Este capítulo estará dividido en dos partes.

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Se despierta apretando los ojos con fuerza pues un rayito de sol se había colado por su ventana. Siente un poco de frío al palpar que el puesto junto a él está vacío.

— Debió irse a trabajar — se dijo así mismo entre dientes, estirándose un poco más revolviendo la cama que yacia muy desordenada.

Habían tenido una noche de películas que terminó en algo más, Jimin sonríe al recordar y se ruboriza un poco al tapar su rostro con sus pequeñas manos, cómo si hubiera sido descubierto en una travesura.

El silencio se hace presente mientras se dispone por fin a levantarse de la cama. Revisa su celular y como siempre, deseaba un mensaje de buenos días, pero se sorprendió al ver que no hay más que una notificación de Facebook.

No quiso mostrarse descontento pero una extraña sensación se posó en su pecho, solo una pequeña, diminuta.

Se alista como todos los días para ir a su trabajo, ya habían pasado 8 meses desde que comenzó a trabajar como asistente de maestro de botánica en una escuela secundaria. Ha sido su sueño desde niño y por fin lo está cumpliendo. Se termina de vestir y peina su cabello, que ya está un poco más largo, ya dejó de teñirlo de colores, pues conforme pasa el tiempo, ha estado madurando y no desea parecer un pequeño payaso para sus estudiantes.

Se mira en el espejo y ya está listo. Sale de su habitación y nota que el desayuno está servido. Pero no hay ni una nota junto al plato. Sonríe levemente pero empieza a inquietarse. Namjoon no suele olvidar nunca una nota, jamás. ¿Acaso está sucediendo algo?

Guarda el contenido del plato en un pequeño tupper y toma su bolsa y sale de su departamento, mira la hora en su celular y continúa caminando de prisa para coger el bus que lo llevaría a su destino.

Pese a que las horas en la escuela pasan sin novedad, en el momento en el que tiene una hora para descansar y comer, se dirige al salón de maestros, así puede relajarse un poco.

— Profesor Jimin — susurra una vocecita. Jimin sonríe y nota la presencia de una pequeña con la mirada confundida y llena de nervios.

— ¿Qué tienes, Soyin? — pregunta con curiosidad, acercándose a ella y agachándose a su nivel, con esa sonrisa cálida y amable.

— L-le hice e-esto — dijo la niña mientras le extendía una pequeña flor de papel. Jimin la tomó y su sonrisa creció aún más, observó a la niña jugueteando con su cabello y le dijo:

— Esto es lo más hermoso que me han obsequiado. ¿Tú hiciste la flor?

La niña sonríe y asiente. — ¿Sabías que la flor de cerezo es mi favorita? — la niña levantó la mirada y vio a Jimin con sus ojos brillantes, sin pensarlo la pequeña abrazó al chico que a su vez se llenó de ternura en su corazón.

— Gracias pequeña — terminó diciendo y el semblante de la niña cambió por completo. La vió correr de regreso al patio de receso y se quedó observando a la flor y pudo recordar cada uno de los momentos con Namjoon.

Después de una horas más de trabajo, por fin sale de la escuela, no había recibido ninguna llamada de Namjoon, estaba preocupado y molesto por su extraño comportamiento pero prefirió dejarlo pasar. Mientras caminaba para tomar el bus de regreso a casa, recibe un mensaje.

"Galería de arte de Taehyung". 8:30

— ¿Qué rayos le sucede? — preguntó al celular como si éste le fuera a responder. Un mensaje tan simple después de haber esperado todo el día... ¡¿Y ni siquiera puede decirle te amo?!

— Me vas a escuchar Kim Namjoon, dormirás en el sofá viejo — se repetía mientras tomaba un taxi. Estaba disgustado, no entendía nada.

Llegó y cuando salió del vehículo había un gran cartel que hablaba sobre una exposición de arte.

“La obra de arte más bella del mundo”

Jimin tomó aire y lo expulsó cansado. Quería golpear a Namjoon en su cabezota. Se acomodó su ropa y entró.

Oscuro y vacío. — Debe ser una broma, son las 8:30 y no hay nadie — decía. Mientras caminaba por el largo pasillo hasta el gran salón de exposiciones.

Nota a lo lejos una luz tenue que brillaba y comenzó a llamar a Namjoon pero nadie respondió, llamó a Taehyung y nada. Solo estaba él.

Al llegar al final del pasillo, la puerta tenía una simple pero linda decoración con plantas y flores de colores hermosos. Y miró a su alrededor y habían muchos cuadros colgados a lo largo del salón. Entrecierra los ojos pues hay algo de familiaridad en ellos pero no lograba ver con claridad.

Y en el momento en el que se acercó al primer cuadro, sus ojos se abrieron enormes, tapó su boca con las manos y miró detenidamente la imagen plasmada y la leyenda.

Era él.