03
El pequeño conejito de naricita blanca, dormía plácidamente, ajeno a las conversaciones en el exterior de aquella caja de cartón que habían usado para transladar a ambos animalitos.
En su estado de somnolencia, podía escuchar los jugueteos de la niña con su hermanito.
Pasaron un par de horas, y el ruido se calmo. Ya no escuchaba a la niña gritar cuando el conejito huía de ella, ni las pláticas de los adultos. Tal vez solo IBAN de visita, aunque no le importaba mucho.
Tanto alboroto lo tenía cansado.
Primero, aquella niña correteándolo le dio un susto de muerte, se compadecía por su hermanito al tocarle vivir con ella.
Y después, intentaron sacralo de su lugar seguro en aquella caja, a la fuerza. Solo esperaba que su vida fuera menos tormentosa que esa tarde.
Por ahora, el dormiría sin problemas, mañana lo presentarían con el resto de la familia y quería descansar bien.
—Ven aqui pequeño. —llamaba Jin al pequeño y peludito conejo, con una zanahoria en mano.
Estaba ansioso por conocerlo en su forma humana, pero por mera recomendación de un médico, habían decidido que lo mejor era que primero se adaptará un poco a su nuevo hogar, ya que de otra forma, podría sentir que su estancia ahí era condicional o algo por el estilo, y él no deseaba hacer eso con el híbrido conejito.
JiMin, por su parte.
Camino dudoso hacia el trozo de vegetal que se le ofrecía, olfateando lo por un segundo, asegurándose de que fuera comestible. Le dio un pequeño mordisco para comprobar su sabor.
No estaba mal, pero tampoco le gustaba mucho.
—¡Si te gusto la zanahoria!. —exclamo feliz el mayor, al ver al peludito morder el vegetal.
Si estuviera en su forma humana, seguro ya habría hecho su mejor cara de disgusto, y no era por ofender, solo que no entendía por qué las personas creían de primera mano que los conejos comían zanahorias. Demasiada televisión sin duda.
Ya que no parecía que fueran a alimentarlo con otra cosa, no tuvo mas opción que comer algo de eso.
Dio unos cuantos mordiscos mas a la verdura anaranjada antes de perder el interés en eso, prefiriendo explorar un poco.
Sentía como el humano lo seguía con la mirada, aunque tenía sentido. Seguro esperaba que hiciera algo de lo que dijo la mujer mayor del otro día, morder muebles y zapatos.
Camino despacio queriendo grabar cada pequeño rincón de la casa en su memoria.
Observo como la luz venia de algun lado. Identifico una puerta y no dudo en acercarse, queria ver el exterior aunque fuera una vez.
Se levanto sobre sus patitas traseras, olfateando el aire.
En eso, un animal grande se apoyó desde afuera, soltando un "feroz" maullido que hizo a su conejito interior tomar el control.
El pequeño conejito corrio despavorido lo mas lejos que sus patitas se lo permitieron, escondiéndose en el primer rincón que encontró, quedando un pequeño rastro de bolitas de popo de conejo cerca a la puerta.
¡Oh Dios, eso era tan vergonzoso!.
Y ese fue el día en que conoció a Min YoonGi.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro