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XI. Lo bueno.


Abrí lentamente de mis ojos tratando de mirar a través del humo que llenó todo el baño.

¿Capitán está bien? - pregunté al no poder ver nada.

No hubo respuesta.

Poco a poco el humo fue desapareciendo, dejando ya visible el lugar, traté de moverme pero un peso me lo impedía.

¿Qué es esto?

Bajé la dirección de mi mirada hacia donde estaba el peso.

¡Oh por dios...!

Rápidamente llevé las manos a mi boca, tratando de no gritar, mis mejillas rápidamente se pintaron de un fuerte color rojo.

El capitán, el capitán de cuerpo tonificado, con sus caderas delgas, el capitán con treinta tantos años y que realmente no lo aparentaba.
Estaba sobre mi abdomen desnudo, sus ojos cerrados y sus manos por mi cintura.

Jodida suerte mía...

Quedé mirando el bello y perfecto cuerpo de mi superior, observando cada parte de su piel desnuda y mojada por el agua de la tina.

Madre que estás en el cielo, dime por favor que esto no es un sueño... -Murmuré bajo, mirando el techo del baño y uniendo mis manos en una oración a los tres cielos.

Pasé mi mano con cuidado por el rostro de pelinegro, acariciando sus pálidas mejillas.

No puedo creerlo.

Dudando de hacerlo o no, tomé del cuerpo del capitán entre mis brazos y con cuidado me levanté de la tina del baño para salir de esta y poder caminar fuera de la pequeño cuarto del baño.
Me acerqué hacia la cama de la habitación dejando al capitán sobre ella, lo acomodé lo mejor que pude.

Bien. ¿Ahora qué hago?
Me pregunté, observando al hombre sobre la cama.

Con solo mirarlo me da un orgasmo visual, ¡joder!

Resistencia Eren...

Regresando al baño, me coloqué mi ropa interior y mi pantalón.

Ya estando un poco vestido, me acerqué de nuevo a la cama para sentarme a un lado de ella, tamando una sabana de la cama y cubriendo el cuerpo del pelinegro.

Lo mejor sería que vaya avisar a Hanji-san, y a los demás. - hablé pensando en que puedo hacer ahora. — Si, eso haré.

Me puse de pie, tomando de mi camisa para ponerla y caminar hacia la salida de la habitación.
Pero mis pies se detuvieron al sentir como mi corazón palpitaba al más no poder, la desesperación  y necesidad de hacer algo invadían con intensidad mi cuerpo.

No podía desperdiciar esta sagrada oportunidad.

Volviendo hacia el lugar donde estaba el hombre de cabellos negros, me aproximé mas él, quedando su rostro a unos centímetros del mió, el fresco aroma jabón impregnada a su piel.
Baje mi vista a sus labios y el vago recuerdo de este momento se pasó por mi mente.

Yo queriendo besar al capitán en su forma de niño

Mi pequeño capitán...

El niño que me hizo sentir tantas emociones en estas semanas, él que mostró el lado mas sensible y tierno del "El hombre más fuerte de la humanidad"

Extrañaré tanto de aquel dulce niño...

Solté un leve suspiro, mirando aun cada facción del rostro dormido del capitán Rivaille, comparando el como era antes y como es ahora, no había tanta diferencia, seguía siendo hermoso.

Ya decidido corté la pocos distancias de los labios del hombre para dejar un casto roce de nuestras bocas.

Se siente tan bien

Estaba apunto de besarle por completo, mi sueño anhelado.

Cuando sentí un fuerte dolor de un puño golpeando de mi estomago.

¡AHHH! - grité de dolor cayendo al piso.

¿Qué mierda tratabas de hacer, maldito mocoso?

La voz.

El capitán acomodado en el cama y llevando su mano hacia sus negros cabellos peinando un poco de ellos, dejando descubierto su abdomen bien trabajado.

Mirándolo con asombro al escuchar su voz, me lance sobre él siguiendo las emociones que ahora transmitía mi ser.

¡Capitan! - abracé de su cuerpo sin importarme nada, ni siquiera recibir otro golpe.

— Suéltame mocoso de mierda. -decía el pelinegro tratando de alejarme de su alrededor.

Lo extrañé tanto, todo de usted ¿sabe? Era tan lindo como un niño, pero prefiero mil veces al capitán original.

El hombre me miro algo confundo.

¿De qué carajos estás hablando? -preguntó soltándose de mis brazos y cubriendo mas de su cuerpo.

Tenía que explicarle todo, recordar todo lo que pasé con el capitán en su forma de niño me trae tanta nostalgia.

— ... Y así usted se volvió un niño, y quede a cargo de cuidarlo. -hablé terminado de contarle todo lo que había pasado. 一 Al usted ya sabe como son los experimentos de Hanji-san.

Ya veo... - respondió Rivaille, acomodando de su ropa que hace unos minutos había salido del baño para ponérsela.

Era tan tierno y pequeño de esa forma. - mencioné un poco sonrojado al recordar como de antes con facilidad llenaba de besos el rostro del hombre.

Hubo un momento de silencio en la habitación hasta que el capitán se dispuso hablar.

Lamento haber causado molestias.

Para nada, fue un placer cuidar del pequeño capitán.

El mencionado me miró por un momento soltando un suspiro, terminó de colocar su pañuelo en el cuello de su uniforme.

Supongo que debo darte algo como agradecimiento por cuidar de mi. -dijo el capitán acercándose hacia a mi.

Tengo que admitir que tenerlo cerca ahora me hacer sentir tan débil.

TAN ENAMORADO ME TIENE QUE ME HACE SENTIR VULNERABLE

Piensa bien lo que quieres.

Diciendo eso, se alejo de mi para salir de la habitación.
Me quedé un momento quieto concentrado en sus palabras.

Obviamente ya lo que quiero como recompensa.

Solté una leve risa, saliendo detrás de mi capitán para seguirle.

Mi capitán...

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