Asesino
Espero que les guste~
Siendo sinceros, Wukong y Macaque estaban agradecidos ante la presencia repentina de la pequeña Mei en la vida de MK. Incluso si ella puede llegar a ser demasiado para ambos, con energía ilimitada y demasiados deseos de aventura como para poder seguirle el paso, es una buena presentación de los humanos. El miedo del pequeño tritón se apaga bastante rápido a su lado, aceptando los pequeños toques como tomarse las manos y llegando a regresar con entusiasmo los abrazos sorpresa, cosas que antes lo hacían sobresaltarse y estremecerse ahora siendo lo que lo hacia sentir feliz y sonreír. Le enseñaba todos los juegos que conocía, sin hacer preguntas a pesar de lo obviamente raro que era que un niño no supiera ningún juego en particular, y le mostraba dibujos animados en su teléfono que estaban lejos del tema de Monkey King, divertidos y llenos de muchos colores.
Así que las visitas a la ciudad se volvieron una de sus cosas favoritas de la semana, dando pequeños saltos a su paso, siempre divagando de todo lo que podría hacer con Mei y en las películas que podría ver con sus cuidadores en la noche antes de dormir, emocionado. Dio pequeños saltos en su lugar, ansioso por ya llegar al parque, pero sin insistir, dejando que el par discutiera un poco entre ellos mientras compraban algo a lo que no presto atención.
Y ahí fue cuando lo escucho.
-Ese maldito mocoso...- MK se detiene en seco, tieso y tenso, sus ojos abriéndose con sorpresa y horror, su mente pudiendo registrar la voz que escucho. -...dejo sordo a toda mi tripulación...- jadeo, sin querer creer que realmente fuera quien pensara pero la morbosa curiosidad es mayor y muy lentamente se voltea. Hay un hombre de contextura grande y mala cara, luciendo como si no se hubiera bañado correctamente en mucho tiempo, se parecía mucho a los villanos de las series animadas. -...debería haberlo atravesado con mi arpón cuando tuve la oportunidad...tal y como lo hice con la otra- el niño jadeo, horrorizado, lagrimas ya saliendo de sus ojos a gran velocidad. Era él, quien los había perseguido, quien los había llenado de miedo en los últimos años, quien lo había lastimado...y quien se había llevado a sus padres luego de lastimarlo.
-...lo odio...- su mamá le diría que no debía odiar porque eso era un mal sentimiento que te hacia sentir cansado y mal pero no lucho contra eso, demasiado dolido y enojado por los recuerdos que estaban volviendo de golpe a su cabeza. Recuerda los gritos de sus padres, suplicándole que huyera y no mirara atrás, seguido de sus quejidos llenos de dolor. Recuerda la voz del hombre, quien manda que le dispararan y no lo dejaran ir. Recuerda el dolor de su herida y el miedo que sentía en esos momentos mientras nadaba a toda la velocidad que podía para sobrevivir. Sus labios tiemblan, apretando con fuerza sus puños y sin notar como la perla se ilumina muy ligeramente, parte de su transformación desapareciendo, sus dientes volviendo a ser afilados y pequeños. Su nariz se arruga lentamente, su labio superior elevándose para mostrar los dientes afilados que de alguna manera aparecieron incluso si esta como humano, soltando un gruñido que viene de lo más profundo de su pecho y que suena como un animal salvaje como los de la tele pero lo ignora, toda su atención en el hombre de ceño fruncido. Abre sus boca, respirando profundo, preparándose para quizás darle un buen grito y dejarlo sordo como a todos los demás.
-¡MK!- grita y se queja pero todo eso es amortiguado por una gran mano que tapa su boca, luchando contra quien sea que lo estuviera sosteniendo, su enojo y pánico solo creciendo al no poder sentir el suelo bajo sus pies. Esta llorando, su vista nublada se lo confirma, pero incluso entonces, la imagen de ese hombre aun brilla en su mente seguido de aquella risa horrible que lo había perseguido en sus pesadillas. -Shh, tranquilo- murmuro, suave y dulce contra su oído, MK simplemente sollozando con más fuerza y desesperación pero ya no lucha, porque el brazo que lo rodea es más fuerte que él. Abre los ojos apenas, sin recordar haberlos cerrado, encontrándose con los ojos dorados de Monkey King y es entonces que sabe que quien lo sujeta es Macaque.
-Oh, Kid...- él le mostro una ligera y triste sonrisa, inclinándose para agarrar las pequeñas manos entre las suyas, un gesto al que el niño se aferra.
-Ni grites, ¿si?- la mano que tapa su boca se mueve lentamente, el menor solo pudiendo sollozar nuevamente, inclinándose hacia adelante y agradece que Wukong no pregunto, hundiendo su rostro lloroso en el hombro ajeno apenas es alzado.
-Q-Quiero irme a casa- murmura, porque verlo le había quitado las ganas de quedarse en la ciudad. Ahora mismo, solo quiere sacarse la ropa y desahogarse un poco pero lejos de ellos, sin querer lastimarlos.
-Esta bien, chico. Nos vamos a casa- ninguno pregunta y simplemente se van, tristes ante el niño triste, quien solloza muy ligeramente y un poco más tranquilo que antes pero de igual manera, MK se zafa del agarre que tienen sobre él apenas tiene la oportunidad y simplemente corre, sacándose la ropa que tiene lo más pronto posible para poder sumergirse rápidamente en su estanque, sus lagrimas perdiéndose entre el cuerpo de agua más grande pero eso no le quitaba la angustia y la frustración.
Desde afuera, el par puede ver como la superficie del agua tiembla y se sacude, el domador de sombras haciendo una ligera mueca ante el familiar y amortiguado sonido. Ninguno dice nada pero tampoco se van, sentándose cerca del estanque por el momento, tristes por toda la situación.
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