★ 彡 3O: Mi hija
HoSeok
Por más que intenté estar tranquilo, no lo logré, ni siquiera cuando me disculpé con MinHyun por el mal comportamiento de TaeHyung. Ella me había asegurado que no había problema, que entendía en parte a mi novio, pero definitivamente no estaba de acuerdo con su pensar, pues por lo que me contaron algunos compañeros, TaeHyung se puso muy grosero con MinHyun.
En el trabajo apenas pude estar atento, olvidaba los pedidos y me encontraba en otro mundo mientras entregaba los platillos, por lo que fui regañado más de cinco veces, a la sexta SunMi se me acercó y me pidió vernos dentro de la cocina.
— Es mejor que te retires por hoy, HoSeok. — me dijo una vez que estuvimos dentro de la cocina, en una esquina que no pudiera interrumpir el trabajo de los cocineros y mozos. — Estás muy distraído y he recibido algunas quejas de parte de los comensales, así que te doy la tarde libre.
Quise negarme, pues sabía que los problemas tenían que quedar fuera una vez que entraba a trabajar. Sin embargo, terminé aceptando, pues también reconocía que había hecho mal y que esto era mi castigo, además de una oportunidad en la que podía visitar a mi hija y hablar con TaeHyung sobre su comportamiento de hoy.
Me retiré del restaurante cinco horas antes de mi salida y aunque estuve tentado a tomar el autobús, me incliné finalmente por ir en taxi, pues necesitaba hablar lo más antes posible con TaeHyung y hacerle entender que había hecho mal al tratar de esa forma a MinHyun.
El trayecto en el auto fue tranquilo, estuve pensando en todo lo que diría y en la forma que lo diría, pues sabía que tratar con mi novio no era tan fácil, menos en un día como hoy.
Al llegar a la casa Kim, solté un suspiro y finalmente me encaminé hacia la puerta principal. Tuve que contar hasta diez antes de tocar el timbre y esperar unos cinco segundos más antes de que la señora Kim me abriera la puerta. Pensé que la encontraría con SeolHyun en brazos, como lo iba haciendo las últimas semanas, pero en esta ocasión TaeHyung parecía haberse hecho cargo de nuestra hija.
— ¡Oh, qué sorpresa, HoSeok! — me dijo apenas me vio. — Pensé que vendrías más tarde. — se hizo a un lado para que pase, por lo que solo sonreí y entré. — ¿Te han dado el día libre o algo así? — volvió a preguntar una vez que estuve adentro, retirándome las zapatillas.
— En realidad necesito hablar con TaeHyung. — fui directo, aunque no quería sonar grosero con la señora Kim.
— Claro, cariño, él se encuentra en su habitación junto a mi nieta. Puedes subir.
— Muchas gracias. — se lo agradecí antes de correr escaleras arriba. No quería asustar a TaeHyung, mucho menos a mi hija e iniciar una discusión, por lo que toque la puerta antes de entrar.
TaeHyung se encontraba leyendo un libro en su cama, mientras mi hija se hallaba en su cuna, dormida. Cerré la puerta detrás de mí con mucho cuidado y solo entonces Tae levantó la mirada. Me frunció el ceño, demostrando lo muy enojado que seguía, y finalmente cerró su libro.
— Tenemos que hablar. — se lo dejé bien en claro, manteniéndome de pie, delante de su cama.
— Si vienes a disculparte, te voy diciendo desde ya que es muy tarde-
— ¿Disculparme? — pregunté entre un tanto indignado y extrañado. — ¿De qué rayos estás hablando, Taehyung? El que tiene que disculparse conmigo y con MinHyun eres tú.
Él abrió sus ojos en par, mirándome desde la comodidad de su cama.
— ¿Disculparme contigo? Debes estar bromeando, ¿No? — me dijo un tanto ofendido. Ahora el ofendido era él, cuando el que pasó por una vergüenza dentro de sus instalaciones educativas fui yo. TaeHyung era sorprendente, enserio que lo era.
