwww, eres todo un bebé...- sonrió, suave y cariñoso mientras se permitía relajarse, arrullando con todo el cariño posible mientras lo consolaba. Tardó un poco pero al final, el llanto desapareció y las lágrimas fueron secadas. -¿Por qué no lo pruebas?- MK no tardó mucho en sacarse toda la ropa que tenía, tropezando un poco mientras se sacaba los zapatos, y lanzándose al estanque, la perla brillando ligeramente y sus piernas transformándose en su amada aleta rojiza que tanto amaba. Soltó una carcajada llena de felicidad, dando vueltas lo más rápido posible, bajando para poder ver de cerca las piedras de colores. Eran hermosas, incluso si no eran brillantes como las perlas.

-¡Esto es genial!- salió a la superficie para mostrarle al dios su gran sonrisa. -¡Muchas gracias, Monkey King!- eso no se sentía suficiente pero su mente ya estaba trabajando en buscar algún tipo de regalo que pudiera conseguir para hacerlo sentir tan feliz y especial como el mono había hecho con él desde su repentina llegada. -¡Ven a nadar conmigo!- estiró sus manos hacia el mayor, quien se tenso en su lugar.

-¿N-Nadar?- sudo, sonriendo con incomodidad. Podía transformarse en animales acuáticos pero no le gustaba el agua, incluso si no sentía la necesidad de respirar, estar hundido en grandes cuerpos de agua no era su cosa favorita en el mundo. No quería defraudar al menor pero no se sentía cómodo ante la idea de estar en el agua, insulso si era poco profundo.

-No tienes que hacerlo...- MK sonrió suavemente, sin sentirse siquiera ofendido ante la falta de respuesta. -¡Oh, tengo una idea!- sus ojos brillaron, acercándose a la orilla para cruzar sus brazos allí. -¿Y si me muestras los animales otra vez? Quizás pueda adivinar todos esta vez- había tantos animales diferentes en la superficie, todos similares de cierta forma pero diferentes a la vez, llamativos e increíbles.

-Claro- estaba tan aliviado que el niño no insistiera, sonriendo con cariño. MK era lo suficiente observador y comprensivo. -Veamos como te va- chasqueo los dedos, transformándose de la manera más dramática posible en un animal largo y de ojos extraños, de un color verde oscuro y lengua fina. Era una serpiente. -¿Que soy?- preguntó, reptando para estar más cerca del niño, divertido ante su mirada de asombro.

-Pareces un alga- rio con diversión.

-Tengo ojos y boca- Wukong ni siquiera estaba ofendido, no cuando no había maldad alguna en las palabras ajenas.

-Pero eres verde y largo, como un alga...- tarareo, pasando suavemente por el animal largo tarareando con confusión. -...aunque eras más rasposo- el mayor sabia que se estaba refiriendo a sus escamas.

-No puedo discutir contra esa lógica- se estaría riendo si pudiera pero en ves de eso, sacó su lengua con un suave siseo, ganando una carcajada de parte del menor.

-¡Otra vez!- el dios cumplió, volviendo a sisear, el niño riendo. MK parecía más feliz de escuchar ese pequeño sonido que en adivinar que animal era pero a Wukong no le importo, contento de verlo tan feliz.