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Veintinueve


¡Sexto mes! 

-- ¡Mira este! ¿No te gusta? Dios es super lindo ¿Cierto? -- SeokJin tenía en sus manos un body color rosa pastel con estampados de dinosaurios infantiles. 

Los futuros padres eran JiMin y YoonGi, pero todos sus amigos estaban igual de emocionados que ellos. A pesar de haber discutido muchas veces, la pareja no había podido frenarles; todos se habían puesto de acuerdo para llenar el armario del futuro cachorrito. 

Así que allí se encontraban en mitad del centro comercial. 

Pocas veces se daba este momento, habían podido coincidir todos sin que alguno estuviera ocupado en el trabajo o con estudios. 

-- Es precioso, hyung; pero creo que el de los girasoles me gusta más. -- Contestó HoSeok, alzando ahora él la prenda comentada. -- ¿Cuál preferís ustedes, papás? ¿Cuál creéis que le quedará mejor a nuestro bollito? -- 

-- Los dos son muy bonitos... no debéis de preocuparos tanto, chicos. -- Volvió a recalcar JiMin con una sonrisa, sintiéndose completamente agradecido. Con su diestra acariciaba su barriguita, algo que se había vuelto su acción favorita, lo hacía a cada momento sin darse cuenta. -- Si queréis comprad uno ustedes y el otro lo pagamos nosotr- -- 

-- ¡Ni hablar! Pagamos los dos nosotros. -- Sentenció el mayor del grupo, tomando la mano de Jung para seguir mirando por la tienda. 

Una risita tranquila se escuchó, saliendo de los labios de NamJoon. -- Bolita de arroz, sabes que no puedes ir contra de la voluntad de mi hermano, SeokJin siempre se sale con la suya. -- Bromeó, recibiendo un asentimiento del rubio. 

-- Nosotros no queremos aprovecharnos de ustedes, realmente nos sentimos apurados... -- Murmuró esta vez YoonGi, quien llevaba sus dos manos ocupadas con bolsas de ropa que habían comprado en las tiendas anteriores. 

-- Hyung, no debéis de preocuparos por eso. Estamos encantados de poder ayudaros con esto, en el caso en el que no pudiéramos por limitaciones económicas o algo así, no insistiríamos tanto; está bien. -- Aseguró el moreno con su usual sonrisita de hoyuelos. 

-- ¡NamJoonie, mira este! ¡Es una camiseta de Ryan! -- Tan pronto como HoSeok había exclamado aquello, el alfa nombrado salió corriendo hacia ellos emocionado. 

JiMin suspiró, acercándose a su pareja para poder apoyar su cabecita en el hombro de este. Se sentía un poquito cansado, ya llevaban un buen rato de compras, y ahora con el embarazo vivía la vida más vulnerable de lo común. 

Los aromas de tantas personas le mareaban un poco, estar de pie horas hacía que sus tobillos se hinchasen aún más (si es que aquello era posible, porque según JiMin ahora mismo se sentía un elefante.) Además, el olor a comida cuando pasaban por las puertas de los restaurantes le daba fatiga y náuseas.

-- ¿Quieres que nos vayamos ya? Los chicos lo entenderán, amor. -- Preguntó en voz baja el alfa, besando la orejita de su pareja, queriendo envolverlo entre sus brazos pero siendo algo complicado por el número de bolsas que tenía agarradas. 

Park lo meditó unos segundos, pero en serio ahora mismo no se encontraba en su mejor estado, por mucho que le hiciera feliz estar con sus amigos y sentir tanto amor de parte de estos. -- Sí... siento que en cualquier momento voy a vomitar y ni siquiera seré capaz de levantarme. -- 

YoonGi asintió buscando con su mirada al trío de amigos, por supuesto encontrándolos mirando aún más ropa "Bollito, vas a poder manchar toda la ropa que quieras porque vamos a tener recambios hasta el final." 



-- Gigi... no puedo. -- Avisó el rubio, con su belfo inferior abultado.

Ya se lo había advertido el médico, todo estaba más que bien, pero era su primer embarazo y eso podía significar mucho más cansancio de lo normal, menos fuerza a veces y además tener la sensibilidad por las nubes. 

JiMin estaba a punto de llorar porque no era capaz de salir de la bañera por sí mismo. 

-- Tranquilo, estoy aquí. -- Con una sonrisa provocada por la ternura que su omega le hacía sentir se acercó hasta él, rodeándole con la toalla y ayudándole a salir de la bañera. -- No pongas esa carita, no hay razón para estar triste, mi vida. -- 

-- Pero son seis meses solo y me siento un inútil... me gusta que el bollito esté aquí de camino, pero este mes está siendo el más complicado para mi. -- Explicó dejándose hacer, sintiendo como su vista se empañaba por culpa de las tontas lágrimas que querían salir sin permiso. -- T-te juro que estoy feliz. -- Hipó, y no hizo falta un solo segundo más para que los brazos del pálido lo envolvieran con todo el amor del mundo. 

-- Ya está... no pasa nada, JiMinie. Está bien si hoy no te sientes especialmente feliz o sin ánimos. No todos los días se puede estar en lo más alto. Además, sí; tienes seis meses de embarazo, pero la semana que viene ya entras en los siete.-- A través de la marca podía percibir la ligera tristeza del contrario, incluso en su aroma podía diferenciar ligeramente este sentimiento. 

Al albino no le hacía falta preguntar por qué era que se sentía así. El embarazo estaba siendo ahora mismo un poquito complicado; pero lo que le tenía triste era que a principios de mes JiMin tuvo que dejar sus clases, no se sentía ya capaz de ir todos los días a la universidad, estudiar tantas horas y estar otras muchas allí. Aquello sí es cierto que lo tenía un poco más cabizbajo de lo común. 

El alfa dejó salir su aroma de forma en la que no fuera abrumadora, pero sí que consiguiera arropar a su pareja. Sus manos con cuidado envolvían bien el cuerpo ajeno en la gran toalla amarilla, depositándole un beso sobre la punta de la nariz al terminar. -- ¿Te hago la cena y la llevo a la camita? Hoy va a ser una lazy night. -- 

Y el rubio asintió con su cabecita mientras sorbía su nariz, él estaba a punto de ser papá pero se sentía ahora mismo todo un cachorro.

-- ¿Te ayudo a ponerte el pijama antes? -- A esta pregunta el omega negó, abrazándose a la cintura del albino. 

-- Tengo hambre y quiero descansar contigo al lado, pudo ponerme el pijama mientras tú cocinas... Pero no tardes, en serio te quiero a mi ladito. -- La mejilla de Park se aplastaba contra el hombro del otro, teniendo su naricita escondida en su cuello. YoonGi olía tan bien que a veces le daban hasta ganas de morderle. 

-- Vale, omega. A tus órdenes. -- Dijo, dejando sus labios posados sobre la frente del nombrado de manera prolongada. No iba a ser él quien le dijera a JiMin que se separase para poder ir a cocinar, él se quedaría ahí mimándole todo el tiempo que el rubio necesitase estar entre sus brazos. -- No te asustes si notas que mi corazón va rápido ahora mismo, es de pura felicidad. -- Murmuró, y el jovencito rió por primera vez en horas de forma natural. 

El de mejillas abultadas se acurrucó aún más si aquello era posible, cerrando sus ojitos para efectivamente concentrarse en los latidos ajenos; los cuales podía sentir a la perfección cuando se concentraba debido a la marca. Su lobo estaba en paz, podía verlo, podía visualizar a su lobito de hebras doradas recostado al lado de un gran lobo blanco, su alfa. 

Automáticamente ante la imagen JiMin sonrió. 

Sin saber que su pareja se encontraba haciendo aquello, Min también optó por cerrar sus orbes felinos, acariciando con sus manos la cintura ajena por encima de la suave toalla, ahora moviendo su nariz sobre los cabellos rubios del chico. Podía distinguir perfectamente los tres aromas: frambuesas, chocolate blanco y... miel. 

El olor a miel lo hacía querer gritar en mil idiomas diferentes. -- El Bollito está muy presente ya... -- Susurró YoonGi olfateando, su bebé estaba sano, lo sabía por lo dulce que olía; todo iba muy bien. 

-- No para de dar pataditas justo ahora. -- Fue la respuesta del omega, no cambiando su posición en absoluto, pero si tomando una de las manos ajenas para meterla entre la toalla y que pudiera tocar su barriga. 

Efectivamente bajo la palma de la mano del pálido el bebé se movía repetidas veces. -- Quiere vernos, creo que alguien va a salir caprichoso... -- Bromeó, y esta vez si que JiMin se removió un poquito para mirarle sonriente, con sus comisuras alzadas y sus orbes brillando más que las noches estrelladas de verano. 




Cerca de un mes había pasado, y a pesar de que el ánimo de JiMin había mejorado considerablemente en todo este tiempo, el omega se había vuelto alguien con un poco de miedo a quedarse solo por demasiado tiempo. 

Es por eso que muchas veces la familia de YoonGi se encargaba de estar con él, sobre todo YoungMi; quien había tenido dos hijos y podía comprender todo lo que el omega estaba viviendo en estos momento. Además el aroma de su madre no le molestaba en demasía, pero el lobo del de ojos felinos era bastante escrupuloso con el aroma de otros alfas sobre su omega en cinta. 

Incluso si se trataba del aroma de su padre o hermano mayor, estos igual le molestaban un poco. 

Por supuesto era algo que tenía que ver con sus instintos más primitivos, el albino ni siquiera le había dicho alguna vez a JiMin si podía o no acercarse a alfas o algo así; pero algo dentro de él gruñía cuando al olfatear habían olores fuertes que opacaban los de sus dos preciados seres.

Por eso los días que eran los amigos del rubio quienes le hacían compañía usaban supresores para el aroma, con aquello todo estaba más que solucionado.

Min ahora estaba en el trabajo, tranquilo porque sabía que su mamá estaba cuidando de Park. Además hoy, antes de tener que irse hacia la cafetería, el de mejillas pomposas le había contado que estaba demasiado emocionado porque la mujer le había prometido que le iba a enseñar a hacer patucos, gorritos o diferentes accesorios con lana. 
Saber que ahora su pareja estaba pasando un buen rato le hacía estar en calma. 

