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02

— Oh, mamá. No tenias por que molestarte. — Dijo, Jin, avergonzado por tan repentino regalo de su progenitora, al mismo tiempo que acariciaba al dulce conejito en su regazo.

Era muy curioso de parte de la mujer mayor el realizar ese tipo de "muestras de afecto" como ella solía decirles de manera despectiva, y es que, conforme su edad habia avanzado, su carácter se habia vuelto arisco y frío frente a los demás, incluyendo su propia familia, aunque en el fondo, Jin sabia que seguía siendo la misma tierna y dulce mujer que lo crió.

—¿Pero que estas diciendo, muchacho?. ¿Acaso no lo quieres?, por que puedo llevármelo ahora mismo. Tendrá suficiente carne para comerlo en la cena navideña, aun tengo algunos meses para engordarlo lo suficiente, así que, tu decides. —amenazó.

JiMin se sobresaltó en su lugar, sintiendo como la sensación somnolienta de hace algunos segundos abandonaba por completo su sistema ante las palabras de la mujer.

¡De por si ya habia sido bastante difícil para él tener que alejarse de su familia!, ¡¿Y ahora quería comérselo?!.

¡No,no,no!. ¡No podía dejar que eso pasara!.

Se removió en su lugar, intentando salir de ahi lo mas rápido posible, siendo retenido por su nuevo dueño. Pero el no se rendiría, ¡tenia que luchar por su vida!.

Teniendo que recurrir a sus garritas, araño el brazo que lo sujetaba, sintiendo el agarre aflojarse solo un segundo antes de ser cambiado a una posición diferente.

—¡Auch!. —se quejó, Jin, señalando su brazo en el área lastimada. Ardía un poco, pero nada que no pudiera soportar.

—¡Conejo del demonio!. —maldijo la mujer al ver las heridas en la piel de su hijo.

Golpeo la cabeza del animalito sin ningún ápice de remordimiento, lo suficientemente fuerte para remarcar que se trataba de una reprimenda, pero con cuidado de no lastimarlo. Sabia que los conejitos en especifico podían ser muy delicados en esa zona.

—¡Mamá!, estoy bien, no tienes por que pegarle. —Menciono, continuando con las caricias en el pelaje marrón, prestando especial atención a las adorables orejitas.

—Mmhm. ¡No pensarás lo mismo cuando comience a comerse tus muebles y zapatos!. Recuerda que una sanción a tiempo puede evitarte muchos problemas en un futuro. 

—Si, madre. Lo tendré en cuenta. —Dijo, solo para evitar que la charla se alargara a las lecciones de vida y enseñanzas de madre que había escuchado durante toda su niñez. 

Ya era un adulto, sabía como llevar su vida correctamente, además no era la primera vez que tenía una mascota. Estaba seguro de que sí se lo pedía, el pequeño híbrido cooperaría y sería obediente. 

¡No podía esperar a charlar con él en persona!. 

Estaba seguro de que su gatito Yoon lo amaría. 

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