— TaeHyung, el que hizo un alboroto en mi universidad fuiste tú, encima tuviste el descaro de faltarle el respeto a MinHyun. — se lo recordé. No quise gritarle, por lo que mi tono de voz fue moderado.
— En primer lugar no debiste dejarla con aquella mujercita si es que no querías que le faltara el respeto. — me acusó, colocándose de pie y caminando en mi dirección. Se estaba alterando.
— TaeHyung, escúchate, estás siendo irracional.
— ¡No soy irracional! — y entonces empezaron los gritos. Vi de reojo que SeolHyun se removió, pero gracias al cielo no se despertó. — Al contrario, creo que soy el más razonable y responsable de esta relación. ¿Acaso fui yo el que dejó a su hija en manos de una desconocida? ¿Acaso soy yo el que solo ve a SeolHyun más que unas horas durante todo el día? ¿Acaso-
— Te recuerdo que si no la veo es porque estoy trabajando para cumplir con ustedes. — lo interrumpí, importándome muy poco estar faltándole el respeto a TaeHyung. Ya no podía aguantarlo más, había estado soportando por mucho tiempo, pero no más.
— Cumplir con nuestra hija, querrás decir, porque yo no vivo de ti, HoSeok. Tengo padres que aún me apoyan y lo agradezco, porque hasta el momento ellos han demostrado ser buenos abuelos que se encargan de-
— Ser buenos abuelos no solo es encargarse de los cuidados de una niña, que claramente es nuestra responsabilidad, no suya. Tú tienes que entender que también tienes una responsabilidad con SeolHyun, que las tareas no son lo único de lo que tienes que hacerte cargo. — le reclamé. — Yo estudio, trabajo y aún así me doy tiempo para ver a nuestra hija, y no me ves quejándome por-
— ¡Ay, perdón, señor perfecto! — me gritó. — ¡Perdón por no trabajar y tener la vida fácil de cualquier madre! — ironizó. — ¿Crees que porque no trabajo la tengo fácil? SeolHyun es mi trabajo veinticuatro horas al día y hasta el momento no me he quejado de ella, así que no me vengas con eso, HoSeok.
— Claro que te vengo con eso, porque he visto como desplazas a nuestra hija para hacerte cargo de tus tareas. Yo no he hecho eso en ningún momento, TaeHyung, prefiero mil veces amanecerme haciendo tareas a tener que perder más tiempo y momentos con mi hija.
— ¿Y qué me dices de hoy? — TaeHyung no quería detenerse y para este momento estaba seguro de que la señora Kim habia escuchado nuestra disputa. — Hoy desplazaste a nuestra hija por irte a un maldito examen que no tiene comparación con el mío.
Entonces sí me enojé e importándome poco me acerqué, tratando de intimidarlo, aunque TaeHyung no me temiera, ni por mi altura.
— ¿Qué estás tratando de decir? — le grité, a punto de sostenerlo con fuerza de los hombros.
— ¿Acaso no te enseñan nada de comprensión en esa universidad? — me retó, prácticamente se burló de mí.
— ¡No, no me la enseñan! — le grité, con mis manos formando puños. — ¿Por qué no me ilustras señor sabelotodo?
Y ese fue el punto de quiebre. TaeHyung me miró con algo parecido a odio y aunque no quise hacerlo, finalmente también lo miré con rencor.
— ¡No soy un sabelotodo! — se defendió y aunque por un momento pensé que sería lo único que diría, me equivoqué. — ¡Cualquier imbécil sabe que un carrera de medicina no se compara a una maldita e insignificante carrera de arte! ¿Crees que mis exámenes pueden ser comparados con bailes improvisados? ¿Realmente crees posible que nosotros podemos tener algún punto de comparación?
Nunca había visto a TaeHyung tan exaltado y jamás había sido testigo de esta faceta tan cruda que me mostraba. No quise contestarle al instante, no porque no quisiera, sino porque me encontraba muy herido y enojado. La persona que me había apoyado para seguir con mi sueño era ahora la que me denigraba y aseguraba que no era nada a comparación de él. Eso le dolería a cualquiera y sobre todo, enojaría a más de uno.