Tampoco estaba demasiado estresado que se diga en el trabajo, estos días a pesar de que no había podido cocinar en la cafetería (que era lo que más le gustaba) se había estado encargando de alguien muy, muy especial. -- Entontes... ¿Tuando viene mi Miel? -- Preguntó TaeHyung con sus labios fruncidos, sentado en las piernas del albino, mirándole directamente a sus ojitos que parecían los de un gatito. 

-- No lo sabemos, osito; pero muy pronto. -- Rió el mayor, acomodando de manera correcta los rizos castaños del cachorrito. Nadie entendía en serio la fijación que el pequeño había agarrado con el cachorro aún no nacido. 

Incluso si en estos instantes YoonGi se encontraba cuidando del bebé de los Kim; no era porque el omega de su jefe se encontrase de nuevo en viajes de trabajo, era porque el propio infante exigía a cada rato estar con el alfa de cabellos blancos. Y siempre, en toda conversación salía "Su miel". 

-- Dile a Miel que lo tiero, que no talde. -- Pidió frunciendo su ceñito con cuidado, él en serio quería verle ya. Y no es como si el pequeño Tae supiera qué es lo que iba a salir de la barriguita de JiMin, a lo mejor un gatito, o un perrito, un bebé... o a lo mejor un bote de miel de verdad. 

Él solo sabía que tenía un ansia por dentro que le hacía querer tener a eso, fuera como fuere, entre sus bracitos... y que nadie se lo iba a quitar. Sus papás YoonGi y JiMin si querían ver a Miel iban a tener que ir a su casita a visitarle. 

El mayor se encontraba en la sala de descanso, donde había estado de cuidando del pequeño TaeHyung estos días. Ahora este apenas acababa de despertar de su pequeña siesta, bastante agobiado, por cierto. Cuando Min le preguntó si había tenido una pesadilla había negado aquello, pero en seguida sacó a Miel en la conversación y sobre su llegada. 

A YoonGi en serio se le estaban agotando los argumentos. 

El pequeñín de piel canela ahora parecía haberse entretenido un poquito, jugando con el mandil que el alfa portaba, tocando la tela entre sus deditos y pensando en la luna sabía qué. En estos momentos que Kim se quedaba tranquilito, el pálido no podía controlar su deseo de poder estar así pronto con su hijo. 

Tenía tantas ganas de su llegada, se sentía por segunda vez en la vida así de impaciente. La primera fue cuando conoció a JiMin y no sabía cuando volvería a verle de nuevo. 

-- Miel... -- Susurró de repente el castañito, y al mayor no le dio tiempo a preguntar cuando la puerta de la sala fue abierta con rapidez. 

-- ¡Min YoonGi, debes de ir al hospital! ¡JiMinie rompió aguas! -- Exclamó su jefe con el teléfono en su oreja. La madre de YoonGi había sido quien había llamado al teléfono de la cafetería para avisar. 

Con rapidez, sin pensarlo dos veces y teniendo en mente solo el cómo estaría pasándolo su omega se colocó en pie dejando el pequeño en los brazos de su padre. -- ¡Gracias, hyung! Te llamaré informándote. -- Decía el joven repostero quitándose el mandil y colocándose sus zapatos, dejando los del uniforme allí en la taquilla. 

-- Sí, sí, te enviaré un mensaje más tarde. Ahora date prisa, tus compañeros ya han llamado al taxi, no tardará en llegar a la puerta. -- Le dijo, dándole dos suaves palmaditas de aliento en su espalda una vez que había colgado la llamada. 

TaeHyung no entendía nada, por qué de repente su hyung le había quitado de encima cuando él estaba demasiado a gusto ahí sobre él con el aroma a su Miel... y por que además tenía ese nudito en su interior que no lo dejaba estar tranquilo. Llevaba días así, pero ahora en estos instantes estaba aún más presente. 

-- ¡Adiós, adiós! -- Se despidió el pálido, siendo la primera vez que sus compañeros veían al albino gritar o siquiera hablar en un volumen elevado. 

-- ¡Ánimo, YoonGi-ssi! ¡Todo va a salir de maravilla! -- Gritó una de las chicas que trabajaban allí, y muchos de los demás compañeros aplaudieron y le gritaron ánimos al jovencito que ahora salía con una sonrisa de oreja a oreja por la puerta. 

Todo estaba saliendo bien en estos instantes, bendita marca que le hacía sentir la emoción de su omega y no algún sentimiento negativo más allá de los nervios. 



¡AAAAAAAAh! ¡Hola, angelitos míos! 

Que poquito le falta a esta obra, ya el bollito ha nacido. *Clap, clap, clap* 

Espero que hayáis disfrutado el capítulo. A mi en lo personal TaeHyung me hace mucha gracia jsjsjs. Os quiero mucho.

Feliz mes del Festa. 

Cuidadse mucho ¿Si? Kisssuuu~~ 110623.

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