Consuelo
Espero que les guste~
Nota: Un poco corto por la falta de ideas xD
Todo el progreso que habían logrado durante el tiempo en el que se conocieron, fue borrado en un solo día. MK se quedo hundido en el fondo del estanque, su presencia solo confirmada a veces por las ligeras burbujas que se veían en la superficie del agua o por los sonidos de chapoteo que hacia de vez en cuando. Comía poco, se negaba a salir o siquiera hablar de lo que había sucedido.
MK no se sentía del todo bien, sus dedos rozando la perla que alguna vez le había pertenecido a su madre, nuevas lagrimas amenazando con salir de sus ojos. Estaba triste porque no los tenía a su lado, estaba molesto porque no había visto a su amiga desde hace mucho tiempo, estaba enojado porque había vuelto a ver a aquel hombre que había intentado matarlo pero también se sentía tonto. Estaba preocupando a sus cuidadores, podía verlos rondar su estanque y escucharlos hablar, sentados sin ningún apuro en el borde.
Los quería mucho, quería estar entre sus brazos para poder aferrarse y recibir todo el consuelo que le ofrecieran pero también estaba avergonzado. Se había dejado llevar por su enojo y miedo, casi había dejado escapar su grito que podría haber lastimado a muchos inocentes y había huido para esconderse bajo el agua, ignorando cualquier intento de ayuda.
-¿MK?- y ahí estaban otra vez, el tono del rey suave y amable. -Hey, te traje duraznos frescos, están super dulces- el niño miro hacia arriba, moviendo muy suavemente su aleta. -Los dejare aquí, come lo que quieras- hizo un puchero, estaba cansado de estar solo, ya no quería esta allí, y decidió que hasta allí había llegado su aislamiento. Así nadie lentamente hacia arriba, apoyando sus manos en el borde, mirando al mayor que se alejaba a paso lento.
-¿Monkey King?- llamo con algo de duda, el mono volteándose rápidamente para verlo. Parecía sorprendido, viéndolo con asombro, pero rápidamente sonrío.
-¡Kid!- por la forma en la que su cola se movía, estaba contento de verlo, y eso hizo que MK sonriera ligeramente.
-¿Podemos...comer los duraznos adentro?- levanto los brazos, extendiendo las manos en dirección al dios, quien estaba tan emocionado que estaba al borde de las lagrimas.
-¡Por supuesto que podemos!- se lanzo para enganchar sus manos bajo los brazos ajenos para sacarlo del agua, lanzándolo solo para después abrazarlo, su felicidad en aumento ante la suave risa amortiguada contra su hombro. -¡Vamos a ponerte ropa!- agarro el plato con trozos de duraznos, caminando a grandes pasos para ir hacia el interior de su casa, secando con suavidad al niño y poniéndole la ropa más cómoda que tenía entre su poca elección, dejándolo sentarse en su regazo una vez que se instalaron en el sillón. MK se acomodo, contento de poder estar entre los brazos ajenos, llenando su boca con duraznos y tarareando ante su dulce sabor.
-¿Te sientes mejor?- levanto la vista, notando que Macaque estaba allí, mirándolo con tranquilidad y mostrando una ligera sonrisa.
-Mucho- especialmente ahora que decidió salir. -Yo...quería hacerle daño- confesor después de tragar los trozos de duraznos que se llevo a la boca. Se sentía avergonzado pero aliviado de decirlo en voz alta.
-Lo sé- Macaque acaricio suavemente la cabeza del menor, amable y reconfortante. El pequeño tritón disfruto de la caricia, aliviado de que ninguno de sus cuidadores estuviera enojado por lo que casi había hecho.
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