Pude ver algo de arrepentimiento asomarse por el rostro de TaeHyung apenas se tranquilizó, incluso estaba a punto de abrir la boca, tal vez para disculparse, pero no se lo permití, pues para este momento no quería ni siquiera escucharlo.
— Yo puedo ser un simple bailarín que no se compara con un médico o un pediatra. — empecé, mi voz un poco más ronca que antes. — pero nunca, escúchame bien, TaeHyung. — le pedí, aunque con mi tono de voz parecía que se lo estaba exigiendo. — nunca voy a gritarle a mi hija, dejarla a un lado, olvidarme de sus baños, cambios de pañales y sobre todo, dejarle todo el cargo a mis padres. — traté de enumerar cada una de las faltas que TaeHyung tuvo con nuestra hija, pero finalmente solo mencioné las que más me habían enojado. — Yo no seré un mal padre como tú. — concluí.
El arrepentimiento que se asomaba por el rostro de TaeHyung desapareció apenas terminé y entonces ambos estuvimos a mano. Él me lastimó y sabía que yo también lo había hecho, pero nada importaba, porque por fin sacamos a relucir todo lo que nos molestaba del otro.
— Lárgate de mi casa. — me dijo, aún con su mirada encima de la mía. Sin embargo no me moví.
— C-creo que deberías tomarnos un tiempo. — me atreví a decir, pues no pensaba irme de esa casa sin antes haber solucionado mis diferencias con TaeHyung y sabía que teníamos muchas, por lo que no podíamos seguir de esta manera.
— No creo que necesitemos de eso. — me contestó, aún enojado.
— TaeHyung, estás discusiones pueden afectar a nuestra hija, es lo-
— No necesito de tiempo... — me interrumpió. — para saber que tú y yo no debemos estar juntos.
Abrí mis ojos en par, sorprendido por su respuesta y a la vez, convencido de que tal vez sí era lo mejor. SeolHyun aún dormía y lo agradecía, pues si se hubiera levantado en medio de la discusión esto hubiera terminado peor.
— Está bien. — susurré con todo el dolor de mi corazón, pues aunque no lo demostrara, yo amaba a Taehyung, pero amaba aun más a nuestra hija y sabía que esto no era sano. — T-trataré de venir-
— Los fines de semana.— completó.— Ven los fines de semana.
Asentí, viendo a mi hija dormir por unos cuántos minutos, hasta que TaeHyung finalmente me dijo que ya no quería verme.
— N-nos vemos el sábado. — susurré, con mi voz un tanto quebrada por el llanto inminente.
Miré por última vez a TaeHyung, quien cargó a nuestra hija, tal vez buscando el consuelo que yo ya no podía darle. SeolHyun se removió en sus brazos y finalmente comenzó a llorar, como si supiera que sus padres ya no estaban juntos. Cerré la puerta de su habitación una vez estuve fuera y soltando un suspiro bajé las escaleras, encontrándome con la señora Kim totalmente preocupada.
— ¿Qué pasó allá arriba? ¿Está todo bien? — ella realmente era sincera con su preocupación, no parecía una madre metiche, sino una verdadera madre preocupada.
— Sí. — mentí, para luego sonreír y sentir pronto una lágrima recorrer mi mejilla. La señora Kim me iba a decir algo, tal vez iba a preguntar por la razón de mi llanto, pero me despedí antes de siquiera darle la oportunidad de hablar.
Al salir de la casa Kim comencé a llorar sin vergüenza alguna, mientras veía el lugar en el que vivia mi hija, ya no mi novio, solo mi hija.
Y este es el capítulo sad 😔
Para colmo puse sweet night para deprimirme aun más mientras corregía el capítulo.
Solo diré que la separación era necesaria, ambos ya no se toleraban y parecían hasta enemigos, a pesar de no vivir juntos.
Nos vemos ♥
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